17. Que no te compren por menos de nada
17. Que no te compren por menos de nada
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Los besos que te dan las chicas malas,
Salen más caros cuando los regalan,
Y huelen a fracaso.
Puede que me estuviera enamorando,
Porque antes del café cambié de bando,
De hotel y de sombrero
Joaquín Sabina – "El caso de la rubia platino"
—¿Qué es lo que quieres con Taina? —le gritó Ryuu a su hermano. Este, afinaba un bajo sentado en su cama.
—Ya te dije que somos amigos y lo que ella y yo hagamos de no es de tu incumbencia.
—Por favor Koshiro —suplicó Ryuu con voz afligida—, por favor, por lo que más quieras, no la involucres en esto, es entre tú y yo. Te lo ruego.
—¿Acaso crees que tú y yo somos iguales? —le espetó el hermano mayor mirándolo curioso a los ojos, al mismo tiempo que el instrumento que tenía entre las manos emitió un sonido sordo.
—No lo sé, por eso vengo a pedírtelo —dijo con la mandíbula tensa. Koshiro cambió su expresión, era una combinación de tristeza, enojo, y decepción.
—Sal de mi habitación ahora Ryuu.
* * * * *
La castaña vigilaba atentamente los labios del senpai, aunque no escuchando lo que él intentaba explicarle, más bien saboreándolos. Él ni siquiera sospechaba los pensamientos de su alumna, cuando recibió un inesperado beso.
Akegino se lanzó a él, desesperada de que Hyrachi le respondiera aquel contacto. Pero no pasó, no movió los labios pero tampoco la apartó. Fue ella, cuando lo vio con la misma indiferencia se despegó de él.
—¿No te ha gustado mi beso? —preguntó asustada.
—No.
—¿No te gusto?
—No. —La misma fría indiferencia.
—¿Por qué? —La japonesa no podía creerlo, estaba horrorizada. Ese beso fue la medida más desesperada que se le ocurrió, lo de Ryuu realmente fue un accidente, ella estaba algo ebria y necesitada de amor.
—No lo sé.
—¡Eres gay! —gritó acusadoramente.
—No. —Hyrachi ni siquiera se inmutó, cuando otro hombre en su lugar se hubiera ofendido o le hubiera demostrado lo contrario.
—Entonces... Yo... —La muchacha estaba confundida, nada para ella tenía sentido, en su corazón las emociones hervían—, yo... ¿Qué me pasa? ¡No! ¿Qué te pasa a ti? Yo soy hermosa. Deberías arrodillarte para que te hiciera caso... —Sin pensarlo Akegino abofeteó a su senpai y estalló en llanto mientras corría.
Kuzumy -senpai, recogió sus libros y salió calmadamente del aula con la mejilla colorada.
"Akegino no me hagas esto —pensaba—, tengo trabajo que hacer."
* * * * *
—¡No te lo creo!
—¿Cuánto quieres apostar? —Taina se engullía un emparedado mientras le contaba a Mei su aventura en la casa Katayama.
—Ese maldito nos mantuvo engañadas —exclamó Mei.
—Imagina mi sorpresa cuando lo vi semi desnudo en la casa de Ryuu, tuve que agarrar mi corazón con los dientes por que casi se me sale.
—¿Koshiro hermano mayor de Ryuu? Son tan...
—¿Disparejos? ¿Diferentes? ¿Incompatibles? Lo sé, ni siquiera físicamente hay algo que los haga encajar, Ryuu es pelirrojo, de ojos claros y...
—Koshiro tiene el pelo negro azabache igual que sus ojos. Bueno, ambos son altos, eso es un indicio. —Taina la miró con una mueca sarcástica —Si Ryuu y Koshiro resultaron ser hermanos ¿Cómo es que Koshiro dice que es un muerto de hambre si la familia de Ryuu tiene dinero?
—Si yo me abstuve de preguntar, te aconsejo que hagas lo mismo.
—Koshiro es nuestro amigo ¿Qué tiene de malo querer saber?
