5. Barbie Superstar


5. Barbie Superstar

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Hay mujeres que arrastran maletas cargadas de lluvias

Hay mujeres que nunca reciben postales de amor

Hay mujeres atadas de manos y pies al olvido

Hay mujeres que buscan deseo y encuentran piedad

Hay mujeres que empiezan la guerra firmando la paz

Hay mujeres en cuyas caderas no se pone el sol

Hay mujeres veneno

Mujeres imán

Hay mujeres consuelo

Mujeres puñal

Hay mujeres de fuego

Hay mujeres de hielo

Mujeres fatal

Joaquín Sabina –Versos Extraídos de "Mujeres Fatal"

Escondida tras una columna, la rubia acechaba a su presa cual fiera de la llanura. Miraba con fija atención el lugar donde se encontraba su próxima caza. Los movimientos que hacían las criaturas la hacían avanzar y recular con recelo mientras sus ojos de cazador captaban cada ínfimo detalle. Con paso gatuno y zigzagueando con disimulo, se acercó hasta que supo que no podían escapar... ni ellos, ni ella.

—Buenas tardes —saludó con una reverencia.

—¡Mei! Buenas tardes ¿Cómo estás? —dijo Ryuu

—Bien... ¿Puedo hablar contigo un momento? —Extrañado por la actitud de esa chica que apenas conocía, el pelirrojo se levantó de la silla.

—Por supuesto. —Los demás se quedaron en la mesa gritando palabras bochornosas mientras Ryuu se ponía colorado de vergüenza por ser parte de aquel grupo de homo habilis y se alejaba por el campus universitario ocultando la cara en su mano.

* * * * *

¿Me besó?

¿Lo besé?

¿Me besó?

¡No puede ser! ¿Qué demonios me pasa? ¿Qué demonios estoy haciendo?

No lo conozco.

No me conozco.

Ese Ryuu me provoca... me provoca dulzura, ternura... un abrazo ¡Pero no! No van a utilizarme otra vez... otra vez no. ¿Por qué me inventé un novio? Sólo tengo que mandarlo al diablo y ya. ¿Será que él...? ¿Él me gusta?

No, es imposible.

Me he alejado de todos. ¡Ya se! Es porque es la primera persona con la que me relaciono hace mucho tiempo. ¡Sí! Eso es. Estoy frágil y vulnerable por qué no hablo con nadie, no me di cuenta de ello antes. ¿Cómo solucionarlo? ¿Cómo alejarme de él?...

Pero, ese beso fue... ¡No Taina! Contrólate, si caes otra vez, será peor que la anterior y no habrá trozos que recoger de ti. ¿Por qué tuvo que venir ahora que estaba tan estable? No importa, todo tiene solución ¿No?

Ahora que sé que ese Ryuu me gusta, estoy prevenida y no hay forma de que me enamore estúpidamente de él. Mientras esté pendiente, no caeré en ninguna trampa.

¿Por qué tuve que besarlo?

* * * * *

—Eres tan hermosa.

—Gracias... —La castaña se sonrojaba fingidamente mientras el muchacho le coqueteaba. Lo que más disfrutaba era sentirse admirada y que por donde caminara no hubiera quien no la mirara.

—¿Me harías el honor de ser tu novio? —decía el pobre infeliz, sin saber que ya era el sexto del día en pedirle lo mismo.

—¿Oh? ¿Cómo me preguntas algo así tan de pronto?

—Discúlpame, pero no puedo evitarlo. Me gustas mucho y nada me haría más feliz.

—Bueno, no tengo respuesta a eso, déjame pensarlo ¿Sí?

—Tomate tu tiempo. —Akegino avanzó por entre la multitud de estudiantes y prácticamente le abrían el paso para que caminara sin molestia.

Todos los chicos la deseaban.

Todas las chicas la envidiaban.

Era un icono en la universidad y aunque diariamente recibía decenas de peticiones de noviazgo, ella nunca daba una contestación afirmativa o negativa, teniendo así a todos tras ella siempre. Atravesó la fauna estudiantil y fue al punto de reunión donde se encontraba Mei, Sayura y Ayame.

—Seis —dijo orgullosa al sentarse junto a ella. Mei había llevado un poco de arroz a su boca por lo que solamente hizo un gesto con los ojos.

—¿Seis? —gritó Ayame sorprendida. Ellas conocían el lenguaje de Akegino. Cada día hacia un conteo de los chicos que se le declaraban para jactarse de ello y regodearse en el líquido de su propia belleza.

