46- El limbo
Crystal.
Desperté, ya no sentía dolor en ninguna parte de mi cuerpo... No sé dónde me encontraba en ese momento. Sólo sentía que flotaba, como si estuviera en el agua. Una fuerza desconocida movía mi cuerpo hasta llevarme a la orilla, donde pude respirar al fin.
Abrí los ojos lentamente y me percaté de que estaba completamente mojada a orillas de un ¿lago?. Estaba nublado, era de día, me levanté de la arena y también me di cuenta de que seguía teniendo mi traje puesto, estaba en una especie de isla desierta, no entendía nada de lo que estaba sucediendo a mi alrededor.
Caminé varios metros mientras pensaba en cómo había llegado a este lugar, pensaba en mi madre, en Rhodey, en Bucky, en mi hija... ¡¿Tenía una hija?!.
Tenía una hija con James, una niña que era casi idéntica a mí, una hija que ni siquiera pude abrazar ni decirle que la quería a causa de que sentía tanto dolor en mi cuerpo que sólo quería que ese tormento terminara. Lagrimeé sólo el pensar que morí en los brazos de Bucky, en los brazos de mi gran amor.
También pensé en todo lo que había hecho. Le había hecho mucho daño a mi príncipe y había roto de alguna manera mi promesa de luchar por mi vida como se lo había prometido. No merecía a ese hombre a mi lado, él merecía algo mejor que un monstruo, porque yo soy un monstruo, nunca dejé de serlo.
Ahora estaba en ésta isla, sin entender que estaba pasando. Unas personas vestidas completamente de blanco se acercaban a mí con la cara cubierta ¿Dónde estaba? ¿Qué era este lugar?. Uno de ellos extendió sus manos hacia mí y a los segundos noté mi cuerpo totalmente seco. ¿Qué está pasando? ¿Porqué estoy aquí?. ¿Quienes son ellos?.
-No tengas miedo, Crystal- dijo uno de esos señores. Esa voz me resultaba bastante familiar.
-¿Quienes son ustedes? ¿Porque estoy aquí? ¿Esto es el cielo o qué?. Necesito una explicación- exigi nerviosa, porque lo estaba.
-Estás aquí porque el ritual se logró hacer, aunque no veía venir el hecho de que Bucky como el receptor absorbiera la Niebla Terrigena de tu cuerpo haciéndolo compatible con la sustancia- dice otro de los hombres.
-¿Le pasó algo a Bucky? ¿Él está bien?- pregunté preocupada. No, no podía perder a mi amor, a pesar de no merecerlo era egoísta porque lo amaba con todas mis fuerzas y no quería que se fuera lejos de mí.
-Sí, descuida hija. Él está bien, sólo su fuerza se incrementó y tiene sensibilidad en su brazo de vibranio como si nunca hubiese perdido su brazo humano- añadió el tercer hombre. Esa voz...
-Sus caras cubiertas me intimidan mucho, conozco sus voces pero no sé quienes son. ¿Podrían mostrarme sus rostros?- pregunté algo nerviosa y ansiosa.
-Yo quería mantener el misterio más tiempo pero bueno...-dijo divertido- Aquí voy- añadió. El primer hombre se quitó la capucha de la cara y al verlo casi me caigo de espaldas -¿Me extrañaste, linda?- solté unas lágrimas y lo abracé. El primer hombre era Lemar. Lemar Hoskins.
-Claro que te extrañé tonto, eres como un hermano para mi. Todos te extrañamos. Tu familia, John...- él me interrumpió.
-Lo sé, lo sé muy bien Crystal. Pero tendremos mucho tiempo para hablar aquí. Querías conocer quienes somos ¿no?- asentí y el segundo hombre se acercó a mí y quitó su capucha para mostrar su rostro. Era Quelin, mi padre biológico, lo sé porque lo vi en sueños cuando tuvo que abandonarme en el desierto para salvarme la vida hace 28 años. Todo lo que pude hacer fue abrazarlo, se sentía extraño pero tenía que hacerlo.
-Tenemos mucho de que hablar, cariño- murmuró besando mi cabeza. Me acerqué a la tercera persona que aún tenia la cara cubierta y grande fue mi sorpresa al ver que al quitarse la capucha pude ver a Jeff, mi padre adoptivo que me crió y me amó como si fuera su hija de verdad. Todo lo que pude hacer fue romper en un profundo llanto lastimero y el hombre que me cuidó casi toda mi vida solo me acercó a él para abrazarme.
