Cap. 6 |He's family too|

DESPIERTO GRITANDO. Pateo las sábanas que parecen enredaderas y me tienen atrapada y tanteo mi cuerpo sólo para asegurarme de que podía sentirlo. Pero el lugar en el que estoy no lo reconozco, la luz es tenue y hay tantos olores en un mismo aire que no puedo captar nada. Y para lo único que sirve aquel hecho es para hacerme entrar en pánico.

Las lágrimas hacen que mi visión sea borrosa, por lo que apenas noto las grandes manos que me agarran de las muñecas y el mundo se hace más claro cuando su voz retumba por la habitación.

—Calma, calma —murmura Derek con suavidad, sereno. Su rostro cobra claridad y también mi alrededor.

Pero al ver la preocupación de Derek, la pizca de compresión en sus ojos, sólo hace que llore con más ganas. Porque yo todavía tenía miedo de...

—Fue un sueño, Clark. Nada más. Nada puede lastimarte ya.

Me lanzo a él, agarrándolo con fuerza al abrazarlo. Derek continúa ofreciendo perezosas caricias a mi espalda y me asegura una y otra vez de que estaba a salvo mientras su aroma a bosque fresco me ancla a la tierra.

—Fue horrible —sollozo, escondiendo el rostro en su cuello—. Es la peor pesadilla que he tenido en un tiempo. No quiero volver a sentir algo así jamás, Derek...

—Ya, ya. Estás conmigo, nada te pasará.

A veces me pregunto cómo lo hace. ¿Cómo es que palabras como esas, viniendo de él, apagan todas las emociones abrumadoras como un interruptor y hacen que me calme? Es imposible no relajarme en sus brazos y dejar salir un pesado suspiro de alivio.

Derek seguía acariciándome, subiendo la mano hacia mi sudado cabello.

—Sabías que algo iba a pasar —digo entonces, afirmando en vez de preguntar—. ¿Cómo?

Derek suspira también.

—Eres mi Beta. Por esa sola conexión sé cuando estás inquieta, cuando algo te preocupa o cuando estás en peligro. —Al ver que no contestaba, Derek se aparta un poco para mirarme y sonríe—. Es muy simple, la verdad.

—No quiero hablar de la pesadilla ahora.

Su expresión es comprensiva ahora.

—Será cuando estés lista entonces.

Asintiendo la cabeza y me seco las lágrimas, notando figuras merodeando por la puerta.

Isaac y Erica observan desde el umbral con unas muecas de preocupación que, aunque adorable, parecen constipados más que aterrados por mí.

—¿Qué, vieron una rata comerse una cucaracha o qué? —bromeo y el resultado es exactamente el que buscaba.

Ambos sonríen. Es una cosa temblorosa, una sonrisa que pueden perder con facilidad, pero está ahí de todos modos.

—¿Te sientes mejor? —pregunta Derek entonces y cuando afirmo con la cabeza, sus ojos me escanean—. ¿Segura?

—¿Quieres que te golpee para comprobártelo?

Él sonríe.

—Bien, porque te necesito.





Derek me cuenta que Scott trataba de hacer que Boyd no aceptara la mordida de Derek de camino al centro de patinaje. No sabía que él estaba pensando en ofrecerle ser hombre lobo, estaba peleando con mis sueños cuando Derek me visitó para informarme. Sin embargo, las razones por la que Boyd podría ser un buen Beta son válidas y no veo por qué podría decir que no.

Pero, al esperar por su respuesta, Scott intentara hacer que se niegue.

—Es muy posible que la mordida lo cambie —digo cuando alcanzamos el centro de patinaje—. Está entrenando para convertirse en militar, y esos son los mejores candidatos para ser hombre lobo.

Derek asiente.

—Es apasionado y leal —dice él—. Como hombre lobo, la gente mataría por tener esas cualidades en su manda.

—Tu amiguito ya está aquí —canturrea Erica, interrumpiendo, y una pequeña sonrisa se forma en sus labios.

Tiene razón. Scott está al otro lado de la pista de patinaje, donde Boyd parece estar limpiando el hielo con una enorme máquina, y el primero trata de hacer que Boyd entrase en razón y no aceptara la mordida de Derek.

—No sé qué quieres —le dice Scott amablemente—. Pero hay otros modos, Boyd. Siempre hay otra manera.

Boyd agacha la mirada.

—No quiero almorzar solo todos los días.

Derek y yo intercambiamos miradas.

