Capítulo 40: Solo te utilizan
Al menos Lily les cierra la puerta para darles algo de intimidad mientras se visten. Nova es el primero que sale, solo se pone los boxers, coge una camiseta del montón de ropa que hay en el suelo —si no fuera porque Delilah está en peligro sería tan gracioso que hubiera cogido la de Rachel— y sin ni siquiera ponérsela, sale a buscar a Lily.
Porque no es normal que aparezca en casa a las cuatro de la mañana y diciendo eso, no es normal ni lógico, pero ahí está la pelirroja, haciendo algo completamente fuera de lugar.
Tanto Rachel como él no tardan en vestirse con ropa normal en lugar del pijama y cogen tanto sus varitas como la varita de Nova antes de bajar las escaleras hacia el salón, donde oyen hablar a Nova y Lily. Pero también oyen unos ronquidos y no tardan en descubrir que es Sirius, en su sofá. Está tapado con la manta y todo y tiene un cubo en el suelo, cerca de la cabeza.
—Ponednos al día —Rachel da la orden, mirando a Sirius mientras lo dice, porque la verdad es que la situación es, cuanto menos, dantesca.
—Su hermano ha contactado con él, en lugar de hablar ha decidido emborrachase y ha aparecido en mi casa a las once de la noche diciendo que teníamos que salir de fiesta —Lily lo cuenta como si no fuera una ocurrencia normal y corriente—. Así que le he hecho caso, porque nos merecíamos salir de fiesta, pero Sirius se ha descontrolado y... bueno, me ha soltado todo cuando ha salido a fumar.
—Repíteme las palabras de Regulus, vamos —Nova se impacienta y Nick no entiende como Lily no se ha dado cuenta todavía.
—Joder, Evans, te estoy pidiendo que protejas a Del —repite la chica y Nova maldice—. Te lo repito, no creo que esté mintiendo, no me ha llamado Evans en su vida.
—No saben donde viven, es imposible que vayan a por ella —Nova se pasa la mano por el pelo y, justo en ese momento, Sirius ronca aún más alto.
—Son mortífagos, Nova, Regulus ha mencionado a su prima Bellatrix y que tenemos menos de veinticuatro horas para proteger a Delilah —Lily vuelve a insistir y a Nick le parece un dato bastante crucial.
—¿Te ha especificado que son veinticuatro horas? —le pregunta y la chica asiente.
—En realidad me ha dicho que iban a por ella esta madrugada —aclara, como si eso fuera a ser de más ayuda. Desde luego a Nova no le ayuda, que agita la varita y sus pantalones bajan las escaleras, igual que sus deportivas—. No tengo ni idea de cuando van a ir a por ella, ¿vale? Pero Regulus quería que la protegiéramos y...
—Ni se te ocurra contárselo a Sirius —Nick corta rápidamente la idea de Lily—. Conozco a Reg, no sé en qué demonios está pensando ahora mismo, pero no le des esperanzas a Sirius de que su hermano está cambiando.
—Joder, Nick, que me ha llamado Evans.
—Después de haberte llamado sangre sucia, ¿o me equivoco? —no, no se equivoca, Nick conoce a Regulus, no ha cambiado tanto en todos estos años.
—No te equivocas, pero... quiere salvarla.
—Porque le interesará algo de ella, Lils, a Regulus solo le importa una cosa y es él mismo —y antes Sirius, pero ya no pueden contar con que le importe Sirius—. Tenemos que ir a por Delilah, ahora mismo.
—Ni siquiera sabemos donde vive —Lily señala lo que para ella es obvio, pero para ellos no. Porque llevan yendo a casa de Delilah desde Pascua, algo que Lily no sabe.
—Sí lo sabemos —dice Rachel, sin perder el tiempo y Nick se da cuenta de que está al lado de Sirius, revisándole como buena medimaga—. Alguien tiene que quedarse con él, por si vomita que no se ahogue.
—Yo voy a por Delilah —Nova habla tan rápido que a nadie le da tiempo a decir nada.
—Yo también, personal sanitario —dice Rachel, adelantándose a Lily y, antes de que ella pueda decir nada, Nick también habla.
—Y una mierda que os vais sin mi, no, Lily, te quedas, vigila a Sirius, llama a James y a Remus para que vengan a por él.
—¡No me vais a dejar aquí cuando hay una misión! —a la pelirroja parece importarle poco las horas que son, así que Nick la manda callar.
—Que tenemos vecinos, baja la voz antes de que nos echen del barrio —y no, gracias, les gusta su casa.
—Pues que os echen, ni que ese fuera mi problema, quiero ir y no podéis...
—¿Habéis venido en la moto? —Nova interrumpe el momento y Lily asiente.
—Es divertido ir de copas con la moto, sobre todo cuando la puedo conducir yo —parece orgullosa de ello y saca las llaves del bolsillo, enseñándolas—. No ha sido tan divertido montarle en la moto, pero no podía dejarla allí, llamaba demasiado la atención.
—¿Y hechizarla para que fuera más pequeña y traerla en tu bolsillo en lugar de aterrizar en nuestro jardín no era una opción?
En algún momento Rachel ha dejado a Sirius y se ha acercado a la puerta de la terraza, donde se puede ver la estúpida moto de Sirius, que ha levantado completamente el césped allí por donde Lily ha pasado.
—Sí, lo siento, Sirius lo arreglará cuando se despierte, aterrizar esa cosas es más difícil de lo que parece.
—Vale, pues cuida de él, nos vamos a por Delilah.
Nova es el primero que se desaparece y Rachel le sigue tan rápido que Nick es quien se queda a solas con Lily y suspira al notar la mano de la chica en la muñeca.
—Podemos dejar a Sirius solo o podemos llamar rápidamente a James para que venga y luego nos vamos.
—Hazlo ya y nos vamos, no me fío de Bellatrix.
Lily sonríe y no le suelta, probablemente porque sabe que si no se va a desaparecer con ella. Le dice a James con su patronus que es urgente, que venga ya y ni siquiera esperan a que aparezca, Lily da la orden de que tienen que irse ya y Nick opina lo mismo porque nada de esto le da buena espina. En el momento que llegan pensaba que Nova y Rachel ya habrían entrado corriendo en la casa, pero no, están fuera, mirándola.