-Papá por favor perdóname, no sabes lo mal que me he sentido por tu ausencia- sollocé en su pecho mientras él sólo me consolaba.
-Tranquila, cariño. Soy yo el que debe pedir perdón, debía entender que tenías miedo y apoyarte, te di la espalda cuando más me necesitabas y me alejé, no sabes lo impotente que me sentí al no poder decírte que lo sentía cuando aún tenia la oportunidad...- Me separé llorando y él acarició mi mejilla- Perdóname Crystal, lo siento mucho mi niña- lagrimea también.
-Si papá, te perdono. Te extraño tanto- lo abracé fuerte otra vez y permanecí en sus brazos como cuando era pequeña y tenía pesadillas hasta calmarme del todo.
...
-¿Yo no volveré, verdad?- pregunté temerosa de la respuesta de los 3. Me senté sobre una roca pero no sentía cansancio ni mucho menos sed a pesar de que haya caminado mucho con ellos.
-Si cumples con la prueba, lo harás. Allá te necesitan, hija. Aquí te quedarás por todo un año- menciona mi padre biológico. Me tensé al oír eso último- Tranquila, allá el tiempo reacciona diferente a éste- añade Quelin.
-¿Que clase de prueba?- pregunté curiosa.
-"La respuesta está en el más grande de tus temores"- dice Lemar. Esa frase estaba detrás del portarretratos donde estaba yo de bebé y mi mamá me lo dijo también cuando tuve uno de esos jodidos sueños recurrentes- Debes controlar aquello a lo que más temes en la vida, Crystal- añade serio.
Lo que más temía era el elemento que yo jamás me molesté en controlar debido a que me causaba terror el sólo verlo, el sentirlo, me causaba dolor, dolor de los recuerdos que desconocía debido a las lagunas mentales que tenía, pero que ahora ya sé gracias a mi yo malvada. El fuego representaba todo ese misterio que me rodeaba desde esa noche en la que mi vida cambió por completo, y era hora de empezar a controlarlo y hacerlo formar parte de mis habilidades.
O no volvería a ver a Bucky ni a nadie de las personas que amaba y lo peor, mi hija moriría por mi culpa.
-Pero... ¿Cómo voy a poder controlar el fuego así de la nada?- pregunto algo temerosa. No quería lastimar a nadie ni destruir el paisaje con alguna imprudencia mía.
-El limbo está creado para soportar todo tipo de desastres o catástrofes hija, no tengas miedo. Solo los seres celestiales pueden venir aquí- informa Jeff, mi padre.
-Entonces... ¿Yo soy un ser celestial?- pregunto confundida.
-Eso lo descubrirás en la Tierra cuando regreses, porque tengo fe en que lo harás y serás feliz con tu hombre- Me anima Lemar.
Quería empezar con el entrenamiento, porque no podía dejar que mi yo malvada ganara bajo ningún concepto. Volvería a la Tierra, con las personas que amo, ayudaría a Sam a conquistar a Yulissa, ayudaría a Sarah a cocinar, jugaría con sus hijos y les daría consejos, pasaría más tiempo con mi otro padre Rhodey, arreglaría las cosas con Medusa, aseguraría la existencia futura de mi hija y sería muy feliz al lado de mi príncipe sargento Bucky para siempre.
Día 3.
Un día más en este lugar. Amanece y anochece como cualquier otro día, no siento sed, hambre o cansancio, lo que sí sentía eran unas inmensas molestias en las manos, pero cuando me quitaba los guantes las cicatrices permanecían intactas, aunque el intenso y penetrante olor a lavanda seguía impregnado en mi piel, producto de usar todas las noches el aceite que me habían regalado las Dora Milaje de Wakanda. Ahora era de noche, estábamos los cuatro frente a una hoguera, trataba de no mirar el fuego porque aún era inevitable el miedo que sentía por él.
-Sólo debes tener un poco de paciencia, Crystal, tu miedo no se disipará de la noche a la mañana- dice Lemar sentado a mi lado.
-Es complicado, Lemar. El fuego me recuerda a ese infierno que viví en HYDRA, el como maté a toda esa gente, el como casi mato a Bucky, el como Rumlow casi destruye mis manos y mi inocencia... El fuego representa todo lo malo en mi vida- lagrimeo triste.
