III
- Bien, chicos, él es vuestro nuevo hermano- un chico aparentemente de la edad de los mayores de la casa.- Tiene once años aunque parezca mucho mayor.- su expresión era una máscara, no tenía sentimientos, no los mostraba.- ¿Cuál es tu nombre, pequeño?
- 25.010- respondió con voz seca.
- Nombre.- repitió ella borrando su sonrisa.
- Craig.- escupió girando la cabeza con el ceño fruncido.
Había algo en la conversación, algo raro que, aunque la madre de la casa siguiera hablando con los pequeños y los que no eran tan pequeños, sino que tenían ocho o nueve años; era como si la conversación hubiera finalizado ahí, en el punto en el que el chico nuevo dijo su nombre. Algo dejó clavados a los cuatro chicos más mayores de la casa y al chico nuevo.
Algo...
El chico nuevo era raro, pasaba el día entero dentro de la biblioteca rodeado de libros y tomando anotaciones bastante poco concretas sobre los libros. Pocas veces, cuando él dormía habían podido ver las anotaciones que hacía, o al menos Stanley, porque el culón estaba sobando a pata suelta, Ike y Kyle ronroneando como gatitos, y él tenía insomnio, y la curiosidad lo consumía, por tanto, se ponía a fisgonear en las cosas que no le tocaban, y acabó leyendo las anotaciones del moreno: Una cuerda de cincuenta metros, una percha de madera resistente, algo que actúe como gancho o una piedra, un molino de viento funcional, una cinta o una sábana compacta que pudiera disimular y que alcanzará los cinco metros; placa eléctrica o un cuchillo de la cocina, un hierro que sirviera para afilar, finalmente tenía anotadas situaciones y planos muy poco concretos que solo mostraban la topografía: 70 millas norte, 23,5 millas este, 2 millas al sur y, finalmente 4 millas al este: Refugio S.L.; este último estaba rodeado con un círculo rojo.
- ¿Qué te crees que haces?- se estremeció al escuchar una voz obviamente dirigida hacia él.
Giró la cabeza hacia la cama justo cuando le arrebataron los papeles y los abrazaron con sobreprotección.
- ¿Qué se supone que intentas hacer?
- No te importa, no toques mis cosas privadas.
- ¿Qué significan las distancias?
- No te importa.
- Soy una persona curiosa, tengo la necesidad de saberlo o volveré a intentar leer esos papeles.
- Voy a escaparme de aquí, como se lo digas a la madre o a cualquier otra persona te golpearé hasta la muerte.
Se quedó perplejo ante aquella amenaza, pero no se la tomó exageradamente en serio, tal vez la pasó un poco por alto porque no creía que fuera capaz de golpearlo.
- ¿Por qué te quieres escapar?
- No quiero estar aquí.
- ¿Te han traído a este orfanato porque intentaste escaparte del otro?- alzó una ceja lentamente.
- Porque estuve a punto de escapar. Solo si el viento no hubiera cambiado en el último momento cuando estaba lanzando la cuerda para engancharla en el árbol me hubiera escapado.- gruñó con el ceño fruncido, su voz sonó resentida y fastidiada.
- ¿Por qué te quieres ir? Aquí te alimentan, te cuidan, te curan las heridas y con un poco de suerte te adoptan.
- No te adoptan.
- Si te adoptan.
- ¿Tienes pruebas de que te adopten?
- ¿Y tú tienes pruebas de que no lo hagan?
Los dos se quedaron callados y después el de cabellos negros emitió un gruñido frustrado y bastante amenazante, levantó su camiseta y el poncho, viendo una horrible cicatriz en su torso que se extendía desde su pecho hacia su estómago, no parecía ser algo que se hubiera curado con facilidad. Stanley abrió los ojos en shock al ver aquella horrible cicatriz, parecía como si una enorme garra hubiera intentado desgarrar su cuerpo por completo en una línea diagonal. Después bajó la camiseta de nuevo y se cruzó de brazos.
- ¿Qué pruebas tienes de que te adopten?
- Los que son adoptados son llevados a la puerta.
- ¿Y ya está?
- S-Si...
- ¿Y las cartas que prometen escribir? ¿Y las postales que prometen enviarnos? Eh? ¿Dónde están?
- No habrán tenido tiempo.
- ¿Tan rápido se olvidan de nosotros al ser "adoptados"?
- ¿Yo que voy a saber...?
- No seas estúpido.- rugió con el ceño fruncido.- Somos comida para los demonios.
Se lo quedó mirando como si hubiera visto un fantasma.
- ¿Qué estupidez es esa?- se quedó totalmente en blanco a pesar de que fingía que aquellas palabras no le habían afectado lo más mínimo.
- Esto no es un orfanato, es una granja, y solo nos crían hasta tener la suficiente edad para tener un buen cerebro y después nos entregan a los demonios para ser devorados.- escupió con el ceño fruncido.- Solo somos ganado para que otros nos consuman.
- Eso es una estupidez.
- Oh, ¿Ahora la cicatriz me la hice yo porque quise? ¿Cómo crees que me hice eso?- se encogió de hombros.- Escapando de los demonios cuando iban a matarme.
- Es totalmente imposible que lo que dices sea real.
- ¿Quieres que te lo demuestre? ¿Quieres ver a cualquiera de estos niños morir y ser devorado por un demonio? Si tengo que mostrártelo para que me creas, lo haré. Luego no me vengas a seguir diciendo que quieres escaparte de aquí.
- Lo que dices es absurdo. Si te quieres escapar, escápate.
- Eso es lo que iba hacer, no tienes que darme permiso, idiota.
Dicho esto, guardó sus papeles de nuevo donde estaban y se recostó en la cama. El pelinegro decidió acostarse de nuevo en su cama, dispuesto a intentar ignorar al otro azabache, estaba molesto, pero definitivamente las palabras del moreno lo habían dejado pensando, cosa que provocó que no durmiera adecuadamente el resto de la noche, casi quedándose mirando el techo gran parte de ella. Al día siguiente despertó arrastrándose y frotándose los párpados, no sabía qué hora era, y no quería saberlo, se sentó en el colchón y se estiró para crujir su espalda. Se levantó de la cama arrastrando los pies, fijándose en que los dos chicos seguían durmiendo, esto lo extrañó, normalmente se despertaban temprano y sobresaltados cuando tenían aquel sueño, y muy a pesar de ser tarde, Stanley y Eric decidieron no molestarlos e interrumpir su sueño, lo más seguro es que Kyle se levantara dándoles una patada en el trasero a los dos y Ike otra en las zonas sensibles, y no sería agradable. Los dos tenían un horrible mal humor cuando se les molestaba. Después del desayuno los dos "bellos durmientes" se despertaron repentinamente, casi como si acabaran de despertar de una pesadilla. Esto sorprendió al pelinegro, quien acababa de entrar en la habitación.
- ¿Pesadilla compartida o ese sueño?- fue la primera pregunta que lanzó, no sería la primera, pues ya se estaba preparando un extenso y aburrido interrogatorio, porque únicamente con haberlos visto despertar tan agobiados, agitados y con los ojos fuera de sus órbitas ya era suficiente para hacerles una abrumadora entrevista como si fueran famosos o algo por el estilo.
- Ambas.- respondieron al mismo tiempo.
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Craig a veces es un poco intenso a lo largo de la historia... Lo admito...
Pero hay que entender que Craig tiene miedo en el fondo, porque obviamente nadie quiere morir, y tiene miedo a que lo delaten, así que supongo que su miedo y su carácter es razonable...
En parte...
Aquí las opiniones -------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line / Ecchisforlife
[1228 Palabras]
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