⁵· príncipe caspian
Lucy Pevensie fue la primera en despertar al igual que Isabella, cuando un crujido llego a sus oídos, vieron a todos durmiendo, por lo que prefirieron levantarse y seguir lo que había sucedido en los sueños de la pequeña, pues sabía que era una señal, la pelicastaña tomo su espada por precaución.
La pequeña Lucy caminó por el bosque al igual que Isabella, pero no vio nada que se asemejara a su sueño de la joven Pevensie, entonces vio a los árboles y recordó cómo les habían ayudado la primera vez que estuvieron en Narnia
-Despierta...-dijo la joven Pevensie mientras tocaba el hermoso árbol frente a ella, siguió caminando hasta que volvió a escuchar un sonido muy semejante al de sus sueños -. Aslan
Entonces alguien le tapó la boca asustándola, cuando Isabella y Lucy vieron que se trataba de Peter se relajaron, pero después el rubio les indico que guardaran silencio mientras desenvainaba su espada pues un minotauro se paseaba por el bosque, parecía que estaba haciendo guardia. Pero Isabella lo detuvo y para ir en su lugar.
Antes de que la pelicastaña pudiera atacar al animal. Otro espada chocó con la suya, un chico de piel bronceada y cabello negro frente a ella, ambos jóvenes eran buenos espadachines, pero la pelicastaña logro quitarle su espada al otro, sin embargo, su espada quedo atorada en un árbol y el azabache aprovecho para darle una patada haciendo que cayera y tocara su estómago, la pelicastaña tomo una piedra para golpearlo, pero el grito de Lucy se hizo presente.
-¡No peleen!
-¿Príncipe Caspian? -pregunto Isabella cuando vio al muchacho rodeado de Narnianos.
-Si, ¿Y tú quién eres? -pregunto el azabache, que aún seguía sosteniendo la espada de Isabella.
-¡Isabella! -el grito de Edmund se hizo presente llamando la atención de todos, fue entonces que vieron a los demás llegar.
-La gran reina Isabella, suma monarca y protectora de Narnia -al ver la espada de la pelicastaña.
-Nos llamaste ¿No es así? -pregunto Peter viendo a Caspian fijamente, al ver que seguía apuntando a su amada.
-Si, pero creí que eran mayores.
-Bueno si quieres regresamos en unos años -dijeron Peter e Isabella, pero el rubio se había molestado pues creía que nuevamente le tratarían como un niño.
-No, está bien... Es que no son lo que yo imaginaba-contesto el azabache y su mirada se posó en Susan, quien le sonrió desviando la virada.
-Y tú tampoco -dijeron Isabella y Edmund quien creía que caspian estaba viendo a la pelicastaña, que se había movido para estar junto a Susan.
-Un enemigo común une a los más antiguos adversarios -se metió el tejón Buscatrufas en la conversación, llamando la atención de todos.
-Esperábamos con ansias su regreso, majestades, nuestros corazones y armas están a sus servicios -dijo Reppicheep inclinándose frente a Peter e Isabella.
-Miren, es tan tierno -les susurro Lucy a las chicas que le sonrieron, pero el ratón desenvainó su espada y se giró rápidamente.
-¿Quién dijo eso? -exigió saber y todas las chicas le miraron, Isabella no aguantaba el dolor así que se sentó mientras tocaba su estómago y estaba a nada de vomitar.
-Lo siento -dijo Lucy sonriendo a lo que el ratón se sonrojó.
-Majestad con el mayor de los respetos al parecer osado, cortes o temerario le van mejor a un caballero Narniano como yo -dijo el pequeño ratón, mientras volvía a guardar su espada.
-Bueno, al menos alguien aquí sabe usar la espada-dijo Peter para ofender indirectamente a caspian por haber lastimado a Isabella, el joven príncipe rodó los ojos desviando la mirada.
-Así es, recientemente la utilicé para conseguir armamento para sus tropas mi señor -dijo nuevamente el ratón.
