Capítulo 34: El baile de navidad

La cita con Leah había sido sencillamente perfecta. Había conseguido las rosas reales y las había hechizado para que durasen al menos una semana. La puesta de sol se había visto a la perfección y, además, coincidió con una pequeña nevada que empezó a teñir los terrenos del castillo de blanco. Sí, definitivamente había sido una cita perfecta y estaba en una nube. Todo estaba saliendo perfectamente e iba a salir perfectamente.

La primera semana de las vacaciones de Navidad fue, sencillamente, de las mejores del curso. Durante el día iba con Leah a cualquier parte del castillo y por las noches ayudaba a los gemelos en su nuevo invento. Esta vez, por suerte, no tenía nada que ver con comida, si no que eran pequeñas pociones que, en teoría, debían provocar agradables fantasías. El problema actual era que... bueno, al tomarla tenías la mirada completamente perdida y babeabas en grandes cantidades. Eso y que, en algunas ocasiones las fantasías podían transformarse en pesadillas y acababas gritando. Eran algo en proceso de ser desarrollado, claramente.

Todo parecía ir estupendamente, sus amigos, su nueva relación y su hermano. Esta vez sí que le había contado sobre la nueva carta de Sirius y... bueno, no decía nada que no supieran. Estaba claro que alguien intentaba matarle, y bueno, no era de extrañar viendo los años anteriores. Vale, no había sido culpa de Remus lo que querer comerse a Harry, pero sí que estaban los dementores queriendo absorberle el alma. Lo más normal era que, este año, también intentasen matarle. La única pregunta estaba en quien. Karkarov había sido un mortifago así que no era descabellado pensar que había sido él. Aunque por esa regla también podía haber sido Snape. Y Atria desconfiaba de Snape.

La mañana de Navidad despertaron entre regalos y, después de desayunar, Leah desapareció con sus primas y Katie mientras que Atria se fue con los gemelos, Ron y Harry. Hermione pasaría a buscarla a las cinco de la tarde para que empezaran todas a prepararse. La poción alisadora llevaba hecha desde la noche anterior y estaba ya lista en un rincón de la habitación de Atria junto con los vestidos de todas las chicas. Ahora solo faltaba que llegase la hora. Y llegó, claro que lo hizo, mucho antes de lo que le hubiera gustado porque eso significaba que llegaba el temido momento de peinarse.

La habitación era un completo caos cuando llegó de la guerra de bolas de nieve. Angelina y Alicia habían decidido no bajar porque no querían arriesgarse a ponerse malas y habían empezado a prepararse, así que cuando Atria llegó con Hermione solo vieron una crisis. Ginny, sentada en la cama de Atria, leía tranquilamente El Quisquilloso mientras que Alicia y Angelina no dejaban de entrar y salir de la habitación, llevando cada vez más cosas.

- ¿Por qué no las has intentado tranquilizar? -le pregunta Hermione, viendo como Alicia vuelve a salir corriendo escaleras arriba.

- Está siendo divertido, hace cinco minutos había incluso gritos de todo lo que se habían olvidado -responde la pelirroja-. Empezamos contigo, ¿no? Hay mucho pelo que alisar.

- No estoy segura de eso... quizá no debería alisármelo... -murmura Hermione y Atria se cansa.

- Venga ya, no he hecho esa poción para nada. ¿Con quién vas? Es imposible que se lo cuente a nadie antes del baile -dice, pero Hermione no parece segura de hablar todavía-. Angie y Alicia son de fiar, te lo prometo.

- No nos atreveríamos a decir nada, Atria nos mataría -dice Angelina y ella solo asiente.

- Lo que me recuerda que... todavía no te he amenazado -dice, poniéndose al lado de Angelina-. Si haces daño a Fred también te haré la vida imposible. Sé que no lo vas a hacer, pero es mi deber advertirte. Y pienso bajar antes que tú para advertirle a él exactamente lo mismo, nadie hace daño a mis amigas.

- ¿No crees que estás en un conflicto? Digo, los dos son tus amigos -dice Ginny y Atria asiente.

- Sé que no se van a hacer daño, pero mejor prevenir.

- Yo no soy tan diplomática como Atria, haz daño a mi hermano y te las verás conmigo -le advierte la pelirroja y Angelina, no sabe muy bien por qué, teme más a la pequeña Weasley que a Atria. Quizá porque sabe que ella va en serio mientras que su amiga solo colapsaría ante la idea.

Cuando llegan las siete y media de la tarde siguen sin saber con quién va Hermione al baile y ya han pasado por varias crisis referidas a los peinados y maquillaje de todas y cada una de ellas. Hermione había sido sencillo, le habían alisado el pelo -Atria alardeó de que su abuelo había sido quien había creado esa poción- y luego se lo habían recogido en un moño. Su pelo se veía realmente perfecto. Ginny también había sido algo sencillo ya que solo quería llevar el pelo suelto y recogido por delante. Angelina había optado por ponerse una diadema y Alicia por otro moño. Y luego estaba Atria. Le habían intentado hacer de todo, pero finalmente Alicia se cansó, la llevó al baño y cuando salieron Atria volvía a llevarlo un poco por encima de los hombros, como siempre.

- ¡Hora de ponerse las túnicas!

Todas empiezan a cambiarse y Atria ni siquiera se mueve del sitio. No había pensado en eso. Si bien Angelina y Alicia no tendrían dudas de lo que les contase, Hermione y Ginny eran otro tema. Ambas sabían que era animaga, eran inteligentes y serían capaces de ver la forma de un mordisco en su costado. ¿Quizá una ilusión? ¿Podría hacerlo sin que se dieran cuenta? Era eso o meterse en el baño. Aunque parecían realmente distraídas con la ropa y poniéndose los zapatos. Es, sin duda, el mejor momento. No tiene ni que decirlo en voz alta, solo mueve la varita disimuladamente y apunta al costado. Tiene que mejorar ese hechizo para que la ilusión no desaparezca cuando la tocas.

- Vamos, Atria, ¿necesitas que te recuerde que hemos quedado a las ocho y ya son menos cuarto?

- ¿Qué es eso que tienes en la espada? -y, por supuesto, había llamado la atención. Ginny y Hermione ya lo habían visto, pero Angelina y Alicia no-. Te tuvo que doler.

- Me caí en verano de un árbol, por intentar salir de mi habitación por la ventana -la mentira es realmente sencilla. Igual que había sido fácil mentir a Molly. ¿Por qué tenía que mentirles? No era justo.

- ¿Y utilizar la puerta?

- Remus no estaba en casa y me estaba intoxicando, era salir por la ventana o morir, la puerta estaba atascada.

