Epílogo
—¡Minho hoy es navidad! —rió entusiasmado, luego de pagar la alarma.
Se sacó todas las mantas de encima y notó que el sol iluminaba toda la habitación, por ende, las cortinas fueron corridas con antelación. Se dio vuelta sobre el colchón, intentando abrazar a Minho, pero se entristeció al encontrar un frio vacío. Se sentó, tratando de pensar en donde estaría, ya que en su celular no vio ningún mensaje, además, era Lee; el nunca se levantaba temprano, ni siquiera para hacer cosas importantes, si hasta le tenia que rogar que se levantara para ir a trabajar.
Así que tuvo que ir revisar a la cocina, capaz le picó algo y le dieron ganas de hacer el desayuno, pero no fue así; no estaba ahí, ni en el baño, o más bien, en ningún lugar de la casa. Marcó su celular, esperando a hacer atendido, pero sorpresa, escuchó un tono bastante conocido detrás de la puerta principal de la casa, así que colgó.
—¿A dónde te fuiste? —preguntó ni bien lo vio entrar.
Lee se asustó un poco, no lo esperaba ahí, al lado de la puerta, así que trató de esconder bien el regalo, sabiendo a la perfección que Jisung vio prácticamente todo.
—Amor, ¿qué no te despiertas a las diez? Son las nueve y treinta...
—¿Y tú no te despiertas a las doce del mediodía? Todos los domingos iguales —espetó, cruzándose de brazos.
—No me hagas ese pucherito —pidió, dejando la caja en un rincón, sin importarle que lo haya visto. Se acercó a su novio y lo tomó del rostro, para dejarle un beso en los labios—. Fui a buscar tu regalo, llegó hoy de no haber sido porque apuré como pude al correo, sino, hubieses esperado hasta el miércoles. Y no es porque recordé tarde, sino porque viene de Estados Unidos.
—¿Aire de Estado Unidos? Suena genial. Pero no se vale, mi regalo viene de la tienda de conveniencia, te compré un yogurt —bromeó.
—Espero que sea el que me gusta —reprochó él, cruzándose de brazos, de la misma manera que Jisung había hecho, todo para demostrarle que estaba un poco ofendido.
—Claro que sí. Ahora como no me avisaste que te ibas temprano, preparas el desayuno mientras me baño.
—Sí, señor —aceptó.
Lee sabia a la perfección que no se iba a librar de hacer algo por no avisarle que no estaría en las primeras horas de la mañana, así que era eso o hacer el almuerzo, y el desayuno sonaba mucho más agradable que cocinar, ya que no desayunaban mucho, sino lo justo y necesario para tener energías el resto del día.
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Jisung entró en completa desesperación, no quedaba ni dos días para navidad, y él ahí, sin regalo para su novio.
No era que se acordó tarde para conseguir el obsequio, sino que ya tenia uno realmente bonito para el mayor, pero el día en que lo iba a comprar, una señora se lo había ganado frente a sus ojos. Y así fue como se quedo sin obsequio.
Sin embargo, no se iba a quedar con los brazos cruzados, e iba a conseguir algo mucho más bonito.
Largó un suspiro, no encontraba nada. Y a este punto, la motivación iba cayendo poco a poco, y le hecho de haberle mentido a Minho, no tenia ni siquiera el yogurt. Los pasos iban cada vez más lentos, con baja energía, pensando en como diablos, para conquistarlo se le ocurrieron un montón de regalos, pero ahora nada, y eso que lo conocía bastante bien, pero aun así, no se le venia nada a la mente.
Se sentó en un banco, pensando seriamente si decirle que no pudo conseguir lo que quería porque una señora se lo robó, o encontrar a la señora, y robarle lo que era suyo. Totalmente frustrado, apoyo su espalda contra el respaldar de la banca y alzó su vista, encontrándose con una linda veterinaria, largo una risa.
—Las personas deberían adoptar mas perritos... —levanto una ceja y se acerco como pudo a la vitrina, donde había animalitos en distintas divisiones, con mantas y platitos con comida y agua—. O gatitos.
Se quedó sorprendido, ya que su cabeza hizo como un click, llevándolo a un recuerdo de hace meses, como si hubiese sido ayer; y era en donde Minho le decía que era buena idea adoptar algún animalito. Pero la idea quedo en un "podríamos hacerlo", como respuesta de su parte.
