034

🎁¹⁸: Lamento no poder hacer un mejor regalo, no pude dejar de llamarte en todo el dia.

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¿Qué diablos había pasado? ¿Qué fue lo que pasó? Y eso no era lo peor, estaba asustado, sobre todo porque no encontraba a Jisung.

Lo buscó por todo el patio, en las aulas, lo llamó y dejó mensajes, tenía que explicar algo que hasta él desconocía. ¿Cómo Sanha fue capaz de hacer algo tan malo? Porque le costó recordar de dónde había hecho una apuesta, y solo fue por haber desaprobado el exámen de matemática y él debía llevar un disfraz de Blancanieves. Algo que nunca cumplió porque desde que supo que estaba enamorado de Jisung, lo último que quería era pasar vergüenza delante de él, aún así, no podía creer como una persona estaba dispuesta a arruinar la felicidad de otra.

¿Cómo haría para arreglar algo que no rompió?

Siguió buscando, siguió llamando, pero todo era inútil, no había señales de Jisung, pero sí de Sanha.

—¿Quién mierda te crees? —se acercó a él, furioso y lo tomó de la camiseta, desafiándolo.

—¿Quién te crees tú, para venir y robarme a mi Jisung?

—Estás loco.

—¿Loco? Llevo años enamorado de él, para que vengas tú y me lo quites tan rápido. Lo que acabo de hacer es lo menos que te mereces. Ahora solo me queda disfrutar de la compañia de Jisung, yo seré su consuelo y tú una persona que solo jugó con él.

—Tú y yo sabemos que no es así. ¿Cómo hiciste lo del video? ¿Tan mal de la cabeza estás?

—Por el amor de Jisung, haría todo.

Aquella frase fue transmitida con tranquilidad, como si estuviese convencido de que lo malo estaba bien, como lo que hizo. Entonces Minho se dió cuenta que no iría a ningun lado si comenzaba una pelea en este mismo momento, lo importante era Jisung, y en poder hablar con él para poder dejar las cosas claras.

Así que lo dejó y emprendió su camino hacia la salida de la escuela, estaba claro que él no estaba ahí, que se había ido. Pero un cartel con colores llamativos le hizo posar sus ojos sobre él, leyendo atentamente que el establecimiento estaba organizando una fiesta por navidad, especificamente para los de último año. Entonces supo que sería el regalo perfecto, solo esperaba que Jisung lo escuchase.

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Minho largó un suspiro, la batería de su teléfono se agotó, al igual que el crédito, que ya iba cargando como tres veces, pero sin tener éxito, es decir, Jisung no contestaba, ni llamadas ni mensajes.

—Seungmin tampoco me contesta, estoy al horno —Chan también largó un suspiro, agotado. Llevó sus manos para rascar su cabeza, totalmente frustrado—. ¿Cómo algo tan divertido y sin sentido fue sacado de contexto para lastimar a quienes amamos? No entiendo a Sanha.

—No lo sé... No puedo pensar en eso ahora, solo quiero que Jisung me conteste, al menos con un déjame en paz.

—¿Y si vamos a su casa de nuevo?

—No creo que esté allí, tendriamos que ir a casa de Seungmin, pero por lo visto en ese mensaje, no te quiere ver ni en pintura.

—¡Mi Minnie! —exclamó, con su voz rota, mirando una foto de ellos dos en el celular—. Iremos, no me importa ese mensaje. Debemos hablar con ellos dos y decirle la estúpida verdad. Yo conduzco, que tus ojos llenos de lágrimas no llegariamos ni a la esquina.

Minho bufó, tomando el celular y el cargador, para al menos poder cargarlo en el auto, tal vez Jisung pueda responderle en cualquier momento. Eso era lo que más deseaba.

Ambos emprendieron camino hacia la casa de Seungmin, en un silencio que emanaba nerviosismo, y mucho más por parte de Minho, quien no dejaba de ver su celular, pero sin llamar al teléfono de Jisung, teniendo la esperanza que con las llamadas anteriores y los mensajes dejados, le contestaría.

—¿Viste lo del baile? Parece un chiste.

—Lo ví, y sí. Llegué a invitar a Minnie, quedamos en que llevariamos outfits parecidos, de pareja... Antes de que un loco se le ocurra hacer estas estupideces... ¡Que tengo que ver yo!

—Tú iniciaste lo de la apuesta

—¡Pero era que te difraces de blancanieves, no que te folles a Jisung y lo dejes tirado! ¡No somos esa clase de personas! ¡Yo amo a Minnie, no quiero perderlo!

—Y yo amo a Jisung —susurró, y una pequeña sonrisa se asomó por sus labios, sin embargo, las últimas palabras que dijo antes de irse, siguen resonando en su cabeza—. Soy un idiota, ¿por qué diablos pensé que Sanha nos dejaría en paz?

