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*- Beautiful-*

*- Hongsang -*

*- Romance -*

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Kim Seokjin, su padre, director de una de las películas más famosas de toda Corea estaba leyendo el periódico sentado en su sofá individual; mientras él estaba sentado el sofá en forma de "L" con sus piernas estiradas y buscando algo que ver en la televisión. No había nada que ver, siempre eran las mismas películas; Titanic, Avengers, y otras que había visto al menos seis veces.

—Papá, voy a dar una vuelta por el parque. —le informa al mayor, tomando su chaqueta de cuero negra y un barbijo del mismo color. Seokjin asintió y dijo:

—No vuelvas tarde, antes de las ocho te quiero aquí de nuevo. ¿Sí? —Hongjoong asintió y abrió la puerta principal y siendo golpeado por la brisa de primavera.

Por mucho que todos pensarán que era un niño mimado y consentido por ser hijo de un director sumamente famoso, él no era así. De hecho era bastante humilde, no le gustaba presumir de lo que tenía; pero los rumores a veces le ganan a la verdad y llegan primero a las personas, haciendo que crean en estos. La única personas que sabía cómo era de verdad, era Song Mingi su mejor amigo y por ahora su único amigo. Aunque últimamente Mingi estaba invitando a otro chico a que se junte con ellos; un tal Seonghwa.

Hongjoong no era tonto, podía ver claramente que su mejor amigo estaba interesado en ese chico, pero esté no parecía sentir lo mismo. Aunque  a veces parecían pareja por lo cercanos que eran.

Llegó al parque y buscó una banca donde sentarse; halló una y se sentó. A su lado un chico pelirosa estaba escuchando música con sus auriculares puestos. Ese chico iba a su escuela pero nunca se habían siquiera saludado.Debió ser demasiado obvia su mirada ya que el chico se volteó a verlo; y vaya que era más hermoso de cerca.

El pelirosa se quitó los auriculares y le miró.

—¿Hola? —dijo al ver que Hongjoong estaba con la boca un poco abierta y observándolo aún. Al ver que el contrario no reaccionaba agitó su mano frente a sus ojos para ver si lograba sacarlo de su trance.

—Oh. Hola, lo siento. —rápidamente se disculpó y bajó su mirada al piso. Pudo escuchar al chico reír levemente y levantó su vista hacía él.

—Tranquilo, soy Kang Yeosang. ¿Cómo te llamas? —se presentó Kang y Hongjoong sonrió al ver que esté parecía querer hablar con él de verdad y no por interés.

—Kim Hongjoong, vamos juntos a la escuela pero nunca hablamos antes. ¿Vas a la misma clase que Song Mingi verdad? —había visto al chico algunas veces que iba a buscar a su mejor amigo a su salón, así que supuso que asistían a la misma clase.

—Sip, él es tu mejor amigo supongo. —no sabía cómo el chico sabía eso, pero asintió y le sonrió de manera sincera.

—Si, él es. Pero estos últimos días estuvo con otro chico y no pasa tanto tiempo conmigo.

—Ya veo, bueno si quieres puedo estar contigo en los recesos. No me junto con mucha gente y me vendría bien un amigo. —Yeosang sonrió ampliamente, mostrando sus dientecitos y contagiando a Hongjoong. Ese chico era increíble.

—¿Por qué no tienes amigos? —preguntó, pero al notar lo mal que sonó la pregunta se disculpó. —Quiero decir, dios eso sonó mal, es que eres un chico muy carismático y bueno; las personas así siempre están rodeadas de amigos. 

—Mi familia, no sé si conoces a Kang Daniel. —Hongjoong asintió, claro que lo conocía. Daniel era un director de cine, era el rival de su padre en la industria cinematográfica. —Bueno, él es mi padre.

PUM. El mundo del mayor se vino abajo. Su padre le hablaba de la familia Kang, pero decía cosas horribles; todo lo contrario a la personalidad de Yeosang. Según su padre, los Kang, eran personas presumidas, arrogantes, a quiénes les gustaba demostrar que tan lejos han llegado.

Pero Hongjoong se cuestionó esto al ver de nuevo a Yeosang, el chico aparentaba ser todo lo contrario a las palabras de su padre.

—Bueno... no sé si debería decirte esto pero mi padre es Kim Seokjin; y ya debes saber la rivalidad que nuestros padres tienen. —mencionó Kim y Yeosang pasó de tener una expresión neutra a una parecida a la tristeza.

—¿Quieres decir que no podemos ser amigos? —ahora definitivamente su rostro estaba bañado en decepción.

—Bueno, no lo sé. Creo que mientras nuestros padres no se enteren sí podemos serlo.

||

Los meses pasaron y, ambos chicos, se juntaban en el parque donde se conocieron. Claramente ninguno de sus padres sabía de esto, pues siempre decían que iban a caminar o algo asi. El dia de hoy, martes, Hongjoong tenía pensado confesarle a Yeosang sus sentimientos. Desde hace tiempo su corazón se acelera cada vez que veía al chico, sentía unas inmensas ganas de protegerlo y abrazarlo casi todo el tiempo.

Ahora mismo, estaban sentados bajo un árbol; Yeosang estaba adornando el cabello del contrario con algunas flores blancas que se encontraba, y Hongjoong... bueno el estaba mas que feliz de estar con la persona que les gusta. Al terminar, el menor tomó una foto con su celular y sonrió al ver lo tierno que se veía el peliblanco.

Hongjoong tomó aire, preparándose mentalmente para lo que estaba a punto de hacer.

—Yeo, necesito decirte algo. —el pelirosa asintió, y esa fue la señal para que continuara. —Bien, quiero decirte que este tiempo que he pasado junto a ti fue el mejor de mi vida, literalmente. Fuiste uno de mis primeros amigos, uno de verdad; con quien me siento cómodo. No quiero hacer esto demasiado largo porque voy a aburrirte pero el punto es que... me gustas mucho Yeosang.