- Eres una dramática -dice Alicia y Ginny se ríe.

- No está exagerando con lo de intoxicarse, los gemelos y ella han logrado más de una vez que tengamos que desalojar la casa por sus ideas de mezclas.

Atria no puede evitar sonreír. Sin saberlo Ginny está ayudando aún más a que su mentira resulte realmente creíble. Algún día le contará la verdad, se lo merece, pero hoy no es el día. No, hoy es el día del baile. Todo va a salir bien, va a ser perfecto.

- Estoy lista, ¿vamos yendo, Alicia?

- Claro, ¡nos vemos en el Gran Comedor, chicas!

La sala común es totalmente distinta, pero a la vez es la misma. Está llena de risas, de nervios y, sobre todo, de gente emocionada. Todo aquel que está esperando a su pareja de baile lleva un color completamente distinto al normal negro y eso es lo que la llena de vida.

- Guau, estáis espectaculares -dice Lee cuando las ve llegar a ambas-. Eh, George, ¿nos vamos con ellas?

- Me parece un buen plan, ¿dónde habéis quedado con Katie y Leah?

- En el vestíbulo, ahora a las ocho. Ellas vendrán desde las mazmorras.

Atria quiere hablar. Quiere decir que se van ya, que le parece buena idea que se vayan con Lee y George. Que quiere bajar para ver a sus amigas y a Leah. Pero no puede porque solo puede mirar a Fred y pensar la suerte que tiene Angelina de ir con él. ¿Tendría que haber aceptado cuando le dijo que iría con ella sin problemas? Sí, tenía que haberlo hecho, incluso sus túnicas iban a juego. Espera, ¿en qué estaba pensando? Ella quería ir con Leah, le gustaba Leah. ¿Cómo no iba a gustarle Leah? No podía estar pasandole eso ahora.

- Sabía que era verde, pero ¿en serio? -dice Fred, intentando bromear, pero en realidad no sabe ni qué decir. Había visto el vestido, claro, pero una cosa era verlo en las manos de Atria y otra muy distinta verla con el puesto. Está realmente espectacular.

- Pues que sepas que lo ha elegido tu madre porque combina con mis ojos -ni siquiera lo hacen adrede, pero los dos parece que se ponen de acuerdo y avanzan hacia el otro para abrazarse.

- Te queda muy bien -murmura Fred y Atria agradece estar abrazándole para que no vean que se está poniendo roja-. Espero que me concedas un baile, señorita Potter.

- Tú también estás muy bien con la túnica -ella se aleja un poco, lo justo para poder ver más allá y entonces ve a Harry, al lado de Ron. Ambos hablan con Parvati, que va hermosa, con su túnica de un rosa precioso, el pelo recogido en una larga trenza y en los brazos lleva unas cuantas pulseras de oro-. ¡Estás genial, Parvati! A Lavender se le va a caer la baba cuando te vea.

- Que cosas dices, Atria -responde ella, sonriendo y poniéndose completamente roja-. Voy a ir bajando, Lavender está fuera con Seamus y Dean, hemos tenido que prepararnos a destiempo para no ver la túnica de la otra.

- ¡Pásalo bien!

- ¡Tú también!

- Harry, ¿nos vamos? -pregunta Ron, que sigue intentando mejorar su túnica, pero es realmente imposible porque no tiene arreglo.

- Eh... claro -murmura el chico, pero Atria le coge del brazo antes de que baje. Es un poco complicado porque Fred sigue agarrándola de la cintura, pero tampoco le molesta que lo haga-. ¿Qué quieres?

- ¡Vamos iguales! ¿Molly también te ha elegido a ti la túnica? -Harry solo asiente y Atria vuelve a sonreír-. No estés amargado, anda, ¡es un baile! ¿A cuántos vamos a poder ir en la vida?

- Los de las bodas, no sé si te has dado cuenta, pero tenemos unos cuantos amigos y yo muchos hermanos -dice Fred y Harry vuelve a estar confundido. No les entiende, ¿están juntos o no? ¿Por qué parece que sí, pero siempre dicen que no? Y ahora parece que van juntos al baile, si hasta tienen la ropa a juego. Espera, Atria había dicho que la señora Weasley le había elegido la túnica. Y seguramente había elegido la de Fred. Vaya, ella también debía pensar que estaban juntos, como todos-. Disfruta de la noche, Harry.

Atria le suelta, por fin y Fred le guiña un ojo antes de que Ron le arrastre por el hueco del retrato. Sí, Harry es un desastre y parece que no va a disfrutar nada la noche, pero Atria piensa intentarlo con todas sus ganas.

- Tengo unos amigos que son unos pivonazos -Angelina había tardado menos en bajar de lo que había previsto y no le extraña ver que todos están todavía en la sala común-. Al final, vosotras dos, llegáis tarde con vuestras citas.

- Dime que todavía no son las ocho -le ruega Atria y Angelina niega.

- Faltan tres minutos, ni se te ocurra correr por las escaleras o acabaremos pasando todos la noche en la enfermería -le advierte, pero parece que es en vano.

Atria agarra a Alicia de la mano y las dos salen prácticamente corriendo escaleras abajo. Todos ellos niegan y Angelina puede ver la pequeña sonrisa en los labios de Fred, el brillo de sus ojos cuando Atria se aleja. Sí, está con ella y sabe que le gusta, pero también sabe que no es a ella a quien quiere. Quizá es egoísta con su amiga, quizá debería apartarse, pero no puede. Porque de verdad que le gusta Fred. En cuanto ambos sean capaces de admitir sus sentimientos por el otro no dudará en apartarse y apoyarles en su relación, pero hasta entonces quiere disfrutar de lo que tiene.

Cuando bajan hasta el vestíbulo las puertas ya están abiertas, Alicia está abrazando a Katie y Atria y Leah están de la mano a su lado, hablando las cuatro juntas. Atria se empieza a reír de algo que dice Leah y Fred sonríe al verla así. Está realmente contenta. Hizo bien en engañarla, solo por verla así.

Las puertas del Gran Comedor no tardan en abrirse y todos van entrando poco a poco. Cada una de las mesas tiene capacidad para doce personas, y ellos no tardan en sentarse en una de ellas. Son solo ocho, pero Seth y Jack no tardan en unirse a la mesa, viendo como sus compañeras de curso ya estaban allí sentadas hablando tranquilamente. Ambos iban con un par de chicas francesas que parecían estar encantadas con la decoración del Gran Comedor. Sin duda alguna se habían lucido ese año y no habían escatimado en gastos. Como con la cena. Tan solo había que decir lo que deseaban y aparecía en los platos. Atria no pudo evitar pedir el postre primero, ganándose miradas extrañas por parte de las francesas.