—No permitiré que te eches la culpa. Ahora iremos y le explicarás todo a Jisung... ¿no has borrado el chat, verdad? Tenemos pruebas ahí, yo mismo te compré el disfraz... Por cierto, ¿cuando lo usarás?

—No es hora de pensar en eso. Y no, no lo he borrado, se lo enseñaré.

La conversación acabó allí y el silencio habia vuelto, mejor para Minho, ya que iba ensimismado en sus pensamientos que todos se reducían a qué diablos decir, porque tenía muchas cosas que no podia llegar a algo concreto, porque no sabía que era lo que estaba pasando, y en cómo todo había terminado de esa manera, siendo que horas antes, estaban en la escuela besándose.

¿Cómo podia volver atrás el tiempo?

Bajaron del automóvil y apurados, corrieron hasta la puerta principal, golpeando la madera de una manera un poco ansiosa, pero sin ser irrespetuosos. Y luego de tocar como tres veces el timbre, el rostro de Seungmin con sus lentes, el que Chan tanto amaba, se hizo presente.

—Agradezcan que mi padre no esté aqui, sino los hubiera echado de una patada en el trasero.

—Lo sentimos —Bang, agachó su cabeza, totalmente intimidado por el semblante serio de su novio—. Minnie venimos a hablar...

—Lo sé... Minho, Jisung está arriba... —bajó el escalón y cerró la puerta detrás de sí, para que nadie entrara—. Está destruido y no quiere hablar contigo, y no lo llames, apagó el celular luego de las cien llamadas y setenta mensajes.

—Qué intenso —comentó Chan.

—Solo quiero que me escuche, idiota —le pegó suavemente en la cabeza—. Por favor, Seungmin, déjame entrar.

—Jisung no quiere, déjalo por hoy, mañana podrás hacerlo. No sabes lo que me costó que pare de llorar y se centre en el estudio, al menos así se olvida de lo que pasó hoy. Sugiero que lo dejes, y mañana en la escuela lo encuentras y hablan allí, solo pido que sea después del exámen, odiaria tener el corazón roto y una mala nota.

—Pero yo no hice eso...

—No me importa tus explicaciones, quiero la de Chan —y por fin, aquellos ojos se posaron sobre él y juró que su corazón bailó de la emoción.

—Supongo que no me dejarás pasar... ¿pero puedes decirle que estuve aquí? Y que quiero hablar con él para explicarle todo, porque no es como piensa.

—Está bien, lo haré en cuanto pueda —entonces, Minho, con la cabeza gacha, se fue de allí—. Chan...

—Minnie

Y ambos se abrazaron, nunca se necesitaron tanto como en este momento.

—Dime que esa apuesta no es la tipica en donde le rompen el corazón o lo follan y lo dejan tirado, por favor.

—No es así, amor. ¿Recuerdas cuando te conté que aposté con Minho a quien desaprobaba matemática y el perdedor se disfrazaba?

—¿Es una broma, no? —Chan negó—. ¿Es esa apuesta? —ahora asintió—. ¿Sanha lo hizo a propósito?

—Parece que sí, me dijo que Minho, que por el amor de Jisung haría de todo, así que supongo que lastimarlos entra en la lista.

—Mierda, lamento haberte mandado ese mensaje, estaba enojado y no pensé que fuese esa estupidez. Lo siento, Channie.

—¡Mi Minnie! —exclamó de nuevo, abrazándolo con fuerza—. Me voy a poner a llorar.

—No seas así. Lo siento, en verdad, no pensé en cuanto te envié eso.

—Tranquilo, solo dijiste que me vaya al diablo, ¿sabes cuanto me dolió? Mi corazón se rompió en dos.

—Menos mal dijiste que esté tranquilo.

—Es que sí... Pero me dolió —hizo un puchero,  abriendo sus brazos para que Seungmin lo abrazara—. ¿Hablarás con Jisung respecto a eso? Para explicarle la situación y que hable con Minho.

—Haré lo posible, Channie —dijo, apretando su torso con fuerza.

Y Minho, quien miraba todo desde el auto, se limpió unas lágrimas que habían salido sin permiso, pero no podia hacer otra que eso, ansiando demasiado poder abrazarse con Jisung como la pareja lo estaba haciendo.

¿No dudaría mucho, no?

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El día había transcurrido sumamente fácil y el exámen importante se acercaba, quedaban solamente minutos, y él, no había podido estudiar nada, por el simple hecho de estar concentrado en Jisung y en cómo diablos explicar lo que no podia entender qué paso. Y lo peor era que no pudo comprar un regalo, y erañ importante, porque ahora que estaba haciendo las cuentas, y solo le quedaban dos regalos que dedicar, y su corazón palpitó en desespero. ¿Qué pasaría cuando ese trato acabe?

