14 | la primera prueba

XIV. THE FIRST TASK

El lunes, el nerviosismo de todos era aún mayor. A la hora del desayuno, Allison se había sentado con Hermione y Harry, pero a él le había parecido oportuno levantarse y decirles que fueran yendo a Herbología sin él. Ni siquiera les dio una excusa, solo desapareció por la puerta.

Hermione y ella caminaron con Ron hacia el Invernadero 3, ya que él se les había acercado cuando vio que Harry se había ido. Ninguna de las dos le había hablado a Ron sobre los dragones, pues no querían que luego Harry les recriminara por contarle más de la cuenta. De todas formas, al día siguiente lo vería él mismo. Y seguramente se daría cuenta, como Allison, de que Harry no había echado su nombre en el Cáliz de Fuego.

Harry llegó tarde a Herbología, y Allison le vio hablando con Hermione sobre algo —ella estaba con Ron trabajando en sus arbustos nerviosos— que parecía de interés.

Al terminar la clase, rumbo a Cuidado de Criaturas Mágicas, Harry y Hermione le explicaron el plan. Debían enseñarle a controlar el encantamiento convocador, y con él atraería a su Saeta de Fuego para poder volar en la prueba.

Se saltaron la comida para practicar, pero Hermione no les permitió no asistir a Adivinación. No es como si fueran a aprender mucho en esa clase, lo único que Trelawney había dicho fue que a todos los nacidos en julio les esperaba una muerte repentina y violenta, según Marte y Saturno.

—Apañados vamos si morimos todos los que cumplimos en julio —susurró Allison—. Se van a apiñar todos los cadáveres en el suelo y no se va a poder andar. Aunque a mí me dará igual, estaré muerta.

Después de la tediosa clase, tuvieron que cenar algo. Harry no quería, pero se obligó a sí mismo. Allison tampoco tenía intención de probar bocado, pero George se sentó a su lado al darse cuanta de que no comía, y la obligó a tomarse la sopa.

Más tarde, Allison, Harry y Hermione cogieron la capa de invisibilidad para escabullirse al aula vacía que habían usado antes y continuar practicando el encantamiento convocador.

Pasaron las doce, y Peeves llegó. Al parecer, creyó que a Harry le hacía mucha gracia que le tiraran cosas, y comenzó a aventarle sillas. Con miedo de que Filch les pillara, los tres regresaron a la Sala Común de Gryffindor.

A las dos en punto de la madrugada, parecía que Harry al fin le había cogido el truco. Llevaba una hora entera convocando cosas de forma correcta, y los tres pudieron echarse a dormir satisfechos.

* * *

Sin riesgo a equivocarse, Allison podía asegurar que los nervios que sentía el martes no eran nada comparados con cualquier otro día en toda su vida. Y si ella estaba así, ¿cómo se encontraría Harry? Debía de estar a punto de vomitar.

Durante toda la mañana, Harry estuvo ausente a pesar de encontrarse con Allison y Hermione, pues su mente no estaba muy dispuesta. El tiempo pasó tan rápido, que Allison casi se asustó al ver a McGonagall viniendo a toda prisa a la hora de la comida para decirle a Harry que tenía que marcharse con el resto de campeones.

Cuando Allison, Hermione y Ron llegaron a las gradas, Eliza se acercó y se sentó con ellos, tirando del brazo de su amigo, Cameron Nott, que no parecía querer estar ahí.

—Tienes que socializar, no te va a matar, Cam —le susurró Liz.

—Podríamos habernos sentado más allá, que hay menos gente.

Aun así, Cameron tomó asiento entre al lado izquierdo de Eliza, se cruzó de brazos y no apartó la mirada del frente. Allison sabía que era un chico complicado y que no le gustaba hablar con mucha gente, pero al menos con ella sí que había estado en alguna ocasión, con Lizzy. De todas formas, esa no era su principal preocupación, ni de lejos.

Allison no paraba de darle golpecitos al asiento con sus uñas, estaba hecha un manojo de nervios. El primer dragón, el hocicorto sueco, ya se encontraba ahí. Ron lo observaba con los ojos entornados, como si quisiera cerciorarse de que era un dragón de verdad. Por otra parte, Hermione hablaba muy rápido y en voz muy baja, y nadie entendía lo que decía.

