"My Immortal"
"Tomé tu mano durante todos estos años, pero tú, todavía tienes todo de mí."
29 agosto 2017.
Esté día pudo haber sido cualquier otro día, pero no lo es, y ahora mismo estoy odiando a todo lo que esté en el cielo por apartarte de mi lado, tal vez pienses que solamente es escribir por escribirte, pero estás equivocado, muy equivocado.
Tal vez puedas leer esto, tal vez tendré que ser yo quien te lo lea el día en que por fin te tenga que despedir junto a más personas, tus amigos más cercanos, familiares que son inclusive más lejanos, y por supuesto, yo, tu pareja, que nunca dejaré de serlo, tu madre me ha pedido que sea yo quien te dedique unas últimas palabras, ¿sabes? Esto es más difícil de lo que imagine, nunca pensé que tendría que estar aquí, frente al teclado y escribir una carta a un muerto.
No diré que fuiste una persona buena, no diré que siempre te quedarás en la memoria de todos, no puedo decir cosas que he escuchado en cientos de funerales, no puedo hacerlo por el hecho de que para mí fuiste mucho más que una persona buena, o un ser muy querido, para mí fuiste compañía en el abandono, una mano que me ayudo antes de caer al abismo, el chico que impide que el llanto te deprima con sólo mantenerte entre sus brazos, Jiminie... no eres, ni serás solamente una persona que merece ser recordada, eres mi héroe, el amor de mi vida, y por supuesto la mejor de las compañías.
Recuerdas, cuando sin querer nos terminamos peleando en la fila de una tienda de autoservicio, fue muy hilarante, tu querías aquellas papas con miel al igual que yo, era el último paquete en la tienda, y casi ofrecíamos una fortuna en una subasta imaginaria que yo termine por ganar, afortunadamente no pague lo que mencione, pero al verte maldiciendo entre dientes y salir molesto de la tienda, no dude en seguirte, y cuando te percataste de que lo hacía, te molestaste, me dijiste que me fuera al infierno y que dejara de seguirte, ja, ja, ja, pero cerré tu boca cuando te entregue las papas, ¿lo recuerdas? ¿Recuerdas lo sorprendido que quedaste?
Ese día, pensé que sería uno de los encuentros más extraños que me sucedían con personas, y también pensé que ya no vería al chico que se molestó por no obtener las botanas que él quería, pero no fue así, no paso ni siquiera un mes cuando te presentaste en la editorial donde trabajo, estaba junto a mi editora, hablábamos del próximo nombre para la novela que estaba por publicar para otoño, cuando entraste a nuestra conversación, pero esta vez no estabas molesto, por primera vez vi tu sonrisa, y me encanto, pero por supuesto no lo iba a admitir en voz alta, no esa vez. Después de saludar a mi editora, me miraste y tu ceño se frunció, le preguntaste a mi editora la razón por la cual yo me encontraba allí, fue en ese momento en que nos presentamos formalmente, allí supe tu nombre, supe que eras escritor al igual que yo, pero la diferencia era que tú te encargabas de redactar cuentos, y yo novelas policiacas.
A decir verdad, nunca pensé que estaríamos tan enlazados, la vida puede llegar a darte sorpresas que en verdad son sumamente inesperadas, y eso fue lo que paso, nuestro encuentro fue casual, y muy inesperado para mí. No quise hacer caso al destino, no quise darle la razón de que debíamos estar juntos, tu vivías en un mundo lleno de fantasía, uno en el cual yo sentía que no podía encajar para nada, sacabas historias inclusive de la más diminuta partícula de polvo, mientras que yo ni siquiera podía complementar en su totalidad a un personaje secundario, dos polos totalmente diferentes, ninguno encajaba con el otro, y, de todas formas, habíamos logrado congeniar.
Cuatro veces fueron las que coincidimos en el mismo restaurante para la hora de comer, cuatro veces fueron las que te observe en esos días, y fue la quinta vez, en la que te invite a sentarte conmigo, mala idea, no tardamos en discutir sobre el asunto de las papas, pero terminamos por reírnos, pues parecíamos un par de niños que discuten por quien tiene el mejor de los juguetes a pesar de que sean el mismo, pero ese día, sentí que mi mundo ya no sería como antes.