-Pero puedes usar el fuego para el bien, Crystal, para eso estás aquí. Puedes proteger a las personas que amas con él, al igual que los demás elementos que controlas, al igual que tu fuerza que incrementó gracias al suero del supersoldado- comenta mirándome.
-Eso no era el suero, Lemar. Era la inyección letal...- él me interrumpe.
-No amiga, Bucky al ofrecerse como receptor del ritual, absorbió parte de la Niebla Terrígena que yacía en el aura que se estaba rompiendo en tí, a pesar de que eso lo pudo haber matado. A cambio de eso, tú absorbiste parte del suero del supersoldado que estaba en él, incrementando tu fuerza en el proceso, por eso no sientes cansancio Crystal, porque eres la portadora del suero y como resultado Luna en el futuro también lo tendrá- informa el moreno sonriéndome. Eso no lo sabía, entonces...
-Bucky arriesgó su vida por mí...- deduje sollozando aún sin poder creerlo. Extrañaba a mi novio y el tiempo en el limbo solo estaba empezando.
-Él te ama, Crystal. Y te está esperando- dice Quelin dándome ánimos y tomando mi mano enguantada.
Día 50.
Ya podía mirar directamente el fuego, desde que se encendía, hasta que se consumía por completo, era algo hipnótico pero por momentos me costaba. Veía las ramas y la leña consumirse lentamente por las llamas en la hoguera. Decidí que hoy intentaría producirla yo misma a orillas del lago, sé que seria difícil pero no imposible. Los 3 Guardianes del limbo, cómo se hacen llamar Lemar y mis dos papás, cuidan de mí aunque les digo que no es necesario pero no insisto, los tres son unos tercos.
-Bien hija, intenta hacer producir el fuego con tus manos- pide Jeff y yo extiendo mis manos hacia el frente.
-Alejense un poco por favor, no quiero lastimarlos- pido nerviosa.
-Está bien Crystal, no tengas miedo. Sé que tu puedes, hija- dice Quelin retocediendo como los demás y le sonreí.
-Bien, aquí voy- respondí no muy segura pero debía de hacerlo -¡FUEGO!- grito y salen llamas de mis dedos, el guante no se daña y mucho menos me quema pero el tenerlo tan cerca hace que me dé un poco de miedo y meta mis manos rápidamente al agua, apagando el fuego al instante.
-¡Muy bien, hija!- Quelin aplaude sonriendo al igual que yo.
-Para ser la primera vez estuviste bien. Felicidades- comenta Lemar contento.
-Y como premio a tu esfuerzo, te tenemos una sorpresa que quizás no te hayas dado cuenta días atrás...- sonríe mi padre Jeff.
-¿De qué se trata?- pregunto ansiosa.
-Quítate los guantes y lo sabrás- sonríe mi padre biológico y un poco confundida me quito los guantes lentamente y grande es mi sorpresa al igual que las lágrimas que me estaban brotando al ver algo que no pensaba que pasaría jamás.
Mis manos, estaban sanas.
Sin ninguna marca, sin ninguna cicatriz, ni rasguño, nada. La textura volvió a ser del mismo color que la de toda mi piel. Al verlas, al tocarlas, al sentirlas, supe que era cierto. Mis manos estaban completamente curadas. Lloré de alegría, porque no podía creer lo que estaba pasando. Mis manos curadas... ¿Pero cómo?.
-Fue obra de Medusa, hija. Ella evitó que te amputaran las manos pero al descubrirla en el hospital tuvo que huir y se sentía culpable por no haberlas curado del todo como ahora así que decidió buscar una manera de hacer que tus manos se curen rápidamente y sin necesitar de una cirugía- cuenta Quelin.
-Al no poder encontrar una solución, Shuri, la princesa wakandiana apareció y mencionó que estaba trabajando en un factor curativo que no deja cicatrices ni ningún vestigio sobre la piel, pero que aún tenía varios defectos. Medusa a pesar de la negativa de Shuri le pagó para poder darte esa cura algún día y así le contó tu historia a la princesa, se hicieron amigas y al poco tiempo Attilan y Wakanda forjaron relaciones de amistad y paz- continuó Jeff tomando la palabra.