—Nada Mei, haz lo que quieras. — «Al final siempre lo haces.» pensó Taina
Sin embargo en su cabeza nadaban las ideas. Koshiro sabía algo de ella que nadie más sabia, solo su diario. Confiaba en él, a pesar del poco tiempo que juntos, Koshiro había demostrado lealtad y se ganó la amistad de la chica.
¿En qué momento bajó la guardia y renació cual fénix de sus propias cenizas? En esta nueva etapa de su vida su primer abrazo se lo dio Mei, su primer beso fue con Ryuu y su primera confesión la compartió con Koshiro. Los tres formaban una parte esencial en ella, como un trípode para sostenerla y no sabía si podría resignarse a una vida donde ellos no estuvieran.
—Tai, cambiando el tema, necesito un favor tuyo.
—¿Qué puedo hacer por ti? —Mei apenas comprendió lo que dijo ya que ella habló con la boca llena de comida.
—Quiero una cita con Kes. —La chica se atragantó con el emparedado y luego de que Mei le dio varios golpes en la espalda y un largo trago de agua, fue capaz de contestar.
—¿Qué? Mei ¿Todavía sigues con eso?
—Me lo prometiste.
—Mei, no te hagas más daño...
—¿Vas a actuar igual que Koshiro? ¿Estás de su lado o del mío? —Si Mei siquiera entendiera la complejidad de su pregunta, con seguridad evitaría saber la respuesta. Taina poseía información que Mei desconocía y por ende, eso la ponía en una posición que definitivamente no era neutral.
—De ningún lado, estoy del lado de donde tú seas feliz.
—Pues consigue esa cita. Escucha, ya lo tengo planeado, tú y Ryuu harán una cita doble, lo convencerás para que lleve a Kes y tú me llevaras a mí. ¿Ves? Es fácil y todos salimos ganando. —"Menos Koshiro" pensó con amargura Taina.
—Se acerca Koshiro, seguiremos hablando de eso después.
—¿Tienen más clases? —preguntó el metalero. El ambiente universitario no era del agrado del muchacho por lo que en raras ocasiones se permitía cruzar los límites del estacionamiento.
—Tai tiene que ir a la academia de danza y a mí me falta una clase ¿Por qué?
—Nada importante, supongo que por tu cara de retrasada ya Taina te vino con el chisme acerca de mi hermano y yo. —Algo indignada Mei volteó el rostro, justo a tiempo para ver a Kes y a Ryuu llegando.
—Buenas tardes... ¿Koshiro? ¿Qué.... —expresó Kes.
—Larga historia... —contestó Koshiro interrumpiéndolo —, no quieres saber.
Taina sintió algo de ansiedad, Koshiro y Kes en el mismo espacio. Notó que se conocían con anterioridad, pero eso no disminuyó los niveles de tensión que aumentaba por segundo. O quizá solo estaba siendo paranoica.
—Buenas tardes –—saludó Mei ocultando su sonrojo.
—Hola mi reina. —El pelirrojo dedicó una mirada de soslayo a su hermano y suspiró. Saludó a su novia de lejos, diciéndolo tan bajito que Taina tuvo que leerle los labios. Ella rio, pero no por mucho, porque detrás de ellos también llegaban Akegino, Ayame y Sayura.
De repente el lugar embrujado era un sitio de moda a donde todos se reunían.
—Hola chicos —saludó Sayura empalagosa.
—Hola preciosa —contestó Kes y todos los demás se quedaron en silencio.
—No vengo aquí por motivos sociales —manifestó mientras miraba a las chicas sentadas en el césped.
Para Taina era una escena extraña. Por primera y quizá última vez, todas las personas con las que ha tenido contacto, positivo y negativo, se encontraban en el mismo lugar, como si el destino decidió que era el momento exacto en que todo convergía. Con su suerte, dudaba que algo bueno saliera de allí.
—Me enviaron a darle todos uno de estos. —Les pasó un grupo de volantes a Kes y esté siguió repartiéndolos hasta que todos tuvieron uno.
