024

El timbre tocó, dando inicio a la clase de lengua. Minho largó un suspiro, no por ver la cara de su profesora, sino porque le habían interrumpido el beso de buenos días.

—Mierda.

Susurró con sus piernas practicamente temblando, ya que la profesora había llegado unos minutos antes, dedicándole una mirada asesina. Algo que Minho tomó como mal, para él y su nota, pero era totalmente lo contrario: la mujer solo había tenido una mala mañana, por eso el malhumor.

Ambos entraron al salón, siendo observados por grandes ojos y susurros, la mayoría estaba sorprendido de que Lee llegara temprano, no por ambas manos unidas.

Jisung le sonrió a su hyung, para luego separarse y tomar el camino que lo conducía hasta su pupitre, escuchando enseguida la voz de la profesora.

—Buenos dias —forzó una sonrisa—. No solemos recibir nuevos estudiantes a mitad de trimestre, pero este es un caso especial. Él es de Estados Unidos y viene de intercambio —la puerta se abrió y todos los ojos se posaron en el chico de cabello oscuro y largo—. Preséntate —dijo con amabilidad, sentándose en su silla.

—Uhm... mi nombre es Hwang Hyunjin, vengo de Nueva york, tengo 17 años... ¿es... todo? —su nerviosismo estaba a flor de piel, y lo que acabo de preguntar no era broma, pero causó risitas de algunas chicas.

—Si, es todo. Siéntate al lado de Han Jisung, es el único lugar libre, y afuera te está esperando el que te dará un paseo para que puedas conocer y guiarte mejor.

Hyunjin realizó una reverencia y posó sus ojos sobre Han Jisung. No era tan difícil, además de las indicaciones que le dieron, su cabello era bastante llamativo. Grande fue la sorpresa cuando alguien más se sentó antes que él.

—Cambió de planes, allí tienes otro asiento —esbozó una sonrisa y se acomodó en la silla.

Ahora el corazón de Minho estaba latiendo como loco.

—MinMin, ¿por qué hiciste eso?

—No lo sé, casi entro en pánico —confesó, bromeando y llevó sus manos para pasarlas por su cabello—. Me disculparé luego... pero primero, necesito pedirte algo.

Los ojitos de Jisung brillaron. En verdad quería que Minho le pidiera ser novios, pero no pensó que sería en el aula, a comienzos de una clase. Qué más daba, ahora podía decir que Lee Minho era su novio, que lo enamoró con regalos.

¡Con regalos!

—¿Puedes ayudarme a estudiar para el exámen de lengua? Sé que falta una semana, pero es mejor que estudiemos con tiempo, tú lo dijiste. Jisunggie, sálvame —rogó, acunando su rostro al observar que este no pestañeaba—. ¿Puedes?

—Oh... estudiar... claro, hyung, podemos. Pensaba en dormir esta tarde, pero no me molesta que estudiemos en casa.

—¿Luego de la escuela así merendamos?

Jisung quería asentir con más ganas, porque en verdad estaba emocionado, sin embargo, podía sentir como las lágrimas se aproximaban.

¿Cuando llegaría el día en el que le pidiera ser su novio?

——————————

La posición en la que estaban, lo ponía algo nervioso y esperaba que no se notara en su voz. Estaba explicando el tema, mientras que los brazos de Minho rodeaban su cintura, sintiendo tiernas caricias en su pancita, claramente por encima de la ropa. Estaba casi sentado en su regazo, por lo que la respiración tranquila y pausada, la podia sentir en su oído y parte de su cuello. Así como el peso de su cabeza, reposando sobre su hombro como los latidos de su corazón.

—Entonces, lo que tenemos que hacer en esta actividad es pasar del verbo irregular, a verbo pretérito imperfecto —leyó un ejemplo que la profesora había escrito, así explicarle mejor—. Un ejemplo... un ejemplo... el verbo irregular es jugar, por lo que a pretérito imperfecto, pasa según las personas.

—¿Yo, tú, nosotros juntos viendo una película?

—Así, pero no tan así —ambos rieron—. Queda: yo jugaba, tú... —pinchó la frente del mayor, logrando que este cerrara los ojos—. Jugabas. Él jugaba, vosotros jugabais, ellos jugaban. ¿Entiende, hyung o voy muy rápido?

—Entendería mejor con el verbo besar.

Jisung asintió y revisó la hoja con muchos otros verbos más. Tomó aire y comenzó a enumerar a las personas con sus deditos, para no olvidarse de nunguna.

—Yo besab... 

Minho lo interrumpió. Apoyó su mano en las abultadas mejillas del menor para traer su rostro y alcanzar su boca para besarla, o más bien, para terminar de comprender el tema.

—Así si me dan ganas de aprender —sonrió, dejando un último beso sobre sus labios.

—No has dejado de robarme besos todas la tarde. Eres un ladrón —pinchó una vez más su frente, acusándolo.

—Sí, pero solo te los robo a ti —y besó una vez más su boca—. Hagamos una pausa, ya hicimos muchos ejercicios.

