12 - ¡Hasta que te encuentro!

—¿A dónde vas?—preguntó Matías.

«¿No qué no me hablabas?»

—A casa de Zoe, hablé con Mamá antes de que se marcharan.

—¿Segura?

Asentí.

—¿Quién te llevará?—preguntó.

«¡Quieres dejar de preguntar!» me estoy poniendo nerviosa.

—Escuché que hay una gran fiesta en la casa de tu noviecito, fui invitado pero por obvias razones prefiero ir a casa de los gemelos. Espero que vos tampoco estés pensando en ir.

—No lo haré—mentí.

—Sería el colmo, Sol. Y ahí si hablaré con papá.

Asentí.

—Le diré a Rey, que le diga al chofer que te recogerá en casa de Zoe que le avise a uno de nosotros cuando ya estés en casa.

Mierda, mierda.

Solo estarás un rato en la fiesta, nada saldrá mal.

—Bien—dije, antes de abrir la puerta, gire sobre mis talones y camine hasta Matías.

El me observó y planté un beso en su mejilla.

—Te quiero—dije sin esperar respuesta, pues estaba molesto.

—Yo te quiero más.

Sonreí y salí de ahí.

¡No puedo estar peleando con mi hermano, por Demian! Perdí casí a los tres, ¡Casí a los tres! Por uno.

No podía seguir así, si Alex no se quería dar cuenta; yo sí.

Alex, Alex.

Tenías que pasar por mi mente.

Subí al auto y le dije al chofer que me llevara a casa de Zoe, ya era de noche y llegaría a medio arreglarme. Zoe seguramente está lista, ¡El problema en el que me estoy metiendo!

—¿No crees que tardaste un poco?—preguntó Zoe.

—¡Hey que lindo vestido! Hasta te ves de diecisiete.

Zoe rodó los ojos.

—En seis meses cumplo diecisiete, mensa.

Yo me reí y me puse uno de sus vestidos, Zoe me paso la plancha en el cabello y yo me maquillé un poco, muy poco. ¿Tacones? No, los uso, pero vamos. Esto no es una alfombra roja ni nada especial.

Es una fiesta de chicos, solamente dispuestos a beber, y quién sabe cuantos a tener sexo después de estar ebrios.

No me agradaba la idea que Demian hiciese esto en su casa, pero no tenía derecho de opinar sabiendo que en algunos días ya no seré parte de su vida, pasaré a ser un recuerdo.

Y él un recuerdo mío.

Posiblemente el recuerdo más catastrófico de toda mi vida.

—Sí Alex te viese...—dijo Zoe.

—Quieres no mencionarlo, esto se pone cada vez peor y tengo que sacarlo de mi cabeza. O terminaré llorando.

Bajamos, afortunadamente mi madre estaba consciente que iría a la fiesta, claro; con Zoe y Rachel. Y no sabía que era en casa de mi novio.

¡Louis!—gritó Zoe cuando vió a su primo, y casi mejor amigo de Dustin frente a nosotras.

«Ya valió madres» pensé.

—Así que a la fiesta de Espindola—dijo y ahora me vió a mi—. A Dustino le encantará saber que su hermanita va a esa fiesta.

¡Louis te odio!

—¡Cállate la boca!—dijo Zoe—. O le diré a tu mad...

—¡Okay!—gritó Louis—. No diré nada.

Zoe sonrió y salimos de ahí.

—Rachel ya está en la fiesta—me avisó mientras subimos al auto de tío Nico.

El camino fue rápido, muy rápido y estaba nerviosa; tenía mucho valor para ir a una fiesta donde estaría todo el colegio. Mis hermanos obviamente se enterarían de esto.

Entramos a la fiesta y... ya me quería ir de ahí.

¿Cómo la casa de Demian podía parecer un antro de primera? Con tanta gente, el olor a alcohol se sentía, y eso que aún era temprano; bueno. No tan temprano.

—¡Hey!—escuchamos la voz de Rachel—. Vengan acá.

Seguí a Rachel, y estaban unos amigos que no se llevaban con mis hermanos. Menos mal, ahí todo bien.

Buscaba con la mirada a Demian, pero no, no estaba por ningún lado.

Hasta que lo ví.

Estaba bailando muy feliz con una chica, no sabía quién era; lo raro es que no sentí celos, ni nada. Incluso cuando la chica se acercó mucho a él y él lo estaba permitiendo, solamente pensé;

Que bueno que ya no estoy cegada por él.

Pues estaría muerta de los celos.