Y, al menos para Hongjoong, lo siguiente ocurrió en cámara lenta. Yeosang sonrió, mostrando sus dientecitos y en un segundo se abalanzó sobre el cuerpo del más bajito, abrazandolo. Sin saber muy bien que hacer, Kim le devolvió el gesto; sonriendo. 

—Hongjoong, —habló el pelirosa, escondido en el cuello contrario. —tú también me gustas mucho.

||

¿Por qué a él? ¿Por que su padre no podía sólo aceptar la realidad? ¿Por qué la madre de Yeosang tenía que entrar justo en ese momento? 

Sí, los habían descubierto. Seulgi, madre de Yeosang, lo había hecho.

Estaban juntos en la habitación del menor, dándose besos cómo de costumbre hasta que un grito los obligó a separarse. Seulgi estaba furiosa y rápidamente fue a contarle a su esposo, quién llamó al padre de Hongjoong. Ambos chicos catalogaron esos minutos cómo los más tristes de su vida.

Los padres de ambos hablaron por unos minutos entre ellos, luego los regañaron y finalmente los separaron; para siempre. Hongjoong no sabe cómo describir ese sentimiento que lo recorrió cuando, antes de salir de la casa de los Kang, vio a Yeosang en el piso; llorando y tratando de ir con él, pero siendo detenido por Daniel, quién cerró la puerta y dejó de ver al chico de rosadas hebras.

Ahora Hongjoong estaba encerrado en su cuarto, lloraba contra la almohada para no hacer ruido alguno ya que eran alrededor de las 2 de la madrugada y lo que menos quería era despertar a su padre, y que este lo viera así. Extrañaba a Yeosang, nunca pensó que extrañaría tanto a alguien cómo a ese chico, pero allí estaba.

Una idea cruzó por su mente, al principio le pareció una locura pero luego se recordó que haría lo que fuera por ver a Yeosang nuevamente.

Así fue cómo se levantó de su cama, se vistió con ropa completamente negra y se acercó a su puerta, abriéndola lentamente. Se fijó si había alguien, pero no; entonces salió procurando no hacer ruido y se acercó a la puerta principal. Miró hacía atrás y salió de su casa, comenzando a correr al instante directo a casa de los Kang.

Al llegar rodeó parte de la vivienda hasta llegar a la ventana que daba a la habitación de Yeosang, no estaba muy alta así que podría subir fácilmente si el menor lo ayudaba. Tomó un palito que en el piso había y lo arrojó al vidrio, luego otro y así hasta que escuchó la ventana abrirse y vio el rostro de su amado asomarse por la misma.

—Hongjoong, ¿q-qué haces aquí? Si mi padre se entera va a matarte. —mencionó el chico, pero en verdad estaba muy feliz de ver al contrario.

—Ya lo sé, pero tenía que verte. Ayúdame a subir amor. —dicho esto estiró sus brazos y vio al contrario hacer lo mismo, tomando sus manos y jalando con todas sus fuerzas hasta que Hongjoong estuvo dentro. —Yeosang.

Sin más que decir se besaron. Ambos extrañaban esa sensación de calidez y de paz que sentían sólo cuando estaban cerca. Se besaron cómo si fuera la última vez que lo hicieran, algo de lo que ambos temían pero no querían aceptar.

Se acercaron a la cama del pelirosa y se quedaron abrazados por un largo rato, disfrutando de la compañía que el otro les brindaba y dándose caricias y besos de vez en cuando.

—Te extrañé mucho Joong, tuve tanto miedo de no volver a verte. —Yeosang dijo, El más bajo pudo sentir algunas lágrimas mojar su camisa y rápidamente levantó el rostro ajeno, besando sus labios y luego juntando sus frentes; sin dejar de sonreír.

—Te prometo que encontraré la manera de que estemos juntos para siempre, eres hermoso ángel, lo juro por Dios que eres hermoso.

||

Y así fue.

Años después, Hongjoong estaba volviendo del trabajo y cuando llegó a su casa lo recibió su hija Emma, de cuatro años.

—¡Papá! —gritó la niña apenas vio a su padre entrar por la puerta.

—Hola pequeñita, ¿cómo está la princesa de papá? —cuestionó tomando a la pequeña en brazos y yendo hasta la cocina, de donde provenía un aroma exquisito a carne. Allí estaba su ángel; Yeosang.

Los años anteriores habían planeado esto, seguir con su relación en secreto y que; una vez se gradúen; irse a vivir juntos, lejos de sus padres. Ambos tenían herencias, dinero de sobra y con eso pudieron pagar una casa, la universidad y el preescolar de su hija; a quién adoptaron cuando ambos obtuvieron sus títulos de abogado y diseñador de indumentaria. Aunque por ahora Yeosang se encargaba de cuidar a su hija, al menos hasta que entré a la primaria. Un año después de adoptar a Emma, se casaron.

—Hola ángel. —saludó a su esposo con un beso y dejó a su hija sentada en uno de los taburetes de la isla. Se acercó desde atrás a Yeosang y rodeó su cintura con sus brazos, besando su cuello.

—Hola Joong.

Más tarde, en la noche, Yeosang volvía su cuatro luego de hacer que Emma duerma. Hongjoong estaba acostado, con su antebrazo sobre sus ojos y respiraba de manera tranquila. El, ahora rubio, se acercó y besó los labios ajenos, provocando una sonrisa en el peliazul.

—Te amo ángel. Eres hermoso.

||

quiero llorar de lo lindo que quedó

pos nada, espero que les haya gustado.

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