—Si lo que quieres son amigos, hay otros mucho mejores que Derek Hale.

Scott.

Este gira abruptamente, sorprendido de encontrarnos aquí. Probablemente se esté preguntando cómo diantres nos las arreglamos para entrar de forma tan silenciosa.

A mi lado, Derek sonríe. Es su sonrisa arrogante, la máscara que más detesta.

—Si lo que quieres es hablar mal de mí, al menos hazlo en secreto —dice el Alfa—. Pero ¿qué tal esto? Erica, ¿cómo ha sido tu vida desde que me conoces?

—¿En una palabra? Transformadora —la chica enseña sus caninos para hacer énfasis.

—¿Isaac?

—Me molesta un poco ser fugitivo —Isaac se observa las garras con desinterés—, pero me gusta.

—¿Clark?

Hay una pausa y siento todas las miradas sobre mí.

Pero la de Scott es la más pesada.

—No tengo que decir mucho —digo con simpleza, optando por decir la verdad—. Ya era parte de su manada antes de que Derek fuese Alfa.

Derek sonríe otra vez.

Scott me observa, mira a Derek y luego regresa la mirada a mí. Sus ojos se entrecierran, analizando.

—No creo que sea una pelea justa para ellos, ¿lo sabes? —dice y parpadeo varias veces.

—¿Pelea? —repito, la confusión notable—. ¿Quién dijo algo de pelea?

no pelearás —Derek chaquea la lengua—. Pero ellos sí.

Isaac y Erica se abalanzan contra Scott.

Esto... esto no es lo que estaba esperando. Nunca pensé que podría terminar así.

Pero Derek sí. Sabía que Scott, el de espíritu heroico, trataría por todos los medios posibles de salvar a Boyd de un posible futuro donde no estaría seguro si fuera un hombre lobo. Derek sabía que Scott se inclinaría por la pelea en vez de resolver el asunto con palabras.

Porque donde la fuerza de Scott reside en hablar dulcemente con la gente, Derek manipula con acciones. Una es fuerza bruta cuando la otra es la voz del razonamiento, pero cuando ésta está acorralada, lo que queda es una demostración de poder.

—Tienes que parar esto —susurro horrorizada. Tomo a Derek de su chaqueta, arrugando la tela al cerrar la mano en puño, y tiemblo con la urgencia de moverme—. Lo van a lastimar, Derek. En serio no puedes creer que esto hará alguna diferencia, ¿o sí?

Este no responde, concentrado en Erica e Isaac. Sus ojos son duros, fríos, mientras analizan cada movimiento de sus Betas.

Tiro de la chaqueta con brusquedad, gruñendo de frustración.

Derek...

—No puedo, Clark.

—Sí, sí puedes. —Me planto frente a él, bloqueando la vista—. Tu eres el Alfa, ¿no? Lo dices siempre ahora. Da la orden. Haz que se detengan.

—No.

—Scott tiene razón, Derek. Esto no es una pelea justa para ellos. ¡Apenas saben sacar las garras sin hacer los ojos brillar!

—Así es como aprenderán, luchando de verdad —Derek me mira de reojo—. Y así aprenderás tú también.

—¿Aprender qué, exactamente? ¿Cómo usas a Scott como una maldita marioneta?

Derek frunce el ceño y por fin me mira.

—Eso no es lo que...

—¿Qué está pasando aquí, entonces? —exclamo señalando detrás de mí, furiosa—. ¿Acaso no estás usando a Scott, un hombre lobo sin manada, y tratas de hacer que se una a nosotros? ¿Crees que forzándolo vas a lograr algo? ¿De verdad crees que no me he dado cuenta de que quieres a McCall en tu manada?

Derek está molesto, pero no tiene ninguna razón para estarlo. Esto lo provocó él. Es su culpa.

Clark —advierte él cuando me ve dándole la espalda—. Clark, no te atrevas.

—Mírame.

Usando mi fuerza, tomo a Erica e Isaac del cuello y los aviento lejos de Scott. Este trata de levantarse, claramente herido, pero le digo que se quede donde está y enfrento a los demás.

Los Betas de Derek. Básicamente mis nuevos hermanos.

Pero Scott es mi mejor amigo.

Erica hace el primer movimiento e intenta rasguñarme el rostro, pero sólo la empujo lejos de un simple y patético movimiento mientras que Isaac va por el estómago de una pateada. Agarro su pierna, la giro y lo empujo también. Erica trata de darme un puñetazo, me agacho para esquivarlo, le propino un codazo en la barbilla y creo una línea de fuego azul para bloquearle el camino a Isaac.