La cena son risas constantes. Atria no puede estarse quieta ni un solo segundo y, si no está hablando sin parar con Leah, se dedica a hacer caras al resto de sus amigas. Beth había ido al baile con una chica de Slytherin de un curso superior apellidada Sonset. Ciara iba con Luna Lovegood, que estaba encantada de haber venido y no dejaba de hablar con Ginny. Julie había acabado aceptando la invitación de una chica búlgara con un apellido realmente largo y complejo. Atria había intentado aprendérselo, pero no había sido capaz de hacerlo, aunque en su defensa sí que sabía su nombre, Zlatka. Pero no tenía confianza suficiente con la chica como para llamarla así.

- Esperad un segundo, ¿esa no es Hermione? -a pesar de que habían visto pasar a la chica por delante de sus narices, ninguno había sido capaz de unir los cabos. Y Fred acababa de ponérselo delante de sus narices-. ¿Está con Krum? ¡Ron va a estar tan celoso!

- ¡Pero será maldita, por eso no nos quería decir nada, me va a oír mañana! Que digo mañana, ¡en cuánto terminemos de cenar! -Leah tiene que sujetar a Atria para que vuelva a sentarse en la mesa.

- Por eso no ha querido contártelo -Atria solo gruñe ante la respuesta de su amiga. Sí, vale que tenga razón, ¡pero Hermione debería habérselo contado!

Cuando terminan de cenar empieza la mejor parte, el baile. Atria no puede parar de reír al ver como Harry parece aterrado de tener que salir a bailar. Se esfuerza con todas sus ganas, pero no parece que le vaya muy bien y, por la cara de Ron, él tampoco parece muy contento. Probablemente porque ha tenido que cenar en la misma mesa que Hermione, que había ido con Krum. ¿De quién estaría celoso Ron, de Hermione por ir con Krum o de Krum por ir con Hermione?

- ¿Bailamos? -Leah extiende la mano hacia Atria, que sonríe y se la coge sin dudar ni un segundo.

Habían practicado juntas durante muchas de sus citas, por eso no es de extrañar que consigan bailar a la perfección, siendo mucho más tranquilas que sus amigos. Lee y George no paraban quietos, Katie se movía a un ritmo mientras que Alicia a otro y luego estaban Fred y Angelina, que iban alejando a toda la gente de su camino por la energía que desprendían, a pesar de ser una canción realmente tranquila. Por eso, cuando la canción lenta termina y Las Brujas de MacBeth empiezan a animar el Gran Comedor con una canción muy movida, Fred y Angelina ganan un montón de hueco en la improvisada pista de baile debido a sus movimientos entusiastas.

- ¡Voy a decirle a Ciara que baile conmigo! -Leah necesita gritar para hacerse oír por encima de la música varias canciones más tarde. No han parado ni un solo momento de moverse y ya empiezan a dolerle los pies, así que le sonríe y asiente, para luego irse a buscar a Harry. No le extraña para nada verle sentado en una silla junto a Ron, los dos mirando amargados la pista de baile, donde Hermione baila con Krum y Cho con Cedric. Aunque Atria no tiene claro a quien mira más Harry, si a Cho o a Cedric.

- Quizá deberías haberla invitado antes, Ron. Y tú, Harry, deberías haber aceptado la invitación o también invitarla antes, no tengo muy claro en qué estás pensando -dice, sentándose entre ambos. Tienen un buen sitio, donde pueden ver toda la pista y, por un segundo, nota el pinchazo en su corazón cuando ve como Fred baila con Angelina, riendo sin parar. No quiere mirar, necesita distraerse -. ¿Bailáis conmigo?

- No -Ron casi gruñe, pero luego se gira a mirar a Atria-. ¿A quién dices que tenía que haber invitado antes?

- A Hermione, es obvio, ¿sabes? Hasta tus hermanos lo saben.

- Y todos sabemos lo tuyo con Fred.

- ¿Pero qué estás diciendo?

- No te hagas la tonta, no te pega ¿por qué no sales con él?

- ¿Y tú por qué no sales con Hermione?

- Me dais dolor de cabeza -murmura Harry, frotándose las sienes. Pero eso no es lo peor que les iba a venir encima, no.

Viktor Krum no tardó en acercarse, preguntando por Hermione y Ron empezó a gruñir aún más. Luego apareció Percy y Atria, por mucho que intentaba irse, no podía porque Percy no dejaba de hablarlos. Hasta que vio a Fred y George hablando con Ludo Bagman.

- ¿Qué se creen que hacen, molestando a los miembros del Ministerio? -refunfuña, poniéndose de pie para ir a frenar a sus hermanos y Atria ve el momento.

- Sí, corre, ve a regañarlos, Percy -no duda en darle un pequeño empujón para que vaya hacia ellos, pero ni siquiera hace falta porque Bagaman no tarda en alejarse de ellos. Seguro que no quiere devolverles el dinero.

- Espero que mis hermanos no le hayan importunado, señor Bagman -dice Percy en cuanto ve como se acerca a la mesa donde estaban ellos.

- Ahora mismo me voy a regañarlos, ¡luego me debes un baile, Harry!

Casi sale corriendo hacia sus amigos, pero cuando llega ya están bailando de nuevo con sus parejas. "Me había prometido un baile". El pensamiento sale de golpe, y quiere borrarlo, pero no puede. Por mucho que quiera ya está ahí y no se va por mucho que lo intenta. ¿Por qué se siente así de repente? Solo es un baile, no es para tanto. Y menos cuando tiene a Leah, que está preciosa con su túnica roja. Cada prima ha lleva una túnica acorde con los colores de su casa, así que resulta muy divertido ver a las cuatro juntas, como ahora, que están bailando en mitad de la pista junto con Ginny y Luna. Atria no tarda en unirse a ellas y pronto se olvida de ese baile. Tiene a las mejores amigas del mundo y a una chica preciosa como su pareja. Y va a disfrutarlo hasta la última canción, una lenta.

- Neville, ¿te importa que la baile con Luna? -Ginny se sonroja un poco cuando se lo pregunta, pero Neville niega rápidamente y no tarda en encontrar pareja, Ciara. Ella no parece muy convencida, porque no quiere bailar, pero al final acaba apenándose del chico y acepta.

- ¿Ciara ha traído a Luna por Ginny? -Leah asiente ante la pregunta y Atria no puede evitar sonreír.

- Luna le dijo que le gustaba Ginny y que quería ir con ella al baile, pero como ninguna podía venir... y bueno, Ciara tampoco quería venir con nadie -responde Leah y Atria asiente, ya sabe que piensa Ciara de todo eso -. Me parecen adorables.

