Capítulo 9: El primer partido

No solo era el primer partido de quidditch para Harry, sino también para Atria. Angelina y Alicia la habían obligado a desayunar y luego consiguieron convencerla de que todo iba a ir bien porque había entrado en pánico y ni siquiera los gemelos conseguían sacarla del bucle en el que se había metido. Las chicas se la llevaron al vestuario y, en cuanto Atria se puso la túnica con el número tres a la espalda, recuperó su confianza. Iban a ganar ese partido, tampoco era para tanto, solo era Slytherin y podrían con ellos con facilidad. Aunque hicieran trampas.

— Bueno chicos —dice Oliver tras aclararse la garganta para pedir silencio.

— Y chicas —añade Angelina.

— Y chicas —continua Oliver—. Este es...

— El grande —empieza a decir Fred.

— El que estábamos esperando —continúa George y Atria no puede evitar reírse.

— Nos sabemos de memoria el discurso de Oliver —le dice Fred a Harry—. Charlie le dejaba darlos el año pasado porque él apestaba con ellos.

— Callaos los dos —ordena Oliver a los gemelos—. Este es el mejor equipo que ha tenido Gryffindor en muchos años. Y vamos a ganar.

Atria traga saliva al ver la mirada de Oliver y teme por la dureza de los próximos entrenamientos si no ganan.

— Bien, ya es hora.

Atria deja de escuchar. Solo sigue a Oliver, andando entre Angelina y Alicia. Los gemelos van a su espalda y Harry va el último. A diferencia de Atria él sí que escucha el ruido de las gradas y esperaba no caerse al suelo porque las rodillas le temblasen.

Madame Hooch anunció que quería juego limpio y Atria tragó saliva, recordando como había sido el partido del año anterior. Angelina y Alicia casi no lo habían contado porque los cazadores y golpeadores de Slytherin habían sido unos brutos y, por mucho que los gemelos les tiraban las bludgers, las trampas estaban a la orden del día para el equipo de Slytherin. Aunque bueno, el pobre Pucey había sido golpeado por una de las bludgers y había quedado completamente desorientado.

— Y la quaffle es atrapada de inmediato por Angelina Johnson, de Gryffindor... Que excelente cazadora es esta joven, y a propósito, es muy guapa... —Lee comienza a narrar el partido en cuando Madame Hooch lanza la quaffle y Atria se ríe al escuchar el comentario de su amigo.

— JORDAN.

— Lo siento, profesora.

Angelina lanza la quaffle a Alicia, que luego se la pasa a Alicia y cuando se la va a devolver a Angelina Flint se la roba. Atria sale volando detrás de él y consigue quitarle la quaffle sin problemas —Atria oye como Lee la felicita por su vuelo—, pero se le cae cuando una bludger le da en la espalda y Adrian Pucey consigue la quaffle. Su intento de marcar es frustrado por George, que le lanza la bludger con fuerza y Angelina consigue recuperar la quaffle y marcar.

— ¿Estás bien? —oye gritar a George y ella asiente, recuperándose en la escoba. Sí, le duele un poco la espalda, pero se le pasará, ha recibido golpes peores jugando con los gemelos, Charlie y Bill.

Atria sale volando detrás de Angelina y Alicia, en una jugada que acaba con otro tanto por parte de Angelina y, de reojo, ve como Fred consigue evitar que una bludger acabe con Harry. Le lanza la bludger a Flint, que le pasa a tiempo la quaffle a Pucey y Atria no llega para quitársela, por lo que consigue esquivarla sin problemas. Y entonces Lee anuncia la snitch y a Pucey se le cae la quaffle, así que Atria sale volando para cogerla. Cuando la recupera sale volando hacia los aros de Slytherin, pero Flint no se conforma con entorpecer el paso a Harry, sino que también intenta tirarla a ella de la escoba.

— ¡Falta! —oye Atria gritar a todo Gryffindor y Madame Hooch demuestra que está de acuerdo concediendo y otorga dos tiros libres en los aros de Slytherin.

Alicia es la primera en tirar y Bletchley consigue pararlo, luego tira Atria y está tan nerviosa que tampoco marca. "Menuda mierda de partido estoy haciendo" piensa Atria y no puede evitar buscar a Katie en la multitud, que la anima. Ella seguro que lo estaría haciendo mejor. Pero tampoco le da tiempo a pensarlo mucho más ya que la escoba de Harry empieza a hacer cosas raras y vuela, con los gemelos, para intentar atrapar a su hermano si se cae. Al principio se intentan acercar a él para que salte y deje de estar en peligro, pero pronto ven que, contra más se pegan, más sube Harry, así que empiezan a volar bajo. Mientras tanto, Flint, haciendo gala de lo tramposo que era, se dedica a marcar cinco tantos ya que ni siquiera Oliver estaba pendiente de los aros.