—Joder, no —murmura, viendo la marca tenebrosa moverse encima del tejado de la casa. Para ser Selwyn no tienen una mansión, algo que destaca bastante.
Resulta bastante apropiada la ráfaga de viento que se levanta. El pelo de Rachel ondea al viento y los árboles se mecen y ellos están allí, delante de la puerta abierta de la casa de los Selwyn, la coleta de Lily se revuelve sobre sí misma y a Nova se le alborota el pelo y se lo quita rápidamente de la cara. La marca tenebrosa se mueve en el cielo y los gritos, oh, los gritos, pueden oír perfectamente a Delilah gritando, a Gerrard y Nick teme porque no oye los gritos de Agnese. No han podido llegar tarde, no tan tarde como para que esté...
Una nueva ráfaga de aire, con un nuevo grito de Delilah les hace despertar, levantar las varitas y avanzar hacia la casa. Lily se ha separado de ellos, la ve alejarse hacia el jardín, intentando pasar desapercibida para colarse en la casa, mientras que Nova va el primero, por supuesto, es quien quiere protegerles siempre, quien se da cuenta de todo. Rachel le sigue, en el medio, ella casi le alcanza, va bastante cerca de Nova y, por último, va él, varios pasos por detrás, vigilando sus espaldas, cuidándoles, no dejando que nadie les traicione.
La forma en la que entran en casa de los Selwyn es como un reflejo de cómo llegaron a su relación.
Nova es rápido con la varita y ataca a Bellatrix antes de que ella se de cuenta de que han entrado. Hace lo suficiente como para molestarla sin poner en peligro a Agnese, que está en el suelo, todavía retorciéndose a pesar de que ya no hay magia ninguna dirigiéndose a ella. No habla, no dice nada, no emite ningún sonido y Nick teme lo que significa eso.
—¿Vosotros sois los que manda Dumbledore? —el tono de burla en la voz de Bellatrix hace que Nick la ataque, aunque sepa que es un error.
Es una buena bruja, es de la mejores que Nick ha visto nunca y es un error tan grande que esté convencida de que Quien-No-Debe-Ser-Nombrado es el bando correcto que Nick no se lo cree. Las cosas que podría hacer si perteneciera a La Orden del Fénix, todo el bien que podría causar en el mundo.
—Hola, Bella, ¿hace cuánto que no nos vemos? —Nick sonríe, descarado, provocando a Bellatrix para que deje de fijarse en los Selwyn. Rachel tiene que poder llegar hasta Agnese, a ella puede salvarla, quiere que pueda salvarla.
No sabe que puede pasar con Gerrard, Nick solo puede ver el charco de sangre cerca de la cabeza, ni siquiera puede ver si respira porque Bellatrix ataca y tiene que protegerse. Menos mal que está en La Orden.
—Desde antes de que te volvieras un traidor, Nicky —responde ella y Nick vuelve a reírse.
—Oh, Bella, no sabía que mi traición te hubiera hecho tanto daño.
Ha conseguido lo que quería, que la atención de Bellatrix esté en su lado. Eso es un problema porque él no puede con ella sola, pero tiene que alejarla de los Selwyn todo lo que pueda. Que Rachel y Nova se ocupen de Regulus, pueden con él perfectamente, sobre todo porque lo único que hace el chico es tener la varita apretada contra el cuello de Delilah, sujetándola. Además, tiene que llamar la atención de Bellatrix porque, de fondo, ve la cabellera pelirroja de Lily, arrastrándose por el suelo hasta llegar a Gerard.
Maldición tras maldición Bellatrix le empuja hacia la pared de ese salón donde han ido a comer tantas veces. Nova quería una relación con sus tíos, aunque su prima no estuviera de por medio y la estaba consiguiendo, estaban en ello, recuperando esos años. A pesar de sus creencias, ni Gerrard ni Agnese les habían juzgado, solo les habían abierto las puertas de su casa y les habían acogido, a los tres. Podían no haberlo hecho, joder, ni la madre de Nova lo había querido hacer en un principio, pero lo habían hecho. Lo mínimo que podía hacer Nick por ellos ahora era que estuvieran a salvo.
—Protego —Nova se une a él, le quiere preguntar por Rachel, pero no se atreve con Bellatrix delante. No quiere llamar la atención más sobre la chica, no cuando tienen delante a una psicópata.
—¿El pequeño Nicky no puede protegerse solo? —Bellatrix se burla de él, como si fuera algo por lo que estar avergonzado. Ni siquiera se da cuenta de lo que pasa a sus espaldas, pero Nick si lo ve.
Porque con Nova al lado puede ver a Rachel perfectamente, inclinada sobre Agnese. Y Regulus la deja trabajar traquilamente, sin decirle nada, solo sujeta a Delilah, tapándole la boca con la mano. Deja trabajar a Rachel, primero en Agnese y luego va hacia Gerrard, ayudando a Lily, que niega y le señala a Agnese, pero ahora quien niega es Rachel, que les mira.
Nick sabe que no puede distraerse, pero la mirada de Rachel es de urgencia y sabe que tienen que hacer algo drástico para que Bellatrix se vaya de allí, cuanto antes. Le pasa algo a Agnese, algo serio y tienen que sacarla de allí.
—Tenemos que hacer que se largue —le susurra a Nova, que le gruñe en respuesta.
—¿Te crees que no lo sé? —claro que lo sabe, él también tiene que estar mirando a Rachel, ¿cómo no va a estar pendiente de ella?
—¿Quemamos la casa? —es una sugerencia estúpida, lo sabe, pero es lo mejore que se le ocurre.
—Hay heridos, no podemos arriesgarnos, tampoco podemos tirar la casa sobre ella, aunque ganas no me faltan.
—Se lo haremos pagar.
Aunque Nick no sabe cómo, porque Bellatrix no se cansa de atacar, solo se ríe, cada vez más alto, cada vez con hechizos más poderosos, más peligrosos. La varita de la mortífaga se ilumina de todos los colores, sin tener ningún tipo de preferencia por el hechizo que usa. Ha oído lo que le pasa a los que luchan contra ella, no acaban bien, la maldición favorita de Bellatrix es la Cruciatus y le extraña tanto que no la haya usado todavía que...