El rubio terminó asintiendo, ya eran las seis de la tarde, y desde que llegaron, luego de la merienda, no pararon de hacer actividades de repaso y algunas que Lee jamás resolvió en el salón, tareas importantes que, si hubiera entregado a tiempo, tendría alguna clase de calificación extra además del exámen, para poder salvar el trimestre. Luego de aquél regaño por parte del menor, Minho se dispuso a hacerlas, también como un modo de estudio.

Tenia en cuenta que no tenia por qué estudiar todo, aún faltaba una semana, por lo que podía volver algún día a estudiar junto a Jisung.
Claro que se prometió a sí mismo practicar en su casa, como también, comenzar a llegar más temprano, pensar en los regalos de Han...

Oh, el regalo. 

¡El regalo!

—Jisung, tengo algo que darte. Carajo, casi me olvido.

—¿Ah... ? 

Preguntó, tratando de entender lo que decía, hasta que su mente hizo, literalmente click, y recordó que su plan, no solo había salido bien, sino que se dió vuelta.

—Voy a exigirte mis regalos todos los días, Lee Minho —retó, volviendo a pinchar nuevamente su frente en el mismo lugar.

—¡Duele! —se quejó falsamente, haciendo un pucherito, mientras que su mano buscaba algo dentro de su mochila.

El menor rió, observando como una bolsa verde brillosa se acercaba, sin embargo, no le prestó atención.

Acunó su rostro con sumo cariño. Sus ojos se conectaron y ambos podían jurar que se perdieron en el otro. Esto para Lee era totalmente desconocido, como si aquello de las mariposas en la panza, cosa que creyó que era una leyenda inventada por personas locas de amor, era aún más fuerte de lo que le habían contado.

Y estaba encantado con esa sensación. Encantado con lo que Jisung le hacía sentir con tan sola una mirada, ¿era posible sentir tantas cosas bonitas por una persona o estaba soñado?

Jisung rió enternecido, puesto que no lo había visto pestañear en varios segundos. Podía seguir riendo, incluso hacer un chiste para que sus mejillas se incendiaran, pero llevó sus labios ante la zona que supuestamente dolía y dejó un beso allí.

—Así dejará de doler —sonrió una vez más, diciendo las mismas palabras que su madre alguna vez dijo cuando él se lastimaba.

Un beso lo resolvía todo, ¿pero a qué costo?

—Deja de hacer esas cosas que me enamoro cada vez más, y no es normal enamorarse así.

—¿Por qué no lo sería?

—No lo sé y me gusta no saberlo. Me gusta que me sorprenda y me dejes sin palabras, así como lo haces tú cuando haces todas estas cosas, así que olvida todo lo que dije y no dejes de hacerlas.

—Decídase hyung, aún así lo seguiré haciendo.

El silencio se adueñó de la habitación, y consigo, una tensa mirada entre ambos: sus ojos se conectaban pero ambos se desviaban hacía las bocas contrarias. Minho se acercaba poco a poco, esta vez pidiendole permiso para besarlo y estaba apunto de hacerlo, de no ser por Jisung que volteó su rostro para observar la bolsa y tomarla con demasiada rapidez.

—Mio —exclamó con una sonrisa. 

Se dió la vuelta para poder abrirlo bien, colocando sus piernas alrededor de la cintura del mayor y sentándose en el hueco que anteriormente estaba. Antes de abrir la bolsita, un papel decorado con florecitas y algunos pequeños stickers de estrellitas, le llamo la atención y con una enorme sonrisa se dispuso a leer la nota:

"No sé como lo hiciste, pero en el proceso casi se me rompe la espalda por estar tejiendo durante horas. Gracias a ti no muero de frío ahora, así que espero que tú tampoco.

PD: Los dolores valieron la pena.

-Lee Minho-"

Han lo miró por unos segundos, totalmente emocionado por saber que fue lo que hizo, quizás por eso tenía los ojos tan rojos y lo vió dormirse a mitad de la clase de lengua. Abrió la bolsa y vió algo oscuro, hasta que lo sacó a la luz y notó que era una bufanda. Era negra con lineas de colores llamativos. Se podía ver como algunos puntos se salieron, pero era lo menos importante ahora, lo abrazó con todas sus fuerzas a Minho, para luego acunar su rostro y dejarle besos en sus mejillas, agradeciéndole.

—¡Gracias MinMin, está perfecta!

—No es así, pero te agradezco a ti por levantarme ánimo.

—¿Por qué dice eso, hyung? Está hermosa.

Su sonrisa seguía plasmada en su rostro, mientras inspeccionaba la bufanda que realmente le había gustado. La colocó al rededor de su cuello, pero al momento de cubrirlo bien, Minho lo detuvo.

—¿Sabes quién más es hermoso? —Jisung negó, sin poder comprender.

Lee tomó los dos tramos de la bufanda y tiró de ellos, acercando de manera rápida el rostro del menor.

—Tú. Todo tú es realmente hermoso.

Jisung vió el brillo en sus ojos y notó la sinceridad en sus palabras. Le encantaba que Minho le dijera esas cosas, pero odiaba que él no tuviera las agallas de decir lo mismo porque no le gustaba en lo absoluto la vergüenza que tendría al decirlo.

Sabiendo que a Minho le encantaba verlo con sus mejillas rojas.

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