Pero no, es más cuando me vió lo salude muy normal y seguí conversando con las chicas.

—¿Pero qué?—dijo una de los chicas—. No, es... inaceptable.

—¿Que sucede?—preguntó Rachel.

—¿Qué no Emma está de novia con el guapo de tu hermano?

Okay, ¿me lo tenían que preguntar a mí?

—Eso creo, ¿por... ya veo.

Emma venía de la parte de arriba, con un chico que desconocía. No pensé bien de esa parte, nadie en realidad lo hizo.

¿Acaso cree que no iba a venir?

Así cómo tenía en cuenta que tener a Emma aquí podría ser un problema, también ella lo sabía pues lo que recién ví... no, no le diré a Alex. ¡Dios! Alex está tan cegado con esta chica que seguramente me tachará de loca. No, no quiero más de eso, nada nada más.

Pero sí me da rabia.

¡Mierda! ¿Por qué son así?

«Habló la que tiene novio y está gustándole a quién durante dieciséis años vió como un hermano».

Al menos seré clara y dejaré a Demian, no por Alex. Por mí, por Demian; Demian no lo merece, «o tal vez sí» Pero yo no, no merezco tener a mis hermanos en contra mía por alguien que realmente no quiero.

—¡Sol no!—gritaron los chicos después que terminé mi soda de un momento.

Sabía raro, muy raro.

—¿Qué?—pregunté.

La cara de los chicos era indescriptible.

Cuando giré solamente sentí la mano en mi cintura que me llevaba en medio de todos los chicos; era Demian.

—Te ves guapísima—me susurró.

En ese momento sentí algo raro en mí, un pequeño mareo pero al mismo tiempo quería reírme.

Ví a Emma que después de tanto tiempo ya me había captado, se dió cuenta y sonrió de inmediato.

Sería muy estúpida si por mi mente no pasase que su plan era llamarle a mi hermano, Alex obviamente; Matías no la traga.

—Demian no quiero bailar—dije tratando de salir de ahí. Pero al mismo tiempo las ganas me llegaban.

De pronto me sentí despierta, más de lo normal. Me sentía ¿feliz?

Olvide lo de no querer bailar, y estuve un rato ahí.

Pero empezaba a sentirme mal, mareada tal vez.

—No me siento bien—dije a Demian—. Me siento mareada.

—¿Quieres ir a mi habitación? Para que descanses.

¿Qué? Oh no, ya he visto esta escena en muchas películas. Gracias, yo aquí me quedo.

—No.

—¡Vamos! Te daré agua, necesitas silencio—dijo susurrándome al oído—. Te llevaré a la cocina.

Asentí, eso era más normal.

—¿A caso tú cocina esta en el segundo piso?—pregunté cuando él me dirigía a las escaleras.

No respondió y me llevaba más rapido.

—¡No!—dije soltándome—. Ya no tengo sed.

En realidad nunca la tuve.

Caminé rápido entre la gente regresando a la mesa.

Pero mierda no los encontraba, me sentía tan, pero tan perdida que sentía que en cualquier momento iba a caer.

¿Que diablos había tomado? ¿Era eso que dejo perplejos a los chicos? Había confundido los vasos, y digamos que con los que estaba no son muy sanos y siempre han de meterle cosas a la soda para quedar cómo estoy yo ahora.

Todo me daba vueltas.

Sabía que esto terminaría mal.

Pero no creí que tanto.

Fue una mala idea.

Voy buscando la puerta pero en realidad no se a cual de las veinte puertas que mi cabeza esta imaginando es la correcta.

Tranquila Sol.

Mi teléfono suena, pero ¡Santo cielo! Cuando lo saco no logro ver quien me llama.

—¿Hola?—pregunto.

—¡Sol dónde mierda estás!

—No lo se—dije—. ¿Quien sos?

—¡Zoe, maldita sea!

—Ah, hola maldita.

—Mierda, eso te esta acabando.

—¿Que cosa?

De que hablaba.

¿Dónde estaba justo ahora?

—Matías y Dustin vienen a la fiesta, tenemos que irnos ¡Ya!

NO PUEDE SER.

Reaccione un poco pero no lo necesario para poder salir de ahí, después de unos segundos me di cuenta que andaba ¿bailando?

¡Tengo que salir de aquí ya!

Esto cada vez se ponía peor, veía menos y ahora estaba contra tiempo.

—Perdón—dije y volteé.

—¡Hasta que te encuentro!—gritó el tipo.

Mierda.

Era Alex.

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