Que no puede, claro, porque son dos contra uno y, si la usa, quedaría desprotegida.
—Vete a por Delilah —se lo ordena a Nova, sin pensarlo mucho.
—No te pienso dejar solo.
—Lárgate, Crowan, tu prima te necesita.
No es verdad, al menos no del todo porque Regulus no está haciendo nada a Delilah, solo está mirando como Agnese está estabilizada en el suelo y Rachel está trabajando en Gerrard con la ayuda de Lily. Nick solo necesita la maldición, que la maldición imperdonable le de a él para que, así, Nova pueda atacarla, en venganza. Es lo mínimo que se merece después de esto, aunque quizá deberían dejar que fuera Delilah quien la atacara.
—¿No tienes nada mejor, Bella? —se asegura de provocarla un poco más, retrocediendo otro poco hacia el exterior de la casa, hacia la puerta. Tiene a Nova en la espalda, se la está tocando para decirle que está detrás, que deje de retroceder, pero Nick lo está haciendo adrede para que Rachel y Lily puedan desaparecerse para ir a San Mungo.
A su novio le cuesta irse, pero al fin lo hace y Nick sonríe cuando le ve junto a Rachel, agachándose al lado de Gerrard. No sabe de qué hablan, pero Nova se levanta y va directo hacia Regulus, que suelta por fin a Delilah y empieza a pelear con Nova. Si es que a eso se le puede llamar pelea, claro, Regulus ni siquiera se está esforzando, solo retrocede hacia su prima, buscando su protección.
—¿Te han dejado solo, Nicky?
—Entre tú y yo, Bella, como en los viejos tiempos con el barro.
El enfado de Bellatrix cuando, la última vez que se vieron, le tiró barro encima... ese enfado podría pasar a los libros de historia porque Bellatrix ya podía hacer magia fuera de Hogwarts y levantó la varita para vengarse, pero Sirius decidió que tirarle a su prima más barro era mucho más divertido. Luego tuvieron que salir corriendo, claro, Bellatrix intentaba maldecirles, pero mancharle el pelo, el vestido y la cara fue una de las mejores cosas que pudieron haber hecho.
—Crucio.
Resulta predecible, Nick sabe que no tiene escapatoria, así que grita antes de que la maldición llegue, para que Nova lo sepa, que se de cuenta, que ataque a Bellatrix cuanto antes porque está distraída con él, torturandole. Y no es para tanto, no lo es, tiene que centrarse en las cosas buenas, en ellos, en cuando vuelvan a casa porque ese día no tienen nada que hacer y podrán volver a la cama y...
Duele, duele como nada igual a lo que ha podido experimentar Nick. Las flechas de centauro en la espalda habían dolido, claro, pero no tienen nada que ver con ese dolor. Con las flechas se pudo desmayar por el dolor, pero ahora... ahora no puede, ahora está condenado ahora solo puede gritar porque duele y no puede hacer nada para pararlo.
No ve, no puede respirar, no puede oír. No sabe qué está pasando, no sabe cuanto dura, cuanto queda, solo sabe que duele y que no quiere seguir experimentando eso, sabía que era una mala idea, pero no podía dejar que los tíos de Nova murieran en el salón.
Igual que ha llegado el dolor, para de golpe y todas las sensaciones vuelven. Nick puede volver a ver, sentir, oír. Puede volver a respirar y coge una gran bocanada de aire porque la necesita. Y coge otra porque Rachel está delante de él, con la varita levantada, apuntando a Bellatrix.
Nick puede ver la gota de sangre que cae de la mejilla de Bellatrix Lestrange.
—Ni se te ocurra volver a tocarle —la voz de Rachel es suave, no se altera, solo habla tranquilamente, amenazando a Bellatrix.
—¿Qué acabas de hacer?
Bellatrix tampoco se altera, se lleva la mano a la mejilla y se limpia la gota de sangre. Su varita está en el suelo, a los pies de Regulus y no parece entender del todo que está pasando. Quizá es la primera vez que acaba herida en una pelea y sin varita, Nick no lo descarta teniendo en cuenta que, cuando escoge una víctima, no para hasta que lo único que queda de ella es un cuerpo vacío.
—No vuelvas a acercarte a él —se lo repite, saboreando las palabras—. A ellos.
No. No, no, no, no. Regulus sigue defendiéndose de Nova y Bellatrix parece sonreír, a pesar de que ya no tiene varita, porque ha descubierto lo que Nick lleva intentando ocultar desde que han llegado. Bellatrix lo sabe y se lo va a pasar bien, solo hay que verla cuando lleva la mano a la única y el brillo de una daga consigue darle en los ojos un segundo. El segundo para que luego vea la daga volar hacia Nova.
No le da, de algún modo la daga que va hacia Nova solo pasa por delante de él, lo justo para hacerle retroceder de un susto y que deje de atacar a Regulus.
Se abre la ventana de tiempo que Bellatrix necesitaba para coger su varita de los pies de Regulus y a Regulus y, con eso, desaparecen de la escena del crimen, dejándoles solos.
—Nova —la voz de Delilah es débil cuando habla y Nick mira, por fin, hacia la chica.
La daga le ha dado a ella, ha conseguido llegar hasta ella. No sirve de nada, claro, Rachel ya está a su lado, lo único que ha pasado es que Bellatrix le ha cortado en la oreja, solo una herida superficial que Rachel arregla en cuestión de segundos antes de empezar a dar órdenes.
—Nick llama a la Orden y luego con Delilah, Nova ve a por James o Remus o Peter, me da igual, tenéis que vigilar el perímetro
Son órdenes claras y Nick obedece. Su patronus sale despedido hacia el cuartel general de La Orden del Fénix, donde Fabian está esa noche tras el mostrador. Calcula que, entre que organiza recursos y demás... llegarán en cinco minutos, con él al mando.
Son, definitivamente, más lentos que Nova, que vuelve con James en cuestión de segundos. No le ha debido de dar muchas explicaciones porque, cuando James llega, grita al ver como Lily tiene las manos llegas de sangre y Nova le coge de la camiseta y tira de él para evitar que vaya.
