02 | fiesta de cumpleaños
II. BIRTHDAY PARTY
A pesar de que Eliza lo había pedido una y otra vez, no había conseguido que Cameron pasara unos días en su casa.
Le había insistido a su amigo hasta el cansancio cuando estaban en Hogwarts, y él le había prometido que se lo preguntaría a su padre. Cosa que, bajo la opinión de Liz, no había hecho. Cameron tenía demasiado miedo a su padre como para preguntarle si podía pasar unos días en la casa de una amiga que no creía en la supremacía de sangre.
Eliza solo quería tener un amigo que la visitara en vacaciones tal y como los amigos de Harry y Allison lo habían hecho. Pero claro, no es fácil cuando tu mejor amigo es un Nott. Estaba enfadada con la estúpida idea de la sangre pura y los malditos creyentes de ella, porque gracias a eso no podría pasar las vacaciones con su amigo.
No se había pasado un trimestre entero dándole capones en la nuca a Cameron cada vez que decía sangre sucia, para que ahora volviera a pasar dos meses enteros con esa gente. ¡Seguro que a principios del siguiente curso volvía con las suyas! Cameron le había escrito muchas cartas, y en todas ellas daba vagas excusas sobre por qué su padre no le permitía ir.
«No me vengas con esas, Cam. Sé que no le has contado nada», fue una de las frases que le contestó Liz.
«Si él supiera que planeo pasar más días cerca de los Lupin y los Potter, me sacrificaría», le aseguró en una de sus respuestas.
Aunque la tristeza por no ver a su amigo se interrumpió el 31 de julio, la fecha del cumpleaños número catorce de los mellizos.
Maddy, que ya estaba mil veces más relajada con el trabajo, había organizado una mini fiesta para ellos aquella tarde. No habría más de quince personas, contándoles a ellos, así que sin ningún problema cabrían en el jardín.
A pesar de que fueran a celebrarlo por la tarde, tuvieron que recibir a Hermione por la mañana. Harry y Allison vivían en Wigtown, Escocia, y Hermione en Londres, por lo que viajar de forma muggle les costaría bastante. Por suerte, Maddy y Remus tenían contactos en el Ministerio, en la Oficina de Regulación de la red flu, y habían podido conectar la chimenea de la casa de Hermione. Llegó sin problemas una hora antes de comer, cuando Lyall Lupin ya se encontraba ahí.
—Encantada de conocerle, señor Lupin —saludó Hermione muy educadamente.
—El placer es mío, Hermione. Estos dos granujas hablan muy bien de ti, ¿es cierto que eres la primera de la clase?
En la cara de Hermione se dibujó una gran sonrisa, y asintió con la cabeza, algo cohibida.
—Herms es la más inteligente de todo el curso —apoyó Allison, pasando un brazo por los hombros de su amiga—. Y es hija de muggles, lo que le da el doble de mérito porque ha empezado de cero.
—Eso no es...
—Te estoy echando flores, no estropees el momento —rechistó la pelirroja.
La conversación siguió con normalidad, Lyall le preguntó a Hermione a qué se dedicaban sus padres y se pusieron a charlar sobre cosas muggles. Él a veces echaba mucho de menos a su mujer, Hope, y el mundo muggle le recordaba a ella, por lo que siempre estaba dispuesto a hablar de esos temas.
La siguiente en llegar fue Beatrice, justo en el momento en que Maddy y Remus habían terminado de poner la comida en la mesa. Cuando la mujer se acercó a todos, Maddy la recibió con un abrazo.
—Siempre llegando en el momento de comer, Tris. ¿Cómo lo haces?
—Te mentiría y te diría que es un don, pero me quedé dormida y he venido con prisas —contestó ella, con una mueca en la cara.
Allison se aclaró la garganta y miró expectante a Beatrice.
—¿Cómo les sientan los catorce a mis mellizos favoritos? ¡Felicidades, chicos! —Se puso en medio de los dos y les estiró de las orejas—. No le digáis a los Lupin que os prefiero a vosotros, o no me dejarán volver por aquí.
