¹· juntos otra vez
Isabella se encontraba en la biblioteca, rodeada de libros mientras escribía una carta para su mejor amiga.
«Susan, he vuelto a Londres, mi madre volvió a comprar una casa cerca del donde vivíamos antes, espero verte a ti y a tus hermanos, me alegro de que al menos Edmund comenzará a llevarse mejor con Lucy, espero que todos se encuentren realmente bien.
Besos y abrazosAtte.: Isabella Backer»
La pelicastaña doblo la carta dispuesta a guardar sus cosas en su mochila, sintió que alguien tapaba sus ojos -¿Quién soy? -preguntó una voz femenina mientras reía.
-Vamos Chloe, deja de jugar -contesto Isabella mientras reía.
-Oh vamos Isa, adoras jugar -contestó su amiga la rubia -. Para quien era esa carta, quizá era para mi hermano.
-Era para alguien más, hablando de tu hermano ¿Dónde está?
-Debe estar esperándonos, por eso viene por ti.
-Tienes razón y yo perdiendo el tiempo -dijo la pelicastaña mientras retomaba lo que hacía.
-Sabes aún espero conocer aquellos amigos tuyos -confeso la joven rubia.
-Claro, pero si tú me dices quien es el chico del que tanto me has hablado -contesto Isabella mientras reía, haciendo que a su amiga de le tiñeran sus mejillas color carmesí.
-Venga Isa, no perdamos tiempo.
[...]El sonido de un claxon se hizo presente, logrando que una pequeña frenara en seco para después voltearse asustada hacia el mismo.
-Ten más cuidado, pequeña -dijo un hombre de avanzada edad al sentir el corazón en el pecho pues no quería lastimar a aquella niña.
-Lo siento -hablo la pequeña Lucy, después de girarse y mirar hacia ambos lados, cruzo corriendo hacia donde se encontraba su hermana mayor conversando con un joven de lentes.
La mayor de las Pevensie estaba incómoda pues no le agradaba aquel chico, pero este se encontraba nervioso y muy parlanchín.
-Phyllis -mintió la joven mirando a aquel muchacho.
-¡Susan! -grito Lucy, la susodicha se giró para darle una mirada asesina hasta que vio el estado en el que venía su pequeña hermana -. ¡Tienes que ver esto y rápido!
Susan miró al joven nuevamente y tomando sus cosas siguió a su pequeña hermana hasta la estación de trenes, al entrar pudo ver a una gran bola de gente gritando cosas sin sentido, entonces lo vio, Peter pelando con unos chicos del instituto Hendon.
Cuando su mirada se encontró con la de su hermano mayor, Susan negó con la cabeza, las chicas seguían viendo a Peter solo que todo terminara, no soportaba pensar que su hermana pequeña lo estuviera viendo de esa forma.
-¡Edmund! -gritó la pequeña cuando sin pensarlo el pequeño azabache corrió a ayudar a su hermano mayor, durante todo el tiempo que paso desde que salieron de Narnia y volvieron a casa, Edmund se hizo el hijo y hermano perfecto, aun y cuando sus hermanos sabían que se sentía incompleto, pues extrañaba a su mejor amiga, solo Susan hablaba con ella.
Edmund pelaba mejor que Peter pues era más ágil e inteligente a la hora de liberar una batalla, aun y cuando no hubiera pasado las cosas, fue entonces que unos soldados los separaron, llamándoles la atención como si de niños pequeños se tratara.
-De nada -dijo el azabache mientras se sentaba al lado de su hermano.
-Lo tenía todo controlado -replico groseramente el joven rubio, tal y como el azabache lo hubiera hecho en el pasado, la diferencia fue que Edmund guardo silencio y desvío la mirada.
-¿Y esta vez que fue Peter? -preguntó seriamente Susan mirando a su hermano.
-Me empujo -contesto el joven rubio.