Y si no encontraba otro regalo perfecto, es porque el gatito de pelaje anaranjado, era el correcto.
Entonces, el "podríamos hacerlo" se convirtió en un "deberíamos hacerlo". Entro a la veterinaria, con una sonrisa más radiante que el mismo sol que iluminaba ese día.
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La cena entre amigos estaba yendo de lo mas bien.
Habían decidido este año prácticamente ir a saludar a sus padres al día siguiente, y hacer una fiesta con sus amigos, como una excepción que se podían hacer. Sin embargo, jamás pensaron que seria tan divertido, por ende, entra cada mirada que ambos se daban, estaban seguros que se iba a repetir de nuevo.
Lo único malo eran los maullidos del pequeño gatito que se encontraba en su jaula, en la habitación. Jisung le había dejado agua y comida, junto a unos juguetitos que compró ni bien había firmado los papeles de adopción, pero en verdad, no sabia qué hacer para que haga silencio, porque no sabia que como diablos hacerle pensar a Minho, que el ruido que escucho, fue de todo, menos de un gato.
Finalmente se hicieron las doce. La nieve caía desde el cielo, como un bonito regalo de navidad para todo Seúl, y para Minho, pasar las nevadas junto a Jisung era más que maravilloso, tenia a alguien con la misma locura que él y hasta un poco más, pero debía admitir, que por más que tuviesen eso en común, era Jisung siempre el que se ponía cuerdo primero, por ende, si fuese el mayor solo, se pasearía por debajo de la nieve desnudo, y tener al rubio a su lado, sabia que le seguiría el juego, pero al fin y al cabo, seria el primero en decirle que estaba loco.
Amaba aquello, el poder compartir cosas, pero que el otro sea como el cable a tierra. Estaba bien, todo estaba mas que bien, y solo deseaba pasar sus días así, por el resto de su vida.
Sin embargo, ninguno sabia que el otro, había brindado y sellado con un beso, el mismo pensamiento.
Y el momento llegó, Minho estaba al lado del árbol, y consigo, al lado del regalo que Jisung ansiaba demasiado, tanto que cuando le avisó que lo podía abrir, literalmente lo empujó, ya que le impedía poder tomarlo.
—Córrete, Minho, que quiero mi aire de Estados Unidos —dijo, totalmente emocionado por romper aquel papel burbujas, si es que traía claramente.
Se sentó frente a su regalo y abrió la caja, siendo que lo primero que vio fueron las burbujas llenas de aire estadounidense. Sacó la capa de plástico y la abrazó, sintiendo además como algunas se reventaban. Amaba hacer aquello, podía admitir ahí mismo que se compraba cosas, solo para reventar las pequeñas burbujas, ha no ser de que el paquete traiga esas cosas naranjas, se parecían más a los snacks que algo para proteger.
—Debería haberte regalado metros de eso, en vez de lo que hay adentro, ¿no crees?
Lee se sentó a su lado, corriéndole un par de mechones de su rubio cabello, observando la inmensa felicidad, pero su expresión fue aun más satisfactoria cuando vio el contenido dentro de la caja.
—Minho... esto es... que mierda —el mayor rompió en risas al ver la expresión ahora confundida por los álbumes que tenia entre sus manos—. ¿Cómo es posible que tenga esto, sellado y firmado por las mismas miembros de Girl's Generation? —Jisung lo miró, pero no le importo la respuesta y dejó su regalo a un lado, para abrazarlo fuertemente—. No sé como agradecerte.
—Sorprendiéndome con tu regalo, creo que es suficiente. Pero, tienes que saber que con tu sonrisa, ya es demasiado —le dejó un tierno beso en su mejilla, para luego mirarlo a los ojos y sonreír—. ¿Te gustó?
—Me encantó... me dejaste sin palabras... nunca pensé que llegarías a conseguir esto, y eso que son álbumes de eras demasiado viejas... ¿tengo que agradecerle a tu padre también, no?
—Pues... algo así... él solo consiguió el contacto, pero después de eso, hice lo posible para comprarlo.
—Me sorprendiste realmente... Oye Min... —llamó, obteniendo la atención de su novio enseguida—. ¿Para cuando uno de Jhonny? —y sonrió pícaro, sabiendo lo celoso que se ponía ni bien miraba algo perteneciente al idol.
—Pues... nunca.