—La sangre no es suya, está bien, lo que tenemos que hacer es vigilar —oye la voz de Nova, que no aparta la mirada de Delilah.
La prima de su novio está encogida sobre sí misma, mirando a sus padres en el suelo. Los medimagos no están por ningún lado y Nova no se atreve ni acercarse a ella, así que es Nick quien lo hace, se sienta a su lado, le pasa el brazo por encima de los hombros y señala a su novia.
—La mejor medimaga de San Mungo está mirando a tu padre, así que no tienes nada de qué preocuparte —le dice, intentando que suene tranquilizador, pero no tiene ni idea de lo que le ha pasado a Gerrard, ni siquiera sabe si está bien o no.
—¿Por qué?
Delilah no aparta la mirada de sus padres y Nick también se lo pregunta, aunque viendo que Regulus estaba en el ataque... bueno, se puede hacer una idea de por qué. Han convertido a Delilah en un objetivo solamente porque, hace tiempo, a Regulus le importaba la chica. Son solo lecciones, esa es la forma en la que ellos piensan, Nick lo sabe porque sus padres funcionan igual.
—Son mortífagos, Delilah, no tienes que darle muchas más vueltas —Nova decide intervenir de la peor forma posible y Delilah, por fin, levanta la mirada de sus padres para mirar a su primo.
—Regulus no es uno de ellos —la convicción con la que lo dice hace que Nick dude. ¿Le han hecho algo antes de que llegara?
—Delilah, tiene la marca, la has visto —Nova señala lo evidente, Regulus llevaba las mangas remangadas, claro que es uno de ellos.
Joder, y Sirius no sabe que su hermano ya tiene la marca.
—No me ha hecho nada, Nova, nada, ha tenido oportunidad y...
—Ha ido a por ellos —dice, señalando a sus padres—. Claro que te ha hecho algo, de forma indirecta.
—Pero Regulus no...
—No sé qué tenías con Regulus, Lilah, pero está claro que no es el mismo —Nick decide intervenir antes de que Nova la acuse de que está loca. Aunque es algo que él mismo empieza a pensar que es verdad, no puede estar negando lo evidente de esa forma.
—No lo entendéis, él lleva...
—No, Delilah, tú eres la que no lo entiende.
Es Lily quien habla, se pone en pie porque deja de ayudar a Rachel. Los medimagos han llegado, Rachel explica lo que ha visto, cómo ha tratado a Gerrard y se despide de todos porque se va a San Mungo con el resto del equipo. No han oído ni una sola palabra sobre Agnese y eso a Nick le preocupa, pero no quiere decir nada en voz alta.
—Llevad luego a Delilah, tenemos que examinarla en el hospital. Dejad que coja lo que necesite de esta casa y se queda en la nuestra.
Rachel dice lo obvio, claro, lo que todos deberían haber pensado ya, pero no lo han hecho. Delilah asiente y, antes de que Lily pueda decir algo más, desaparece hacia su habitación.
—No está bien —dice la pelirroja, mirando hacia donde se ha ido.
—No, claro que no —Nova frunce el ceño y Lily le mira.
—¿Cómo sabíais dónde venir?
—En otro momento, pelirroja, ahora tenemos que ir a por Lilah antes de que decida fugarse —Nick lo dice tan tranquilo, empujando a Nova hacia la habitación de Delilah—. ¡Tú te encargas de la orden!
Sí que está haciendo lo que parece ser una bolsa pequeña. Lo hace de forma muggle, como si quisiera alargar el tiempo que pasa allí mismo. Nova pierde la paciencia, claro, porque el muy idiota en lugar de demostrar que se está preocupando por ella, finge que está molesto por su tardanza. Y no ayuda que, cuando lleguen a San Mungo, tengan que dejarla sola por no ser familiares.
Se nota que Delilah no quiere estar sola, pero Nova no abre la boca y Nick no se atreve a decir que, en realidad, sí que lo son. Tampoco está muy seguro que sirva que Nova sea su primo, la verdad, así que solo pueden esperar hasta que encuentran a Rachel y... no tiene buena pinta.
—Agnese no es ella misma —es directa cuando lo dice y Nova maldice.
—¿Qué le pasa? —Nick se atreve a preguntar, aunque no está muy seguro de querer saberlo.
—Bueno, no es capaz de reconocerme. Ni a mi, ni a las fotos de Delilah ni a Gerrard —Rachel se lleva la mano a la boca y empieza a morderse las uñas—. Pero tampoco reconoce que es una manzana, una varita o a ella misma en el espejo.
—Joder, ¿y mi tío? —Nova se pasa la mano por el pelo y, al menos, por la cara de Rachel, él son buenas noticias.
—Le vamos a dejar en observación un tiempo, ha perdido mucha sangre, así que no quiero arriesgarme hasta no tener una recuperación total —vale, eso son buenas señales—. También le han dado un golpe bastante fuerte en la cabeza, así que es otro de los motivos por los que se va a quedar.
—Pero él está bien, ¿no? —en este punto Nick tiene miedo, pero cuando Rachel asiente suspira, aliviado—. ¿Y Delilah?
—Bueno, está entera, tenía razón, no la han tocado a parte de ese corte que le ha hecho Bellatrix, pero ya lo he curado, no queda nada de cicatriz, creo que eso puede ayudarla al menos.
—¿Por qué has dicho que se queda con nosotros? —Nova frunce el ceño de nuevo y Nick oye perfectamente a Rachel suspirar.
—¿Qué tenía que esperar? ¿A que lo sugirieras tú?
—¿A qué lo hablásemos?
—¿Tenemos algo que hablar con eso? —Nick lo pregunta al aire y Rachel le sonríe, mientras Nova se cruza de brazos—. Donovan, por Merlín, que es tu prima.
—Deja de preocuparte por tonterías, Nova, Delilah es familia y a la familia se la cuida —Rachel lo declara antes de ponerse de puntillas y darle un beso—. Deja de arrugar el entrecejo, te van a salir arrugas.
—Lo raro es que no las tenga ya —Nick bromea y Rachel se ríe, a pesar de que a Nova no le hace gracia. Se lo tiene merecido.