-¿Y por eso lo golpeaste? -preguntó la pequeña Lucy mirando a su hermano sin poder entender, el rubio se molestó más y se giró a verla.
-No, después de empujarme quiso que YO le pidiera disculpas, entonces le pegue -tras la explicación, Edmund no hizo más que negar con la cabeza.
-¿Tan difícil es darte la vuelta y seguir tu camino? -pregunto la joven Susan.
-¡Por qué debo de hacerlo! ¿No se cansan de que los traten como niños? -pregunto el joven rubio exaltado.
-Pero somos niños -sonrió Edmund.
-No siempre lo fuimos -la sonrisa de Edmund se esfumó, Peter hablo sin pensar ahora recordaba aquella perfecta época en la que él era feliz con Isabella -. Ya paso casi un año, ¿Cuánto más hay que esperar?
-¡Oye!... Creo que es tiempo de aceptar nuestra vida aquí, de nada nos sirve fingir -habló Susan pues no le gustaba que Peter se lastimara no solo a él sino a todos ellos.
[...]
-¿Qué es lo que te paso Oliver? -preguntó a la rubia a su hermano.
-Un idiota me empujo y le pedí que se disculpara y al final me golpeo -explico el joven mientras que Isabella limpiaba la sangre que salía de su nariz y boca.
-Porque no me sorprende -contesto la pelicastaña mientras reía mientras que el rubio se quejaba.
-No te rías Bel, esto es serio -el joven Oliver no aguantó más y también comenzó a reír al igual que su hermana, para después mirarse entre ellos.
-Por el amor de dios, ya bésense si lo van a hacer -contesto Chloe.
La pelicastaña se sonrojó por aquel comentario de su nueva mejor amiga. Su hermano solo se limitó a mirar a otro lado, mientras que la rubia reía por la acción de aquellos dos jóvenes.
-Ya basta Chloe, el tren esta a punto de llegar, perderemos tiempo -dijo la pelicastaña, el tren se detuvo Isabella estuvo a punto de subir -. Iré después a su casa olvidé comprar algo.
-Voy contigo, quería comprar algo, pero no quería ir sola -hablo la joven rubia.
-Bien, nos vemos en la casa, tengan cuidado -Oliver se acercó a Isabella y le dio un pequeño beso en sus labios para después mirar a su hermana y susurrarle algo que la castaña no pudo escuchar.
Así es como el joven rubio subió al tren, despidiéndose de su hermana y novia. El tren comenzó a correr muy rápido, parecía que en cualquier momento se saldría del carril, Isabella se quedó estática, mientras observaba como todo a su alrededor, a excepción del tren comenzaba a ir más lento.
-Narnia -susurro la pelicastaña con una sonrisa de felicidad.
-Isa ¿Qué está pasando? -pregunto la joven rubia sorprendiendo a la pelicastaña -. Isabella
-Tranquila todo estará bien, es solo que... -Isabella no pudo terminar la oración pues el piso se desvaneció tras ellas, el tren ya no estaba, la pelicastaña tomo la mano de su amiga y comenzaron a correr.
-¿A dónde vamos Isa? -pregunto la rubia al ver que su amiga no se detenía.
-A las vías del tren -contesto la pelicastaña, pero justo cuando las chicas saltaron a las supuestas vías, estas habían desaparecido, haciéndolas caer, haciendo una que todo se volviera en total oscuridad.
[...]
Los Pevensie se encontraban en una hermosa playa, Lucy y Susan no dudaron ni un segundo, tras mirarse un rato, corrieron al océano, seguidas de Edmund y Peter. Fue entonces que escucharon los gritos de dos jóvenes, aunque Peter pensó que podrían ser dos o más, se escuchaban cerca, los hermanos Pevensie miraban hacia todos lados, pero no había rastro de alguien más aparte de ellos, Edmund se subió a una gran roca vio como dos jóvenes trataba de nadar.
-¿Qué es eso? -pregunto Peter al subirse a otra roca para mirar a la misma dirección de la de su hermano.