—¡Deberías de estar de nuestro lado! —ruge Erica entre suaves jadeos y esquivo sus garras—. ¿Por qué nos atacas?

—No quieres verme peleando de verdad, linda —gruño y le meto el pie para que cayera—. Pero no voy a permitir que le hagan daño a Scott.

Isaac se lanza hacia mí.

—¡Nosotros somos tu manada!

Le doy un puñetazo en el rostro, otro en las costillas y bloqueo sus golpes, y ahí donde mis manos tocan su ropa la prenda sisea, quemándose. Cansada de estar peleando con él, lo tomo de un brazo y lo obligo a pasar por encima de mi espalda, torciéndole la muñeca al impactar con el hielo.

—Scott también es mi familia.

Erica me tumba al suelo y mi cabeza rebota contra el hielo con crueldad.

La ira se enciende dentro de mí como mi fuego y sé que mis ojos están brillando, pero mantengo mi poder a raya y dejo que las garras de Erica me perforen la piel, las tiras de ropa salen volando y las gotas de sangre le salpican la cara. Acepto los puñetazos y sus cortes sin pelearle. Si eso evita que su atención se centre en Scott, está bien.

Esta bien.

Erica está encima de mí, no ofrece piedad alguna, molesta conmigo por traicionarlos, y entonces sus peso desaparece. Me cuesta respirar, en algún punto había cerrado los ojos y ya no sé qué está pasando.

A ella no —gruñe Derek y lo escucho agacharse a mi lado, luego siento sus manos acunando mi rostro—. Eres una estúpida, Clark.

—Ese eres tú —jadeo aún con los ojos cerrados—. Fue tu idea querer hacerte enemigo de Scott.

Entonces Scott decide dar un último discurso.

—¿Acaso no lo entienden? Derek no hace esto por ustedes, sino por él mismo. Por poder. ¿Cómo pueden seguir a alguien así?

Algo en la mirada del Alfa se endurece. Y de repente temo por mi amigo.

—Es cierto —sisea Derek y me suelta, acercándose lentamente a él—. Sí se trata de poder, Scott.

Y lo ataca.

—¡NO!

Me obligo a levantarme. Mis heridas aún no sanan por completo, pero no importa. No puedo permitir que lastime a Scott.

Me lo prometió. Hace meses me lo prometió. Que nunca le haría daño.

Derek está rompiendo esa promesa ahora mismo. Y eso duele mucho más que cualquier rasguño.

Una mano trata de detenerme. La aparto de un manotazo, humo siseando de mi piel.

—Atrévanse y les juro que los dejaré ciegos —gruño.

Isaac y Erica no se vuelven a mover. Ambos saben que siendo su oponente no tendrán forma de ganar.

Me meto en medio de la pelea y detengo las garras de Derek con las que estaba por rasguñar a Scott. En sus ojos verde grisáceo brilla la sorpresa por unos deliciosos segundos, pero rápidamente se recompone y sigue peleando, y esta vez yo soy su contrincante.

Scott contra Derek no es nada, pero yo soy una rival apta para él. Ahora que Derek es Alfa, su poder y fuerza se igualan a los míos, conozco todos sus movimientos, cómo trabaja cuando lucha y sé cuáles son sus debilidades. Pasé dos años entrenando con él. Sé que puedo ganar.

Pero algo que no estaba anticipando era que Scott volviera a meterse en el duelo. El muy idiota está herido, no duraría ni cinco segundos. Sin embargo, Derek ya tiene otras intenciones.

Él aparta a Scott y se acerca a mí. Confundida, me olvido de cómo seguir peleando por unos valiosos segundos y retrocedo, asustada, cuando sus ojos brillan en rojo.

Resbalo y caigo al suelo. Derek me acorrala.

Quédate ahí.

Es una orden. Una orden de Alfa a Beta. Y yo obedezco.

Bueno, parte de mí lo hace. La otra parte aún está preocupada por Scott y quiere ayudarlo, así que peleo contra la orden y trato de levantarme. Pero Derek vuelve a acorralarme contra el hielo y me apunta con una garra, larga y filosa.

Aguanto la respiración.

No. Te. Muevas.

Y no lo hago. Esta vez no.

Me quedo completamente helada en mi lugar, todavía apoyada de los codos sobre el hielo. Me quedo donde estoy mientras Scott usa las últimas fuerzas que le quedan para golpear a Derek hasta que el Alfa es demasiado para él y lo tumba al piso.