—Llevad a Delilah a casa, vuelvo en unas horas —ahora es a él a quien le da el beso y también es él quien frunce el ceño—. ¿Tú también?
—Era tu día libre —resulta una queja muy estúpida, sobre todo teniendo en cuenta lo que acaba de pasar.
—Solo quiero volver a asegurarme de que Gerrard está bien y ver si podemos hacer algo con Agnese, nada más.
—Más te vale, Lightbourne, teníamos planes.
Rachel les saca la lengua antes de desaparecer de nuevo por los pasillos de San Mungo y a ellos solo les queda esperar a Delilah. Son cinco minutos allí sentados en la sala de espera, con la maleta de la chica, pero por fin sale y pueden volver a casa.
Y pensar que hace unas horas estaban en la cama, tranquilamente, y ahora vuelven sin Rachel y con una invitada de tiempo indefinido.
—No nos hacemos responsables de los ruidos de la habitación —Nick intenta bromear y la cara de Delilah es un poema—. Lo digo por los ronquidos de tu primo.
—¿Quieres decir los tuyos, Nicholas?
—Rachel a veces le cierra la boca con cinta aislante —le susurra a Delilah y parece que, al menos eso, hace que la chica sonría. Unos segundos, claro, porque pronto cambia.
—Quiero unirme a La Orden del Fénix.
—No.
Nova ni siquiera da tiempo a plantear otra opción. Es directo, seco y no deja lugar a dudas que no va a dejar que Delilah se una a La Orden. La cosa es que Nova no puede impedir nada porque Delilah ya es mayor de edad desde hace dos meses y él lo sabe, estuvieron en su celebración de cumpleaños atrasada.
—Sí.
—Es peligroso y tú tienes que volver a Hogwarts.
—¿Pero cómo demonios quieres que vuelva a Hogwarts si casi me matan estando en casa?
—¿No dices que Regulus te protege?
El intercambio lo gana Nova, está claro, Delilah abre la boca y la vuelve a cerrar, sin saber qué decir. Frunce el ceño y Nick puede ver, claramente, la marca de los Selwyn en ese gesto, también se la ha visto a Moyra e incluso a Cassie.
—Por Morgana, Donovan, eres insoportable.
—¿No querías familia? —le pregunta y ella bufa.
—Familia, tú lo has dicho, ahora mismo pareces mi guardaespaldas con tanta sobreprotección.
—¿Acaso no la necesitas? —Nova levanta una ceja y Delilah se cruza de brazos.
—¿Entonces para qué me dices que vuelva a Hogwarts?
—Te está ganando, Nova, es mejor que lo dejes antes de que te deje en ridículo —Nick le da unas palmadas en el hombro a su novio, que casi le gruñe—. Y tú no vas a entrar a La Orden.
—Tú no puedes prohibirme nada —y tiene razón, claro.
—Pero Fabian y Gideon sí, y sé que si se lo pedimos no te van a dejar.
O no, pero Delilah no tiene que saber eso. Quizá los gemelos Prewett están tan desesperados por gente nueva que aceptan a una chica de diecisiete años. Nick espera que no, la verdad, pero no lo tiene muy claro en este punto.
—Sois insoportables. Los dos. Para esto me vuelvo a Texas.
Que coja sus cosas y suba las escaleras, sin que ellos le hayan dicho cual es su habitación dice mucho de ella. Lo que parece ser orgullo puede a Delilah, porque no vuelve ni siquiera cuando Rachel llega, informando del estado de Gerrard y Agnese.
—Gerrard saldrá en una semana, más o menos, depende de su evolución —primero las buenas noticias, claro, las que son fáciles de digerir, las que no importa tanto, ¿qué es una semana en San Mungo cuando has escapado la muerte?—. A mi me gustaría dejarle algo más de tiempo, si os soy sincera, intentaré pelearlo.
—¿Y Agnese? —Nova lo pregunta con miedo y Rachel niega.
—Desde el punto de vista médico no consideramos que deba salir del hospital.
—Pero por un tiempo, ¿no? —Nick sabe que no es así, la forma en la que lo ha formulado Rachel da a entender perfectamente la verdad.
Agnese Selwyn no va a volver a salir nunca de San Mungo si es por los medimagos.
—Joder, Rach —murmura Nova.
Que mire hacia las escaleras le da la pista que necesita. No sabe cómo decírselo a Delilah y, la verdad, no le culpa, es imposible contárselo de alguna manera que no vaya hacerla daño. Aunque su madre siga viva, solo lo está su cuerpo, porque no queda nada de ella.
—Se lo cuento yo, ambas cosas, he conseguido que me den ambos casos por haber estado allí y porque, teóricamente, no tengo ningún tipo de relación con ambos pacientes.
Rachel no da tiempo a que Nova se queje porque sube las escaleras. Ninguno de los dos se mueve, esperando a oír algo. Y lo oyen, claro, es un grito, muy claro, visceral, que acaba en un sollozo. Ninguno de los dos habla, claro, no pueden hablar, no sabiendo cómo está Delilah arriba.
Así que Nick le pasa el brazo por los hombros a Nova, intentando... ni siquiera sabe que. Porque él también acaba de perder a la tía que había ganado hace tan solo unos meses. No sabe qué piensa su novio, pero Nick tiene claro lo que pensaría en esos momentos.
¿Para qué ampliar mi familia si me la van a quitar? ¿Merece la pena pasar por el dolor de haberles conocido si tan solo va a durar unos meses?
Pero la respuesta es sí, Nick lo sabe, claro que merece la pena. Ya ha ampliado su familia al dejar entrar a Rachel y a Nova y no se arrepiente, ni siquiera un poco. Porque así ha conocido a Cassie, que es la mejor cuñada que nadie puede tener y a Delilah, que tiene buenas intenciones aunque no siempre las ejecuta bien. Ahora tiene a unos padres que se preocupan por él, como Pauline y Joseph o Moyra —a su manera— y Christopher. Así que sí, ha ganado.
Supone que por eso también acepta ir a casa de sus padres cuando recibe la carta. Parecen arrepentidos, así que tiene que ser verdad, sus padres nunca han mostrado ningún tipo de arrepentimiento hacia nada ni nadie y dicen que no quieren perderle. Y son sus padres, él tampoco quiere perderles, por eso vuelve a la que una vez fue su casa, a la hora acordada por carta.