—No se lo diremos —aseguró Remus en tono de broma, rodando los ojos pero riéndose al mismo tiempo.
—Tris, ella es nuestra amiga, Hermione —la presentó Harry.
—Me alegro de conocerte, Hermione.
—Igualmente, señora Kelly. Allison y Harry hablan muy bien de usted.
—Por Morgana, puedes llamarme Beatrice, o Tris. ¿Tan vieja me veo?
Beatrice se llevó las manos a la cara con una expresión graciosa. Hermione se rio algo nerviosa.
—Beatrice está bien.
Ella sonrió y se giró de nuevo hacia los cumpleañeros.
—Ay, pero qué adorables. —Volvió a estirarles de las orejas.
—Me las dejarás rojas —se quejó Harry, poniéndose la mano sobre la oreja.
—Quejica.
—Liz se está rebelando, ha dicho quejica —se burló Allison, a lo que Eliza le respondió con una risa sarcástica.
Más conversaciones triviales acompañaron la comida, hablando de todo un poco. Desde los Mundiales que tendrían lugar al mes siguiente, hasta los intentos de Beatrice de atrapar al fin una Quimera. Hermione se vio realmente interesada en cómo ella podía andar buscando bestias tan peligrosas como lo son las Quimeras o las Mantícoras.
—Son realmente bellas, y estoy muy muy cerca de verlas en persona. Tenemos indicios de que al menos una habita cerca de donde investigamos, así que pronto daremos con ella.
—Pero... las bestias de la clasificación XXXXX no pueden domesticarse, ¿cómo lo hacéis para que no os maten? —cuestionó preocupada Hermione.
Beatrice se encogió de hombros.
—Normalmente lo hacemos.
—¿Qué quieres decir con eso? —intervino Harry.
—¿Me pasas la sal? —pidió, intentando cambiar de tema.
—Estamos tomando el café, Tris.
—Yo tomo el café como quiero —protestó ella, negándose a ceder por muy absurda que fuera la situación.
Remus le pasó la sal y ella echó una pizca a la bebida. Se lo llevó a la boca y puso la misma cara que hacen los bebés cuando chupan un limón, aunque lo trató de disimular.
—Delicioso —murmuró, asintiendo con la cabeza.
Al cabo de menos de dos horas, llegaron los Weasley. Molly fue la primera en abrazar fuertemente a los mellizos y desearles un feliz cumpleaños. Enseguida pasó a la cocina para guardar la tarta que había preparado. Allison se moría de ganas de probarla, la comida de la señora Weasley estaba siempre exquisita.
Saludaron con ánimo a los demás miembros de la familia, hasta que Allison llegó al lado de George, y ambos se sonrieron con alegría.
—¿Necesitáis ayuda para besaros? —bromeó Fred, empujando a su hermano más cerca de Allison.
Ambos rieron y se dieron un beso corto. No era cosa de darse el lote en medio de toda la familia.
—Feliz cumpleaños, Ally —dijo George, pasando un brazo por sus hombros cuando se separaron.
—Gracias, Georgie.
—También es mi cumpleaños —recordó Harry.
—¿Quieres un beso tú también? —preguntó George con una sonrisa burlona—. Fred puede dártelo.
Fred se acercó peligrosamente a Harry, quien se alejó de él pensando que era capaz de besarle.
Entre todos ayudaron a poner las mesas en el jardín y colocar toda la comida y los aperitivos para la merienda-cena que tenían preparada. Se pasaron la tarde hablando, comiendo y riendo entre todos ellos. Antes de que anocheciera, sacaron el gran pastel que Molly había preparado y les cantaron el cumpleaños feliz.
La canción había sido caótica, pues al parecer los Weasley no estaban acostumbrados —debía ser una tradición muggle, Allison no se había parado a pensarlo—, y todos iban a destiempo. Aun así fue divertido, y los gemelos se quedaron solos alargando el final de la canción, arrancando muchos aplausos.
