9 - Siempre lo fue

Alexis

—¡Matías!—le grité.

Matías giro y parecía estarme buscando, me acerqué a él.

Todos estaban saliendo ya del colegio.

—Nos vio la cara de pendejo a todos.

—¿Quién?—pregunté.

—¡Sol!—gritó.

—¿Que ha hecho?

Matías me quedó observando.

—¡Está con el estúpido de Demian!—gritó.

Matías esta alucinando.

—Cállate la boca, Sol no...

—Matías—apareció el rostro de mi hermana—. Alex—dijo.

No podía ser cierto, no no. Con Demian maldita sea no.

—¿Te valió lo que te dijimos?—preguntó Matías—. ¿Estamos pintados o que mierdas Sol?

Sol no respondió.

—¿Estás con él?—pregunté.

Matías no dijo nada y se fue de ahí.

Yo no podía hacer eso.

Sol estuvo ahí incluso después de las idioteces que hice, después que me porté cómo un cretino.

Lo menos que podía hacer era quedar ahí.

—¿Por qué es así?—me preguntó.

—Porqué te quiere—dije—. Y quiere lo mejor para vos, y claro esta que lo mejor para vos no es Demian.

Ella se acercó a mí y me abrazó.

—¿Tú me entiendes, verdad?—preguntó.

¿Enserio lo dijo? Definitivamente ella encontró la manera perfecta de acorralarme.

Y es que si era cierto, he conocido más a Emma.

Pero hablar de Emma con Sol me resulta imposible, de alguna forma cuando estoy con ella siento que Emma, no es Emma, es solamente una simple chica que no me interesa si tengo a Sol frente a mi.

Así de raro o anormal. Es algo nuevo que no puedo evitar sentir.

—Sí Sol, lo entiendo.

Ví cómo sus ojitos apretó cómo si estuviese esperando otra y no esa respuesta.

—Pero estoy tratando de abrir los ojos, no es tan difícil.

Ella levantó la mirada para verme.

No es tan difícil si tengo a esos ojos tan preciosos viéndome todos los días.

Subí mi mano para llevarlo hasta su mejilla, es algo que desde siempre hacia. Cada vez que ella alzaba la mirada para verme debido a la diferencia de altura me encantaba hacer eso, y es que su piel es tan lisa, movía el pulgar acariciando su mejilla, pero fue el mismo pequeño tamaño de su bella carita que mis dedos y mis ganas de llegar a sus labios me ganaron. Roce sus labios con mi pulgar y puedo asegurar que son los labios más suaves que en mí vida he sentido. Sol sonrió después de unos segundos y nuevamente nos estábamos saliendo del círculo cuando sin darnos cuenta nuestras narices estaban por chocar.

Sol se separó pero no estaba más nerviosa.

¿Que me está pasando?

—Te veo en el auto—dijo después de ver detrás de mí, y se fue.

—¿Estaban muy cerca no lo crees?—preguntó Emma, y me di cuenta que la escuela ya estaba vacía.

—¿Qué estás tratando de decir?

—¿Vos querías besarla, Alexis?

No respondí, ¡mierdas por qué no lo hoce! ¿Tal vez si quería hacerlo?

—¿Tenes algo más que decir? Que me están esperando—dije.

—¿No nos iremos juntos?—preguntó.

—Lo siento Emma, Sol no esta tan bien.

—Pues yo la vi perfecta, no sé...

—Vos nunca sabes nada—dije y la dejé ahí.

Emma me resultaba distinta, después de dos semanas el como es ella no era del tanto confiable. Muchas veces escuché que jamás iba a permitir que alguien la tratara indiferente; según ella tenía a muchos para estar ahí. Y me resultaba raro, yo lo estaba haciendo y ella solamente me buscaba más. Mi pregunta era "¿Por qué?" Puedo decir que he estado perdiendo el interés por Emma, desde que vi que no puede ser de un solo chico, también empecé a sentir desinterés cuando me di cuenta que estaba perdiendo a los que más quiero, a la que más quiero; Mi Sol.