—¿Me esperábais? —el té está caliente, como las pastas, que están recién hechas por los elfos. Ni siquiera les ha confirmado la asistencia, no les ha respondido.
Tampoco le ha enseñado la carta a Rachel o a Nova, se la ha guardado porque los tres ya tienen bastante teniendo a Delilah en casa como para estar añadiendo los problemas que tiene con sus padres.
—Me alegra ver que has recapacitado, Nicholas —su padre toma un sorbo de la taza y Nick agradece no haberse sentado.
—¿Recapacitado?
—¿La chica es, entonces? ¿Por qué no la has traído? —y ahora su madre, que come tranquilamente.
—No he recapacitado nada.
—Entonces, ¿qué haces aquí? —Robert Durant no se corta cuando habla. Se pone en pie después de dejar su taza de té y le mira, varita en mano. La agita y las puertas del comedor se cierran, dejándole encerrado con ellos—. Nicholas, la carta lo deja muy claro.
—La carta dice que estáis arrepentidos y que aceptáis mis decisiones —porque es lo que pone, la ha leído tantas veces que puede recitarla de memoria.
—No te hemos criado para que seas tan inocente, Nicholas.
Su madre se pone en pie y se acerca a él, a lo que Nick retrocede. No puede confiar en ellos, se lo están demostrando.
—Es hora de que nos unamos al Señor Tenebroso, Nicholas, deja de ser un crío.
Las palabras de su padre no le sorprende. Supone que lleva meses esperándolas, claro, pero le hacen reírse porque ellos no lo saben.
—¿Unirnos? Creo que os estáis equivocando.
—Eres un Durant, compórtate como tal.
La varita de su padre da contra la mesa en un golpe seco y Nick desea que se rompa. No es la primera vez que le ve hacer ese gesto, en el Ministerio lo utiliza bastante para intentar acojonar a cualquiera que se atreva a oponerse a él.
—¿No tenía que comportarme como un adulto? —les esta llamando críos, tal y como le llamaron a él. Pero sus padres no lo entienden, claro, porque para ellos las palabras que le dijeron la última vez que se vieron dan igual, solo son unas palabras más que le han dicho sin importancia.
—Hemos esperado pacientemente, Nicholas, pero tus tonterías...
—¿Pero qué tonterías? —tiene que fingir demencia, como lo hacen ellos, o se volverá loco en esa casa.
—Te quiero aquí la semana que viene, Nicholas, el miércoles a las seis menos cinco de la tarde iremos a la mansión Riddle —por supuesto, su padre le ignora, no hay otra opción, no sabe hacer otra cosa—. Trae a la chica, conseguiremos que el Señor Tenebroso la proteja también de lo que viene.
—Ni de coña pienso ir, y mucho menos llevar a Rachel.
—¿Entonces es al chico? —por una vez no hacen una mueca de asco ante la mención de Nova. Debería alegrarse de que hayan progresado al menos en eso.
—Son los dos.
—Nicholas, no estamos para tus tonterías, ¿cuándo vas a darte cuenta de que solo te utilizan?
Que su madre se atreva a insinuarlo le hace temblar de furia. ¿Usarle? ¿Rachel y Nova? ¿Cuándo llevan preocupándose por él y por lo que siente desde que están los tres juntos? No, ellos no le usan, no le han usado nunca. Le mintieron al principio, sí, pero eso ya no ha vuelto a pasar, no va a volver a pasar porque están los tres juntos.
—Los que me usáis sois vosotros —pero le tiembla la voz cuando lo dice y su padre se ríe.
—Los que te usan son esos, ¿quién ha pagado la casa, Nicholas? ¿Tú? Solo te quieren por el dinero, no les importas.
—¿Y a vosotros os importo?
—Claro que nos importas, hijo, por eso te lo decimos, esos dos te están utilizando.
—Y una mierda —no, no le utilizan. No va a dejar que se metan en su cabeza, Nova y Rachel no le utilizan. Ellos le quieren. Y él les quiere.
—¿Qué forma de hablarnos son esas, Nicholas? —y lo que le importa a su madre son sus formas.
—¿Qué queréis? ¿Qué me maten en cuanto ponga un pie donde sea que me llevéis?
—¿Qué has hecho?
—Lo que tendríais que hacer vosotros si no fuerais unos cobardes —levanta la cabeza, orgulloso. No deja que le vean como busca la varita, pero la sujeta con fuerza y la apunta hacia su espalda—. Formar parte de La Orden del Fénix.
—¿Cómo te atreves?
Su madre lo susurra con odio, pero Nick ya ha forzado las puertas de la casa y no tarda en salir de allí. No tiene nada más que hablar con ellos, no tendría que haber ido y se siente gilipollas por haber considerado que era buena idea. ¿Cómo ha podido pensar que sus padres iban a cambiar? ¿Por qué solo unas palabras bonitas bastan para que se crea que tienen solución?
Llega cabreado a casa, tan cabreado que Delilah coge el tazón de cereales que se está comiendo en la cocina y desaparece sin atreverse a decirle hola. Supone que se le nota que está cabreado, claro, pero a Nova no parece importarle porque, cuando cierra el frigorífico de un portazo, se pone delante de él.
—¿Qué te pasa?
Y ahora sí que le tiende la carta porque ya no tiene sentido ocultarla. No quería oír que era falsa, que no pensaban nada de lo que ponía en ella, pero lo quería creer igual. Porque son sus padres y no quiere dejarlos de lado, no quiere tener que cerrar todas las formas de comunicación con ellos.
—¿Y has ido?
—Sé cuando va a ser la próxima reunión con Quien-Tú-Sabes.
Decide responder de golpe, sin pensarlo mucho. Nova frunce el ceño y suspira, para luego llamar a Rachel con un grito. Ella baja del desván, cubierta en pintura y con un mono vaquero que lleva un tirante completamente caído y Nick piensa en lo guapa que está con el moño hecho con un pincel con pintura fresca en la punta. Baja sonriendo hasta que llega a ellos, que la sonrisa desaparece y llega la preocupación.
—No me asustéis.