-Bien, porque necesitaremos muchas armas -dijo la pelicastaña mientras se levantaba con pocas fuerzas, Peter iba a cercarse, pero Edmund se adelantó.
-Entonces, querrás que te devuelva la tuya -dijo Caspian cuando Isabella dejo de hablar, el rubio tomo de mala gana la espada de la pelicastaña, Isabella y Edmund contaron sus miradas pues sabían que en algún momento algo saldría mal.
Los chicos siguieron a los Narnianos que les guiaban al refugio que tenían, Edmund llevaba a Isabella la tomaba sé la cintura, puesto que con el dolor muy apenas podía hablar, pero en realidad lo hacía con doble intención pues aún seguía creyendo que Caspian se le había quedado viendo a la pelicastaña, pero por otro lado nuestro querido príncipe no le quitaba los ojos de encima a la joven Susan, que caminaba detrás de Peter que iba de lado de la joven rubia y por último venía la pequeña Lucy que venía detrás de Trumpkin, Buscatrufas y Nikabrik, el otro enano amigo del hombrecillo que no le daba buena espina a Edmund e Isabella.
-¿Y entonces como son? -pregunto Buscatrufas.
-Revoltosos, quejosos y tercos como mulas en la mañana -contesto el hombrecillo.
-Entonces te caen bien dijo Nikabrik.
-Un poco -secundo Trumpkin pues sabía que la pequeña reina iba detrás de ellos y no quería que supiera que les había ganado un gran aprecio.
Entonces lo vieron, el enorme refugio Narniano, tan grande que parecía una pirámide, sin embargo, por dentro no era así, pero los reyes y reinas de antaño no tomarán en cuenta eso, por fin se sentían en casa, cuando llegaron a la entrada de la pirámide sin darse cuenta los Reyes se acomodaron de la misma forma en que sus tronos en el Castillo; Edmund, Isabella, Peter, Susan y Lucy.
Los centauros levantaron finalmente y hasta arriba sus armas en señal de respeto y tras un gran suspiro, los reyes y reinas de antaño caminaron por el pasillo de la entrada, caspian se sintió mal pues pensaba que él nunca sea rey y que nunca le querrían como los querían a ellos.
Chloe que iba detrás de ellos, al lado del príncipe, vio con la mirada a caspian y azabache al sentir la mirada de la rubia se giró a verle solo para recibir una sonrisa cálida de su parte, cosa que no pasó desapercibida por Peter e Isabella que se habían girado por un segundo para ver que la rubia viniera detrás de ellos.
Una vez dentro los reyes y reinas de antaño, así como Chloe fueron recibidos por más de un Narniano, que después siguieron trabajando, los chicos miraban todas partes pues no sabían dónde se encontraban, pero las chicas sentían algo familiar en especial Isabella, por lo que se pusieron a ver todo, dejando a Edmund, Peter y Chloe que iba junto a caspian, pues no se perdería la oportunidad de detener a Isabella de golpear al mayor de los Pevensie sí comenzó a portarse nuevamente como un patán, la joven rubia conocía muy bien a la pelicastaña y sabía que su carácter era muy delicado si se trataba de hablarle mal a una mujer y más si levantaban la voz.
-¡Peter! Debes ver esto -los chicos caminaron rápidamente hasta donde se encontraba Susan y las otras chicas, sí encontrándose con un mural que al parecer se contaba la historia de ellos mediante pinturas.
-Somos nosotros -dijo Lucy, pero Edmund y Peter seguían atónitos ante aquellas pinturas.
-¿Qué es este lugar? -preguntó la pelicastaña a caspian que este le miró sin entender.
-¿En serio no lo saben? -preguntó el príncipe, los chicos negaron caspian tomó una antorcha y camino seguido de los chicos.
Edmund tomó nuevamente en la mano de Isabella cuando iban a entrar por un túnel oscuro, pero al salir el joven príncipe encendió el lugar para que hubiera luz y la joven Backer se tensó, pues frente a ella estaba la mesa de piedra en la que la bruja blanca había asesinado aslan y ella por salvar la vida del joven pecoso.
