especial de noche buena

24 DE DICIEMBRE


Siete navidades sin el

Siete años, siete largos años sin que Peter pudiera ver crecer a sus tres hijos, siete años desde la última vez que vio al amor de su vida, siete años en donde pudo disfrutar aquella ganas de vivir.

¿La vida había sido justa con él? No, no lo fue, jamás se pudo perdonar él o poder haberle hecho caso a Isabella cuando le pido quedarse a su lado. Pero Peter no fue el único que sufrió.

Tres niños perdieron la oportunidad de crecer con una figura paterna, con alguien con quien contar, nunca les falta nada, si hablamos de cosas materiales, pero ellos sentían celos de sus amigos al verlos reír, jugar y divertirse con sus padres.

Amaban a su madre, la amaban tanto por jamás derrumbarse ante ellos, en tan corta edad comprendían todo, veía a su madre triste, pero trataban de animarla lo más que podían y más en aquellas épocas navideñas.

Esta era su séptima navidad sin su padre, cada año hacían algo diferente, su primera navidad hicieron un intento de casa de jengibre, pero en el trascurso de eso la pequeña Sofía había tirado todo el chocolate ocasionado que todo queda envarado en el suelo, pues la falta de sueño de parte de su madre haciendo que tuviera un pequeño descuido.

Esta navidad sería diferente o eso pensaba la pequeña familia Pevensie, Susan corría de una habitación a otra, limpiando y acomodando pues era la primera vez desde la muerte de su familia que alguien pisaba aquella casa.

Pues la ojiazul había invitado a los Bennett y al joven con el que había salido unas cuantas veces, nada formal por el momento o eso decía ella, pero aun así se le veía emocionada.

-Susan puedes quedarte quieta cinco minutos -dijo Isabella viendo como sus hijos pintaban las esferas de diferentes colores y figuras.

-Como quieres que me quede quieta, él vendrá a la cena y todo tiene que salir perfecto ¡Todo! -exclamo la mayor de los Pevensie.

-Tía Su, todo saldrá bien -trato de calmar esta vez Adrián a su joven tía que estaba a nada de volverse loca.

-Cariño, cuando invites a una chica a navidad estarás igual o peor que yo.

-Venga Su, pinta con nosotros, si nos sobras algunas podemos ayudar a los niños a pintar antes de la cena.

-¿Crees que Chloe traiga a su esposo?

-Claro que lo va a traer, junto a sus hijos.

-¿Y estas lista para ver a Oliver? -en el momento que la ojiazul termino aquella frase hizo que Isabella escupiera ocasionando una tos.

-¿Por qué lo invité? -dijo la pelicastaña mientras tosía, haciendo que Sofía comenzará a reír.

-Porque es el hermano de Chloe y tú dijiste que invitará a los Bennett.

-Pero Chloe dejo de ser una Bennett para convertirse en una Moselby y me refería a sus padres, no a Oliver.

-Lo sé, pero Oliver y tú deberían arreglar lo que tienen pendiente.

-Susan no hay nada pendiente entre él y yo -aclaro la pelicastaña tomando la taza de té para después dirigirse a la cocina.

-Nunca había visto a mamá tan enojada -murmuró Theodore a su gemelo a lo que él contestó con un "Ya somos dos"

Susan fue tras Isabella, pero la conocía tan bien que prefería tomar su distancia.

-No le veo lo malo a qué él venga.

-Claro que no la vez lo malo por qué no se trata de ti.

-¿A qué te refieres a que no se trata sobre mí?

-Sabes perfectamente a qué me refiero Susan.

-¿Por qué te molestas conmigo?

-Porque siempre haces lo mismo -contesto la pelicastaña dejando la taza en el fregadero -. ¡Siempre quieres arreglar la vida de los demás! ¡No te pedí ayuda!

-¡Claro que no pediste mi ayuda! ¡Porque la gran Isabella nunca la necesita!

-¡A qué viene eso!

-¡Sabes a lo que me refiero!

-¡Quieres dejar de hacer esto todo un drama! ¡El mundo no gira a tu alrededor!

-¡No claro que no lo hace! ¡Gira al rededor tuyo, como siempre!

-¡Ah claro, ahora yo soy la villana de este jodido cuento!