De pronto la escoba paró de dar saltos y Atria volvió a respirar tranquila cuando vio a Harry salir volando, disparado.

— ¡Tengo la snitch! —grita después de escupirla sobre la mano y Atria va volando hacia su hermano, casi tirándole de la escoba mientras que chilla.

Hay un caos total al final del partido y Atria lo único que sabe es que se va a celebrar la victoria con sus amigos a la sala común de Gryffindor. Junto con Fred y George se escaquean a las cocinas y suben un montón de comida y bebidas para ponerse a celebrar la primera victoria de la temporada. Esa noche los ocho volvieron a dormir en la habitación de los chicos, festejando la victoria a gritos.

Al día siguiente Atria volvió a lanzarse sobre Harry cuando le vio, tirándole esta vez al suelo de la sala común y ambos hermanos empezaron a parecerlo un poquito más. Según fueron pasando las semanas ambos fueron conociéndose cada vez más y Atria no dudó en firmar para quedarse en Hogwarts con su hermano, escribiendo una carta a Remus disculpándose por no ir esas Navidades. Se sentía culpable porque casi no le había escrito durante el curso, así que con ayuda de los gemelos se escaqueó a Hogsmeade y le compró un montón de chocolate de todos los tipos como regalo de Navidad.

Cuando volvieron de esa excursión a Hogsmeade los gemelos aprovecharon la nieve para hacer una pequeña guerra, que acabó con los tres castigados porque habían hechizado unas bolas para que golpearan la parte trasera del turbante del profesor Quirrell, pero había merecido la pena porque una de las bolas fue con tanta fuerza que casi le había tirado al suelo. Y total, el castigo no era para tanto.

Como ella, todos los Weasley se quedaban esas Navidades, así que la Navidad de Atria no hizo más que mejorar. Como Angelina, Alicia, Katie y Leah se habían ido a casa por Navidad, al igual que Lee, Atria se mudó a la habitación de los gemelos. No era de extrañar verla dormida en la cama de cualquiera de los dos en La Madriguera, aunque casi siempre se quedaba dormida en la de Fred porque él no la echaba, como George, que se quejaba de que daba muchas patadas dormida. Y la noche de Navidad no fue diferente. Atria se quedó dormida en la cama de Fred después de haber estado haciendo pruebas de una nueva poción que estaba inventando. Teóricamente podría conseguir crear mala suerte para quienes tocaran al que se la bebiera. No funcionó y lo único que Atria consiguió fue ir al baño a vomitar. Cuando volvió lo hizo blanca como la nieve y, como Fred ya estaba tumbado en su cama, fue con él para quejarse de que le había salido mal la poción. Al final se quedó dormida abrazando al chico, que le acariciaba el pelo mientras que ella intentaba pensar porqué había fallado la poción.

A la mañana siguiente todos sus regalos estaban junto a los de Fred. Recibió un montón de plumas de azúcar por parte de los gemelos, un nuevo jersey Weasley que no tardó en ponerse sobre el pijama por parte de los señores Wealsey, un libro sobre la creación de hechizos por parte de Remus y un peluche de una quaffle por parte de Harry.

Los gemelos se pusieron sus jerseys, que venían con letras incorporadas y los tres, vestidos de azul, fueron hasta la habitación de Harry y Ron, gritando.

— ¡Feliz Navidad! —dicen los tres a la vez y Atria salta sobre su hermano, viendo que él también tiene un jersey como el suyo.

— El de Harry es incluso mejor que el de Atria, como se nota que ya te considera familia —dice Fred, mirando a Atria que sonríe—. Enhorabuena, eres una Weasley.

— Si hubiera heredado el pelo de mi madre todos pensarían que somos trillizos —les dice, riendo y el corazón de Harry se acelera. ¿Atria sabe cosas sobre sus padres?

— ¿Por qué no llevas el tuyo, Ron? —pregunta George, mirando a su hermano pequeño—. Vamos, pruébatelo, son cómodos y abrigan.

— Detesto el rojo oscuro —se queja Ron, pero aun así se lo pone.