- Tendré que preguntar a Ginny por eso, porque lo último que sabía era que le gustaba mi hermano, ya no me cuenta nada -por supuesto, Atria tiene que dramatizar y Leah se ríe. Sabe que su relación acabará tarde o temprano por mucho que ambas intenten hacerla funcionar, pero no le importa porque su amistad es mucho más importante que una relación. Además, está Max, porque siempre estará Max al igual que para Atria siempre estará Fred.

Siguen bailando, riendo y hablando en susurros de todas las parejas, abrazadas. Julie y la chica búlgara hacen muy buena pareja y las ven más apartadas, besándose. Beth y Sonset parecen estar cómodas entre ellas, pero a la vez parece que van a explotar en cualquier momento. Lia había ido con la pequeña Astoria Greengrass, pero de cara a sus padres había ido con un chico búlgaro realmente simpático que fingía compartir los mismos ideales de pureza de sangre, cuando en realidad no le importaban lo más mínimo, al igual que Lia. Había estado encantado de dejar que Lia llevara a Astoria y ahora bailaba con ambas, riéndose los tres a carcajadas. Cassie, al igual que Bridget y Eleanor, habían conseguido a unos chicos franceses que parecían realmente simpáticos. Y Marietta, sorprendiendo a todas, había aceptado ir con McLaggen. Ninguna entendía por qué, pero allí estaban, bailando junto a todos los demás. Y luego estaban Cedric y Cho, bailando todavía en pleno centro. Parecían estar realmente cómodos y Atria esperaba que, esa vez, les funcionara.

Las Brujas de Macbeth terminan el concierto y todos los que quedan en el Gran Comedor empiezan a aplaudir sin parar. Por supuesto, intentan que haya al menos otra canción más, pero los profesores no dan su brazo a torcer e intentan echar a todo el mundo. Aunque no lo consiguen del todo.

- Nos vamos a dar una vuelta.

Atria coge la mano de Leah y tira de ella para separarse del grupo. Dar una vuelta por el Lago Negro a estas alturas de la noche, con la luna en cuarto menguante es sencillamente precioso. Quizá una luna llena lo haría aún más bonito, pero Atria agradece que Navidad no coincida con la luna llena para que Remus pueda disfrutar la fiesta.

- Creo que ha sido la mejor noche de mi vida -confiesa Atria, y agradece que esté oscuro o podría notarse que está roja. Y nerviosa, muy nerviosa. Porque la única vez que había besado a Leah había sido en tercero, cuando las chicas la retaron. Su experiencia con besos era ese único. Y ese casi beso con Fred. ¿Tenía que acordarse ahora de eso? No, no iba a hacerlo, entierra el pensamiento y se centra en Leah. No es justo para ella que esté pensando en otra persona cuando ella también le gusta.

- También la mía.

Ambas están nerviosas. Tanto que incluso cuando entrelazan sus dedos, notan como la otra también lo está. Y eso las hace reír. Ese beso es mucho mejor que el primero, cuando pensaban que nada cambiaría entre ellas. Y no lo hace, no cambia porque antes que pareja son amigas y, si su relación sale mal, seguirán siéndolo.

No tardan en volver al castillo, abrazadas por el frío. Y cuando intentan volver a la sala común lo hacen aprovechando todos los atajos y pasadizos, donde comparten más y más besos. A la señora gorda no le hace gracia que la despierten tan tarde, pero no le queda otra que aceptar que entren.

- Tampoco llegamos tan tarde, son solo las dos -murmura Atria.

- Creo que alguna vez hemos salido más tarde y no ha protestado tanto -le susurra de vuelta y va a decir algo más, pero no le da tiempo porque se choca con Atria, que se ha quedado parada en mitad de la sala común-. ¿Qué pasa?

- ¿Qué hacen durmiendo en el sofá? -Atria señala a Lee y George, tumbados en el sofá como pueden. A George se le salen los pies del sofá y Lee está tumbado sobre su pecho. Si los ven así parecen angelitos.

- Ah, seguramente Angie y Fred estén en la habitación -otro pinchazo. Ese sí que no se lo esperaba. Vale, era obvio porque estaban juntos, pero aun así no se lo esperaba-. ¿Les despertamos y les subimos a la nuestra? Creo que les va a doler si no el cuello mañana.

- Claro -el cambio en el tono de voz de Atria es claramente apreciable, pero Leah no dice nada. Ya lo había hablado con Angelina, probablemente tendrían que hacer abrir a ambos los ojos para que esos dos se dieran cuenta de algo.

Tardan cerca de quince minutos en conseguir que George y Lee se levanten y cuando lo consiguen otros quince minutos para poder subir hasta el cuarto piso. Lee y Leah son los que consiguen llegar primero y, cuando están a punto de llegar, George decide que van a volver a empezar, así que caen escaleras debajo de nuevo.

- ¡Lo has hecho adrede!

- Claro que lo he hecho adrede, ¿dónde te has hecho esa cicatriz? Porque no creo que quieras hablar de ello delante de Lee y Leah, ¿no? -Atria solo se cruza de brazos y frunce el ceño. Porque no estaba en su cabeza hablar de ello.

- Fue una rama de árbol. Me había quedado encerrada en mi habitación y Remus no estaba. Acababa de hacer explotar un caldero y me estaba asfixiando en la habitación, era morir o saltar al árbol.

- No tienes ningún árbol cerca de la ventana -dice George y Atria solo sonríe, intentando que no se le note.

- ¿Por qué te crees que tengo una herida? -no va a colar, si la vuelven a preguntar no colará. Si Fred pregunta sabrá que está mintiendo y tendrá que decir que ha sido Remus. Ya lo sabía Ron, ya era demasiada gente sabiéndolo y George sin duda no iba a creerlo-. Bueno, ¿subimos o no? Porque me está entrando sueño y, sin mí, duermes en la sala común.

- Podría volver a la habitación, no creo que sigan despiertos, se han vuelto antes a la habitación porque decían que estaban cansados de tanto bailar.

- Con esa energía no me extraña.

El tono de broma intenta calmar el otro pinchazo, el de que han vuelto antes de tiempo. Y no había habido baile. Bueno, se alegraba por sus amigos porque al menos se lo habían pasado muy bien. Y ella también lo había hecho, claro. Tenía que centrarse en eso, en lo buena que había sido la noche y no en un estúpido baile. Como bien había dicho Fred, tendrían muchos más.