-Solo hace unos meses Shuri terminó de perfeccionar la cura en forma de un aceite para las manos y elaboró un frasco especialmente hecho para tí, que te fue entregado en Sokovia por las Dora Milaje como un regalo fraterno de Wakanda hacia la princesa de Attilan- prosiguió Lemar y yo lagrimeé más de la felicidad.
Mi hermana, gracias a mi hermana mis manos volvieron a ser lo que eran y por ello estaré siempre agradecida con ella. Cosas como esa me motivan a querer seguir esta prueba y volver con los míos.
Día 180.
Casi mitad de año. Mi cabello había crecido considerablemente. Creo que al volver iré de inmediato a un salón de belleza para que vuelva a ser como era cuando llegué. He avanzado mucho en cuanto a mi entrenamiento, podía crear bolas de fuego para lanzarlo a cualquier amenaza que se presentara pero me costaba mantener las llamas en mis manos por mucho tiempo como con los demás elementos. También podía sentir el fuego y no quemarme en el proceso, cosa que me sirvió para crear objetos en las llamas y otros trucos. Sólo bastaba concentrarme un poco más. Los Guardianes nunca me dejaban sola, y si lo hacían, era por un rato muy corto, todas las noches nos juntábamos frente a la hoguera para conversar, y cuando descansaba, miraba las estrellas y pensaba en las personas que amaba, los extrañaba mucho. Quelín me dijo que en la Tierra solo había pasado media hora desde que morí. No veía la hora de regresar.
Día 300
Faltaban 65 días para regresar a la Tierra y tenía que reforzar más mi entrenamiento, no podía confiarme y nada podía salir mal. Mis dos papás estaban trabajando en el interior del bosque en algo que Lemar no me quería decir. Pude notar que ellos tenían habilidades especiales que al llegar al limbo les fue otorgado. Ya era de noche y como era costumbre, nos sentamos frente a la hoguera a conversar un poco. Ésta vez, soñó éramos Lemar y yo.
-Falta poco para que vuelvas- murmura el moreno a mi lado.
-Sí, extraño a todos allá abajo, pero más te voy a extrañar a tí cuando me vaya- lo miro triste- Tu madre está destrozada con tu partida...- añado con pesar.
-Lo sé, pero fue el destino quien lo quiso así Crystal, nosotros no decidimos cuando dejar el mundo y cuando no, sólo... ocurre y ya. En tu caso, lo tuyo fue completamente injusto, aún no era tu tiempo y por eso estás aquí. Luchando por tu vida, luchando por volver, para estar con Bucky otra vez- responde mirando el fuego.
-En parte tú nos uniste, Lemar. A Bucky y a mí, yo estaba aún renuente a abrir mi corazón del todo...- murmuro recordando aquel día.
Flashback.
Riga, meses antes...
Luego de que John asesinara a aquel rebelde frente a todas aquellas personas, el rubio se dispuso a huir lo más lejos posible. Bucky, Sam y yo volvimos a la casa abandonada donde nos habíamos enfrentado anteriormente a Karli y a sus secuaces. La policía y las autoridades revisaron pruebas y evidencias y arrestaban a todo aquél que era considerado sospechoso de formar parte de los Flag Smashers.
Levantaron el cuerpo sin vida de Lemar para llevarlo a la morgue para la autopsia y realizar los protocolos necesarios para su traslado a Estados Unidos pero antes de hacerlo yo llorando detuve a los médicos antes de meterlo a la ambulancia.
-Detente ahora- ordené molesta con lágrimas en los ojos a uno de los médicos- Voy a despedirme de él- rompo a llorar con profunda tristeza y en eso Bucky se acerca en silencio y coloca su mano en mi hombro para demostrarme su apoyo y solidaridad al igual que Sam.
-Siempre te consideré un hermano mayor, Lemar- sollocé- Lamento no habértelo dicho nunca amigo- me incliné y dejé un pequeño beso en su frente- Jamás te olvidaré, descansa en paz- me alejé de la camilla y di vuelta para abrazar fuerte a Buck que estaba detrás de mí y llorar fuerte en su pecho. Al terminar de calmarme, el hombre que me gustaba rompió el silencio aún abrazándome. Wilson decidió dejarnos solos para buscar alguna evidencia y de paso buscar el paradero de John con ayuda de Sharon desde Madripoor.
