7 - El primer partido de tenis

Pasó una semana y las cosas seguían un poco distantes con Alex, nos hablamos más pero no es cómo antes; y eso me duele.

Él sigue encaprichado con Emma, no escucha a nadie «Pues hasta que lo vea con sus propios ojos».

Durante unos días la idea loca de Zoe le estuvo dando vueltas a mi cabeza, hubieron momentos en los que estuve demasiado cerca de aceptar que tal vez y sí sentía algo más por Alex, pero no, no podía sentirlo, y no porque sea mi hermano, si no porque está demasiado cegado por la niña esa.

A buen tiempo, regresé con Demian, y las ideas ilusas se fueron de mi cabeza; al menos un poco, pues cada que hablaba con Alex, algo le veía de lindo, algo que siempre ha tenido pero que nunca fui capaz de ver.

—Sabes, una pequeña parte de mi me gritaba que no serías tan mensa para regresar con Demian, y mira; es tu novio.

Yo reí.

—Cállate Zoe, una prueba más que tus especulaciones son totalmente falsas—dije—. Ya deja a Alex en paz.

Zoe soltó una carcajada.

—Amiga, lo de Alex no es una espec...

—¡Hola chicas!—llegó Rachel.

—¿Dónde te metiste?—preguntó Zoe.

—Estaba con los gemelos—dijo—. No sabía que George tuvo que ver con la tal Emma.

Rodé los ojos.

—¿Quieren dejar de mencionarla?—pedí.

—¿No qué no?—preguntó.

—¡Basta Zoe!

Rachel vió a Zoe con rostro de incredulidad.

—¿Seguís con eso?—preguntó—. Navarro, entende que son hermanos. Solamente le andas metiendo ideas locas, y Sol que aveces todo se la cree.

¿Qué? Claro que no.

—No todo, Rachel.

—Bueno no, pero vamos Zoe. Es ridículo.

—Ridícula vos, muchas cosas pueden pasar.

—Pero no cosas como esas, sería super cero—repitió Rachel.

—¡Cállense la boca las dos!—grité—. Tal vez lo de Zoe no sea ridículo, pero no, no pasará.

Si así lo fuese, la chica que no lo permitiría sería la misma castaña de cabello corto entrando por el pasillo.

Emma.

—No es tan bonita—dice Rachel—. Y es una...

—Basta—susurré—. Alex no abrirá los ojos.

—¡Los tiene que abrir!—dice Zoe—. Sé que Alex es astuto y tarde o temprano se dará cuenta que ella es muy poca cosa para él.

Zoe lo dijo tan fuerte que incluso pensé que lo dijo con el fin de que ella lo escuchara. Y así fue, pues giró a vernos con un rostro indescriptible.

—¡Te escuchó!—musitó Rachel.

—Ese era el fin.

—¿Es que a ti te vale?—le preguntó.

—Si molesta Rachel, que tu amigo, en especial Alex. Siempre fue atento y el menos molestoso, ¡Tenía que caer con esa arpía!

Sabía que posiblemente no traería nada bueno que Emma haya escuchado lo que dijo Zoe. Presentía que algo malo pasaría.

—Y por otro lado está la babosa que regresó con Demian—Zoe giró a verme. Yo rodé los ojos y negué con la cabeza, ¿Por qué no entienden que Demian si cambió?

—¿Oficial?—preguntó Rachel—. Enserio Sol, sos de estú...

—¿Que regresó quién?

Escuché la voz de Dustin detrás mío y me puse demasiado nerviosa.

Zoe calló, y eso me ponía más nerviosa.

Dustin no es ingenuo.

—Yo–dice Rachel—. Regresé con Liam—dijo.

—¿Qué?—dijo Dust—. Niña si que estás loca, Liam está allá besuqueándose con Hannah.

—¿Enserio? Maldito—dijo—. Hoy terminaré con él.

Dustin pareció no creerlo.

—No esperaremos a Alex, se irá con...

—Entiendo—dije y arrugue la cara.

—¡Ey! No te pongas así—Dustin me abrazó—. Tiene que darse cuenta.

Asentí y se despidió dándome un beso en la mejilla; no mentiría si dijera que los tres me tratan súper bien cuando quieren, Alex era más frecuente, pero ahora ni siquiera come con nosotros.

Y a tía Ámbar le está molestando esa parte, por otro lado, tío Simón no le agrada los comentarios que ha escuchado, el mundo es tan grande pero créanme que puede llegar a ser diminuto aveces.