De alguna manera ese desinterés crece sin que yo pueda detenerlo, mucho más ahora que siento que debo de prestarle más atención a Sol, hablar más con ella y estar más con ella. Ahora que sé que efectivamente está nuevamente con Demian, mis ganas de sacarla de ahí son increíbles, he estado bien sin Emma incluso mi vida y mi círculo de amigos era más grande y más divertido, todas las prohibiciones que ya me hacía me hicieron darme cuenta que tal vez ella no es la indicada.

Tal vez mi destino era conocer a Emma, pero no estar con ella. Estaba confundiendo lo que era el amor, con el que de verdad sentía que las cosas iban a funcionar, con solamente un capricho.

El día en la mansión fue muy tenso, Matías no le dirigió ni una palabra su hermana durante todo el tiempo que estuvimos ahí, mi tía Luna le preguntó en varias ocasiones se le ocurría algo, pero Matías solo decía que no. Afortunadamente Andy, Matthew y Theo no dejaban de hablar.

Y justo en ese momento recordé cuando Matías, Sol y yo estábamos de esa edad. Siendo unos niños quejándonos por todo. ¿Cómo pude descuidar tanto a los dos que siempre estuvieron conmigo desde mocosos? Enserio que entre idiotas hay niveles y yo superé todos. Demasiado baboso.

—Crees que Matías me hablará.

—Se olvidará que estuvieron en el mismo vientre el y vos—dije.

—Lo pensé ¿sabes?

Yo me reí y Sol se sentó a mi lado.

—¿Cuando es tu siguiente partido?

—Lunes—dijo ella.

—¿Cuándo es el siguiente de Emma?

—¿Emma qué? Te encanta joder los momentos buenos.

Sol se echó a reír.

—¿Era un momento bueno?—preguntó.

—Después de mucho alboroto, sí—dije.

Sol suspiró.

—Pero enserio, ¿cuando juega Emma?

—No tengo idea, Sol—respondí—. No le he preguntado nada, ni hablé mucho con ella hoy. Vos lo viste.

Ella asintió.

—¿Ya no sentís nada?

—Nada es mucho, tal vez si siento pero... lo exagere demasiado—dije—. Lo confundí y solamente es un gusto. Muchas cosas me hicieron darme cuenta que no va conmigo.

—¿Es normal dejar de sentir emoción con alguien que soñaste mucho?—dijo Sol.

—Muy normal.

Hubo silencio.

—Supongo que es súper normal sentir esas emociones por otra persona, muy natural ¿no?

Claro que sí, eso era junto lo que ahora me sucedía con ella. Me aterraba pues el corazón es tan idiota que en lo imposible, se aferra más.

—Sí—dije—. Dímelo a mí.

Ella abrió los ojos.

—¿Acaso te gusta alguien más? ¿Y esa es la razón por la cual no sentis casi nada por Emma?

No lo sabía.

No tenía una respuesta clara.

Estaba viendo a esa chica de otra manera, de una manera que jamás pensé llegar a verla. Fue de pronto, no, no, no fue de pronto; tal vez siempre lo fue. Pero fue el mismo miedo de perderla que me enseñó que no sabría que hacer sin ella. Fueron los últimos días, dónde sus ojos se mostraron mas verdes que nunca, dónde su sonrisa la veía más hermosa de lo normal. Mierda, pensaba que podría frenar esto. Solo estoy tratando de engañarme a mi mismo, pero es lo mejor; ella te ve cómo siempre lo hizo, cómo un hermano. ¡NO Alex! Tienes que guardártelo.

—¡Ey! ¿No me dejarás con la palabra en ma boca?—dijo sonriendo.

¿Por qué tenía que ser ella?

—¿Hay otra chica?

¿Que debía decir? ¿La verdad?

—Sí—respondí.

—¿Quién es?

Claramente no le diría que se trataba de ella.

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