Muy contentos, los mellizos se pusieron a desenvolver sus regalos mientras Molly y Remus iban repartiendo porciones de tarta entre todos los invitados.
Desenvolvió el de Maddy, el cual, para la sorpresa de Allison, era una preciosa túnica de gala turquesa y algunos detalles de color oro.
—La necesitarás pronto —aseguró Maddy.
—Me encanta, muchas gracias.
Harry también había recibido una túnica de gala por parte de su madrina. Allison le aseguró que la suya era mucho más bonita, y Harry le retó a hacer un pase de modelos por la noche para averiguar a quién le sentaba mejor.
El regalo de Lyall les dejó a todos con la boca abierta.
—Bueno, es algo más para toda la familia —apuntó el hombre, mientras todos miraban con asombro el televisor muggle que acababa de hacer aparecer en el jardín.
—¡Podremos ver películas muggles! Oh, Hermione, vas a tener que recomendarme muchas.
—Te escribiré una lista, pero no veo mucho la televisión.
Allison y Harry estaban emocionados con aquel regalo, y junto con Liz se pasarían las tardes viéndolo. Remus insistió en que debían ver las tres películas de Star Wars, porque les iban a encantar. Allison recuerdaba que tenía una camiseta de aquellas películas, una vieja de su padre, de las que usaba para ir por casa porque le iban enormes y eran muy cómodas.
Uno de los regalos que más ilusión le hizo fue el de George. Le había dado un collar que tenía una figurita de un helado colgando, y se lo colocó en el cuello mientras ella reía, recordando su última semana del curso anterior, cuando habían comenzado a salir oficialmente.
Tras una hora más de risas y diversión, los invitados tuvieron que marcharse a sus casas, y la única que quedó aparte de la familia fue Beatrice, que iba a pasar la noche con ellos.
Lyall, antes de marcharse, había conectado el televisor y les había explicado cómo funcionaba. Los tres chicos estaban viendo uno de los DVD's que les había regalado con el aparato. Por ahora, Allison solo se había enterado de que había una criatura verde muy extraña y un niño que lo escondía en su casa.
—¿Entonces no es de la Tierra? —le preguntó a Liz.
—No, viene de otro planeta.
—Pero no hay vida en otros planetas, ¿verdad?
—Nadie puede saberlo, ni siquiera los magos. El universo es enorme —aseguró la pelinegra, que jugaba con su mascota mientras no le sacaba ojo a la pantalla.
—Pues se parece a un elfo doméstico —terció Harry.
Un repiqueteo se escuchó en la ventana de la cocina, y los tres adultos que se encontraban ahí se giraron esperando ver una lechuza. Resultó ser uno de los pájaros gigantes y exóticos que Sirius usaba.
—¡Por Morgana! —gritó con emoción Beatrice al tiempo que abría la ventana y el ave pasaba a la cocina—. ¿Tenéis amigos en el Caribe o algo así?
Maddison se apresuró a coger el paquete y darle agua al pájaro, que se veía cansado.
—No exactamente...
—Dejaos de misterios y contadme.
Remus y Maddy se miraron entre ellos, preguntándose si deberían decirle. Sabían que era peligroso, pero Beatrice también había sido amiga de Sirius durante muchos años, tenía derecho a saber la verdad. Probablemente Dumbledore lo desaprobaría, y tal vez por eso Remus dudaba más, pero a Maddy le daba igual. Quería que lo supiera.
Harry, mientras tanto, trataba de pausar la película para ir a la cocina, sin ningún éxito.
—No, Harry, debes darle a ese botón —ordenó Allison, pulsándolo. La película comenzó a reproducirse a cámara rápida—. ¡La fastidié! Harry, ayúdame, ¡se está volviendo loca!
Liz había llegado al lado de los adultos para averiguar lo que había en el paquete que su padre había mandado. Sería algún regalo de cumpleaños para los mellizos.
Desde la cocina, que estaba abierta y conectaba con el salón, podían escuchar los gritos de los hermanos, que trataban de evitar que la televisión siguiera pasando la película a toda velocidad.