-¿Estás bien, cariño?-preguntó y yo asentí -Princesa, sé que no es el momento ni mucho menos el lugar pero... Lo que pasó me hizo ver que debo de luchar por lo que quiero- Me separé de él para mirarlo a los ojos.
-¿A qué te refieres con eso?- pregunté sin entender limpiando mis lágrimas.
-A que no quiero seguir estando un minuto más sin tenerte a mi lado, princesa. Voy a protegerte de todo mal, Crystal. Sólo por primera vez en tu vida sólo confía en mí y deja que entre nosotros todo fluya- tomó mis manos enguantadas y me miró de una manera profunda y en ese momento supe que Bucky era la persona que estaba esperando todos estos años sin darme cuenta. Sonreí levemente y rompí el silencio.
-Sí. Me cansé de escapar de mis sentimientos, quiero sentirme a salvo y fuerte contigo. Tienes una oportunidad, Príncipe sargento- el maravilloso ex soldado frente a mí me sonrió al igual que yo y nuevamente volvió a abrazarme fuerte y dejar muchos besos en mi cabeza. En eso llega Sam sonriendo jocoso.
-Lamento interrumpirlos tortolitos pero encontré a Walker a unos kilómetros de aquí- en eso me separo de mi hermoso hombre y me enfoco en lo que dice mi otro compañero.
-Dame la ubicación, me voy a adelantar y hablaré con él. Ustedes me alcanzarán más tarde y no está en discusión. Tengo un plan- murmuré seria al ver que pensaban objetar algo al respecto y guardaron silencio para luego yo salir en busca de él.
John debía de ser detenido, estaba muy inestable y tenía la ligera sospecha de que él había tomado el suero de Nagel.
Fin Flashback.
-Pues confirmando tus sospechas... John tomó el suero, Crystal. Puedo verlo todo desde aquí y sé todo lo que hizo y lo que dijo pero, él está arrepentido. Él busca redimirse de todo y volver a ser el que era- lo miré seria.
-El me lastimó mucho- respondí triste.
-Pero sufrió mucho por ello, y él no se quedará tranquilo hasta que lo disculpes, es un terco- reí. Era cierto.
-Está bien, lo haré. Pero no seremos amigos ni nada de eso, no quiero tener problemas con Bucky- advertí.
-Con que lo perdones es más que suficiente- sonríe- Me alegra saber que tú y Bucky están juntos y felices. Él realmente te ama y mucho y me alegro que ese día triste para tí haya sido un poco feliz ya que se confesaron su amor- sonreí
-Yo también lo amo, más que a nada en el mundo y sólo espero que pase rápido éstos días que faltan para volverlo a ver- respondo con nostalgia. Extrañaba a mi príncipe, sus besos, sus caricias, sus abrazos, su piel, su ternura, todo.
-Los días pasarán rápido, ya verás que pronto ustedes dos estarán juntos nuevamente- responde con positivismo, y yo le creía, y también creía en mí.
Día 365.
Había llegado el día que tanto estaba esperando, mi último día en el limbo. Mis dos papás habían hecho en medio del bosque una pista de obstáculos para poder demostrar que estaba lista para volver. Observaba el lugar esperando que ellos vinieran por mi y lo hicieron.
Varios fantasmas con la cara deformada aparecieron frente a mí y yo no pude hacer otra cosa más que sonreír. Estaba lista.
-Es hora de trabajar- me acerqué corriendo a ellos dispuesta a atacarlos. -¡Aire!- grité y con una ráfaga de viento los derribé como bola de boliche y comencé a pelear con ellos y a usar el fuego para neutralizarlos pero quedaba el más fuerte y el que me daria más trabajo de eliminar.
-De mi depende que vuelva o no su majestad la princesa- habla el espectro.
-Las personas que amo me necesitan, sobre todo mi hija que si no vuelvo, ella no va a nacer en el futuro- respondí nostálgica.
-Te he estado observando todo este tiempo y he notado que eres fuerte, valiente y decidida. Será un honor pelear contra usted- se inclinó ante mí con sumo respeto.
-No es necesario que hagas eso, ¿Eres consciente que debo de neutralizarte para que yo pueda volver a la vida?- él asiente levantándose.
-No se lo dejaré fácil, alteza- responde decidido el fantasma.
