033
🎁¹⁷: Para que sepas que siempre voy a estar contigo.
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La clase estaba siendo eterna, quería salir corriendo de ahí y solo dormir una siesta, o hasta el fin del mundo.
¿Cómo podia ser que una clase le aburriera tanto? Porque así era Geografía para Minho. Solo deseaba irse para hacer cualquier otra cosa, pero lo peor era que debía estar allí, prestar atención para poder aprobar el exámen y más que nada el trimestre, sino, debía recuperarlo, y muchas ganas no tenía.
Largó un gran suspiro cuando la campana sonó, indicando el primer receso de un dia largo. En este punto, no sabía si la semana había acabado con él, y cuando se dió cuenta que apenas era lunes, se quejó en voz alta.
—Min, ¿qué sucede? —preguntó Jisung, masticando un dulce.
—Renuncio a la vida —se volvió a quejar—. No puede ser que me vaya mal en todo, estoy cansado, y en una semana se acaban las clases.
—Lo sé, debemos estudiar bastante, al menos no tenemos que esperar las notas mucho tiempo, nos la darán en el dia.
—Le echas sal a la herida, Sunggie —dijo, casi llorando pero lo pudo disimular al despeinarle el cabello.
—¡Hey!
A pesar de aquella queja, y de que quería renunciar a absolutamente todo, Minho abrió sus libros y se dispuso de una larga sesión de estudio, ya que debían aprovechar la hora libre, y ser novio de la persona con mejor promedio, era algo que le entusiasmaba.
¿Novio?
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Ambos decidieron tomarse un descanso, ya que habían estudiado por largas horas, lo que significaba que ninguno de los dos durmió y a Minho ya le explotaba la cabeza, así que decidieron tomar un pequeño paseo por un sendero en el bosque, además, el dia estaba demasiado bonito como para desperdiciarlo estudiando.
Y allí estaban, tomados de la mano, con pasos lentos y sumidos en un silencio que era confortador.
Así como Minho miraba la naturaleza que el mundo le ofrecía, miraba de vez en cuando el rostro natural, sin maquillaje, del menor, y juraba que quitaba sus ojos de allí con pesadez y para no quedar en una completa vergüenza, pero la realidad era que podia pasar horas admirandolo, lástima que tenía que pasar una semana para poder hacerlo.
—Deja de mirar —y el mayor apartó sus ojos, un poco nervioso.
—Lo siento, en serio, es que, con esos anteojos que llevas, no solo me das ternura, sino que me pones caliente.
—¡Minho! —le golpeó el pecho sin fuerza, riéndose ante las palabras dichas.
—Es que te ves sexy, y tenía que decirlo, ahora tengo un peso menos —y Jisung rompió en carcajadas.
El rubio detuvo el paso de la nada y le sonrió, para luego abrazarlo, siendo gustosamente recibido por Minho.
—Me encanta cuando me abrazas así —confesó el mayor.
—A mi también —dijo con una sonrisa que Lee no pudo ver—. Me dan ganas de abrazarte todo el tiempo.
—Pues hazlo cuando quieras. Me encantas, Han Jisung.
—Pues, este Han Jisung no recibió su regalo...
Lee cerró fuertemente sus ojos, sabía que había algo que le faltaba, ¿cómo diablos pudo olvidarse de su regalo?
—Oye... —ambos se alejaron, pero no encontró un semblante triste en Jisung, sino una sonrisa comprensiva—. Con todo el estudio, yo no pude conseguir nada...
—Ey, Min, no te preocupes, entiendo...
Entonces, el mayor largó un suspiro, estaba decidido a pasar su vida con Jisung. Solo esperaba que el menor le acepte, porque sino, estaba perdido.
—Tengo algo, dame tu teléfono —pidió, en cuanto una idea cruzó su mente.
Jisung se lo dió sin problema, ya desbloqueado, así que rápidamente fue a la aplicación de la cámara y la colocó frente a él, mientras elevaba su mano, con solo el pulgar, el índice, y el meñique arriba, mientras que con sus labios formaba un pico. Luego de sacar la foto, fue a configuración y la colocó de fondo de pantalla.