¿Sabes? Fuiste una razón por la cual quise escribir por primera vez romance, jamás me he creído capaz de hacerlo, tener que escribir de besos, de sonrisas que calientan el alma, y de caricias y momentos que llenan por completo el corazón, no es lo mío, lo mío siempre ha sido el 'romance pasajero' y por supuesto los finales inconclusos, eso siempre ha sido lo mío, pero quise intentarlo, la novela fue terrible, demasiado terrible, sentía que se trataba de la copia, de la copia, de la copia de muchos romances que siempre había visto a lo largo de las películas, un cliché total, y sumamente innecesario, te lo di a leer, tardaste una semana en terminarlo, para terminar diciéndome que debía publicarlo, que a la editora le encantaría, pero me negué, el manuscrito sigue encerrado en una USB, e impreso en un cajón con llave, tal vez lo saque, lo desempolve, y lo entregue a mi editora, quizás le guste tanto como a ti.
No sé cuánto tiempo paso, pero cada día se me hacía largo y corto al mismo tiempo, estar contigo se convirtió en una rutina, cada vez estábamos conociéndonos un poco más, nunca me canse d las anécdotas que siempre me platicabas, todas esas historias sin fantasía alguna, llenas de risas y un montón de comentarios que a veces parecían absurdos, pero lo que más me tenía ensimismado, era lo hermoso que brillaba tu rostro a cada palabra, siempre hablabas en dialecto cada que te emocionabas por un tema, me encantaba escucharte cada que lo hacías, lograbas hacer que pensase en que podías tener la confianza suficiente para hablarme sin ningún problema.
Los meses, se fueron convirtiendo en años, en citas, en saludos y en despedidas, poco a poco la distancia que nos separaba ahora estaba de lado, para unirnos más y más, era reconfortante, muy reconfortante, no quería que esto se terminase, tres años, eso fue el tiempo que me hiciste sufrir cuando te confesé que estaba enamorado de ti, dijiste que requerías tiempo, no te apartaste de mí, te quedaste conmigo, pasando el tiempo, teniendo citas, y disfrutando cada día igual que yo lo hacía. Y valió la pena esperar, quería una respuesta, siempre cada seis meses que pasaron de aquellos tres años, te preguntaba si ya tenías una respuesta para mí, me decías que todavía no ha pasado el tiempo correcto, y aceptaba la respuesta, pero cuando te lo volví a preguntar, me dijiste que definitivamente me amabas, y que no te querías apartar de mi lado en ningún momento.
Tuvo que pasar otro año más para que ambos decidiéramos vivir juntos, pasaron tres meses hasta que te robe un beso, y paso casi más de dos años cuando nos hundimos en el calor de nuestros cuerpos, hicimos el amor, te tuve entre mis brazos y no dude en abrazarte cuando caímos en la cama rendidos por el sueño, ¿lo recuerdas?
Cinco años, ese fue el tiempo de nuestra convivencia, peleas de pareja, desacuerdos, momentos dulces, y momentos tristes, pero ambos sabíamos algo, que nos teníamos a nosotros, y eso era mucho más fuerte que cualquier momento desastroso en nuestra vida, nuestro aniversario como pareja venía, pero tú ya no parecías ser la misma persona, lo note, te ibas, dormías por más tiempo, e inclusive querías evitar dormir a mi lado, comías poco, y casi siempre te quedabas en la editorial hasta tarde, por unos momentos pensé que tendrías a otra persona y no querías decírmelo para no herirme, pero descubrí que no era así, una mañana en la que el frío no lograba congelar mi piel, encontré sobre la cama unos exámenes médicos, los leí con detenimiento cuando vi tu nombre escrito en ellos, cuando seguía leyendo más se destrozaba mi corazón, tenías cáncer de páncreas, y estaba totalmente avanzado, significaba que me quedaba poco tiempo a tu lado, y la puerta se abrió, y eras tú, habías ido a ducharte, y me viste con los papeles, discutimos, lloramos, dijiste que lo mejor era separarnos para que no sufriéramos ambos, pero me negué, jamás te dejaría ni siquiera por lo que más quiero en el mundo, porque ya lo tenía, te tenía a ti, Jiminie.
