035
🎁¹⁹: Solo me gustaría bailar contigo una pieza, no importa si es un lento, o una coreografía de Twice, me las aprendí por ti... Solo quiero verte, y si no vienes, entenderé que se terminó.
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—¿Qué es lo que harás, Sunggie?
El rubio largó un suspiro y escondió su rostro entre sus manos, la decisión ya estaba tomada.
—Ignorar a Min —soltó sin fuerza, sin ganas, totalmente triste.
Seungmin giró para verlo, estaba acostado sobre la cama, boca abajo y con su cabeza hundida en la almohada, creyendo que ya no podía respirar, pero allí estaba, ideando planes que no pensaba que resultaría
—Él no se lo merece, ¿no vimos el video como diez veces? —preguntó, recordando como Sanha le habia mandado el video. Parecía una forma cruel de burla. Se notaba a leguas que todo estaba armado, solo para destruir más que dos corazones que se querían mutuamente.
—Y los cortes pésimos —agregó, queriendo que la tierra se lo tragase en ese momento—. ¿Por qué diablos tuvo que pasar antes del baile? Estoy muriendo por invitar a Minho.
Al fin se dió la vuelta y tomó un poco de aire. Sin embargo Jisung no quería aquello, quería morir allí mismo, reencarcar en un animal, en un gato de preferencia, así era acariciado por las manos de Minho, y quizás, así no ideaba planes idiotas.
Solo seria un tierno gatito, amado por su dueño.
—Entonces ve, y luego mandas al diablo a Sanha, así de facil —sugirió, observando la mueca en la cara de su amigo, sabiendo que lo tomó como una posibilidad, pero terminó negando.
—No, él debe creer que terminamos, para que me tome en serio. Luego, lo mandaré al diablo y seré feliz con Minho —se sentó en el borde de la cama y revolvió su cabello, frustrado.
—Sigue pareciendo estúpido —afirmó, arreglandose los anteojos—. Al menos estoy bien con mi Channie, sigo arrepintiendome de haberle mandado ese mensaje.
—Es que, el vídeo sí parece real, solo tú que lo miraste con demasiada atención, te diste cuenta... ¿en serio hicieron una apuesta por quien aprobaba el exámen de matemática? Hubiese sido gracioso si me lo hubiese contado. ¡Ahg, Lee!
—Hubiese resuelto tantas cosas... En fin, vámonos, llegaremos tarde. Tengo que comprar la entrada al baile, sino me quedaré sin ella y sin cita, ya veo que Minho y Chan van juntos por venganza.
—¡Ni me lo digas! Tengo la esperanza de que ese sea el decimonoveno regalo, que me invite al baile. Si no lo recibo al final del dia, compraré las entradas yo y lo invitaré, solo espero haber terminado con Sanha para ese entonces.
—Jisung... —llamó su amigo, viendo una foto en su celular, la cual circuló por varios grupos de chat de la escuela—. El baile es el sábado y hoy es jueves, es decir, nos quedan dos dias. Pero viendo como va la cosa, es uno y medio, porque no solo hay que comprar las entradas, sino sacarte de encima a Sanha, y creo que eso llevará mucho tiempo.
—No en realidad, creo que nunca le dije lo mucho que estoy enamorado de Minho... Debo dejarle eso en claro, explicarle con manzanas o algo, lo haré.
Seungmin terminó asintiendo, sin poder comprender aún el plan, pero sí entendiendo, que no debió abrir la boca para darle pie a la idea. Le parecía algo estúpida, pero tenía esperanzas de que funcione.
No le quedó otra que suspirar y ver a su amigo como se limpiaba los rastros de lágrimas mientras aplicaba un poco de maquillaje, para luego emprender camino hacia la escuela, con un semblante muy triste.
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Lee bebió del último trago de agua que quedaba en su botella y se estresó al pensar que debia ir por más. Últimamente, todo lo estresaba, por ende, no había estudiado para el exámen, decidió que descansar su mente seria lo mejor, al fin y al cabo, todas sus neuronas iban a parar hacia el recuerdo de Jisung y en su rostro totalmente enojado.
Pero luego de aquella pelea, pensó algo que lo desanimó por completo, e hizo que se replanteara todas las ideas que él tenia acerca de Jisung y el amor.
La confianza.