—Nick sabe dónde se van a reunir con Quien-No-Debe-Ser-Nombrado —Nova va al grano, porque no hay mucho más que puedan hacer ahí.
—¿Qué? ¿Cómo?
—Mis padres.
Rachel se queda completamente callada. Le mira y luego mira a Nova, durante unos segundos. Esos celos que llevaba tanto tiempo sin sentir vuelven porque están teniendo una conversación sin él, con solo una mirada. Los empuja, a los celos, claro, los intenta enterrar, pero... pero... no le utilizan, no le utilizan. Le quieren y él también puede hacer lo mismo con ellos, ya lo ha visto más veces.
—¿Y qué quieres hacer? —dejan de hablar en ese idioma que solo ellos hablan y Rachel le mira. Señala con la cabeza la mesa de la cocina y Nick entiende lo que le dice. Sentarse. Ellos también hablan en su idioma.
—Supongo que debería decírselo a La Orden, ¿no?
—Es tu familia, Nick, nosotros no vamos a decirte que lo digas —que Nova le de la mano no le tranquiliza tanto como debería.
—Lo correcto es decirlo —dice y Rachel asiente.
—Podríamos coger a un mayor número de mortífagos, sí, quizá hasta coger a Quien-Tú-Sabes, pero... expondría a tus padres, Nick, no vamos a pedirte que lo digas, siguen siendo tus padres.
—Entendemos que los quieras proteger.
—Pues yo no lo entiendo.
Delilah habla desde la puerta de la cocina, con el cuenco de cereales en la mano y la cuchara en la boca. Es bueno que se sienta como en casa, pero Nick agradecería que, al menos, se cortase un poco con un tema así.
—Fueron a por mis padres, les quiero muertos.
—Hemos hablado de eso, la venganza...
—No es la solución, si, Donovan, lo entiendo perfectamente, me lo has repetido ya varias veces en las dos semanas que llevo en vuestra casa cuando iba a ser solo una —que ponga los ojos en blanco no ayuda.
—Seguimos haciendo pruebas a tu padre, Delilah, todavía nos preocupan algunas cosas y...
—Y total, no tenemos casa porque ya saben donde vivimos y La Orden la está preparando, sí, muy bien, ¿cuándo me uno? Puedo espiar desde el colegio ya que, supuestamente, tengo que volver —sí, la verdad es que lo tiene todo muy bien montado para conseguir que, o bien deje el colegio, o bien entre a La Orden. O quizá ambas o ninguna o una mezcla de ambas.
—Tenemos reunión pasado mañana, nos dirán tu nueva dirección pasado mañana —le contesta Rachel y la chica chasquea la lengua.
—Lo que quiero es unirme a La Orden, no una casa para una semana porque vuelvo a Hogwarts.
—Tu padre tendrá que vivir en algún lado mientras tanto, ¿no?
—Ni que fuera a salir del hospital.
Que se vaya de nuevo, con su bol de cereales, refunfuñando ante las últimas palabras de Rachel no ayuda para su caso de querer demostrar lo adulta que es para unirse a La Orden.
—No hagas caso a nada de lo que dice —Nova habla, todavía mirando hacia la puerta, por donde su prima ha vuelto a irse—. No tienes que decir donde va a ser, ni cuando, Delilah solo está enfadada con el mundo.
—Eso no le quita la razón —murmura Nick y Rachel suspira.
—Son tus padres quienes van a estar allí, Nick, no... no te vamos a culpar si sigues queriendo protegerles a pesar de todo.
Rachel se levanta de la mesa, le da un beso en la mejilla y desaparece por la puerta de la cocina, quizá para hablar con Delilah o, lo más probable, volver al ático para seguir pintando. Ha conseguido volver a tener algo de tiempo para pintar, así que seguro que no quiere desaprovecharlo.
—Nosotros no vamos a decir nada en la reunión.
—¿Y Delilah?
—Hablaré con ella para que tampoco diga nada.
Nova no parece muy contento de tener que hablar con su prima sobre ello, pero le da a Nick lo que necesita. Tiempo. Porque necesita pensar en lo que va a hacer. ¿Decírselo a La Orden, sabiendo lo que puede suponer para sus padres? ¿O quedarse callado y dejar que se reúnan para formar más planes que ellos tienen que evitar? No debería ser una decisión difícil, a pesar de que sean sus padres ellos ya han demostrado que, en realidad, no se preocupan por él. Solo les interesan las apariencias, el sobrevivir un día más en el mundo mágico. Y si tienen que unirse a un futuro dictador no van a dudar en hacerlo. Nick se pregunta si su padre tiene ya la marca o si la va a conseguir en esa siguiente reunión.
Y la verdad es que Nick no puede dejar que su padre acabe con la marca tenebrosa en el brazo. Si existe la más mínima posibilidad de que todavía no la tenga y sea ahí cuando la vaya a recibir tiene que evitarlo. Así que lo decide, en el momento en el que pasa por la puerta del cuartel, seguido de Nova, Rachel y Delilah, que va a contar donde es y cuando. Tienen tiempo para organizar todo, así que pueden hacerlo, van a poder impedirlo y se enfrentarán a ellos y...
—Bienvenidos, bienvenidos.
Están todos allí. Desde Alice y Frank, hasta Andrómeda y Ted, pasando por James, Lily, Peter, Sirius, Remus, Marlene, Dorcas y Alastor Moody. Los gemelos Prewett están en la parte delantera de la habitación, apoyados contra la pared detrás del mismísimo Albus Dumbledore. A él no se lo esperaban, pero tampoco esperaban ver a Mundungus, que lleva escapando de Fabian varias semanas.
Toman asiento y esperan, porque por lo visto todavía no están todos. Fenwick llega tarde y se disculpa veinte veces seguidas, mientras que Bones solo llega protestando sobre el metro muggle y unos mortífagos que le seguían la pista. Nadie le pregunta por qué no se ha desaparecido, Edgar siempre es un poco dramático con el tema y, en realidad, le gusta meterse en el metro porque le divierte ver la confusión de los mortífagos intentando pasar los tornos.
—Bien, estamos todos. Tenemos varios puntos que tratar, ¿no es así, señores Prewett?