George y ella consiguen subir hasta la habitación, donde no se sorprenden al ver a Lee en la cama de Katie, profundamente dormido. Leah sale al rato del cuarto de baño, con la túnica en la mano y vuelve a tener el pelo suelto en lugar de recogido como lo llevaba antes.

- Ha sido instantáneo, me asombra como duerme. Ni siquiera ha querido cambiarse de ropa, podría haberla conjurado por la ventana, pero no, ha ido directo a la cama de Katie y se ha quedado dormido.

- Y es mi turno de dormir ahora, que descanséis, chicas.

Atria no puede evitar reírse al ver como George les guiña el ojo y luego va a la cama con Lee. Él se mueve un poco, lo justo para que George entre y las cortinas se cierran delante de ellas. A saber qué van a hacer, pero mejor que utilicen un encantamiento silenciador porque ninguna de las dos quiere oírlo.

Ni siquiera duermen juntas, a diferencia de todos sus amigos. Katie y Alicia habían subido a la habitación de la mayor a dormir, igual que Angelina y Fred estaban juntos. No, ellas no duermen juntas esa noche, Atria no es capaz, no puede arriesgarse tanto. El día 26 por la mañana Katie había bajado a la habitación demasiado contenta, despertando a todos en el camino y, cuando Alicia bajó para ir a desayunar, también iba sonriendo sin parar. Atria podía imaginarse a la perfección lo que había pasado la noche anterior entre ambas, pero definitivamente no quería detalles así que no tardó en irse con Leah a desayunar. Tampoco quería oír los detalles de la noche de Angelina, así que no tardó en convencer a Leah para que se escaquearan por Hogwarts. Los deberes podían esperar todavía un poco más.


Cuando volvieron a las clases, lo hicieron un poco más estresadas de lo normal. Quizá se habían distraído con las sesiones de besos en la habitación -y con los ataques de pánico de Atria cuando las cosas iban a algo más que besos, porque no era que no quisiera, claro que quería, pero no podía, no podía enseñarle esa parte suya a Leah por mucho que quisiera- y habían calculado mal la cantidad de deberes que tenían para las vacaciones. Y cuando llegó el día de la excursión a Hogsmeade a finales de enero casi no consiguen el tiempo necesario para ir. Por suerte, consiguieron dejar los estudios de lado y fueron a una agradable cita triple con sus amigos. Alicia y Katie estaban, sin duda alguna, mucho más acarameladas desde la noche del baile de Navidad y, en cuanto cualquiera de ellos se despistaba, las pillaban besándose casi sin control. No solía suponer un problema, claro, a no ser que estuvieran a solas con ellas. Entonces era más bien incómodo porque seguían en esa fase de "tenemos que demostrar nuestro amor". Y, mientras tanto, George y Lee nadie tenía claro que estaba pasando entre ellos, porque de pronto podías encontrarte con que se estaban liando o que ya no estaban juntos.

En Las Tres Escobas presenciaron lo que fue el intercambio más tenso entre Harry y Rita Skeeter. Ahí fue cuando Atria se enteró de que no se llamaba Ridley -aunque no pensaba llamarla Rita- y entendió el enfado de Harry. Hagrid era su amigo, pero no compartía el drama que tenía Harry con que ya no fuera profesor. Según lo que decían Leah y Julie era un poco desastre como profesor y las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas habían mejorado bastante desde que él no estaba. Pero Hagrid también merecía tener su trabajo.

- No me extraña que estés intentando arruinar vidas ajenas, Ridley -dice Atria, levantándose de la mesa donde estaban sus amigos al ver como Hermione contesta a la reportera-. Hermione tiene razón, no te importa absolutamente nada, por eso mientes tanto, ¿a qué sí?

- Niñas estúpidas, no sabéis de lo que estáis hablando -dice fríamente y Atria solo pone los ojos en blanco-. Sé cosas sobre Ludo Bagman que os podrían los pelos de punt...

- Sí, sí, lo que digas, Ridley -Atria no tarda en interrumpirla y, por supuesto, va hacia su hermano y sus amigos. Sabe cómo es y que, ahora que Hermione la ha enfrentado, tratará de hacer algo contra ella, así que si consigue molestarla lo suficiente quizá se olvida de Hermione y la toma con ella. O, en el peor de los casos, la toma con ambas, lo cual bastará para que todo el mundo sepa la verdad sobre Ridley-. ¿Acaso alguna de ellas es real? Porque tus artículos sobre El Torneo de los Tres Magos son reportajes sobre mi hermano que, por cierto, tiene catorce, no doce. ¿Las declaraciones sobre Hagrid? Todas hechas por alumnos que odian a Hagrid y con bastantes ganas, por cierto, ¿no te enseñaron a contrastar las fuentes cuando aprendiste a ser periodista? Supongo que no por la ausencia de ellas en tus artículos.

- Niñata desagradecida -murmura, pero Atria la oye perfectamente y sonríe. Se está delatando a sí misma.

- Vámonos -dice Hermione, en cambio y tira de Harry y Ron hacia la puerta, para luego volver a por Atria-. Venga, vamos, Atria, no merece la pena hablar con... con...

- Una mentirosa -termina la chica y luego mira a sus amigos-. Nos vemos en el castillo, disfrutad de lo que queda de cita.

No se sorprende cuando los gemelos se levantan de la mesa y se van con ellos. Hermione pasa todo el camino hasta la cabaña de Hagrid maldiciendo a Rita Skeeter, aunque también regaña a Atria por confrontarla y, por supuesto, Ron menciona lo obvio, que la tomará con ellas.

- ¡Mis padres no leen El Profeta, así que no me va a meter miedo y todos conocen a Atria así que sabrán la verdad pronto! -grita, empezando a dar unas zancadas que ni siquiera Ron y los gemelos son capaces de seguir-. ¡Qué se atreva a decir algo más! ¡Y Hagrid va a dejar de esconder la cabeza!

- Sí, sí, estoy de acuerdo contigo, pero por lo que más quiera, da pasos más cortos, Hagrid seguirá en la cabaña independientemente de los pasos que demos.

Pero Hermione no hace caso a nada. Sigue andando y, cuando llegan, aporrea la puerta acompañada de multitud de gritos hasta que Dumbledore les abre, cuando parece que se tranquiliza un poco. Dedican gran parte de la tarde a convencer a Hagrid de que es un buen profesor y de que no tiene que avergonzarse de lo que es -Atria incluso llega a mencionar a Remus y su licantropía, recordándole que independientemente de ella seguía siendo la mejor persona que había conocido- y, cuando el director Dumbledore se va, Atria no puede evitar seguirle, cerrando la puerta de la cabaña rápidamente.