El primero en salir fue Cedric Diggory. Pasaron unos cuantos minutos hasta que convirtió una de las piedras en un perro labrador, con la intención de distraer al hocicorto. Había funcionado al principio, Cedric estaba a punto de robar el huevo, pero el dragón perdió el interés en el perro y le lanzó una gran bocanada de llamas. La multitud se asustó a sobremanera, pero Cedric logró escapar por los pelos, aunque con un gran quemazón en la mejilla. Todos le aclamaron, y los jueces le dieron la puntuación.

—¡Uno que ya está, y quedan tres! —gritó Bagman—. ¡Señorita Delacour, si tiene usted la bondad!

La actuación de Fleur frente al dragón fue alucinante, tanto que por unos segundos a Allison se le olvidó su hermano. Le llevó un rato y unos cuantos hechizos, pero Fleur consiguió hacer que el dragón se quedara dormido. Fue increíble cómo una sola persona logró que un galés verde cayera dormido, teniendo en cuenta que eran entre siete y ocho cuidadores los que tenían que lanzarles un Desmaius para que funcionase. Sí, se le había quemado la falda cuando el dragón roncó, pero ¡venga ya!, lo había apagado al instante con un Aguamenti. Allison estaba convencida de que Fleur merecía mucha mejor puntuación de la que había obtenido, lo había hecho excelentemente sin lugar a dudas.

Cuando llegó el turno de Krum, el búlgaro le lanzó a su dragón una especie de encantamiento a los ojos, que hizo que se desequilibrara y escachara unos cuantos huevos. Allison gritó, indignada, porque era su dragón favorito: el bola de fuego chino.

Su inquietud aumentó cuando cayó en la cuenta de que Harry iba a tener que enfrentarse al colacuerno húngaro, el único que quedaba. Se estaba clavando las uñas en los brazos, de forma inconsciente, porque ese era el más feroz de los cuatro. O Harry era la persona más gafe del mundo, o alguien estaba muy empeñado en que estirara la pata.

La cosa empeoró cuando Harry salió al cercado, porque Allison sintió cómo el corazón le latía tan rápido que pensó que saldría corriendo por su cuenta. Al verle ahí, a punto de enfrentar al dragón, hizo que se preguntara cómo había podido pensar que él se había presentado voluntario para ello. Debía aprender a controlar sus celos, porque si Harry muriera pensando que ella había dejado de quererle se moriría también.

Pero Harry no murió, por suerte. Convocó con éxito su escoba, y con ella voló por encima de la cabeza del dragón. Se llevó un raspón en el hombro, pero consiguió distraer al colacuerno y birlar el huevo dorado.

—¡Miren eso! —gritó Bagman—. ¡Mírenlo! ¡Nuestro paladín más joven ha sido el más rápido en coger el huevo! ¡Bueno, esto aumenta las posibilidades de nuestro amigo Potter!

En cuanto vieron que Harry se metía en la carpa de la improvisada enfermería, Hermione bajó corriendo de las gradas hacia ahí. Allison agarró el brazo de Ron, que se había quedado atontado, para que no se quedara atrás. Eliza también quiso bajar, pero las quejas de Cameron se lo impidieron, porque se enzarzó en una mini discusión con él.

Llegaron a la enfermería y Allison se lanzó a los brazos de Harry al ver que ya estaba curado.

—¡Lo has hecho genial! Has sido el mejor de los cuatro, Harry, sin duda.

Se quedó abrazando el tronco de Harry, que pasó su brazo izquierdo por encima de los hombros de su hermana.

—¡Alucinante! —añadió Hermione, con la cara llena de marcas de uñas—. ¡De verdad!

Harry se había quedado mirando a Ron, pues no había reparado en su presencia hasta que su hermana quitó su cabeza de en medio, aunque seguía con sus brazos alrededor de él, pues no quería soltarle.

—Harry —dijo Ron muy serio—, quienquiera que pusiera tu nombre en el Cáliz de Fuego, creo que quería matarte.

Allison sonrió feliz de que el pelirrojo hubiera entrado en razón, al igual que ella.

—Lo has comprendido, ¿eh? —contestó Harry fríamente—. Te ha costado trabajo.

Hermione se veía nerviosa, mirando a uno y otro. Pero Allison sabía que Harry iba a perdonar a Ron, porque la había perdonado a ella.

—No —replicó Ron—. Yo no debería haber...

—¡Olvídalo!