Harry apretó un botón, y la pantalla se quedó de color gris con un montón de puntitos negros que se movían.
—¡Ya te la has cargado, Harriet!
Allison corrió hasta la cocina gritando «¡Harry ha roto el televisor!», poniéndose al lado de Liz y observando con interés el paquete.
—¿Y bien? ¿Quién os manda un regalo con un pájaro tan fantástico? —inquirió Beatrice, acariciando el plumaje del ave.
—Será mejor que te sientes, esto va para rato.
—Nosotros también queremos contar la historia.
—Vale, Harry. Podemos contarla entre todos, ¿no?
—¡Soltadlo de una vez!
Maddy sonrió y agarró la mano de su amiga.
—Sirius es inocente.
* * *
Allison dormía tranquilamente cuando alguien la despertó.
—¿Qué quieres? —le susurró a su hermano.
—Ven conmigo.
La sacó casi a rastras de ahí para llevarla a su cuarto y cerrar la puerta. Allison se sentó en la cama, alarmada.
—¿Pasó algo?
—Me dolió la cicatriz, y soñé algo muy extraño... La última vez que me dolió fue cuando Voldemort estaba en Hogwarts.
Allison gruñó al escucharle mencionando su nombre, pero aun así estaba preocupada.
—Demonios, Harry. Esto podría ser grave. ¿Estará cerca?
Allison se acercó a la ventana y trató de ver algo en la oscuridad.
—No lo sé, no creo. Pero no sé qué hacer.
—Cuéntame el sueño.
Harry le explicó todo lo que había visto. A Peter Pettigrew, a Quien No Debe Ser Nombrado, una serpiente y un anciano. Según Harry, planeaban su asesinato.
—Tienes que contárselo a Maddy y Remus.
—Se preocuparán.
—¡Por supuesto que se preocuparán! La última vez que te dolió la cicatriz, Quirrell llevaba a Quien Tú Sabes en la nuca.
Allison había comenzado a dar vueltas por la habitación, abriendo todos los cajones y el armario.
—No está escondido ahí dentro —gruñó Harry.
—Podría estarlo. Hay mucha gente dentro del armario, ¿sabes?
Harry achinó los ojos, observando bien a su hermana.
—Es la segunda vez que dices algo así, ¿a dónde quieres llegar?
Allison bufó y se sentó en el suelo, con los brazos y las piernas cruzadas.
Ni siquiera ella sabía a dónde quería llegar. Durante el verano había tenido mucho más tiempo para pensar en sus sentimientos, pero este no era el momento para confesarle a su hermano que pensaba que era bisexual. Llevaba dándole vueltas a la idea muchos días, incluso antes de darse cuenta, su mente ya le daba señales.
—No hablamos de mí, estamos discutiendo que debes decirles a Mad y Rem lo que ha pasado.
—Aún es de madrugada, es muy pronto para despertarles.
—¿¡Y por qué a mí sí me despiertas!?
—Porque tú eres mi hermana, y pensé que no ibas a exagerar tanto.
—¿Que no iba a exagerar? ¿Acaso no me conoces, Harry?
El pelinegro se tiró en su cama y gruñó.
—Cuando se despierten se lo diré.
Allison no estaba contenta con su respuesta, así que no vio otra opción que ir a llamar a la puerta de Maddy para que se despertara. Harry forcejeó con ella para intentar impedir que la molestara, pero fue en vano, ya que ella consiguió que se levantase y saliera aún adormecida.
—¿Desde cuándo os despertáis tan pronto vosotros dos?
—Harry quiere contarte algo.
—Pero no quería despertarte, Mad. Allison ha venido corriendo y...
—Es igual, ¿qué pasa?
Maddy no sabía si preocuparse o no, pues los mellizos a veces la llamaban para cualquier tontería.
—Le dolió la cicatriz y tuvo un sueño muy raro en el que salía Quien Tú Sabes...
—Déjame contarlo a mí.