- Director -Dumbledore se gira para mirar a la chica, que rápidamente avanza hasta situarse a su lado.

- La respuesta sigue siendo no, Atria -responde, sonando realmente calmado y Atria se molesta-. Llegará un día que pueda explicarlo todo, pero ese día no es ahora.

- ¡No es justo y lo sabe! ¡Los muggles le maltratan y podría estar mil veces mejor conmigo y con Remus, nosotros somos su familia, no los Dursley!

- Es necesario que esté con vuestra familia, Atria.

- ¡Yo soy su familia, yo soy su hermana! -chilla, sin darse cuenta de que, desde la cabaña, todos los observan-. Usted es... es... es...

- Buenas noches, Atria.

Dumbledore sigue avanzando y Atria grita, frustrada. No quiere hablar ahora con nadie, no le importa nada que la vean, solo se transforma y sale corriendo hacia El Bosque Prohibido. Y Hagrid, en la cabaña, parece que se le pasa el disgusto un poco más.

- Vosotros al castillo, yo me voy a buscarla. Harry, gánalos a todos -repite Hagrid, para luego echarles de su casa. Los gemelos, por supuesto, intentan ir con él, pero con una sola mirada del semigigante basta para que sigan al trío de oro de vuelta al castillo.

- ¿Nos dejas el mapa, Harry? Tardaremos en encontrarla menos que Hagrid.

Harry asiente ante la petición de Fred y, cuando llegan hasta la torre de Gryffindor, sube con los gemelos hasta su habitación para dejarles el mapa.

- Vaya, pues parece que Hagrid ha tardado poco en encontrarla, mira, están otra vez en su cabaña -dice George, señalando el punto en el mapa. Que luego se mueve hacia el castillo, acompañada del semi-gigante-. Bueno, trabajo realizado, ahora a esperar a que venga a la sala común.

- No lo va a hacer, mira, ya ha conseguido que Hagrid la deje sola -dice Fred y Harry se inclina más sobre el mapa. Parece que Atria va hacia las cocinas, pero desaparece antes de llegar a ellas-. Hufflepuff, debería haberlo imaginado.

- ¿Leah no había dicho que habían quedado en Slytherin?

- Se le habrá vuelto a olvidar.

- ¿Pero Atria entra en todas las salas comunes?

- Como si fuera su propia casa -Fred lo comenta como si nada, pero para Harry eso es un nuevo descubrimiento. Sí, ya sabía que a veces no dormía en la torre de Gryffindor, pero de ahí a lo que su hermana parecía hacer había un trecho-. Bueno, ya está en el castillo, mañana la veremos.

- Esperemos que se le haya pasado el enfado por lo que le haya dicho Dumbledore -añade George.

Los gemelos se marchan y Harry se queda en su habitación, mirando el mapa fijamente. ¿Por qué habría discutido Atria con Dumbledore? Solo habían oído el grito en el que decía que ella era su familia y luego la clara molestia de su hermana. ¿Cómo tenía que estar para preferir ir al Bosque Prohibido y luego a Hufflepuff antes que volver con ellos? Y la respuesta era que enfadada. Muy enfadada.

Estaba harta de Dumbledore, de sus acertijos. De que dejara que Sirius siguiera teniendo que huir de la justicia, de que no hubiera obligado a Remus a quedarse en el puesto como acababa de hacer con Hagrid. De que no dejara que Harry viviera con ellos y de que le hubiera dejado participar en el Torneo de los Tres Magos. El único ahora mismo que podía hacer algo por Harry era Cedric, quien también participaba. Quizá él podría ayudarle, podría protegerle de los peligros que había en las siguientes pruebas. O, al menos, eliminarle de forma segura. Quizá lo mejor es que consiguiera eliminar a Harry en la prueba de febrero.

- Eh, Mara, ¿dónde está Cedric? -la chica solo señala escaleras arriba antes de volver a hablar con los chicos de primer curso a quienes estaba intentando vender un montón de cosas muggles que, en Hogwarts, no funcionaban. O al menos era lo que pensaba Atria porque, de pronto, el teléfono que tenía Mara en la mano empezó a sonar-. ¿Cómo has hecho eso?

- Espera, tengo que cogerlo -responde ella, levantando la mano. Era como el teléfono fijo que tenía Atria en casa, solo que no estaba conectado a ningún lado-. ¡Abuela! ¿Qué tal todo por casa? Sí, todo bien en Hogwarts, te lo prometo. ¿Qué tal está Jake? ¿Y papá y mamá? Te prometo que no estoy haciendo nada malo, pero tienes que mandarme más bolígrafos. Sí, de los de colores, abuela, dile a Jake que te ayude, sabe cuáles son los que quiero.

- ¡Mañana me lo tienes que contar!

Mara asiente y levanta un pulgar, para seguir hablando por el teléfono con su abuela y parece que le acaba pasando a los niños el teléfono para que vean que es real. Los que son nacidos de muggles entienden perfectamente lo que significa eso y la sala común se llena de gritos de los niños pidiendo hablar con sus padres. Atria sube las escaleras hasta la habitación de Cedric, donde recuerda llamar antes de entrar. Una cosa son los gemelos o sus amigas, otra Cedric y los suyos. No los conoce, de hecho, se ha vuelto a olvidar de sus nombres y no quiere arriesgarse a ver algo que no desee.

- ¡Adelante! -no tiene claro cuál de los dos compañeros de Cedric lo dice, pero poco importa porque Atria entra-. Anda, si es la pequeña Gryffindor, ¿dónde está la otra?

- Leah no ha venido, hoy tocaba Slytherin -le dice, sonriendo y Cedric se levanta de la cama, dejando de lado el papel que tenía en las manos y sobre el que parecía estar estudiando.

- Ah, hola Atria, ¿qué quieres?

- Perdona por tenerte tan desatendido, eso lo primero, lo segundo, ¿podemos hablar un momento?

- Vaya, Cedric, parece que al final un Potter sí que va a querer salir contigo -bromea uno de los chicos y Cedric lo que hace en respuesta es lanzarle uno de los cojines que tiene en la cama.

- Fuera, Zack -le dice, y señala la puerta-. Tú también, Isaac.

- No me puedo creer que nos eches de nuestra habitación -las quejas se oyen incluso cuando Isaac cierra la puerta.

- ¡No os oigo iros!

- ¡Porque queremos escuchar!

- ¡Utilizaré mi poder como prefecto!

- Tampoco es importante si escuchan -se apresura a decir Atria, oyendo como las quejas aumentan al otro lado de la puerta.

- No, no importa, quiero usarlo, no dejan de molestarme con lo de Harry y se lo tengo que devolver en algún momento -aclara y Atria sonríe.

