Frío

Dices que llevo el invierno entre mis labios,
que los sentimientos de un sicario rigen en mi interior,
que ya no se dar color,
que soy todo lo contrario,
que me he vuelto muy agrio y solo se portar dolor.

Dices que soy infame,
que he perdido mi ternura,
que soy causante de la ruptura que sufre su corazón,
que es imposible que ame,
que solo pienso en aventuras,
que no existe una cura para sellar tu decepción.

Dices que has buscado la esperanza entre mis ojos,
pero existe un cerrojo que obstruye nuestro afecto;
en efecto, lo que era color rosa ahora es rojo.
Que hago y deshago a mi antojo,

Soy otro ser humano imperfecto.

Al parecer extravié la calidez de mis brazos,
me acerque a darte un abrazo y sentiste pavor.

Es tan triste que este amor haya sido a corto plazo,
pero entiendo tu rechazo,
soy uno más del montón.

Teníamos tantos sueños
y al final los derrumbe,
le desperté,
ya que me dominaba el miedo.

Reescribirlo no puedo,
de nuevo me equivoque.

El vacío que creé no se tapa con un dedo.

¿Dónde quedaron las palabras que nos llenaban de aliento,
las que en los duros momentos nos ofrecían su calor,
las que nos llenaban de valor para un nuevo comienzo?

Se han vuelto un grito inmenso
"ALEJATE DE MI POR FAVOR".

Olvidé la promesa que le hice a tu mirada;
ya no queda nada de lo que ayer se ofreció.

En tus ojos falleció la alegría que habitaba.

Quien antes me alababa,
hoy por hoy me aborreció.

Esta hermosa ilusión parecía un cuento de hadas,
pero ya no está situada en el timbre de tu voz.

Decides huir veloz de esta carga pesada,
la cual se encuentra abarrotada de la pena que creció.

¡Lo acepto, te fallé,
no soy quien que valga la pena!

Mi miedo fue mi condena,
ya que quebranto mi fe.

Quería un "Juntos por siempre"
en nuestro castillo de arena,
lo construí con las manos
y con los pies lo derrumbe.

Te marchas y a mi mundo se le cae el cielo.
Estoy atrapado en el hielo que congela mi existencia.

No he pagado mi penitencia y ya siento que muero.

No valgo nada,
soy un cero,
pero necesito de tu clemencia.

Me siento tan cansado de esta gélida alma.
Mi pecho se desarma,
no sé cómo enfrentarlo solo.

Arráncame de este lodo,
creo que puedo llamarle karma.

Trae de vuelta la calma,
no me hagas presa de los lobos.

Quédate un segundo,
mira lo que a simple vista tus ojos no ven,
que solo soy un rehén de éste mundo tan sombrío.

Ya no quiero ser el crío que divaga en el andén,
por favor tiende tu mano,
ven, sálvame de este frío.

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