—No estabas haciéndolo.
—También salía Pettigrew, y había un anciano que creo que han matado. Y ellos... ellos decían que iban a por mí.
—Ven, vamos a desayunar y nos lo cuentas mejor.
Maddy cerró la puerta de su cuarto y se colocó bien la bata. Pasó su brazo por los hombros de Harry y le dio un abrazo de costado.
—Estate tranquilo, seguramente habrá sido una pesadilla. ¿Te sigue doliendo la cicatriz?
Él negó con la cabeza.
—Ya se me ha pasado.
Mientras desayunaban, la lechuza de la familia Weasley, Erroll, pasó volando por la ventana abierta. Se desplomó en la mesa tras dejar la carta y Maddy se levantó rápidamente a darle algo de agua y comida. Siempre había tratado muy bien a todas las lechuzas que llegaban a casa, y desde final de curso ya entendían el porqué.
Estimados Remus y Maddison:
Espero que el mes os esté yendo de maravilla, Arthur y yo estamos encantados con las noticias que acabamos de recibir.
Arthur acaba de conseguir entradas de primera clase, ha ayudado al hermano de Ludo Bagman, Otto, y él le ha recompensado con las entradas.
Quería comunicároslo, ya que sé que a Harry y a Allison les hará mucha ilusión poder ver el partido desde unos asientos tan buenos. Todo lo demás sigue igual, Harry y Allison pueden llegar por la Red flu el domingo por la mañana y quedarse unos días en la Madriguera como habíamos acordado.
Esperando veros a todos en el andén el 1 de septiembre,
se despide cordialmente
Molly Weasley
—¡Por Godric! ¡Esto es maravilloso!
Allison saltaba de felicidad después de leer la carta.
—¡Entradas en primera clase! —chilló emocionado Harry.
Liz dejó a un lado de la mesa a Atenea, su puffskein, y fue a darles un abrazo al verles tan contentos. Atenea aprovechó para comerse los cereales que le quedaban en el bol.
—Queda tan poco para el Mundial... Seguro que os lo pasaréis genial.
—Aún no entiendo por qué no queréis ir —dijo Harry.
—A Liz no le gusta el quidditch, y yo tengo mucho trabajo en el hospital, y no quiero volver a irme viendo lo que pasó la última vez —suspiró Maddy.
—La noche del partido hay luna llena.
Allison asintió, entendiendo a Remus.
—Te contaremos cada detalle del partido, no te preocupes —le aseguró, dándole un abrazo.
—Gracias, Allison.
Maddy pareció recordar algo.
—A que no adivináis quién ha donado una gran cantidad de dinero a San Mungo —dijo de mala gana.
—No pareces muy contenta, aunque eso suene bien —murmuró Liz.
—¡Lucius Malfoy!
—¿Malfoy haciendo algo bueno? —preguntó con ironía Remus—. Esa sí que es toda una novedad.
—No sé qué estará tramando, seguramente quiere conseguir algo del Ministerio. No hace nada si no obtiene algo a cambio, desde luego. Además, una donación no tiene que ser algo tan público como lo hace él. Las personas que realmente quieren donar, lo hacen o en privado o en anónimo, como en la fuente del Atrio del Ministerio.
—Espero que no consiga lo que quiera que ande buscando —refunfuñó Allison—. Buckbeak casi muere por su culpa, y por poco despiden a Hagrid. Si Draco no fuera toda una reina del drama...
—Bueno, al final Buckbeak se salvó y nos sirvió para liberar a Sirius —apoyó Remus.
—Eso es verdad. Hace mucho que no le escribimos... ¿Podremos mandarle una carta hoy? —preguntó Harry.
—Porfa —añadió Liz, mirando con ojos de cachorrito a su madre y su tío.
—No hay que pasarse con las cartas, chicos. Si enviamos muchas... Agh, vale, pero es la última del verano —aceptó Maddy.
* * *
El mismo sábado por la tarde, alguien llamó a la puerta, y Maddy se acercó a abrir.