No, desde luego no esperaban tener a Dumbledore en la reunión, solo saben de oídas que es miembro de La Orden, pero nunca han llegado a verle en realidad. Ni en el cuartel ni luchando con ellos. No son tantos, él también debería estar participando en esas batallas, si hasta su hermano Aberforth lo hace, aunque sea a regañadientes, tal y como está hoy en la reunión.
—Sí, lo primero, ¿Selwyn? —Fabian da un paso adelante, con los papeles en la mano y Delilah se levanta de su silla—. Tenemos la nueva casa para tu familia, ¿sabes cuándo va a salir del hospital tu padre?
—Mañana —Rachel se levanta y Nick se pregunta cuántas de esas pruebas eran en realidad necesarias y no una excusa para tener a Delilah en casa y a su padre en el hospital.
—Estupendo, mañana organizaremos todo el transporte. Los hechizos de protección ya están levantados, así que estaréis seguros y podrás volver a Hogwarts la semana que viene.
—Quiero unirme a La Orden —por supuesto, Delilah lo suelta tan tranquila y Nick oye como Nova suspira.
—Tienes que volver a clase.
—Puedo espiar a los mortífagos de mi curso, ¿no crees que eso no es valioso, Donovan?
—Muchas gracias por su ofrecimiento, señorita Selwyn, y le tomo la palabra, bienvenida a La Orden.
Nick ve como el puño de Nova se cierra ante las palabras de Dumbledore y la sonrisa de satisfacción de Delilah no ayuda entre ambos primos. Uno quiere protegerla, y la otra se niega a tener ningún tipo de protección. Nick se plantea si es buena idea que vuelva a Hogwarts, pero supone que no ahora sí que no va a haber forma de convencerla para que se quede en casa, a salvo.
—Segundo punto del día, entrenamientos. El departamento de aurores nos va a proporcionar unos cursos adicionales que empezarán la semana que viene, durante la madrugada —se oyen las quejas, porque nadie quiere entrenar y, mucho menos, de madrugada—. Lo sé, pero es el único momento en el que vamos a poder colarnos en el Ministerio para poder utilizar su campo de entrenamiento, no queremos volar este edificio.
—Será un curso intensivo de tres días —Gideon avanza hasta ponerse al lado de su hermano—. Así que no os quitaremos mucho tiempo y, después de eso, estaremos aún más preparados para los próximos ataques.
La reunión sigue con los análisis de los últimos ataques, la planificación de los próximos meses y las nuevas ideas tanto para reclutar como para ser más eficaces en las guardias. Nick empieza a bostezar y puede ver como no es el único, pero espera pacientemente hasta el último momento porque, en cuanto abra la boca, nadie va a prestar atención al resto de la reunión.
—Bien, pues eso es todo por esta noche, volveremos a hacer una reunión como esta en dos meses —Fabian dobla todos los papeles, por fin y Nick se pone en pie—. ¿Tanta prisa tienes, Durant?
—Hay que animar esto un poco, Prewett, que nos habéis estado durmiendo —intenta bromear y, parece que funciona porque todo el mundo ríe.
—¿Qué propones? ¿Duelos amistosos ahora mismo? ¿Un juego del escondite? —Gideon también interviene y lo dice en tono de broma.
—¿Quién se apunta a una caza de mortífagos el próximo miércoles? —bien, ya ha dicho el día, puede decir el resto ahora que todo el mundo está animado, diciendo que sí, que se apuntan, que van a acabar con ellos—. Se van a reunir en un lugar llamado Mansión Riddle, a las seis de la tarde, yo propongo...
—Espera, espera, ¿cómo sabes eso? —Fabian le interrumpe y Nick pone los ojos en blanco porque es bastante obvio.
—Venga, ya, Fabian, ¿no lo sabes?
—No importa cómo el señor Durant haya conseguido la información —Dumbledore interviene, levantando la mano de una forma que a Nick le recuerda demasiado a los discursos que da en el colegio—. No vamos a realizar ningún ataque.
—¡Pero si sabemos dónde van a estar! —por supuesto es Sirius el que grita, completamente indignado, y no le culpa, la verdad, es una oportunidad de oro la que tienen delante.
—Lo sabemos, correcto, señor Black, pero eso no nos garantiza una victoria.
—Quien-No-Debe-Ser-Nombrado estará allí —añade Nick, como si eso fuera a servir de algo para convencer a Dumbledore.
—Y yo estaré fuera del país, por lo que este ataque no se realizará.
Nadie entiende la decisión de Dumbledore, y se lo demuestran con las conversaciones a alto volumen, con las quejas, las propuestas de plan para cogerlos a todos. Nick oye como se propone llevar a todo el departamento de aurores, aunque haya que involucrar al Ministro de Magia para ello.
Moody se pone en pie para ir hasta Dumbledore y es el único que habla, durante aproximadamente tres segundos para luego girarse hacia el resto de La Orden.
—¡No habrá ataque! ¡No hay más discusiones! A vuestras casas, vamos, no os queremos aquí.
—Un segundo, Alastor, ya que estamos todos...
Dumbledore levanta la varita, sin que a ninguno de ellos les de tiempo a reaccionar, ni siquiera a los que estaban más cerca de la puerta y que ya la estaban abriendo. Una nube dorada aparece sobre el techo de la sala y empieza a caer algo parecido a la purpurina que, durante unos segundos, brilla sobre todos ellos antes de desaparecer, completamente absorbida.
—Una protección extra, nunca viene mal contra las maldiciones —que les guiñe el ojo después de decirlo solo demuestra una cosa.
Albus Dumbledore no termina de tomarse en serio todo lo que está pasando.
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Pobre Delilah y pobre Nick, la verdad, los grandes perjudicados de este capítulo. Yo aquí ya no puedo negar que se me fue la mano con la longitud de los capítulos y lo siento, pero estos chicos tenían muchísimas cosas que decir.
Me parece muy fuerte que a Nick solo le quede por narrar un único capítulo más porque quedan 5 para el final, CINCO. Que fuerte, si parece que fue ayer cuando empezó y ya está terminando y buf buf buf. Menos mal que queda Naipes para rato, digamos que la próxima carta de la baraja está ya 2/3 completa jejejeje
Mil gracias por leer, nos vamos la semana que viene <3
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