Aunque Ron le sonrió de forma nerviosa, la de Harry parecía más bien una mueca de disconformidad. Allison frunció el ceño, porque no era la reconciliación que esperaba, ya que a pesar de que Harry le había perdonado seguía teniendo un aire resentido. De pronto, Hermione se echó a llorar.

—¡No hay por qué llorar! —le dijo Harry, desconcertado.

—¡Sois tan tontos los dos! —gritó ella, dando una patada en el suelo al tiempo que le caían las lágrimas—. ¡Los tres lo sois! —añadió al segundo.

Antes de que pudieran detenerla, abrazó a Ron y después a Harry y Allison —que seguía pegada a él— y se marchó corriendo y gritando de alegría. Allison soltó una risita por su reacción y miró a su hermano, que ya sonreía con normalidad.

—¡Cómo se pone! —comentó Ron, negando con la cabeza—. Vamos, Harry, están a punto de darte la puntuación.

Tras coger sus cosas, los tres salieron de la carpa. Ron y Allison hablaban sin parar sobre la prueba, y ella vio a Harry dedicarles miradas algo incómodas. Los jueces dieron entonces las puntuaciones, como habían hecho las tres veces anteriores.

Madame Maxime fue la primera, conjurando el número ocho con su varita en una especie de cinta plateada.

—¡No está mal! —dijo Ron mientras la multitud aplaudía—. Supongo que te ha bajado algo por lo del hombro...

A continuación le tocó al señor Crouch, que proyectó en el aire un nueve.

—¡Qué bien! —gritó Allison, y Ron le dio a Harry un golpecito en la espalda.

Luego le tocaba a Dumbledore. También él proyectó un nueve, y la multitud vitoreó más fuerte que antes.

Ludo Bagman: un diez.

—¿Un diez? —preguntó Harry extrañado—. ¿Y la herida? ¿Por qué me pone un diez?

—¡No te quejes por eso, tonto, que es un diez! —exclamó Allison, volviendo a abrazarle por unos segundos.

Y entonces Karkarov levantó la varita. Se detuvo un momento, y luego dibujó en el aire otro número: un cuatro.

—¿Qué? —chilló Ron furioso—. ¿Un cuatro? ¡Cerdo partidista y piojoso, a Krum le diste un diez!

—¡Asqueroso tramposo, ojalá el colacuerno se lo coma! —se sumó Allison a los insultos.

De reojo, vio la cara de Harry, quien les sonreía de manera extraña. Allison quería preguntarle qué diablos le pasaba, porque esa mueca le estaba empezando a poner de los nervios, pues no sabía si estaba feliz o disgustado.

¿Seguiría Harry enfadado con ellos aunque les hubiera perdonado? Allison sintió un revolcón en la tripa y tragó saliva, pues no se había parado a pensarlo hasta ese momento. Cuando ella había estado sola con su hermano —o con Hermione y Lizzy el día anterior— no se había comportado así. Pero, en cuanto apareció Ron, volvió esa cara que estaba poniendo justo entonces.

Tal vez, aunque les hubiera dicho que sí les perdonaba, todavía estaba dolido. Allison quería volver a abrazarle —¿qué le pasaba aquel día con los abrazos?— para comprobar si estaba mosqueado, pero se contuvo, porque debían marcharse.

—¡Estáis empatados en el primer puesto, Harry! ¡Krum y tú! —le dijo Charlie Weasley, precipitándose a su encuentro cuando volvían para el colegio—. Me voy corriendo. Tengo que llegar para enviarle una lechuza a mamá; le prometí que le contaría lo que había sucedido. ¡Pero es que ha sido increíble! Ah, sí... me ordenaron que te dijera que tienes que esperar unos minutos. Bagman os quiere decir algo en la tienda de los campeones.

—Te esperamos aquí fuera, Harry —dijo Ron.

Él se marchó, volviendo a entrar a la tienda sin mirarles.

—Hemos sido un poco muy estúpidos —comentó Allison, fingiendo desinterés y mirándose las uñas.

—Sí —contestó escuetamente Ron, observando sus zapatos.

—¿Crees que nos ha perdonado del todo? Lo noto... distante.

Ron abrió la boca para hablar, pero la cerró un segundo más tarde. Allison suspiró y agarró el brazo de Ron, rodeándolo con los suyos. Él se quedó algo incómodo, pero se recolocó y no dijo nada. Allison debía controlar sus impulsos de abrazar a todos aquel día, o acabaría por darle un abrazo a Malfoy a ese paso. O peor, a Snape.