Una mujer de pelo rosa muy corto entró por la puerta, y abrazó muy felizmente a Maddy. Después, corrió animada hacia donde los demás estaban, tropezándose por el camino con el sofá.
—¡Soy una Auror! ¡Oficialmente soy una Auror! ¡Lo he conseguido!
—¡Tonks, eso es genial! —felicitó Harry, y le abrazó muy contento.
—¡Me alegro muchísimo por ti! —Liz corrió y saltó a sus brazos en cuanto su prima se separó del chico.
A pesar de todo lo que había pasado con Sirius, Andromeda siempre quiso mantener la relación con Maddy y Eliza. Al fin y al cabo, Liz era la única de su familia que no creía en la pureza de sangre. Por ello, Nymphadora Tonks siempre se había llevado muy bien con los niños, y de vez en cuando les hacía visitas.
—Una gran noticia, Nymphadora —le dijo Remus, sonriendo.
—¡No me llames así! ¡Soy Tonks! Ahora puedo arrestarte, Lupin, así que ten cuidado.
Remus subió las manos en señal de rendición.
—¿Vais a ir a la final del Mundial de Quidditch? —les preguntó—. Mi traslador saldrá esta noche, ¡qué nervios!
—Solo Ally y yo. ¡Tenemos entradas de primera! Las consiguió el padre de nuestro amigo Ron, así que iremos mañana a casa de los Weasley para salir el lunes de madrugada.
—¿Ron Weasley? ¿Hijo de Arthur Weasley?
—Sí, ¿por qué?
—Es hermano de Charlie y Bill, ¿vendrán ellos también a los Mundiales?
—Ron nos dijo que irían todos sus hermanos, incluso Percy. ¿Eras amiga de ellos en Hogwarts? —preguntó Allison, muy interesada.
—Oh, claro que sí. Charlie y yo éramos mejores amigos, estábamos en el mismo curso. Luego se fue a Rumanía, y ya no hablábamos tanto, pero seguimos siendo amigos.
—¿Y Bill también?
—Sí, Bill también es mi amigo —respondió ella, cambiando el tono de su pelo a uno más rojizo—. Si les veo por la final, podremos ponernos al día.
—¿Con quién vas a ir? —preguntó curiosa Liz.
—Con Penny y Casey. —Liz sonrió al escuchar a las nombradas, pues las conocía y le caían muy bien. Además, Penny vivía en el mismo pueblo que ellos—. Así que tendré que hacer de sujetavelas. Chiara iba a venir, pero... Está enferma.
Remus asintió, como si comprendiera de lo que hablaba.
—¿Y esa amiga que juega en los Wigtown Wanderers? Skye Parkin, que vive en el pueblo también. ¿Irá?
—Con su familia. Los Parkin han ido a todos los partidos de los Mundiales, no se han perdido ninguno.
—Es simpática, un día fuimos a jugar quidditch a su jardín, ¿te acuerdas, Harry? Teníamos siete años.
—Sí, es cierto. Su padre nos dijo que deberíamos entrar en el equipo cuando fuéramos a Hogwarts. Skye nos dejó dar una vuelta en su Cometa 260, que era nueva, cuando su padre estaba dentro de casa. ¡Fue genial!
Tonks miró la hora en su reloj.
—Me encantaría quedarme toda la tarde y charlar, pero tengo que ir a casa de Penny enseguida. Seguramente estará Casey ya, y si las dejo mucho tiempo solas...
—Te acompaño —se ofreció Remus, con una sonrisa—. Aprovecharé para comprar algo en la tienda.
—Gracias, Remus.
Antes de salir por la puerta, Tonks volvió a gritar de alegría:
—¡Soy una Auror!
que si he metido Hogwarts Mystery por la cara? sí. Casey Roden es como llamé a mi oc porque estaba viendo Atypical y habéis visto a Casey??? y bueno Roden por Holland porque esa mujer no es más crush porque no puede
tenéis el juego? quién es vuestro personaje favorito? la mía siempre será Penny, la adoro
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