Viernes 6:00 PM
Aula magna de la Universidad
Conversatorio sobre la abstinencia sexual y virginidad
Impartido por prestigiosos sexólogos y psicólogos de todo el mundo.
¡No puedes faltar!
Taina observó a Sayura enarcando una ceja luego de leer el comunicado. Era de lo más irónico que justo ella estuviera repartiendo los volantes.
—¿Una charla de sexualidad? —dijo Kes con voz sorprendida y medio burlón—, no somos unos colégialos.
—Sí, virginidad, como si acaso eso aun existiese. —Ayame sonreía al decir esto.
—Yo aún tengo la mía —murmuró Akegino, lejana, como si no estuviera presente.
—Y yo. —Todas la miradas se posaron en Mei que contestó y como por arte de magia, luego todos los ojos llegaron a Taina, que era la única chica que aún no decía nada, ya que la situación de Ayame y sobre todo la de Sayura, era pública.
La muchacha presionada bajo todas esas pupilas inquisidoras respondió.
—Y yo también —dijo con voz inocente. Ella no era virgen, pero no por decisión propia y no era un tema del que se podría hablar a la ligera. Así que optó por mentir, era más sencillo que empezar un melodrama absurdo. Sin embargo, Koshiro conocía la verdad y la miró con extrema curiosidad. ¿Por qué el engaño? ¿Qué era lo que tenía que esconder?
—¡La virginidad todavía existe! —articuló Kes aligerando el ambiente.
Sayura se quedó algo muda, desde ese momento las vírgenes dejaron de ser un objetivo de ataque dado que su amiga Akegino seguía siendo una. Sonrió hipócritamente, le guiñó el ojo al metalero, se dio la vuelta y el grupo se alejó.
Taina suspiró, al menos no hubo peleas, conflictos o problemas. Solo que ella no sabía lo que esa escena iba a provocar en su vida.
* * * * *
Las semanas habían pasado a gran velocidad, luego de exhaustivas investigaciones Taina pudo firmar el contrato con la agencia sin tener el miedo de perder su beca. Ese sábado se encontraba en su primer día de entrenamiento como modelo, el gran salón acogía a un grupo de chicas, algunas veinte o treinta muchachas que se darían cita semanalmente para aprender el arte de las pasarelas.
Llevó sus únicos zapatos de tacón, pues fue lo primero que se le exigió. Se sentía desorientada, perturbada y atontada, esto no era ella. Las jóvenes a su alrededor con zapatos de tacón de veinte centímetros –Caminar en esa monstruosidad era físicamente imposible, mucho menos modelar–, ropa elegante, joyería cara, peinados elaborados y escandalosos maquillajes.
Empezaba a sentirse fuera de lugar con su corto pantalón blanco, una blusa negra sin mangas y el pelo recogido en un moño alto. Decidió recogerse el pelo por el calor, ya que, a pesar de ser conocida por la trenza, acostumbraba llevar el pelo suelto. Tenía la cara lavada y sin maquillaje, pero con un labial para evitar resecarse los labios. Estaba libre de accesorios, desde que empezó su noviazgo con Ryuu, descartó utilizar el collar de medialuna.
Una de las cláusulas del contrato indicaba que la agencia usaba nombres artísticos, más estrambóticos, originales y llamativos que sus nombres propios. Esos nombres eran sacados de la mitología egipcia, por eso durante la firma, Taina fue rebautizada como Osiris, seudónimo por el cual sería conocida como modelo.
Momentos después Clyo -que también debía ser su nombre artístico- entró vestida de forma parecida a la primera vez que la vio. Tan solo de verla parada en el medio del salón todas tomaron asiento e hicieron silencio.