- No sabía que te gustaba mi hermano.

- Claro, has estado ocupadísima todo el curso que no has tenido tiempo para mí, ¿qué querías?

- Sí, perdona por eso, es que Harry me preocupa, la verdad -Atria se sienta en la cama de Cedric, apartando la hoja que antes estaba estudiando-. Eso del torneo no termina de convencerme.

- La verdad es que es raro que haya conseguido entrar, pero no te preocupes, le he dado una pista sobre el huevo -dice, sonriendo y Atria gruñe.

- ¡No, tenías que ser un egoísta y no ayudarle! Ahora acabará averiguando sobre la segunda prueba y la pasará.

- ¿No quieres que gane? -Atria es extraña, pero lo que le pide es incluso más extraño de lo normal.

- Ahora quiero que le descalifiques. Así dejará de estar en peligro constante -aclara y Cedric se ríe.

- No pienso descalificar a tu hermano, como mucho te puedo decir que intentaré ayudarle si le veo en peligro.

- Bueno, vale, me conformo -acaba diciendo-. ¿Qué estás haciendo?

- Intentar ver de qué va la siguiente prueba.

Cedric señala el pergamino y Atria lo coge sin dudarlo. No entiende nada, quizá porque le falta información y Cedric le aclara que es lo que le había dicho el huevo una vez que lo había metido bajo el agua. Y el enigma empezó a estar más claro, tenían que sobrevivir durante una hora, sin respirar bajo el agua para recuperar lo que más valoran.

- Lo único que me falta por averiguar es qué es lo que más valoro, puede ser cualquier cosa. He revisado mil veces todas mis cosas y no me falta ninguna.

- Quizá porque todavía no te lo han quitado, faltan cinco semanas para la prueba, Cedric, hay tiempo para que pienses que has perdido algo y luego esté en el fondo del lago -Atria se levanta de la cama y vuelve a ponerse las zapatillas-. No le diré nada a Harry de lo que has averiguado, pero necesito saber si ha abierto ya el huevo.

- Le dije que fuera al baño de los prefectos, así que supongo que ya habrá ido, aunque sea por curiosidad por cómo es por dentro.

- Jo, no es justo, yo también quiero ir, nunca he estado en el baño de prefectos -se queja y Cedric pone los ojos en blanco.

- Tu novia es prefecta, que organice una cita en la piscina.

- Es verdad, Leah es prefecta, a veces se me olvida -murmura, para luego sonreír. Quizá cuando consiga mejorar el hechizo para las ilusiones le propone una cita en el cuarto de baño de prefectos-. Creo que me voy a ir a verla.

- Vale, ¿le puedes decir a Julie que Cho tiene el libro que quería? Se lo pidió hace un mes, pero la madre de Cho no lo ha mandado hasta hoy mismo, hemos tenido que ir a la oficina de lechuzas para recogerlo.

- La avisaré, ¡nos vemos! -Atria sale de la habitación, pero luego vuelve a entrar, asomando la cabeza por la puerta-. Intentaré crear algo para que Harry sea más rápido bajo el agua quizá de esa forma no tiene que aguantar la respiración una hora bajo el agua, ¿querrás un poco?

- No sé si me fío de tus experimentos -bromea, perlo luego niega-. No te preocupes, lo tengo todo controlado.

- No sabes lo que te pierdes -le responde, sacándole la lengua.

Sí, definitivamente no sabe lo que se pierde. Es un error que no acepte la poción que todavía no ha creado, pero no es su problema. Quizá le pide a Lee la contraseña del baño de prefectos para poder probar que funciona esa poción, sí. Todo el mundo hablaba maravillas de ese cuarto de baño y ella todavía no lo había visto a pesar de que sus chicas eran prefectas, al igual que Lee y Alicia. ¿En qué estaba pensando al no pedirles la contraseña? Porque estaba siendo completamente estúpida.

Sin embargo, tan distraída como van en sus pensamientos, ni siquiera se da cuenta de que va camino a la sala común de Gryffindor en lugar de la de Slytherin. Y ya que está allí, no va a cambiar de rumbo, ya verá a Leah por la mañana. Quizá incluso puede empezar a trabajar en la poción si Katie no está en la habitación durmiendo. Que resulta que no está y Atria se pone manos a la obra, pero sigue necesitando algo esencial, un lugar donde poder probar que funciona. Solo necesita tres cosas, la contraseña del baño de los prefectos, la capa de invisibilidad y el mapa del merodeador. Realmente las dos últimas ni siquiera son necesarias porque puede escabullirse por todo el castillo sin muchos problemas, pero quiere volver a verlas. Sobre todo, el mapa. Quizá con algunos comentarios positivos por parte de su padre consigue sacar la poción. Aunque tiene que esperar una semana para poder conseguir la contraseña ya que Lee se niega a dársela y al final es Alicia quien se la da. Y entonces es cuando va a ver a Harry.

- Te puedo dejar la capa, pero el mapa se lo he dejado al profesor Moody -dice Harry y a Atria se le cae el alma a los pies. Ha perdido el mapa-. Antes de que digas nada sé que me lo devolverá.

- ¡Harry!

- Confía en el profesor Moody. Y si no seguro que Remus se lo puede pedir, ¿no? ¿No lo conocía?

- Es Arthur quien más trata con él, pero sí. Aunque no quiero que quiera saber que has perdido el mapa... ¿Cómo se ha enterado de su existencia?

- Porque fui a bañarme con el huevo y me quedé atascado en el escalón falso -murmura, empezando a ponerse rojo. Todo el mundo evita ese escalón de forma inconsciente y, quedarte atrapado en él es un motivo de vergüenza-. Filch pensaba que Peeves me había robado el huevo, luego apareció Snape y dijo que le habían estado.... espera, ¿has estado robando ingredientes del despacho de Snape para tus experimentos?

- Si quiero algo escribo a Remus o lo compro en Hogsmeade, Harry, ¿para qué querría robar a Snape? ¿Alguien está robando ingredientes de pociones?

- Sí, eso dijo él. Entonces apareció Moody y como se me había caído tanto el huevo como el mapa pues... al final lo vio.

- Hay una cosa que no entiendo... ¿por qué estabas en el escalón falso? El baño de prefectos no está en esa dirección.

- Ah, porque leí en el mapa el nombre del señor Crouch y quise investigar -dice, como si nada y Atria solo calla. ¿Le ha contado Remus algo de los Crouch? Solo sabe lo que Percy y Arthur mencionan, así que no termina de entender qué puede estar queriendo hacer en Hogwarts-. El mapa nunca miente, ¿no?