-¡Claro que lo eres! ¡Siempre la pobre chica! ¡Tu vida es un drama y una miseria! ¡Felicidades! -exclamó la ojiazul, una pequeña lágrima comenzaba a abandonar sus ojos sin su consentimiento.

-¡No Susan! ¡Tú ganas! ¡Siempre lo hace! -gritó de vuelta la pelicastaña saliendo de la cocina.

-¡No, tú ganas! ¡Toda la miseria que te ha pasado después de la muerte de Peter! ¡Porque todo fue tu culpa! ¡Debiste insiste en qué se quedará y así él seguiría con vida! ¡Pero eso ni siquiera sabes hacer bien! ¡Ni cuidar a tus hijos! -alzó la voz una vez más la joven Pevensie, viendo cómo su amiga la dejaba gritando completamente sola.

Las lágrimas comenzaron a brotar en ambas jóvenes, una lloraba en la cocina y otra en su habitación.

Siete años, siete años de aguantar todo el drama, siete años de nunca decir lo que pensaban, siete años de convivir con su cuñada, siete años de sufrimiento, siete años de dolor y agonía por no volver a ver a su familia, siete años que callar lo que sentían.

Isabella desbordaba lágrima tras lágrima, pero no podía permitir que Susan la humillara.

Se acercó a su clóset y tomo su maleta roja, acomodándola en la cama, deslizó el cierre de la misma y comenzó a meter cada una de sus prendas.

Los gemelos habían ido tras su madre, pero al ver qué comenzaba a empacar, se miraron una sola vez y con eso bastó para saber que tendrían que hacer lo mismo.

Adrián fue a la habitación de Sofía y comenzó a guardar su ropa junto con algunos juguetes. Theodore en encargada de guardar sus cosas y la de su gemelo.

Libro tras libro iban dentro de las maletas, al igual que ropa y juguetes, Isabella se dirigió al baño por sus cosas de uso personal, pero a la vez que sus hijos iban de un lado a otro en su habitación se dirigió a ellos.

Se quedó perpleja al ver que sus hijos hacían lo mismo que ella minutos antes, no los detuvo, pues ella ya llevaba tiempo pensando en mudarse.

Pues tarde o temprano Susan se casaría y ella tendría esa casa, para sin futuro familia.

Prefiero seguir con lo suyo, pues en cualquier momento tendrían que irse, llamo a un taxi para qué los llevará a un hotel.

Isabella no tenía mucho dinero, pero había ahorrado desde que comenzó a vender pasteles, galletas y hacia uno que otro vestido que le pedían.

[...]

-¿Crees que se vaya? -pregunto la menor de los Pevensie viendo desde unos arbustos como Isabella metía sus pertenencias a su maleta.

-Son Bella y Susan, ellas se aman -contesto el azabache mirando cómo su hermana mayor preparaba un té para calmar sus nervios.

-Pero esa pelea fue demasiado fuerte, se gritaron y hasta se dijeron sus verdades, eso me preocupo, Isa es impulsiva, es capaz de irse y llevarse a los niños -aclaro está vez Caspian con cierta tristeza al ver cómo dos grandes amigas pelaban por una estupidez.

-Son Isa y Susan ellas se hubieran casado, si Peter no la hubiera conocido -dijo Eustace con un tono de diversión al ver a ambas amigas actuar como niñas.

-Creo que Caspian tiene razón, jamás habían peleado de esa manera, Isa debería disculparse -habló está vez Peter arrancando un poco de pasto.

-Espera -intervino el pecoso está vez -. ¿Dices que Bella debe pedir disculpas, por qué tuvo la culpa de la discusión?

-Yo creo que debe pedir disculpas, pues ella hizo todo el escándalo, solo porque Susan invito a Oliver a cenar -secundo Eustace poniéndose de lado de Peter.

-La que debería disculparse es Susan, por no preguntar a Isa si lo quería en la cena o no, ella fue muy clara al decirle que Chloe podía ir, pero no él -exclamo Caspian poniéndose de lado del azabache.

-Solo es una cena no es para que ella actuara de esa forma.

-Ella pudo actúa de la forma que ella quiera Eustace, Susan debió hablarlo con ella, no debió tomar esa decisión por si sola.