-Son sirenas -contesto Lucy emocionada.
-No, las sirenas no gritan por estar en el mar -dijo el azabache, fue entonces que dos objetos se sumergieron en el océano a unos cuantos metros alejado de ellos.
-¿Debemos ir a ver? -pregunto Susan, tras ver que ninguno de sus hermanos se movía.
-Podríamos, pero...-Edmund fue interrumpido por el grito de Lucy quien salto hacia Peter, un rubio cabello paso de lado del azabache, Edmund se colocó frente a Susan, temiendo que aquellas sirenas malignas que alguna vez trataron de ahogar a Isabella y Lucy.
Pero entonces, los cabellos fueron descendiendo, frente a ellos dándoles la espalda, encontrándose a dos chicas, la rubia era sostenida por Isabella, pero ambas cayeron a la arena, Edmund dio un paso al frente, abrió sus ojos al ver de quien se trataba
-Bella
[...]
-¡Chloe! -grito Isabella alzando el brazo tanto como la fuerza de gravedad se lo permitiera para atrapar a su mejor amiga, amabas gritaba aterrorizadas pues creía que iban a morir, entonces la pelicastaña vio que estaban en el océano.
-¡Isa! -grito la rubia al tomar el brazo de su mejor amiga.
-¡Toma aire! -la rubia hizo lo que su amiga decía, se abrazaron a sí mismas para no hundirse.
Tomo del brazo de su amiga y comenzó a nadar hacia donde creía era la orilla, puesto que tuvo que cerrar los ojos a causa del agua salada. Cuando por fin salieron del agua, Chloe dio un gran suspiro mientras era sostenida por su mejor amiga, pero la vio tan cansada que cayó a su lado cuando Isabella perdió las fuerzas en sus piernas, la pelicastaña descansaba en la arena mientras daba grandes bocadas de aire.
-¡Bella! -la pelicastaña abrió los ojos como platos cuando escucho aquella voz gritar su nombre, el azabache reconocería en cualquier lado aquellos cabellos por más cortos que estuvieran, conocería aquella espalda por más ropa que trajera encima pues recordaba perfectamente.
Isabella tenía miedo de voltear, su corazón comenzó a latir a mil por hora y se armó de valor cunado Chloe la vio con los ojos abiertos -¿Edmund? -dijo la pelicastaña, cuando se giró pudo ver a los cuatro hermanos Pevensie parados frente a ellas-. ¡Edmund!
Cuando Isabella grito, Edmund y Susan comenzaron a caminar contra el agua hacia la orilla dejando a sus otros dos hermanos sorprendidos, pero no fueron los únicos, Isabella hizo lo mismo y justo cuando estuvieron frente a frente, esta se lanzó sobre ellos, pasando sus brazos alrededor de ellos.
-Estás aquí, estás aquí -susurro Susan abrazando a su mejor amiga y hermano.
-¿Cómo es esto posible? -pregunto el azabache mientras tomaba la cara de su mejor amiga.
-¡Isa! -grito la pequeña Pevensie mientras se unía al abrazo de sus hermanos, la pelicastaña se volvió a sentir en casa pues llevaba mucho tiempo queriendo volver a saber de sus queridos amigos.
-Estoy realmente feliz de verlos a todos otra vez, vaya Ed cuanto tiempo, estás muy guapo cariño -el pequeño pecoso se sonrojó ante el comentario de su amiga, Isabella solo se limitó a reír, su mirada se cruzó con el joven rubio que no había dejado de mirarla ni por un segundo.
-Y nosotros a ti, Isa -dijo Susan, la vista del rubio se posó en la chica detrás de Isabella, mientras sentía su corazón agitarse, Chloe y él ya se conocían, pues el rubio llevaba unas semanas viéndose a escondidas con aquella joven -. Isa ¿Quién es ella? -pregunto Susan que posaba la mirada en ella al igual que sus hermanos.
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