- No, claro que no miente, papá, Remus y Sirius supieron cómo crearlo bien -murmura, pero sus pensamientos están ya disparados. Tiene que hablar con Remus y con Sirius-. ¿Has escrito a Sirius?

- Sí, me ha respondido pidiéndome la fecha de la próxima salida a Hogsmeade.

- Ah, vale, nos vemos entonces, supongo que tendrá alguna idea -dice, apuntándose sin más a la excursión. Es obvio que Sirius iba a querer venir en algún momento del curso, y más ahora, viendo que Harry seguía avanzando en el Torneo y aparecía el señor Crouch en el colegio-. Bueno, me llevo la capa, si consigo lo que quiero tendré algo para que puedas utilizar en la segunda prueba.

- ¿Sabes de qué va la prueba?

- Claro, me lo ha contado Cedric, ya me dijo que te había mandado al baño de prefectos, ¿qué tal está? No, mejor no me digas nada, quiero verlo con mis propios ojos.

Atria se pone la capa por encima de los hombros sin esperar respuesta de su sorprendido hermano y no tarda en salir de la torre de Gryffindor. Lleva en el bolsillo el maletín de pociones reducido de tamaño y un caldero también reducido. Montará en el baño de prefectos un pequeño laboratorio portátil y, si todo sale bien, cuando vuelva lo hará con algo que le sea útil. Ya podrá darle las gracias luego. Lo que no se esperaba era sorprenderse al ver el baño de prefectos, igual que lo había hecho el curso anterior, con Fred a su lado. Para ella fue igual que la primera vez, no podía dejar de mirar a los grifos y no tarda en abrirlos. Quizá puede venir otro día para hacer la poción, ese día solo le apetece disfrutar de la piscina que tiene el baño de prefectos. ¿Y si se traía a alguien? Quizá podían organizar una pequeña fiesta durante la próxima excursión a Hogsmeade, cuando todo el mundo estuviera fuera. Quizá tenía que comprarse un bañador completo en lugar de utilizar la ropa interior como bikini.

Atria solo flota y piensa. Piensa en el torneo, en su hermano y en las ganas que tiene alguien de matarle. Piensa en Leah, su relación y en lo que no está saliendo bien, en que ahora mismo parecen más amigas que pareja a pesar de que se besan de vez en cuando. Piensa en Remus y Sirius y todo lo que deberían hablar. Piensa en Fred. Quizá piensa en él demasiado cuando se queda sola.

Decide salir de la bañera, parando todo pensamiento. No, tiene que centrarse en Harry y en salvarle el culo. Y es a lo que dedica todas las noches hasta tan solo dos días antes de la segunda prueba. No sabe cómo va realmente porque ha dejado de hacer todo solo para dedicarse a intentar ayudarle y ha dejado de hablar a todo el mundo, pero ha merecido la pena.

- Recuerdas que te dije que estaba trabajando en algo -le dice a Harry por la espalda, en mitad de la sala común y su hermano se cae casi de culo de la silla-. No sabía que fueras tan fácil de asustar.

- Te voy a matar -murmura él, pero Atria no le escucha, solo aparta los deberes de su hermano que claramente no está haciendo y se sienta sobre la mesa, dando la espalda a Hermione. Sabe que la va a regañar.

- Te pareces a Percy, él también suele decirme eso -Ron, al lado de Harry, empieza a reírse entre dientes-. Bueno, lo que te decía, tengo algo que te ayudará.

- Se supone que tienen que participar en el torneo solos -dice Hermione y Atria se tumba en la mesa para mirarla.

- Ya, y pretendes que me crea que no le has ayudado, ¿no? -da en el clavo, por supuesto. Hermione empieza a ponerse roja y se cruza de brazos mientras que intenta balbucear-. Que yo no te voy a decir nada, estoy interesada en que gane.

- ¿Seguro?

- A ver, preferiría que te descalificaran, pero qué quieres que te diga, Cedric me ha dicho que no te va a descalificar -Atria vuelve a sentarse en la mesa, mirando a su hermano que está con el ceño fruncido-. ¿Lo quieres o no? No te va a permitir respirar bajo el agua, pero sí ser más rápido, quizá puedes utilizarlo para subir y bajar rápidamente y hacer lo que sea que tengas que hacer ahí abajo.

- Creo que tengo que estar una hora bajo el agua, Atria, no creo que valga que esté saliendo a respirar cada dos por tres -dice Harry y ella solo se encoge de hombros.

- Te lo daré igualmente el día de la prueba, lo he probado yo misma y la verdad es que incrementa bastante la velocidad. Os dejo ya, voy a ver si consigo recuperar el ritmo de quinto.

- ¿No estás preocupada? -Hermione, por supuesto, ya estaba temblando por el año que viene, pero Atria solo niega.

- Quiero jugar al quidditch de forma profesional y, vamos a ser sinceros, ¿de verdad crees que necesito estudiar mucho? Sé en qué asignaturas voy a triunfar y sé en cuales voy a ser una decepción.

- Sí, pero no puedes confiar en que te cogerán en algún equipo.

- Y por eso estudiaré. En mayo. Quedan meses, Hermione, tengo tiempo de sobra.

Pero, en realidad, no era tanto tiempo y Atria lo sabía. Por eso tenía que recuperar el mes que había dedicado a crear la poción. Revuelve el pelo de Harry antes de subir a su habitación y no le extraña verla vacía. Cada vez pasan menos tiempo allí, durante el último mes ella era la única que dormía en la habitación y eran tan solo unas horas. Quizá debería hablar con Leah sobre su relación, sí, porque en el último mes ni siquiera se habían visto. Lo haría al día siguiente, donde también se disculparía con todos por desaparecer.

Pero al día siguiente, por la mañana se queda dormida y, por la tarde, la profesora McGonagall la llama a su despacho. Y juraría que, esta vez, no ha hecho nada.

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Gay! Hogwarts es el mejor Hogwarts y a mi nadie me va a hacer cambiar de opinión. Eso es lo que tengo que decir de todo el capítulo jejejejeje

Esta semana va a ser... intensa, yo solo digo que vamos a tener el miércoles a una vieja conocida de Primavera y efiwedwnejdnwekjdn que ganas de que leáis todo esta semana.

Mil gracias por leer (hola???? que el domingo pasado estaba hablando de seis mil comentarios y setecientos votos y ya puedo hablar de siete mil comentarios y ochocientos votos???? NO ENTIENDO NADA) y nos vemos el miércoles ♥♥♥♥

PD: Ya he subido el primer one-shot del reto, y si leéis primavera... creo que os puede interesar *guiño, guiño*

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