Sin perder el tiempo, Derek le encaja las garras. Juro haber sentido el impacto.

Duele no poder hacer nada. Mi lado sobrenatural está acatando las órdenes de mi Alfa, pero yo solo quiero ayudar a mi amigo. Es lo único que quiero ahora mismo. Tengo que salvarlo y sacarlo de aquí antes de que Derek...

Derek hace presión y Scott aulla de dolor.

—¡Por favor! —suplico, temblando con violencia de furia, de rabia, de impotencia—. ¡Si Scott muere, si lo matas, me voy de la manada!

Derek se paraliza.

Y esta es mi oportunidad.

—¿Me oyes, Derek Hale? —grito, es un sonido desgarrador y lleno de dolor—. Si Scott muere, estoy fuera. Me pierdes. ¡Es una maldita promesa!

Y él lo deja ir. Derek se aparta de Scott con la mandíbula y los músculos tensos, y mi amigo por fin respira.

Y yo respiro con él. Luego me echo a llorar.

Me abrazo las piernas y escondo el rostro en mis rodillas, sollozando con más ganas cuando una mano se posa en mi hombro y Boyd hace que levante la cabeza.

—Boyd, no lo hagas. Créeme, no quieres ser como él —le suplica Scott, la voz rasposa y tosiendo sangre.

–—Tienes razón —coincide el chico, sorprendiéndome. Sorprendiéndonos a todos.

Entonces Boyd se levanta la camisa y su torso muestra la mordida, reciente, no más de unas horas, quizás, pero ahí está.

Todo esto... para nada. Boyd ya había aceptado. Y Derek no dijo nada.

Boyd se agacha y me sonríe. No sé por qué lo hace, esto no es momento para sonrisas, pero quizás está feliz con su decisión. Lo cual está bien. Pero simplemente no es el maldito momento.

—Quiero ser como ella —dice él, sus fijos en mí.

Lo aparto de mi camino y trato de levantarme, pero las rodillas me fallan y Boyd me sostiene justo a tiempo. Lo último que quiero es su ayuda, aunque ya no importa; el chico me lleva con Scott.

Sollozo otra vez y acuno su rostro en mis piernas, presionando las manos sobre la herida para que sangre dejara salir. Scott se queja.

—Lo siento, lo siento —murmuro, desesperada, y hoy más que nunca deseo ser mujer loba completamente para poder quitarle su dolor. Como no puedo, me inclino hasta presionar mi frente con la suya—. No pude protegerte, amigo. Y lo lamento tanto. Lo siento, lo siento, lo siento...

—Pero lo intentaste. Eso cuenta.

—Clark.

Mi cuerpo entero se tensa.

—Debemos irnos —dice Derek, pero lo ignoro.

No puedo dejar a Scott aquí, desangrándose. Mis instintos no soportan que me resista a las órdenes de mi Alfa y mi rostro se contrae en una mueca de dolor, pero lo sigo ignorando.

Scott es mi prioridad.

—Clark...

—¡No puedo dejarlo! No puedo, Derek. Por favor no me hagas dejarlo.

Scott se incorpora hasta sentarse. Con esfuerzo, pero lo logra.

—Ve con él —dice.

Sacudo la cabeza, negándome. Presiono más contra su herida y Scott sisea, pero lo ignoro también. No empezará a sanar ahora, la herida la provocó un Alfa y esas tardan más en cerrar. Si lo dejo aquí, nadie vendrá por él...

Stiles. Tengo que llamar a Stiles...

—Es tu Alfa, Clark —Scott me sonríe, cansado—. Deja de oponerte, por favor. ¿Mmm?

—Scott...

—Sanaré. Estaré bien. Iré a la veterinaria para no ir al hospital, ¿sí?

Y me fui. Me marché porque Scott me lo pidió, pero aun así, lo dejé solo.

Dejé a mi mejor amigo, por primera vez, solo y malherido. Y yo no pude hacer nada para evitarlo.

Debo admitir que escribir este capítulo me dolió un montón, pero era Justo y necesario. Aunque amo que Clark se resista, tiene que haber un balance entre Alfa y Beta.

Porque mi beba no siempre podrá salirse con la suya 🙃

Comenten aquí si sus corazones #Sclark están muriendo, porque el mío sí 😭

Les ha gustado el capítulo??

Love,

Wolf Queen

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top