—Ten, para que sepas que siempre voy a estar contigo. Y si la cambias, me enojaré, nunca salgo bien en la primer foto y esta fue un milagro.
Entonces el menor, sorprendido por todo, lo abrazó igual que antes, con más fuerza, como si de esta forma le demostraba todo lo que le hacía sentir.
—No te olvides de la nota —dijo el menor, al cabo de unos segundos.
—Claro que no, cuando lleguemos a casa, te la daré. Solo recuerda las palabras, porque ya las estoy olvidando.
—¡Minho! —exclamó, riendo.
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El dia estaba concurriendo normal, solo que tenían dos horas libres y Minho ya estaba harto de estudiar. Así que decidió mandar todo al diablo, y disfrutar de al menos veinte minutos del almuerzo al lado de su rubio favorito.
Ambos estaban sentados en el patio de la escuela, disfrutando del aire y del sol. Pero aquella vista fue interrumpida por una persona que hace mucho no veía, arruinó todo el bonito ambiente que se había formado desde que se sentaron en el banco.
—Sanha hyung, ¿qué quiere?
—Buenos dias, Sunggie, solo pasaba a hablar —y ni bien escuchó su voz, Lee rodó sus ojos.
El chico se sentó al lado de Jisung, y sintió como este se alejaba para pegarse a Lee, quien decidió callar, y solo desear que se vaya.
—Lamento la interrupción, pero te vi y dije, para qué desperdiciar el momento, porque tengo que mostrarte un video —dijo, sonriendo de una manera muy psicópata, o eso es lo que pensó cuando Minho lo vió.
Aún no pensaba hablar, pero el hecho de que esté aquí, luego de todo lo que hizo, le hacía hervir la sangre.
—Oh, espero que sea algo gracioso —fingió una sonrisa, hace tiempo que su compañía le ponia un poco incómodo, pero no lo echaría así por así, sería de muy mala educación.
Sanha sacó el celular y buscó felizmente aquel video que tenía guardado en su galeria. Dejó el objeto entremedio, corroborando que el volumen esté alto, para que todos escuchen.
Entonces le dió play.
—¿Le has dicho a Jisung lo de la apuesta?
Escuchó la voz de Chan e inmediatamente alzó su vista hacia el celular para ver de qué se trataba, pero al verse a ellos dos en el video, su mente quedó completamente en blanco.
A diferencia de Jisung, que sentía como su cabeza ideaba millones de cosas que hacían sus ojos lagrimear.
—No, no aún. Tengo pensado hacerlo, pero cuando lo nuestro sea más serio. Lo veo, y lo que menos pienso es en eso. No puedo creer que me enamoré tanto de él como para olvidarme de la apuesta.
—Te recuerdo que perdiste, querido Lee. Y debes cumplir con lo pactado.
Entonces el vídeo terminó y Jisung no podia pensar en absolutamente nada, ya que la palabra apuesta, resonaba por toda su cabeza.
—Ahora que sabes con quién andas, me voy. Solo te digo, si quieres a alguien que en verdad te quiera, ven conmigo mañana al parque, a las cinco te estaré esperando, o si quieres hacer algo más, no tengo problema en escuchar propuestas.
Y se fue, siendo que con un simple video, dejó a la pareja más que en un bucle en donde los pensamientos no podian surgir, pero Lee, al notar las lágrimas de Jisung en sus ojos, reaccionó.
—Sung, eso no es... Eso no es verdad... No sé de donde mierda sacó ese video o cómo lo hizo, pero no hay ninguna apuesta entre Chan y yo, y menos si se trata de ti.
Jisung se puso de pie y por ende, el mayor también. Trató de acercarse, pero el rubio no se lo permitió, sino que empezó a juntar sus cosas para irse de allí.
—Ahora entiendo por qué nunca me pediste ser tu novio.
Minho cerró sus ojos, su cuerpo ya estaba temblando por el nerviosismo y su voz no podia salir tan firme como antes. Y tampoco pudo actuar para detener a Jisung, que se estaba yendo, prácticamente corriendo.
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