—Bienvenidas a la escuela de modelaje profesional Cleopatra, claro está por Cleopatra VII ¿Por qué Cleopatra? La reina Cleopatra fue la combinación perfecta de potencia, genio y belleza. Más que belleza física, belleza intelectual. Para quienes no lo saben soy egipcia de nacimiento. Esta, más que una escuela de refinamiento es una escuela para la vida. No van a aprender a ser bellas, aprenderán a ser útiles en la sociedad, porque necesitamos de seres humanos que sirvan a la evolución y no al estancamiento y la mediocridad.
»Ser modelo, es un trabajo honrado, y aunque es cierto que hay agencias dedicadas a la prostitución clandestina, esta no —la monumental vocecita retumbaba en la habitación completa—. En primer lugar aclaremos; solo unas pocas de las presentes se encuentran actualmente firmadas como modelos en la agencia, las demás deben demostrar que tienen el material necesario para serlo. Les recomiendo que den lo mejor, ser modelo no es un sueño hecho realidad, al contrario, es una pesadilla muy oscura.
—Disculpe Clyo. —Una joven que acababa de entrar interrumpió la clase.
—¿Qué pasa? Sabes que no puedes interrumpir una clase.
—Es... es la llamada que usted estaba esperando. —Clyo miró a la clase.
—Discúlpenme un momento. —La menuda mujer salió dando largos pasos. El barullo no tardó en armarse nuevamente por lo que la morena se colocó sus audífonos otra vez. Sin embargo, no pudo evitar escuchar la conversación que ocurría a su espalda.
—No puedo creer que acepten una Gaijin.
—Clyo lo es, pero al menos su piel es blanca.
—Trata de no tocarla, puede ser que nos manche.
—Jodanse —musitó en español sin contenerse. Varios minutos después entró Clyo un poco agitada.
—La primera lección de hoy es como parecer una modelo. Una modelo es sencilla pero con personalidad, es una página en blanco donde el diseñador, empresa o marca dibuja lo que quiere proyectar en ella. Tú levántate —dijo señalando a Taina, que quería que se la tragara la tierra y el cosmos— Tiene una apariencia simple pero bonita, nada de elegancia o extravagancia. Se ve casual y clásica, se puede notar su personalidad con esa ropa pero al mismo tiempo deja el espacio para ser creativa en ella. Su rostro no está oculto bajo kilos de maquillajes, lo preferible es lo natural.
¿Ya puedo sentarme? Pensó en su interior la muchacha.
—En estos momentos la mayoría de ustedes parecen un personaje de obra de teatro. Peinados raros, embarres de maquillaje y ropa donde se puede apreciar su figura. ¡Hay que aprender!
Taina miró a la chica de su espalda. Estaba seria y notoriamente ofendida. La dominicana no rio, pero empezó a creer que quizá las clases de modelaje fueran un poco divertidas.
Esa misma noche, en una reunión con sus amigos en la plaza del centro, Taina supo que los padres de Mei habían llegado al país y que al enterarse del accidente, solicitaron conocer al individuo que conducía como demente por la carretera. Así que la rubia, organizó una cena para presentarlos. Por más que Mei quiso evitarlo, Koshiro insistió en ser acompañado por Taina, ella aceptó de mala gana solo para echarle una mano a un amigo.
Mei se veía bastante frustrada.
"No tomen en serio nada de lo que digan, solo asientan con la cabeza e ignórenlos por completo. Mis padres siguen estando en la era meijin, no hablen de samuráis, monarquía o de la navidad. Eviten decir una palabra en inglés y por lo demás, recemos para que salgamos en una sola pieza de allí."
Esas fueron las palabras que Mei envió en un mensaje la tarde antes de la cena. Koshiro y Taina se pasaron el resto del día gastándose bromas, que irían vestidos de militar porque al parecer se engancharían en la milicia.
Ninguno de los dos sospechaba la noche que los esperaba.
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N/A: El nombre artístico de Taina fue cambiado, anteriormente poseía "Galaxia" y como ven, ahora es "Osiris" Sin embargo, por motivos de edición es posible que en capítulos después del capitulo 22, los cambios no estén aplicados ya que aún no he actualizado esos capitulo.
No se sientan confundidos, Galaxia es lo mismo que Osiris.
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