"Bliss"
"Todo lo que hay en ti, transmite felicidad ahora no me puedo conformar con menos."
Por más que quisiera sacarlo de mis pensamientos, es inútil, Yoongi ha estado siempre ahí para mí, desde hace mucho tiempo que lo ha estado, ¿cómo he de sentirme entonces sabiendo ahora que pronto va a querer abandonarme? No es grato sentir el dolor invadirte por completo, no es nada grato saber que él se va, es triste.
—¿En verdad debes irte tan pronto? —pregunte, mis ojos seguían clavados en él, de un lado a otro mientras empacaba sus últimas prendas de vestir en la maleta abierta sobre la cama—. Podríamos ir a comer algo si quieres.
—Taehyung —sin dejar de acomodar sus cosas me hablaba—, sabes lo importante que es que me vaya, tengo que ir de nuevo a Daegu.
Yoongi recibió una llamada de un amigo suyo, no me confío mucho en lo que ese tipo pudo haberle dicho, pero no quiero que él se vaya, Yoongi y yo hemos vivido juntos desde que tengo memoria, no es mi hermano, ni mucho menos algún pariente lejano que haya conocido, él es... es como mi alma gemela, la cual definitivamente no quiero dejar ir ni por un minuto.
—Hay algo que deba hacer para que te quedes —él por fin dejo de mirar sus prendas de vestir para mirarme—, no lo tomes a mal, pero en verdad no quiero que te alejes de mí por tanto tiempo.
—Taehyung, solamente serán dos semanas.
—Sí, pero serán las dos semanas más largas de mi vida, Yoongi, ¿por qué no me comprendes?
Entreabrió sus labios, quedándose paralizado en su sitio, me moví incorporándome para poder levantarme e ir hacia él, mis pasos eran lentos y podía escucharlos claramente sobre el suelo, un par más fueron suficientes para estar a escasos centímetros de él, estire mi brazo derecho y tome su cintura para acercarlo a mí, todos siempre han dicho que necesito de mucho cariño, no lo creo, jamás lo creí hasta ahora, que no quiero que él se vaya de mí.
—Solamente te pido que te quedes —hable, mi respiración estaba sobre la hendidura de su cuello y hombro, mis labios apenas rozando con su piel, pude sentir un respingo de parte de su cuerpo ante la reacción que causaba mi aliento sobre su piel—, quédate...
—Sabes que no puedo —se removió separándose de mí—, mi madre...
—Olvida a tu madre —mi voz salió en exigencia—, esa mujer no merece que siquiera le prestes un pedazo de tu atención.
—Lo lamento, Taehyung, pero tengo que ir, mi hermano fue claro, ella no puede seguir manteniendo esa cafetería —sé que se refiere a Miracle Coffee, ese lugar en dónde Yoongi no recibía mucho aprecio, lo sé porque fue allí dónde nos conocimos, es ridículo, yo quede embobado por el niño que trabajaba allí como mesero, me volví su amigo, su más fiel confidente, le hice salir de allí, de la cafetería, de su la vida que tenía, y de la ciudad, cuando vi claramente que su madre le golpeaba por hacer un buen trabajo—, no es esencial que regreses.
Soltó un suspiro y llevo sus manos a mis mejillas, las puntas de sus dedos eran frías, siempre lo han sido, pero, lo demás, era tan tibio y dulce que ni siquiera hubiese querido que sus manos se separasen de un de repente de mi rostro, vi en sus ojos una disculpa, pero también estaba claro que me prometía regresar, algo que difícilmente estaba creyendo.
—Te lo prometo... —apenas logre escuchar eso, las últimas palabras que me dijo antes de irse.
Una semana y todavía no puedo olvidar lo que aconteció antes de nuestra despedida, espero poder verlo lo más pronto posible, por ahora me dedicaba a una rutina demasiado tonta a mi parecer, consistía en algo sumamente simple, ir a desayunar y leer el periódico local afuera de una cafetería de nombre Break Coffee, casi siempre tenían un poco de música jazz en el lugar, después de eso me dedicaba a caminar por las calles antes de encerrarme en el departamento y continuar con mi trabajo, escribir cuentos, no es nada del otro mundo, pero mi cerebro parecía decirme una y otra vez que no debía de concentrarme en mi trabajo, que debía estar pendiente de si Yoongi llamaba o de siquiera saber si se encontraba bien, Yoongi mantenía mi cabeza ocupada la mayor parte de mi tiempo, algo que definitivamente no podía tomar a la ligera.
Miré la estela de vapor de mi bebida caliente en cuanto llego a mí, y entonces vi como colocaban a su lado un panque de chocolate, estaba a punto de decirle al mesero que no había pedido eso, pero...
—Me han dicho que te lo envían —fruncí el entrecejo, no me agrada el chocolate, ni siquiera el más amargo, todos mis conocidos lo sabían—, provecho.
