Hoy en día solo se enamoran de un cuerpo,
mis sentimientos nadie los va a valorar.

No existe quien desee mis flores plantadas en su huerto.
Pero de amor nadie se ha muerto
y por mí no van a empezar.

Duele sacar el puñal que hundieron en mi pecho,
tengo un corazón desecho,
sin deseo de palpitar.

Planté lindas rosas,
pero espinas son las que cosecho.

No deberían tener derecho de venirme a lastimar.

Poseías una hermosa sonrisa la cual mostrabas al estar conmigo,
soy enteramente testigo de que la misma era falsedad;
ya que no existe verdad proveniente de tu falacia.

Aquí estoy, sufriendo la desgracia de no poder volver atrás.

Tu máscara se cayó al piso,
allí se deshizo el hechizo que me volvía ciego,
pude ver tu juego,
tu amor postizo,
en nuestra fogata nunca existió tal fuego.

Soy ajeno a lo tierno de la vida,
sufro sin medida por un cruel desacato.

A un amor barato si saber daba cabida,
y una despedida fue el fin de nuestro contrato.

Me deslizo sobre una cuerda floja.

El dolor me arroja sin piedad hacia un vacío
donde no sonrió.

Solo llenare estas hojas de mi sangre roja,
mientras lloro como un crío

¿Qué hare con tu recuerdo?

¿Dime donde lo pongo?
Para conservarlo ya no tengo razones.

Sigo dando vueltas como este mundo redondo,
lo echaré al baúl sin fondo de mis decepciones.

Felicidades por armar un gran teatro,
por largo rato me tuviste entre tus filas.

Corazón de piedra,
venenosa hiedra
que a muchos encierras
entre tus ramas conflictivas.

Aprendí que en la vida nada es lo que parece.

Por mucho que reces siempre llegara el dolor,
el cual no cura el licor,
ni en días,
ni en meses.

Pero nadie merece sufrir por amor.