-Susan conoce mejor a Isa que tú Edmund.

-No Peter, yo la conozco mejor que tú, si tú piensas que ella aceptaría así como si nada, pues déjame decirte que estás equivocado.

-Dime una razón por la cual ella no quiera que el este en la cena.

-Chicos yo digo que deben parar -intervino Lucy poniéndose entre sus dos hermanos.

-Vamos Ed, dinos por qué no lo hace.

-Porque ella aún te ama, y siente que te está traicionado al estar con otro hombre, prefiere sufrir sola que estando con alguien, tú no has estado en sus pesadillas, pero yo sí, todas repiten el día el accidente, todas las pesadillas se dice a ella misma una y otra vez que debió haber insistido más en qué te quedarás.

Todos lo presentes se quedaron en un completo silencio al escuchar aquellas declaraciones, el pecoso tenía unos nudos en la garganta al igual que Lucy y Caspian.

-Estuve en cada una de sus pesadillas, en cada uno de sus ataques de ansiedad, en cada insomnio, estuve cuando lloraba hasta quedarse dormida pensada que era su culpa, estuve siempre para ella antes de que tú y ella se casarán, antes de que tú y ella sintieran algo, antes de que tú y ella fueran más que amigos y dime tú qué hacías antes de volverla a ver cuándo conocimos a Caspian, te veía con su otra mejor amiga a escondidas, ella le mandaba cartas a Susan preguntando por ti, y tú jamás pensabas en ella.

-Siempre pensé en ella, siempre estuvo en mi corazón, y en mi mente.

-No me hagas reír Peter, siempre tu sombra, siempre en tu corazón y siempre en tu mente -comenzó a reír secamente el azabache -. Siempre fuiste tu primero y después ella, siempre ha sido así.

-Dime te duele que ella me haya escogido a mí y no a ti, es eso -dijo Peter con cierto tono de enfado.

-No Peter, no me duele que ella te haya escogido, me duele verla sufrir por ti que ni siquiera vales la pena.

-Dime quien si vale la pena ¿Acaso tú lo vales?

-Chicos ya basta -intervino una vez más Lucy sus hermanos no le hicieron caso.

-Valgo mucha más la pena yo que tú.

-Claro, siempre siendo el mejor de la familia, no es así, siempre quiste serlo, desde que éramos unos niños.

-No Peter, no traba de serlo, por qué ya lo era.

-Si lo eras por qué pusiste la vida de Isa en peligroso tantas veces.

-Y dime tú nunca lo hiciste u olvídate la vez en la que tuviste la magnífica idea de atacar el castillo de Miraz donde ella se quedó y casi pierde la vida, tú has puesto más en riesgo nuestras vidas que la tuya.

-Mira quien lo dice, el traidor que nos ha venido por una golosinas.

-¡PETER BASTA!

-No Lucy, estoy harto de que quiera echarme la culpa de todo.

-Peter ya es suficiente, mírense, volvimos a esa época en donde no se soportaban, por ahora ustedes no importan, lo importante es Isa y Susan.

-Muchachos ella tiene razón -concluyo Caspian haciendo que el habiente se dejará de sentir tan tensó.

-Susan no puede obligarla a cenar con Oliver, no es nadie para hacerlo -volvió a repetir el azabache.

-Claro que no puede obligarla, pero no puede hacer nada más que ser cortes y aceptar a sus invitados y no comportarse como una niña -recalco el rubio una vez más.

Esa fue la gota que derramó el vaso, Edmund se abalanzó sobre su hermano haciendo que ambos cayeran al piso.

El pecoso dio un golpe, ocasionando que se rompiera el labio a Peter, el rubio le dio la vuelta quedando él arriba respondiéndole el golpe.

Lucy tomó el brazo de Peter, pero era tanta la fuerza que ocasionó que cayera y se doblará el pie. Caspian se acercó rápidamente a ella -Estoy bien, ¿Puedes separarlos?

Caspian asintió y quitó a Peter encima del pecoso -Suéltame, Caspian he dicho que me sueltes.

-¡Es suficiente, ya estoy harta de todo esto! -grito Lucy poniéndose de pie -. Ella sabe que hacer, ya es una abulta y no debemos tomar una decisión por ella.

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