—Gracias... —dije, mordía mi lengua al sentir que la pregunta de saber quién me había enviado un panque de un sabor que ni siquiera me gusta a mi mesa, no me atreví a preguntar, no es necesario que lo haga, un regalo es un regalo y aunque no te guste, no hay que desperdiciarlo.
Pero eso no quitaba el hecho de mi curiosidad por saber quién ha sido la persona que quiso dejarme esto, mire el panque por unos momentos más, mientras las hebras blancas del vapor iban subiendo hasta desaparecer por completo, la mesa de color amarillo pastel le daba a mi vista una mayor concentración en los objetos cafés oscuro, pero... ¿quién me dio esto? Y fue entonces que la silla frente a mí, se deslizo, y que unas manos que entrelazaban sus dedos se colocaron sobre la mesa.
—Maldición —levante mi mirada, y mi boca se abrió levemente ante la presencia frente a mí—, el frio ha estado demasiado por aquí, debiste estar en Daegu, aunque te hubiese gustado tomar chocolate caliente —me sonrió.
—Sabes que no me gusta el chocolate —respondí, pero la verdad quería levantarme para poder abrigarlo entre mis brazos, y no dejar que se enfríe.
—Y, de todas formas, no rechazaste el panque —me mostró las perlas de su boca, para después relamer sus labios—, es bueno estar de vuelta contigo, Tae...
—Lo mismo digo, Yoon...
Sin haberlo querido, la felicidad volvió a mí como si la hubiese pedido en plegarias, Yoongi es mi felicidad, y tal vez muchos piensen que me he vuelto dependiente de esta felicidad, y lo soy, pero no me arrepiento, jamás me arrepentiré de que él me interrumpa cuando estoy escribiendo el desenlace de una historia, jamás dejaría de sonreír a pesar de que él no quiera que escriba para poder ir y salir a comer en la noche, nunca me enojaría si fuese él quien me trae el desayuno cada que no puedo dejar de escribir, es imposible que me enoje, posiblemente con otras personas lo haga, pero no con él.
Estoy en mi estudio, encerrado desde las seis de la mañana, no he podido conciliar el sueño con facilidad, Yoongi y yo dormimos en la misma cama, y él a pesar de no moverse mucho, ni roncar, es como si interrumpiera mi sueño, es difícil de explicar, pero, es como si no quisiera dejar de mirarlo, estuve dos semanas solo, ni siquiera la compañía del gato que estaba en la casa me era suficiente, ahora el verlo a mi lado, durmiendo parecía ser una fantasía, tal vez esa era la razón por la que no quería quedarme dormido, tenía miedo a que desapareciera de mi vista, de mi vida, que todo fuera una alucinación mía, pero no lo es, ahora lo sé.
A pesar de no poder verlo desde donde me encuentro, sé que él está allí, y nunca desaparecerá, escucho el chirrido de la puerta, indicándome que está siendo abierta, sus pies descalzos tocan el suelo y sus ojos entrecerrados apenas y me ven, sonrió al ver el alboroto en sus cabellos y por supuesto por el repentino bostezo.
—De nuevo... —vuelve a bostezar—, escribes temprano —no evite sonreír, es divertido verle adormilado.
—Me gusta, es mucho más refrescante de lo que parece.
Me dedica una sonrisa.
—¿Es otro cuento?
Mis ojos se dirigieron al computador, observando las palabras que apenas había llevado, todas en un relato corto, todas relatando el viejo recuerdo de nuestra despedida y nuestro reencuentro, no hay nada que me guste más.
—Podría decirse que es un diario personal —conteste, el maullido de Sook me hizo mirarla, la gata paseaba por las piernas de Yoongi, restregando su cuerpo una y otra vez sin parar, mientras que Yoongi también se dedicaba a mirarla.
—Entonces iré a preparar el desayuno —se agacho para tomar a la gata en sus brazos, abrazándola y dándole caricias en su cabecita—, te llamaré cuando termine ¿sí?
No me negué, es la única persona que puede interrumpirme sin que me disgusté, en cuanto él salía de mi estudio, pude ver lo que escribí, el recuerdo seguía en mi cabeza, debía plasmarlo, y lo había hecho, creo esta es la primera vez que escribo algo en serio, algo que vale la pena publicar, eso es lo que diría mi editor, seguramente estará pensando que me he perdido en mis pensamientos, no pude enviar ni siquiera un relato corto esta semana, quizás esté perdiendo la chispa que tenía, pero tal vez no lo esté haciendo, necesitaba a mi inspiración, y ya está en casa, ¿qué más debes pedir, Kim Taehyung? Tienes lo que necesitas, no es necesario algo más, y lo sabes.
—¡A desayunar!
Nada mejor que un desayuno en las mañanas junto a la persona que amo, mi felicidad, Min Yoongi.
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