—Hasta ahora que apenas es media tarde, debo esperar que termine el día —pronunció acariciando sus labios.

—¡Vaya Akegino! Casi desearía ser tu —murmuró ronca Sayura.

—No digas eso Sayura, eres muy bonita y muchos también caen a tus pies. —Akegino no lo decía por ser buena persona, Sayura realmente tenía su gracia. Sin embargo ella aprovechaba sus atributos físicos de otra forma, era una chica muy pasional y se acostaba con cualquier hombre que le diera la oportunidad, lo cual lo resumía a un 96% de la población masculina.

—La única que aún no ha tenido novio aparte de Akegino es Mei ¿Quieres que arreglemos eso Mei? —manifestó Sayura con un tono sospechoso. Mei que acababa de tragar, bebió de una soda y contestó.

—No es necesario, puedo arreglármelas sola.

—Eso suena como que tienes algo entre manos y no quieres decirnos —exclamó Ayame acusadora.

—No tienes como probarlo. —Mei se levantó y se marchó.

—Son sus padres... —susurró Akegino y no agregó nada más.

* * * * *

Me concentraba en la música y en el camino, desde muy joven me acostumbré a llevar audífonos con música alta y lentes oscuros. Era una estrategia infalible para limitar cualquier contacto que la humanidad quisiera tener conmigo. Los lentes me protegían del contacto visual y los audífonos me aislaban del mundo. Solo así sobreviví al huracán de mí alrededor.

No había señal de Ryuu por ningún lado y eso me tenía algo nerviosa. Fui a mi casillero, el pasillo estaba casi vacío y solo una chica que luchaba con la puerta de su casilla que no quería abrir, abrí el mío y cayó un sobre. No había que ser Nostradamus para adivinar que se trataba del admirador, lo que me sorprendió es que en vez de entrar en pánico como las demás veces lo tomé con más normalidad de la que debía. Iba a leer la carta pero el ruido metálico que hacia la chica tratando de abrir su casillero me desconcentraba.

La guardé, la leería después ya que al perecer esta vez no había regalo... Eso pareció un comentario algo interesado. Por suerte estoy a salvo en mis pensamientos donde no me juzgará nadie. Cogí los libro que fui a buscar, pero los chasquidos de la pobre chica me hicieron sentir pena, la miré y era la misma rubia del otro día en el baño.

En contra de todos mis principios me acerqué a ella.

—Hola —saludé y la muchacha hizo un pequeño grito. Me vio sin creérselo— ¿Necesitas ayuda? —asintió con la cabeza e intenté abrir el casillero—, parece que está atascado —ella suspiró angustiada.

—Tengo que abrir eso ahora o la maestra va a sacarme de la clase por no tener el libro y ya sería la tercera vez. —Su mirada sincera me convenció.

—Espera. —Saqué de mi mochila una fina varilla de hierro que me acompañaba desde mi susto en el parque. A pesar de que me "agradaba" el admirador nunca estaba de más estar prevenida. Y del barrio donde crecí aprendí que siempre se tenía que estar prevenida— ¿Te molesta si violo tu casillero?

—Si le quieres pedir matrimonio es tu problema, yo solo quiero mis libros. —Volteé el rostro para que la chica no me viera reír por el comentario extraño y fuera de lugar, luego procedí a introducir la varilla. Unos minutos después la puerta estaba abierta y la chica con los ojos desorbitados.

—¿Dónde aprendiste a hacer eso?

—Pues donde vivía a veces teníamos que hacer algunas cosas ilegales para sobrevivir.

—Tienes que enseñarme. —Me quedé en silencio, era un compromiso que no creía que pudiera cumplir— Mi nombre es Mei ¿Y tú eres...?

—Tai... —dije con un hilo de voz. Esa niña me inspiraba.... algo, pero muy diferente a lo que me inspiraba Ryuu. Era como una calidez en el centro del alma.

—Tai, el sábado hay una fiesta y me encantaría que fueras mira... —escribió en un papel—, esta es la dirección. ¿Iras?

—No lo sé, no puedo asegurarte nada creo que estaré ocupada.

—Al menos inténtalo —dijo mientras recogía el libro y cerraba el casillero desvirgado—, espero verte. Adiós, llego tarde a la clase y gracias. —La rubia se fue corriendo apresurada. ¿Le dije mi nombre? ¿Qué me estaba pasando últimamente? ¿Acaso ahora soy una especie de red social enviando solicitudes de amistad? ¡Hello Kallena wake up!