Jisung no se quedó para nada contento con su respuesta, sin embargo, no sabia de qué se podía sorprender, si ya sabia de antemano que Minho estaba negado a comprarle cosas de Jhonny para regalos especiales, como lo es la navidad para ellos.
Pero bueno, para eso trabajaba en un trabajo de medio tiempo, para obtener sus cosas y a Minho celoso detrás.
—Vamos por el tuyo... o más bien, nuestro —susurro lo último, pero a pesar de que sus amigos estén prácticamente gritando por los regalos entre ellos, pudo escuchar lo que su novio dijo.
No preguntó, sino que dejó que Jisung le tome de la mano y lo conduzca hacia a la habitación. Tampoco quiso indagar qué clase de regalo era y el por qué tenia que estar dentro de su cuarto y no debajo del árbol, como debería ser con todos los obsequios.
De inmediato creyó en algo, y llegó a al conclusión, de que seria un regalo que no quería que nadie viera, por ende, debe ser algún juego para cuando tengan sexo, como esposas y esas cosas que no quería entrar en detalle porque quería sorprenderse.
Pero todo aquello se cayó al ver como el rubio levantaba una jaula para transportar animales y la dejó sobre la cama, dándole la señal de que podía abrirlo. Minho, aun atónito por ser todo lo contrario a lo que pensó, emocionadamente se sentó sobre el colchón, abriendo la jaula, para sacar un hermoso felino con pelaje naranja.
—No es algo autografiado por tus ídolos... pero de ahora en adelante será nuestro gatito...
Dijo aquello con mucha timidez y mirando hacia el suelo, por ende, cuando junto el valor para mirar a Minho, notó que él ya estaba jugando con el gatito, abrazándolo y mimándolo, hasta hablándole como si fuese un bebé se verdad. Era todo lo que necesitaba para estar seguro de su regalo, ahora no estaba mas que satisfecho con todo.
—Nuestro gatito se llamara Soonie... ¿O tienes pensado otro, eh bebé? —pensó que aquel apodo iba dirigido para el felino, pero en cuanto observó los orbes negros de Lee haciendo contacto con los suyos, supo que ya no le hablaba a Soonie.
—De hecho, no tenia pensado ninguno, porque quería que tú lo eligieras. Me parece perfecto —dijo en un tono medio bajo, sintiéndose intimidado por la mirada de su novio, quien repentinamente, lo abrazó con fuerza.
—Esto es mejor que cualquier otra cosa firmada, significa que se agranda la familia, ahora somos tres, y luego seremos dos ancianos con setecientos gatos, ¿te parece?
—Me parece bien —el rubio le sonrió.
Pero lo que ninguno de los dos sabia, era que en el cielo oscuro, fue iluminado con una estrella fugaz, como si los dos hubiesen hecho una promesa para siempre, por más que esa palabra no hubiese salido de su boca.
—Te amo, bebé.
—Te amo, Min.
Los dos se unieron en un suave beso. Hubiese sido un poco más largo, de no ser porque Soonie se fue metiendo poco a poco con su cabecita, para ser besado por los dos, seguido de un maullido de disgusto, que hizo reír a la pareja.
—No le dimos el regalo a Chan y a Seungmin.
—Vamos, porque quiero contarte que era lo que pensaba del regalo ni bien entre a la habitación, pero si lo hago, duermo afuera.
—¿Algo relacionado a lo sexual? —pregunto, mientras intentaban salir de la habitación, menos mal que no pudo ver las mejillas rojas del mayor—. Te conozco, Minho... y de no ser porque pensé en ese regalo...
Lee de la nada se giro, deteniendo el paso de Jisung, lo miro con cejas levantadas, y no solo ellos sabían que era lo que insinuaba, sino Soonie también.
—¿Y no crees que era hora de recibir un dos por uno en regalo? O sea, dos regalos por una navidad.
—¿Y que me queda regalarte en tu cumpleaños?
—Esta bien si me regalas cosas parecidas, como por ejemplo, tú en...
Y fueron interrumpidos por sus amigos porque vieron al gato, el cual fue arrebatado de sus manos. Sin embargo, Jisung se quedo riendo, mientras era observado por los ojos y la dulce sonrisa de Minho.
—Feliz navidad, mi vida —Jisung lo abrazó por cuello, para luego besarlo y sin darle el permiso de responder.
Y ambos se quedaron allí, siendo la razón del espíritu navideño de cada uno, desde el primer regalo que se dieron.
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