Al mismo se podían observar murales en honor a todos aquellos que pelearon en la guerra contra la bruja blanca y no había podido ser salvados por la pequeña Lucy, pero incluso había aquellos que murieron defendiendo nada de los Telmarinos, pues Isabella pudo ver al valiente Oreius en un mural, pero el que más llamó la atención en aquel mural entre 2 columnas en el que se mostraba aslan de mirada triste, tanto como Edmund y Peter miraron a Isabella que tenía la mirada perdida en el mural.
Lucy caminó a hasta la mesa de piedra seguida de los demás, puso una de sus manos en ellas mientras recordaba aquella dolorosa noche en que vio a su querido aslan y su querida amiga morir en aquella mesa de piedra.
-Debe saber lo que hace -dijo la pequeña mientras aún tocaba la mesa de piedra.
-Creo que ahora depende de nosotros -dijo el joven Rubio llamando la atención de todos en especial la de Isabella.
Un centauro entró corriendo para avisar que un Telmarino había encontrado el escondite, por lo que se convirtió en una Junta en el salón de la mesa de piedra.
-Es cuestión de tiempo -comenzó a hablar Peter con su inigualable determinación -. Las tropas y máquinas de guerra de Miraz están en camino, significa que esos hombres no protegen el Castillo.
-¿Y usted qué propone, su majestad? -preguntó el pequeño reto.
-Atacar...
-Hacernos esperar -Peter, Isabella y caspian hablaron al mismo tiempo, provocando que primero le enviaron una mirada en vez de nada príncipe quien solo pudo desviar la mirada, en cambio Isabella seguía firme con la decisión que había tomado de hacerse espera.
-Ed cariño, debemos controlar a Peter puede salirse de control -susurró la pelicastaña mientras se acercaba al azabache.
-Lo sé linda, pero tanto como su plan como el de Caspian tienen un 50% de probabilidad de funcionar.
-Pienso lo mismo -hablo Isabella preocupada mientras Edmund hacía círculos en su mano con el pulgar, haciendo que la pelicastaña se tranquilice un poco.
-Es una locura, nunca nadie ha penetrado ese Castillo -la voz de caspian captó la atención de los chicos en especial la del joven Rubio
-Siempre hay una primera vez -dijo Peter molesto.
-Tenemos el elemento sorpresa -dijo el hombrecillo pues creía en el plan de su rey.
-Pero tenemos ventaja en este lugar -dijo caspian, Isabella y Edmund compartir una mirada, para el pecoso era muy difícil calcular qué plan era el mejor al igual que Isabella, no quería llevarle la contra Peter, pero sabía que quizá aquel elemento sorpresa acabaría con la vida de algunos Narnianos.
-Aquí bajo tierra yo creo que podemos defendernos-secundo Susan a Caspian, Isabella no quería tomar partido en esto, pero se puso del lado de su mejor amiga, pues ambas temían que algo saliera mal, pero Peter las miró indignado se sentía traicionado antes su hermana y a la joven que alguna vez la llamó el amor de su vida, que se repetía de estar con aquella rubia, pero en ese momento supo que había tomado la decisión correcta.
-En lo personal me siento más seguro bajo tierra-dijo Buscatrufas lo cual era muy entendible al punto de vista de Isabella y Susan, pero era muy peligroso quedarse.
-Oye... agradezco lo que has hecho, pero esto no es una fortaleza, es una tumba -dijo Peter mientras miraba a Caspian.
-Si, y si son listos los Telmarinos matarán de hambre si sus tropas nos siguen -hablo Edmundo primera vez, entendió el plan de Caspian, sin embargo, la mirada de Peter le lanzó a su hermano no le gustó para nada a Isabella.
-Yo podría traer algo de nueces -abre una pequeña ardilla.
-Y se las daremos a los temarios de postre... ¡Cállate! -dijo el pequeño ratón a la ardilla para después girarse Peter -. No tengo que decir lo que creo señor.