No puedo negarlo, la chica es simpática y se ganó mi respeto al disculparse en el baño. A la mayoría de la gente le cuesta aceptar un error, aunque también pudo haber sido porque estaba intimidada. De cualquier forma ya no importa...

Ahora que si estaba sola, saqué la carta para leerla, enarqué una ceja y mis ojos volaron sobre las líneas del manuscrito.

Taina Kallena

No sé qué estés pensando en este momento.

Quizá hayas decidido no volver a hablarme otra vez y juro que respetaré cualquiera que sea tu decisión. Pero ¿No crees que sea justo que nos des una oportunidad? como amigos, no pido nada más.

No quiero que me malinterpretes pero cuando estoy contigo, no sé cómo comportarme y tal vez por eso actúo como tonto, además de que soy un poco estúpido por naturaleza. Quiero conocerte, ser tu amigo, estar cerca para ti y perdón por expresarme así, pero ahora más que sé que no tienes a nadie. ¿No crees que ese beso signifique algo? Yo no besaría a cualquier chica pero... No volveré a intentarlo, a menos que eso quieras. No te tocaré, a menos que eso quieras. Pero permíteme estar cerca de ti. Eres la única en esta loca universidad que parece estar cuerda es decir ¿Vas a dejarme con esa manada de psicóticos? La otra noche la pasamos bien y te conocí un poquito más... Por favor no me quites eso.

Ryuu

El corazón se me estaba saliendo por la boca. Ryuu tenía razón, no quería volver a hablarle, pero luego de semejantes palabras hasta me encontraba ilusionada con él. Era un buen chico que solo metía la pata de vez en cuando.

Aunque a decir verdad esta carta es un recurso un tanto estúpido, incluso me da un poco de vergüenza ajena. Quedemos con que la intención es lo que cuenta y trataré de no calificarlo como un idiota más del montón.

¿Qué haré con respecto a ese muchacho? Quizá este es el momento en el que debo hacer un análisis de mi vida y descubrir cómo me veo en algunos años. No tener amigos no solo significa un ahorro de problemas y estrés, sino que te deja sin las posibilidades de contar con alguien en algún aprieto. Es cierto que esos amigos gastan energía y tiempo innecesarios pero también apañan en momentos difíciles y ríen contigo en esta aventura llamada vida.

¿De verdad quiero pasar mis días hundida en la soledad? Han sido tres años muy duros y muy largos. No he hablado con nadie que no fuera mi madre, mis hermanos, los maestros de la universidad o la maestra de danza. Pero con ellos no podía hablar de lo que quería hablar de verdad, de las cosas que de verdad importan.

Ryuu me gustaba y él quería ser mi amigo. Para mi estaba bien siempre y cuando no crucemos la línea.

Ya era tiempo de que madurara.

* * * * *

—Mírala Akegino, es tan insípida. —Akegino levantó la vista del espejo donde se observaba a si misma extasiada.

—Déjala Sayu, seguro sufre sola su fealdad, no necesita que se lo recordemos. —Sayura la miró sabiendo lo hipócrita que estaba siendo Akegino. Por su parte, Taina no escuchó nada gracias a sus fieles audífonos.

Ryuu estaba con los chicos en otra mesa, intercambiaron miradas y ella le sonrió leve y rápidamente. Dejando a Kes a mitad de una oración, Ryuu se levantó precipitado y la siguió hasta donde siempre.

—¿Sabes que estaba pensando? —comenzó Ryuu relajado—, que en vez de que traduzcas las canciones me enseñes español.

—¿Es en serio? —Ambos iniciaron la conversación ignorando por completo la noche de los besos furtivos. Los dos sabían de lo sucedido, los dos tenían conocimiento de la existencia carta y si estaban allí, era para un nuevo comienzo.

—Si... ¿Qué tiene de malo?

—Uno; soy muy mala maestra Ryuu y dos; sinceramente no quiero enseñarte. Así que olvídalo.

—¿Por qué?

—Porque soy demasiado perezosa para eso además, sabes cómo diez idiomas, yo solo tres y medio... no quiero seguir dándote más ventaja.

—¿Cuáles hablas tú?

—Español, Inglés," Japonés a medias" e Italiano.

—¡No! ¿También hablas italiano? ¿Por qué? —Ryuu se lanzó dramáticamente en el césped sobreactuando su sufrimiento. Taina por su parte, miró de reojo a su alrededor, estaba empezando a dudar cuál de los dos era el subnormal.

—Pues culpa a mi madre también...

—¿Ah sí?