— Vosotros no tenéis inicial, igual que Atria, debe de pensar que sois lo suficientemente listos como para no olvidar vuestros nombres —dice George, y luego señala a Fred—. Nosotros no somos estúpidos, sabemos que nos llamamos Gred y Feorge.

— ¿Qué es todo este ruido? Atria, no puedes estar aquí.

— Vamos, Percy, es Navidad —se queja Atria cuando la regaña, pero se cruza de brazos, así que Atria mira a los gemelos, que se ponen manos a la obra.

— ¡P de prefecto! Vamos, Percy, tienes que ponértelo, todos lo hemos hecho, incluso Harry tiene uno.

— Yo... no... quiero... —protesta Percy mientras que los gemelos le ponen el jersey, tirando sus gafas al suelo y Atria las recoge para luego ponérselas a Percy, sonriendo. Casi le había metido una de las patillas de las gafas en el ojo derecho, así que al final se las acabó poniendo de cualquier manera.

— Y hoy no te sentarás con los prefectos —anuncia George—. La Navidad es para pasarla en familia.

— ¡Nos vemos en la comida, chicos! —les grita Atria, riendo porque los gemelos llevan a Percy dentro del jersey y no le habían dejado siquiera sacar los brazos.

Al final Percy consiguió librarse de Atria y los gemelos, pero solo hasta la hora de la comida donde le obligaron a sentarse con ellos. Atria se pegó a Harry y no dejaba de abrazarle, lo que alegraba al niño ya que, por fin, parecía que todo estaba saliendo bien. Era la mejor Navidad de su vida, tenía a su hermana, tenía un montón de amigos e incluso había tenido regalos de Navidad.

Después de comer organizaron una batalla de bolas de nieve en los jardines, con Percy incluido y Atria decidió ir con Harry y Ron mientras que Percy iba con los gemelos. No hubo ganadores ni perdedores porque pronto los equipos dejaron de importar y subieron a la sala común completamente mojados y helados. Atria corrió para sentarse junto al fuego de la chimenea y los gemelos no tardaron en unirse, utilizándola como almohada. Solo se movieron en la hora de la merienda, cuando los gemelos aprovecharon para robarle la insignia de prefecto a Percy y Atria la escondía delante de ellos, riendo sin parar. Harry podía observar como hacían un equipo perfecto, probablemente porque se conocían desde pequeños y no pudo evitar sentir celos. ¿Si Voldemort no hubiera matado a sus padres sería tan cercano a Atria como los gemelos? Como todos los Weasley, en general. Nunca lo sabrían, era algo imposible de conocer.

Al final el sueño acabó ganando a Atria, que volvió a irse a la habitación de los gemelos a dormir. En cuanto se tumbó en la cama de Fred se quedó profundamente dormida, ajena a lo que estaba pensando su hermano tan solo dos pisos más abajo. Harry no sabía si ir a buscar a Atria o no para enseñarle la capa. Quizá había sido ella quien se la había regalado y había olvidado firmarla porque era realmente despistada. Aunque el otro regalo, unos guantes para el quidditch, sí que lo había firmado. Harry siguió dando vueltas en la cama hasta que, por fin, se levantó, se echó la capa por encima y se fue a investigar a la sección prohibida. Y allí la lio tanto que acabó corriendo, dándose de bruces con el espejo de Oesed, oculto a plena vista en una de las aulas en desuso. Harry lo miró y, cuando vio a Atria en él, se giró para ver si su hermana le había seguido, pero no era así, estaba solo. Volvió a mirar y empezó a ver más y más gente.

Una mujer, pelirroja le tenía puesta la mano en el hombro. Harry reconoció sus ojos y los de Atria en ella. En el reflejo su hermana le daba la mano y tenía en el hombro la mano de un hombre alto, con gafas y pelo desordenado, justo como el de Harry y Atria. El hombre pasó el brazo por encima de los hombros de la mujer y ambos sonrieron.

— ¿Mamá? ¿Papá? —preguntó Harry y, cuando los reflejos empezaron a saludar, supo que tenía razón.

Harry pasó mucho tiempo delante del espejo hasta que un ruido le hizo volver. Tenía que traer a Atria con él, ella también tenía que verlos. Con ese pensamiento Harry consiguió llegar de vuelta a su sala común.

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¿Cómo os puedo agradecer por esas mil lecturas? O sea os juro que no me lo creo mil gracias ♥♥♥♥♥♥ Creo que también voy a subir el martes que viene por esto es que fskjdfnwkjfnwkjenf

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