No había confianza, porque de haberlo, el rubio se hubiese quedado a escucharlo y sobre todo, a creerle o tratar de hacerlo, no simplemente salir corriendo, o tirar su regalo a la basura. Aunque, eso estaba bien, él lo había hecho anteriormente, ¿no? Le había tirado varios regalos, sin saber el esfuerzo que conllevaba, así que estaba bien tomarlo como una venganza. Al fin pudo sentir su corazón romperse, y la idea de que rompió el del menor más veces de las contadas, lo dejaba en el piso. Como si hubiese sido golpeado hasta más no poder.
Sin embargo, a pesar de ello, no se merecía esa desconfianza. Aprendió de sus errores y en cuanto supo que estaba enamorado de aquel chico con hebras doradas, lo admitió enseguida e hizo lo posible por conquistarlo, por darle lo que se merecía y eso era el doble de regalos si se le permitía, aunque no solamente eso, sino amor, y nada más que eso.
Solo quería que funcionara, que lo que tenía entre manos sea un paso a hacia la reconciliación, porque, sino lo era... Era hora de entender que él hizo lo posible para solucionar las cosas, aún sabiendo que no hizo nada de lo que ese vídeo mencionaba.
Largó otro suspiro, pero este estresó a Bang por completo.
—Deja de suspirar y búscalo, no sé qué haces aquí perdiendo el tiempo. Yo iré con mi Minnie, que sí me invitó al baile... No puedo esperar para verlo el sábado, ¡estará más hermoso de lo que ya es!
—Chan, los ánimos que me das son como un sube y baja... —dijo, golpeando su cabeza levemente contra el casillero.
—¿Ah?
—Eso, me animas para que vaya con Jisung y luego me bajas esos ánimos hablando de Seungmin... Estoy realmente mal, no quiero que dejes de hablar de tu felicidad por mi, pero es inevitable sentirme triste.
Se giró para mirar a su amigo, esperando a que lo que dijo no se lo haya tomado a mal, porque no era el fin, sino que tal vez se expresó con las palabras equivocadas.
—Amigo, no te tienes que sentir así, todo estará solucionado, yo también tengo pensado en hablar con Jisung y explicarle la situación. Y con Sanha también, le presentaré a mis dos mejores amigas —habló, elevando sus manos, esperando a que Minho haga la pregunta correcta, sino no tendria sentido.
—¿Mejores amigas?
—Te presento, puño derecho y puño izquierdo —dijo, sin intenciones de bromear, levantando ambas manos, listas para golpear.
—Oh, mierda, me dieron ganas de golpearlo —expresó, ocultando su rostro con sus palmas, para luego llevarlas hacia su cabello y despeinarlo por la frustración que estaba sintiendo en ese momento
—Pues vamos —aventuró su amigo, alzando una ceja, estaba dispuesto hasta bajarle los dientes.
—No hasta que solucione las cosas con Jisung.
Bang agachó su cabeza, pero se dio cuenta que no era lo correcto, asi que la alzo y exclamó.
—¡Entonces mueve el culo! Minnie me dijo que estaban en la biblioteca. Puedes entrar y solo darle la invitación, con el testamento que le escribiste como nota, creo que es suficiente, solo queda en él ir al baile.
Minho cerró su casillero y se recostó en él. Pegó la vista en el suelo, pensando en todo lo que podia pasar en tan solo minutos, y todo llevaba a que lo arruinaría, más de lo que ya estaba.
Se estaba acobardando.
Pero antes de reaccionar, unos zapatos se atravesaron por su vista.
—Huele a sufrimiento —se burló Sanha.
—No es hora para que empieces con tus idioteces —espetó esta vez Bang, en lo que Minho tardaba en recomponerse por la repentina aparición.
—Yo no empecé nada, solo digo la verdad. Mira —dijo, y dejó las entradas del baile, o más bien una sola—. Claro que compré dos, pero una fue para Jisung, y ¿adivina quien es mi cita?
—¿Quieres dejar de hablar? Juro que podría darte un golpe por cada palabra que largas, pero quiero estar intacto para el baile —volvió hablar Chan, apretándose el puente de la nariz, totalmente estresado.
—¿Invitaste a Jisung? —preguntó como pudo Minho, sin esconder su voz rota.
—Claro, y no solamente dijo que sí, sino que me abrazó y me dió las gracias.
Y una sonrisa fue suficiente para despedirse y cuando lo vio irse, soltó todo el aire que contuvo inconscientemente.