-Sin filtro tropas ¿te encargarías de los guardias?-preguntó Peter a Vendaval el centauro, pero solo lo hizo para demostrar a Caspian todos que él era el rey, el centauro miró a caspian y regresó su vista Peter.
-O moriré intentándolo -contestó finalmente.
-Eso es lo que me preocupa -hablo Isabella llamando la atención de todos los presentes.
-¿Qué cosa? -pregunto el joven rubio sin entender.
-Solo estás considerando 2 opciones, morir aquí o allá y no permitiré que mi gente muera por un estúpido plan -dijo la pelicastaña.
-No parece que estés escuchándome -dijo Peter, Edmund tomo del brazo Isabella pues sabía que se iba a abalanzarse sobre aquel rubio.
-No, tú no estás escuchando Peter -se metió en la pequeña Lucy sorprendiendo a todos -. ¿Ya olvidaste quién fue el que venció a la bruja blanca?
La pregunta fue un golpe bajo para el rubio mirando a su hermana de una manera, respiro hondo para no contestar algo grosero pues había que si le hablaba mal Isabella no iba a aguantar más iba a ir tras él, sin embargo, no funciono.
-Creo que esperamos lo suficiente -y con eso la joven pelicastaña tomó nuevamente una piedra y se la lanzó, el joven rubio ni se inmutó y salió del salón de la mesa de piedra, los Narnianos sintieron incómodos por lo que prefirieron irse al salón a seguir sus tareas, dejando los Reyes y príncipes solos.
-Ed, cariño, Peter está mal, quieren que lo trate como un adulto, pero sigue comportándose como un maldito niño -dijo Isabella mientras tomaba la mano del azabache.
-Lo sé linda, pero es un terco, no habrá manera de hacerle cambiar de opinión -habló Edmund abrazando a la joven y dándole un pequeño beso en la frente.
-No quiero que nadie muera, no aún... no hoy, no mañana -dijo la joven mientras un día su cabeza en el pecho de su amigo.
-Es una guerra bella, qué es lo que esperabas.
-Lo entiendo, pero el poner en peligro la vida de la gente, solo para demostrar que tú eres el que lleva el mando, eso está mal, es patético y es de enfermizo-los ojos de la pelicastaña se llenaron de lágrimas, no pudo hacer más que levantarse seguida del azabache solo para darse cuenta de que ahora ellos estaban totalmente solo.
-No sé qué decir, más que tienes razón... Pero ya viste, todos le obedecen porque saben que es el rey y por más que compartamos el título 4 personas más, no cambia el hecho de que es el superior.
-No es el superior, yo también soy suma monarca y la guardiana de Narnia -Isabella desvío su mirada, suspiro, llevo su mano a sus cien y comenzó a masajearse -. Es que tengo tanto miedo, Ed, No te quiero perder, no otra vez, ni a ti ni a tus hermanas-la pelicastaña no pudo aguantar más y comenzó a llorar nuevamente, fue entonces que el pecoso entendió por qué su joven pelicastaña se negaba a confiar en el plan de Peter, porque era realmente arriesgado.
Isabella se giró hacia Edmund y le miro llorando, la chica corrió hasta él y le abrazo por el cuello, tenía un mal presentimiento, sabía que algo pasaría, por eso su miedo la ponía de nervios, el azabache sentía dolor al ver a su querida amiga llorara de esa forma, por lo que una de sus manos dejo la cintura de la chica y comenzó a acariciar su cabello buscando calmarla.
-Ed... no me dejes, no otra vez por favor -pidió la joven aferrándose más a su amigo, quien sintió lágrimas en sus ojos y no pudo hacer nada más que levantar si mentón lentamente para poder besarla delicadamente, a lo que la pelicastaña respondió con gusto, sin saber que un joven rubio miraba aquella escena, su sangre comenzó a hervir tanto que fue en busca de la joven rubia.
||31 • 08 • 2021||
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