-De acuerdo. Así será entonces- ambos corrimos y empezamos a pelear fuertemente. Nos elevamos y seguimos peleando en los cielos. El fantasma era fuerte en verdad, pero no me rendiría.
Me tomó del cuello en un descuido mío y comenzó a apretarlo fuerte, ahorcándome y en eso extendí mi mano hacia su pecho con dificultad.
-Balas...de...fuego- como si fuera un arma letal de la palma de mi mano salieron disparos de fuego hacia el fantasma, hiriéndolo gravemente y soltando su agarre a mi cuello en el proceso. En eso me acerqué y el hombre me colocó un extraño símbolo en el brazo.
-Con ésto, derrotarás a tu contraparte malvada. Úsalo con sabiduría, sólo una vez funciona- asentí con la cabeza- Suerte princesa, hazlo- Asentí y con un látigo de fuego, le arranqué la cabeza dando por terminada la prueba. En eso Lemar y mis dos papás se acercaron a mí aplaudiendo.
-Felicidades, Crystal. Haz vencido tu más grande temor. Fuiste la primera que logró empatizar con el fantasma líder, nadie antes lo había hecho- anuncia Lemar. Sonreí- Te has ganado la oportunidad de regresar viva a la Tierra como la Inhumana que siempre debiste ser. Ahora debes despertar el don que te falta estando alla- mi sonrisa se borró dejando pasar a la confusión.
-¿Don que me falta?- Quelin interviene.
-Ambur, tu madre. Fue una Guardiana y todo parece indicar que tú heredaste el poder máximo que implica esa función, que es proteger el mundo- informa y yo quedo pasmada y en eso se abre un portal de chispas extraño y de él sale un hombre de capa roja y con ropa de monje extraña algo lastimado de la cara.
-El tiempo se terminó, princesa. Es hora de volver- menciona el hombre y yo lo miro desconfiada- Perdón por no presentarme alteza, soy el Doctor Stephen Strange- se inclinó ante mí- En caso de que sea cierto que seas una Guardiana, significa que sólo tú puedes evitar que tu versión malvada acabe con este universo. Ambur, Medusa y James te esperan- informa y se levanta.
-Está bien. Un placer Doctor Strange- respondí cortés- Déjeme despedirme de mis mentores, por favor- murmuro nostálgica y volteo con lágrimas para verlos a los 3 y luego al hechicero.
-Estaré en el "campo de batalla" esperándola, majestad- el hombre abre el portal y lo cruza para cerrarlo detrás suyo.
-No quiero irme pero... Debo hacerlo- rompo el silencio viendo a los 3 y comienzo a sollozar.
-Ven acá- Lemar me abraza fuerte y lloro porque sería la ultima vez que lo vería- Estaré cuidándote siempre, hermana. Por favor piensa en lo que te dije- Me separo y asiento.
-Siempre estarás en mi corazón, Lemar. Te quiero muchísimo- beso su mejilla y voy hacia mi padre biológico y lo abrazo también.
-Cuídate hija, y sé muy feliz. Lamento el no haber formado parte de tu vida como hubiese querido- lo miro llorosa.
-No te preocupes, papá. Siempre estarás en mi corazón también. Te quiero mucho- lo vuelvo a abrazar y él se separa para que me pudiera despedir de Jeff, mi papá.
-Papá, papito- lo abrazo y termino quebrándome como nunca- Te voy a extrañar mucho, perdóname por todo. Te amo mucho- sollocé separándome y él limpió mis mejillas de las lágrimas.
-No tengo nada que perdonar mi niña, el que debe pedir perdon soy yo- sollozó también- Ya no te culpes más por lo que pasó antes ¿Si?. Nada es tu culpa cariño, todo esta bien- asentí sin poder hablar- Y dile a Bucky que tiene mi permiso- añade sonriendo.
-Nuestro permiso- interviene Quelin.
-Los voy a extrañar mucho, los quiero- abracé a los 3 otra vez y me alejé de ellos lentamente.
Entre los 3 crearon un portal directo a la Tierra en el suelo. Era momento de volver a la vida. Me despedí de ellos con la mirada y crucé el portal.
Era momento de terminar con la maldita perra que provocó mi muerte y que quiere destruir lo que amo. Ya no soy la misma de antes, he vencido mi mayor temor. Era hora de poner la basura en su lugar.
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