Solo podia asegurar que el regalo dieciocho, el cual tenía entre sus manos, con la nota pegada, era el peor de todos. Como no pudo idear algo mejor y aprovechando la clase de educación física, le compró una simple botella de agua. Y a cada paso que daba, no podia soportar el nerviosismo que le daba el por fin encontrarlo solo. Sin embargo, la tristeza en su mirada, lograba que todo pálpito se detuviera.

—¿Podemos hablar?

—¿Debemos? —preguntó Jisung, observando a su alrededor como alguien los miraba—. Todo está claro.

—No, no lo está.

Tomó su mano sin permiso y lo llevó a un cuarto vacio, especificamente donde guardaban todos los materiales para la clase de educación fisica. Cerró la puerta detrás de sí, y no se quitó de ella, para que Jisung no se vaya.

—Muévete.

—No, tendrás que escucharme. Estuve pensando toda la noche, literalmente dormi dos horas, y eso fue cuando me di cuenta de que no confias en mi lo suficiente como para saber que no te haría algo como eso.

—Hay pruebas, era un jodido video contigo en él y tu voz, no creo que eso haya sido editado.

—Bien, no sé como mierda hizo eso, pero debes creerme, amor, yo no sería capaz de hacerte daño y más cuando... —se acercó al rubio y acunó su rostro con delicadeza, observando como el menor cerraba sus ojos, tambien le extrañaba.

—¿Cuando qué?

—¿Sabes por qué tiraba tus regalos? Porque pensaba que no podia ser amado, ni siquiera mis padres biológicos me quisieron, y los adoptivos... Al menos vienen para el dia de mi cumpleaños, ¿entiendes, Jisunggie? No estaba listo, no para ti, ni tu preciosa manera de amar. ¿Cómo rompería a alguien que insistió en mi? Se que fui un idiota, pero créeme cuando en verdad te dije que te amaba. Te amo. Y... Y lo de ese vídeo es una causa totalmente estúpida.

—Seungmin me lo contó.

Y como nunca creyó, su corazón revivió y volvió a palpitar, un último suspiro que se convertia poco a poco en esperanza.

—¿Me crees, cierto?

—No, para nada. Confío en lo que mis ojos, ven y eso es tú, mintiéndome. Tampoco entiendo como pudiste hacer una apuesta con Chan y no pensaba en qué sería tan cruel.

—¡No es lo que crees!

—No, es lo que veo —y como si fuese una persona desalmada, corrió las manos de su rostro como si no quisiese que lo toquen.

El corazón de Minho se rompió.

Al igual que el de Jisung.

Tomó aquella distracción para moverlo y poder dar vuelta el picaporte y poder abrir la puerta, entonces, fue detenido por Minho.

—Acepta mi regalo, no es muy bueno, porque ayer la pasé realmente mal... Pensé en ti... No creas que me estoy burlando o algo, jamás lo haria, te amo con mi vida, anque hayan pasado menos de veinte dias, lo que pasa es que... Siempre he estado enamorado de ti, solo que tú eras inalcanzable para mi...

Jisung se dio la vuelta, reteniendo sus lágrimas como nunca antes y observó la botella de agua junto a las notitas que amaba tanto.

Que ama tanto.

Minho se sorprendió porque agarró la botella, y le prestó atención a cada una de las palabras escritas en la pequeña hoja.

"Lamento no poder hacer un mejor regalo, no pude dejar de llamarte y pensarte en todo el dia. No sé que es lo que pasó, no puedo entender lo que alguien está dispuesto hacer para separarnos, solo espero que confies en mi lo suficiente para que creas que yo no te haría algo como eso"

No pudo mirarlo a los ojos, no cómo él lo hacia antes, pero pudo tirar la botella en un cesto de basura.

Salió del cuarto dejando a Lee totalmente destrozado.

Sintió como todo su cuerpo se sentia débil, como si no quisiera moverse, con una pesadez enorme y volver a abrazar a su Min, que todo lo que dijo había sido mentira. Que le creía más que a nada en el mundo y que alguien como Sanha no lograría separarlos.

Pero solo se escondió detrás de una pared y entre lágrimas observó cómo Lee salía de ese cuarto, con su cabeza gacha y en como las gotas saladas se escapaban de sus preciosos ojitos para aterrizar en el suelo, así que decidido, volvió a ese cuarto en búsqueda de la botella, pudiendo encontrarla con éxito. La tomó entre sus manos y se aferró a ella como si fuese lo último que le quedaba de Minho.

Solo hasta que el plan terminara.

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