—Aprendí italiano porque mi madre tuvo un novio Italiano. Hubo compromiso, planes de boda, nos iríamos a vivir a Milán y toda la cosa. Sin embargo terminaron. Al menos pude sacar algo bueno de eso.

—Taina hay una fiesta el sábado ¿Quieres ir conmigo? —«¿Era eso una cita?». El corazón de Taina se detuvo y creyó que se desmayaría pues a su cerebro no le estaba llegando el oxígeno suficiente— Está bien si no quieres, tampoco te estoy obligando —dijo Ryuu cuando el silencio de ella fue demasiado prolongado.

—No... no es eso, es que...—no quería decirle todas las razones, él le gustaba y la ponía nerviosa, Mei ya la invitó y la última era que... —, nunca he ido a una fiesta.

—No te creo. —La expresión de seriedad de Taina no era de broma— ¿En serio? ¿Nunca? ¿Ni a una de niños? —El chasquido molesta de la lengua de ella fue una maña señal— Esta bien, te creo. ¿Quieres venir?

«Ya me estoy involucrando con él, qué más da.»

—Claro, no tengo nada que hacer ese día.

—¡Sí! —Ryuu levantó los brazos triunfante y Taina no pudo reprimir sonreír otra vez. Ya se le estaba hacia costumbre reír con él. Era increíble admitir todo lo que ese sencillo muchacho provocaba en ella. En ese momento Taina recordó algo que le causó curiosidad.

—Ryuu... ¿No dijiste que tenías un hermano mayor? —Él asintió con la cabeza sin mirarla—Entonces ¿Por qué te harás cargo de la empresa familiar? Creí que el mayor es quien hereda esa responsabilidad, es decir, por lo que se dé su cultura es así.

—Al principio era así, pero digamos que entre mis padres y mi hermano las cosas no van bien. —Un deje de su voz le indicó a Taina no preguntar más.

—Entiendo. Ryuu ¿Y cómo te va conquistando a esa chica?

—¿Cómo sabes que no he renunciado a ella? —Taina dejó escapar una carcajada divertida.

—No eres tan inteligente —dijo muy sonriente y Ryuu a pesar de que disfrutaba verla así, la miraba con seriedad.

—¿Para que negarlo? Cuando tienes razón, tienes razón. Sigo luchando, pero ella parece ser muy fiel. Dime Taina, tú tienes novio, ¿Si alguien te gustara a pesar de tener esa relación te arriesgarías a vivir esa aventura?

—Te crees la gran cosa... ¿Quién te asegura que eres correspondido?

—Solo lo sé.

—Te repito lo mismo que te dije aquella vez. No arruines una relación. Quizá ellos son felices y el que sobra eres tú.

—Y quizá ella está esperando que sea yo quien dé el primer paso. Hablando de eso, ¿Invitaras a tu novio a la fiesta? —¿Qué? Cierto que ella tenía un supuesto novio.

—Él no tiene por qué acompañarme a todas partes —replicó desafiante.

—Tranquila fiera, yo solo decía pues nunca lo he visto contigo. ¿Tendré algún día el honor de que me lo presentes?

—No lo creo. Es igual que yo; poco social, arisco, le gusta ser discreto y que nadie lo vea si no es necesario. —Estaba empezando a arrepentirse, eso de mentir era agotante.

—¿Y qué me dices de él? ¿Es de la universidad? ¿Cómo se conocieron? ¿Cuánto tiempo tienen juntos?

—No voy a hablar de esto contigo.

—Está bien. Pero sabes que tarde o temprano voy a conocerlo. —Taina sonrió pues sabía que era imposible.

—Tienes razón —afirmó maliciosamente.

—Pero no respondiste mi pregunta —Taina lo observó extrañada—, ¿Si alguien te gustara a pesar de tener novio, te arriesgarías a vivir esa aventura? —Taina quedó en silencio, mientras que un trío observaba la escena.

—¿Qué hace "ella" con "él"? —preguntó Ayame como si todo el grupo ya no se hubiera percatado.

—Quizá si tienen algo —murmuró Mei pausadamente, Akegino la miró sorprendida y luego añadió—, o solo son amigos, que sé yo.

—Esa maldita gaijin no va a pasar sobre mí, incluso si se trata de un hafu —dijo Akegino con un arraigado pundonor.

Mei suspiró otra vez, soportaba toda esta locura solo porque Akegino era su prima, pero a veces no la aguantaba, ni a ella ni a las otras. Pero tenía razones mucho más importantes para quedarse. Miró a Tai y sintió algo de lastima, se estaba metiendo en el camino de su pariente y eso nunca acababa bien.

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