Muchos hablan de hacer el amor,
pero pocos saben lo que significa.

Confunden el amor con el deseo,
con la pasión,
con la atracción fisica.

Pero el amor es mucho más que eso,
es un arte,
una ciencia,
una creación.

El amor no se hace,
se vive,
se siente,
se expresa.

No se reduce a un acto físico,
a un momento efímero
o a un intercambio de fluidos.

El amor se manifiesta en cada gesto,
en cada palabra,
en cada mirada.

El amor se nutre de la comunicación,
de la comprensión,
de la confianza.

El amor se construye con el respeto,
con la paciencia,
con la tolerancia.

El amor no es solo placer,
es también ternura,
cariño,
afecto.

No es solo satisfacer una necesidad,
es también compartir una intimidad,
una complicidad,
un proyecto.

No es solo dar y recibir,
es también ofrecer y agradecer,
cuidar y proteger,
apoyar y crecer.

El amor no es una mercancía,
no se compra,
no se vende,
no se negocia.

El amor es un regalo,
una bendición,
una gracia.

No se impone,
no se exige,
no se manipula.

El amor se da,
se recibe,
se acepta.

No se mide,
no se compara,
no se juzga.

El amor se valora,
se respeta,
se admira.

El amor no es una guerra,
no se lucha,
no se mata,
no se hiere.

El amor es una paz,
una armonía,
una alegría.

No se teme,
no se duda,
no se sufre.

El amor se confía,
se cree,
se espera.

No se envidia,
no se odia,
no se rencora.

El amor se perdona,
se reconcilia,
se restaura.

El amor es una aventura,
un desafío,
una oportunidad.

No se aburre,
no se cansa,
no se rinde.

El amor se renueva,
se fortalece,
se transforma.

No se estanca,
no se limita,
no se conforma.

El amor se expande,
se eleva,
se trasciende.

El amor es una poesía,
una melodía,
una sinfonía.

No se calla,
no se oculta,
no se reprime.

El amor se canta,
se declara,
se proclama.

No se olvida,
no se pierde,
no se muere.

El amor se recuerda,
se conserva,
se eterniza.

El amor es una luz,
una llama,
un fuego.

No se apaga,
no se extingue,
no se consume.

El amor se enciende,
se aviva,
se propaga.

No se oscurece,
no se enfría,
no se debilita.

El amor se ilumina,
se calienta,
se vigoriza.

El amor es una vida,
una entrega,
una donación.

No se guarda,
no se ahorra,
no se escatima.

El amor se ofrece,
se invierte,
se derrocha.

No se pierde,
no se gasta,
no se agota.

El amor se multiplica,
se enriquece,
se abunda.

El amor es una obra maestra,
una maravilla,
una belleza.

No se copia,
no se imita,
no se falsifica.

El amor es todo esto y mucho más.

Es el sentido de la vida,
el propósito de la existencia,
el destino de la humanidad.

Lastima que tarde tantos años en comprenderlo.

El amor es lo que nos hace humanos.