—No entiendo, ellos te tratan cómo una princesa, y dejas que otro te trate cómo plato de segunda mesa.

No respondí y me fui al salón. En una determinada hora me vería con Demian, estaba en mi salón pero hace una semana dividieron el grupo y se fue. Pedí permiso diciendo que tenía que hablar con el director, Matías arrugó la cara pero no dijo nada.

Baje los escalones y Demian estaba en la entrada de la biblioteca de historia, en esa parte están todos los directivos y administrativos y sus aulas no tienen ventanas, es más nunca salen de ahí. Giré un poco más a la biblioteca de ciencia, y Demian lo hacía también.

—¿Si irás hoy?—le pregunté—. Es a las seis.

—Claro que sí, no puedo perderme un partido de mi hermosa novia.

Dijo mientras me dió un beso en los labios.

—¿Contra quién vas?—preguntó.

—Es inició de torneo, es mi primer partido. No tengo idea—dije y sonreí.

—¿Has entrenado?

—Sí, con Dustin.

—¿El se ha inscrito?—preguntó.

—Sabes que es bueno, pero prefiere el golf—dije arrugando la cara.

—¿No te irás conmigo hoy verdad?

Negué.

—Viene el chofer por mi—dije—. Lo sabes bien.

El asintió.

—Creó que debemos regresar ya—dije—. Vas tu primero.

–Esta bien—dijo—. Nos vemos en la tarde, vas a ganar preciosa–me dio un beso y se fue.

Quedé ahí un momento para disimular, y el desapareció.

Escuché un par de risillas en la biblioteca, me escondí un poco cuándo ví qué alguien iba a salir. Esa biblioteca era fantasma, nadie llegaba, siempre estaba vacía.

Una chica salió acomodándose la falda, el chico camino más y le dió un beso en el cuello. Ella sonrió lo besó, cuando lograron estar más frente a luz los ví;

Era Emma, con un chico que no reconocí.

El coraje me inundó, sin saber porqué sentí unas ganas intensas de llorar. Alex no se merece esto, ¡¿Por qué tenía que ser él?! Y porqué con ella.

Salí de ahí y entre al aula, restaban veinte minutos para irme, y pasaron como caracol. Cuando tocaron, lo primero que hice fue ir al salón de Alex con mi hermano.

—¿No te irás con nosotros cierto?—preguntó Matt.

—No, hoy no.

—Mi tía se pondrá molesta de nuevo—dijo Matías.

Alex asintió.

—Lo sé, hablaré con ella.

—Ya qué últimamente ni siquiera te veo después de la escuela—dije—. ¿Irás hoy? ¿A mi partido? El primer partido de tenis.

Ví que Emma se apareció y esperaba a Alex.

—Sí vas con ella y me dejas acá parada, te vas a la chingada todo el resto de tu vida Smith.

Alex sonrió un poco.

—¿Te gusta llamarme por el apellido de mi madre?—me preguntó.

—Yo te hice una pregunta antes—dije.

La cara de Emma empezaba a molestarse.

Mi corazón se hizo chiquito cuando Alexis dijo;

—Lo siento Sol, hoy saldré con Emma. Me pidió que la acompañe a un lugar. No creo que me dé tiempo de ir a tu partido.

No fui la única.

Matías lo observó con un rostro de "¿Es enserio?" Y luego me vio a mí.

No dije nada. Y me salí de ahí.

—¡So...

Alex intentó detenerme pero Emma lo detuvo a él.

Subí al auto y sentía un odio que jamás había sentido, el día pasó rápido y ya me encontraba en el club. Tía Ámbar estaba molesta, todos estaban ahí. Mis abuelos, mi abuelo Alfredo, mis padres, Dustin, Matt, Zoe, Rachel, los gemelos y Veera. Me partía no ver a Alex ahí.

Ya estaba en la cancha, mi entrenador estaba terminando de limpiar mi raqueta. Cuando lo ví entrar, junto a Samuel.

Alex vino.

Vino, está acá.

Cuando vió que lo ví sonrió y yo hice lo mismo pero fue una sonrisa simple.

Vino, Alex vino.

—Es hora, tienes que hacer trizas a esa chica—dijo Dan, mi coach.

Cuando Emma apareció del otro lado de la pista entendí que Alex no había venido por mi, nada que ver.

Emma estaba inscrita en el torneo, y hoy yo jugaría contra ella.

—¿Trizas?—pregunté—. La haré puré.

Dije tomando mi raqueta para esperar que el juego empezara.

Me sentí tan mal por ella.

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