Chan lo miró con extrañeza, ya que sabia con exactitud el plan que Jisung estaba llevando a cabo, y nadie más que él, queria terminar con la locura de Sanha, por eso no le sorprendia que fuese mentira. Que fuese solo un show para dejar más triste de lo que aún estaba Minho. Sí, aquel tipo era muy capaz.
—Es oficial, lo perdí —murmuró, sintiendo sus lágrimas aproximándose y en cómo todo ánimo caía y se partía como un azulejo estrellado en el suelo
—Hey, no —el mayor se acercó y dejó ambas manos sobre los hombros, para brindarle apoyo—. No te tiene que importar lo que diga ese loco, ¿De acuerdo? Tú eres Lee Minho, el chico más querido por las chicas en la escuela, que solo está siendo víctima de actos atroces por parte de una mala persona. Ve y demuestra lo que Jisung se pierde por no creer en la verdad.
—¿De dónde sacas que soy querido en la escuela y si ni me topan, Bangchan?
—Uh, bueno, lo que escuché en el baño de chicas no decian lo mismo...
—¿Se puede saber que hacías ahí, en primer lugar?
—Con Minnie nos equivocamos de baño...
—Oh...
—Ve, campeón, que yo sé que Jisung te va a decir que sí —palmeó su rostro levemente, haciéndolo recapacitar
—Pero si a Sanha...
—Sanha no existe —abrió sus brazos e hizo una seña, como si fuese la mejor opción del mundo: pensar que no está e ir para delante.
—Ojalá fuese así, todo estaria mejor —susurró, pensando como hubiese sido su vida junto a Jisung, si él no hubiese estado, estaria junto a su rubio favorito y...—. ¡Qué se vaya al diablo! ¿Dónde dijiste que estaban?
—En la biblioteca, ¿iremos?
Minho asintió, importándole absolutamente nada si recibía una respuesta negativa, se quedaba con el hecho de que él sí lo intentó.
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La biblioteca se encontraba vacia, ni siquiera estaba la señora odiosa que te callaba por cualquier cosa, por ende, Seungmin podia platicarle a Jisung tranquilamente, las cosas que le podria decir a Sanha, porque luego de allí, ambos se reunirian, para llevar a cabo la última parte del plan. Aunque Seungmin, la consideraba como la segunda, ya que la última parte era la más difícil, y eso era hacerle entender a Minho el por qué de todo.
Sí, pensaba que iba a hacer algo realmente difícil, pero nada que con palabras correctas no se pueda arreglar.
—¿Tú crees que vendrá? Ya se hace la hora de irme —habló Jisung, interrumpiendo los pensamientos de su amigo—. Bueno, al menos llegué a comprar dos entradas, mañana le diré si quiere venir conmigo
—Vendrá —aseguró, leyendo el mensaje de su novio—. Están en camino.
—¡¿Qué?! —se levantó de la silla por un salto del susto, y por inercia se acomodó el cabello—. ¿Mínimamente me veo bien o parece que estuve llorando por una semana seguida?
—Claro que te ves bien, pero se nota que has estado llorando, si lo estuviste haciendo hace unos minutos, Ji.
—No aguanto, necesito que todo termine lo antes posible —dijo, en voz totalmente alta.
—¿Que termine qué? —escuchó una voz que conocia a la perfección, solo que no esperaba escucharla sin fuerza.
Se dio la vuelta sorprendido, no esperaba verlo ahí tan rápido, ni tan decaído.
Quería correr a sus brazos, abrazarlo lo más fuerte posible y rogar para que le perdonara, explicarle que todo era falso, que no estaba enojado con él, que sabia de la puesta y su verdadero contexto.
—Supongo que no es de mi incumbencia —susurró el mayor y se acercó tan solo un poco, extendiéndole el sobre y esperó a que lo tomara para hablar—. Sanha dijo que te invitó al baile y que le dijiste que sí, junto a un abrazo y todo... creo que llegué tarde para invitarte, pero aún tengo esperanzas de que leas la nota y de poder encontrarnos, al menos un momento. No te voy a pedir disculpas, Jisung... porque yo no hice nada.
Y con eso dicho, Minho se fue, sin ver las lágrimas en el rostro del rubio y cuanto luchó por no salir corriendo detrás de él, para tirar todo el plan a la basura.