No, preferiría la muerte antes que abrazar a Snape. Ella tendría los brazos menos fríos, seguro.

—Creo que sé lo que le pasa —murmuró Ron, tras un rato en completo silencio.

—¿Lo de la pelea que tuvisteis el domingo de madrugada? —inquirió Allison, levantando la cabeza para mirarle pero sin soltar su brazo.

Él frunció el ceño y ladeó la cabeza.

—Más o menos, creo que Harry sigue pensando que...

Justo en ese momento, Harry salió de la carpa entusiasmado, y Ron se calló. Harry se dirigió hacia ellos y se metió entre medio. Su hermana aprovechó para agarrar su brazo en su lugar.

Harry empezó a preguntarles detalles sobre las pruebas de los demás campeones, y ellos le respondían encantados. Pero Rita Skeeter llegó a fastidiar de nuevo, para variar.

—¡Enhorabuena, Harry! —lo felicitó—. Me pregunto si podrías concederme unas palabras. ¿Cómo te sentiste al enfrentarte al dragón? ¿Te ha parecido correcta la puntuación que te han dado?

—No, solo puedo concederle una palabra —replicó Harry de malas maneras—: ¡adiós!

Y continuaron el camino hacia el castillo, con Allison riendo por el corte de su hermano y Ron contándole sobre las pruebas y diciéndole a la chica que dejara de reír. Algo que, por supuesto, no hizo. 

* * *

—... y ella sola consiguió dormir a un dragón. ¡A un maldito dragón! Los dragones son geniales, pero Fleur...

—Allison —cortó George, con una sonrisa divertida—, yo también lo he visto. No hace falta que me lo cuentes. Otra vez.

Ella hizo un puchero y se tiró encima de sus piernas, apoyando los brazos a tiempo de pegarse en la cara contra el césped.

—Es que ha sido muy guay. Merecía mucha más puntuación.

Se recolocó, tumbada boca abajo sobre las piernas de George, y empezó a jugar con las ramitas de la hierba, enroscándolas entre sus dedos.

—¿Me estás mirando el culo?

George levantó la mirada con rapidez y le dedicó una traviesa sonrisa a la chica, que soltó una carcajada.

—Está literalmente enfrente de mis narices, no te me quejes —dijo, pasando la mano izquierda por el cabello de la chica.

—No me he quejado, solo me aseguraba de que lo mirabas. Las buenas vistas hay que apreciarlas.

Esta vez fue George quien soltó una carcajada.

—Por esas cosas te quiero.

El corazón de Allison se disparó, empezando a latir tan rápido como en la prueba del Torneo. Abrió mucho los ojos y se levantó de golpe, quedando de rodillas frente a George.

—Acabas de decir que me quieres —repitió ella, mirándole a los ojos.

—Bueno, es que lo hago —declaró él, ensanchando su sonrisa—.¿Tú no?

—¡Claro que sí! —se apresuró a afirmar—. Por supuesto. Sí —añadió con voz seria—. Pero... es la primera vez que lo decimos.

—Podemos fingir que la fiesta sorpresa de Harry es para celebrar que te haya dicho te quiero —bromeó George, tumbándose sobre su espalda sin dejar de sonreír.

—Oh, eso estaría bien. Pero creo que la fiesta no es tan sorpresa si Harry sabe de ella. ¡Ese no es el tema! Me has dicho que me quieres, George Weasley.

El pelirrojo se apoyó sobre sus codos y se quedó mirándole con una sonrisilla divertida.

—Eso es lo que he hecho, Allison Potter.

—¡Sí, eso es lo que has hecho!

—Te quiero —repitió, acercando su rostro al de su novia—. Te quiero, te quiero, te quiero. ¿Te parecen suficientes veces?

Ella negó con la cabeza, divertida, y rozando la nariz del chico al hacerlo.

—Te quiero —volvió a decir, posando sus labios contra los de Allison y dándole un beso.

—Yo también te quiero, Georgie.








los quiero mucho son muy monos me los como es que ayy :")

cambiando de tema,, Fleur Isabelle Delacour merecía más puntuación que Krum. ya no os digo que Harry que al menos fue el primero en coger el huevo y sí fue impresionante. pero es que FLEUR DURMIÓ A UN DRAGÓN ELLA SOLA y solo se le quemó un poco la falda pOr fAvOr!1!1!1!1! que Krum hizo que se aplastaran unos huevos cómo ha tenido más puntuación que ella

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