Seis meses, ese era el tiempo que nos quedaba juntos, ese era el tiempo en que debía haber una cuenta regresiva, y odiaba eso, pero, al menos hicimos muchas cosas, te acompañaba a tus consultas, escribimos inclusive una novela juntos, una que ha sido publicada, compramos una mascota, siempre te gustaron los gatos, visitábamos a nuestras familias, nos divertíamos a más no poder, te besaba y siempre te decía que te amaba, y el tiempo paso, paso rápido, tan rápido como si la vida quisiese arrebatarme al único ángel que amaba con todo mi ser, y odie a la vida por querer hacerme esto, la odie a más no poder.
Era el veintiséis de agosto cuando estábamos en Busan, no fuimos con tu familia, nos dirigimos a la zona de la playa, nos hospedamos en un bonito hotel en una habitación en donde teníamos vista al mar, era precioso, fue el veintisiete de agosto cuando te levantaste a las seis de la mañana y fuiste solo a la playa, me dejaste una nota sobre la cama, diciendo en donde te encontrabas, no dude en ir contigo, tu recuerdo es muy claro para mí, estabas sentado en la arena, alejado de la orilla, y yo te miraba, el alba nos daba anuncio de la llegada de un nuevo día, y yo me acerque a ti, tenías mi suéter sobre tus hombros, el viento lograba revolver tu sedoso cabello que pintaste de rubio, abrazabas tus piernas, y tus pies descalzos tocaban la arena, me acerque a ti, me senté a tu lado, sonreíste al frente, mientras que yo te miraba.
No sabía por qué, pero la sensación de mi garganta cerrándose me daba mala espina, nuestros hombros estaban juntos, y entonces dejaste de abrazar tus piernas para tomar mi mano izquierda, la apretaste, tu tacto era cálido a pesar de que hacía algo de frio afuera, seguiste sonriendo, y recargaste tu cabeza en mi hombro.
—¿Me amas? —preguntaste, te miraba de soslayo, tus ojos estaban cristalinos, como si estuvieras a punto de soltar a llorar.
—Te amo, Jiminie, más que a nada en el mundo —te lo dije, sin pelos en la lengua, como siempre.
—Te amo, Yoon... gracias por todo...
No respondí, deje de mirarte, me negaba a creer que esto parecía ser una despedida, me negaba a llorar a pesar de que mi labio inferior temblaba, a pesar de que mis ojos se humedecían cada vez más y más por el dolor, pasaba saliva para quitar el maldito nudo que estaba en mi garganta, acariciaba con mi pulgar el dorso de tu mano, y entonces, cerraste tus ojos, lo hiciste poco a poco, sin dejar de sonreír, y dejaste de apretar mi mano, musite varias veces 'no' pues no estaba listo, para nada lo estaba, tu peso caía con mi cuerpo, negaba con la cabeza mientras mis lágrimas descendían por mi rostro, el llanto me impidió todo, y llore, llore como nunca había llorado en toda mi vida, estaba herido, la vida, la enfermedad, el cielo, me habían arrebatado a lo que más ame y amaré en toda mi vida.
No sé cuánto tiempo estuve en la playa, con tu cuerpo frío a mi lado, pero no paraba de llorar, cuando el llanto en mi seso un poco, no dude en llamar a tu familia, decirles que nos habías dejado, y volví a llorar, al menos habían venido por mí, no me sentía siquiera capaz de dar un paso por mi cuenta.
¿Sabes? Sufrí mucho, casi más de dos meses, ni siquiera podía hacer lo que más me apasionaba, escribir. Pero... sabía algo, sabía que a ti no te gustaría verme de ese modo, lo sabía, y no quería que me vieras así, me prometí ser fuerte, por ti, y por mí, te llevaste una parte de mí que sabía jamás recuperaría, pero estaba agradecido con ello, porque sabía que permanecería contigo por siempre.
Sé que las palabras que te dije en tu funeral son totalmente diferentes a estás que estoy redactando aquí y ahora, pero sentía que esta carta era demasiado intima, una en la que podía expresarme tal cual quería hacerlo, una la cual solamente una persona debe leer, y eres tú, Jiminie.
Gracias por aparecer en mi vida, gracias por ser esa luz que me ilumino por varios años, gracias por ser quien fuiste, jamás te escaparás de mis recuerdos, te tendré en mi corazón cada mañana y cada noche antes de dormir, jamás pensé que lograría enamorarme, pero lo logré, me enamoré de la persona correcta, en el momento correcto, jamás estarás fuera de mi corazón.
Espero donde quiera que estés ahora, puedas leer esto, te amo, y eso jamás va a cambiar, Jiminie.
Atentamente: Yoongi...
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