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Jisung miraba sus pies mientras los balanceaba, ya que no podia llegar al suelo, efectivamente, el banco en el que estaba sentado, era demasiado alto. Y ante aquel pensamiento, no evitó pensar en que si Minho estuviese allí, diría que él era un enano, y que el banco estaba perfectamente bien.
Solo tenía el sobre que le dió, junto a una nota que era más larga que las de siempre, y el hecho de haberla traído por extrañar las notas alegres le rompía más el corazón.
"Aún no sé si me da la valentia para estar frente a ti y decirte lo mucho que te amo, y que jamás en la vida se me hubiese ocurrido hacerte algo así... Me gustaría bailar contigo el sábado, una pieza, no importa si es un lento, o una coreografía de Twice, me las aprendí por ti... Solo quiero verte, y si no vienes, entenderé que se terminó. El baile será en las canchas de básquet, te estaré esperando en el patio trasero, si vienes a las 23:59, lo tomaré como un perdón, y si no vienes, también lo entenderé.
Lee Minho"
¿Acaso todo seguiria igual? Solo queria aquello. Que después de explicarle todo y de pedirle perdón todas las veces que sean necesarias, ambos sean los mismos de antes, o mejores incluso. Que ya no haya nadie queriendo interrumpir su relación y ser las personas más felices del mundo.
Su corazón palpitó ante ese pensamiento; no pensó en las consecuencias que obtendria su comportamiento, por más que todo fuese mentira.
Minho lloró delante de él. Lo pudo notar por sus ojos, estaban rojos, algo hinchados, y su voz, baja y rasposa, totalmente rota. Tampoco podia sacarse la imágen ni las palabras que había dicho en la biblioteca, él fue quien cometió el error, y debía arreglarlo cuanto antes. Por eso, cuando vio a Sanha caminar hacia él, se le vino a la mente todo lo que le tenía que decir.
—Hola, Sunggie —iba a darle un beso en la mejilla, pero fue el menor quien corrió el rostro, dando un paso hacia atrás, para mantener la distancia—. Solo era un beso —rió, restándole importancia.
—No quiero.
—Está bien... Mira —levantó su mano, en señal para que espere, mientras buscaba en su bolsillo, las dos entradas para el baile.
Entonces Jisung supo que una persona si podia ser mala, y disfrutar del sufrimiento ajeno.
—Antes de empezar nuestra salida, queria saber si quieres ir conmigo al baile, este sábado.
El viento azotaba su cuerpo con intensidad, pero no le provocaba frio, por más que haga diez grados y el sol se escondia poco a poco para que el cielo esté totalmente nublado, no le ocasionaba nada. No sentia absolutamente nada.
Y eso era lo que le provocaba Sanha.
—No, no quiero —se alejó un par de pasos más y escondió sus manos en los bolsillos.
—¿Qué? —pudo sentir la desesperación no solo en su voz, sino en su mirada—. ¿Qué dices?
—Eso, no quiero. No quiero estar contigo, no quiero que me beses, que me abraces, nada. No siento por ti lo que siento por Minho.
—¿Has venido a hablarme de él? —espetó, totalmente enojado, pero aún así, prestando atención a las palabras que largaba Jisung.
—No, te he citado aquí para hablar de nosotros, y dejarte en claro que nunca estaremos juntos. Por favor, Sanha, entiéndelo, yo no te quiero —y el nombrado bajó la cabeza—. ¿Puedes solamente olvidarte de mi? No te hace bien a ti tampoco, tú también estás sufriendo, y nadie debe pasarla mal.
El mayor retrocedió unos pasos también, pero sin mirar a Jisung aún, sintiendo como aquellas palabras apuñalaban su corazón una y otra vez.
—Yo no seré feliz a tu lado, porque no somos personas que estan destinadas a estar juntas, pero estoy seguro de a otra persona le harás sentir la misma felicidad, que yo siento al estar con Minho.
—¿Tan miserable ibas a ser conmigo?
—Porque yo no puedo amarte, no como amo a Minho. Sanha, estoy seguro de que la persona correcta vendrá pronto, pero esa no soy yo.
El chico solo asintió, sorprendiéndole el hecho de que podia entender cada una de las palabras, y sobre todo el daño que hizo.
Pero no dijo nada, simplemente se alejó de allí, hasta desaparecer de la vista del menor, quien se quedó totalmente descolocado.
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