Cap. 24 |I warned you, Alpha|

STILES HA DESAPARECIDO.

Lo buscamos por todas partes. Incluso James ayudó, pero aunque su compañía me resulta reconfortante, nada puede quitarme el peso que siento en el pecho, impidiéndome respirar con normalidad. Algo anda muy mal, lo puedo sentir y lo peor de todo es que no sé qué es.

Abro los ojos cuando presiento a alguien acercarse y tanto James como yo nos levantamos del suelo cuando el sheriff se detiene junto a nosotros.

Me parte el alma verlo tan preocupado y exhausto. Creo que el padre de mi mejor amigo se da cuenta de la lástima y preocupación que siento porque trata de regalarme una sonrisa, pero es más una mueca que otra cosa.

—Entre, iré justo detrás de usted —le prometo y el sheriff, sin decir ninguna palabra, entra al vestidor de chicos donde Scott e Isaac le esperan.

—Se ve muy mal —comenta James por lo bajo detrás de mí y escondo el rostro en las manos, conteniendo las lágrimas.

—Esta era la noche de Stiles —digo y me limpio las lágrimas—. Stiles ganó el juego y luego desapareció. Alguien se lo llevó.

James me acaricia la espalda.

—¿Te encuentras bien?

—Lo estaré cuando encontremos a mi mejor amigo —me alejo de él y le miro de reojo, dedicándole una sonrisa cansada—. Gracias por quedarte, James.

—No me lo agradezcas. —Esta vez sí veo venir el abrazo y al menos ahora me permito ser abrazada—. ¿Estás segura de que quieres quedarte?

Me aparto y afirmo con la cabeza, segura.

—Es donde debo estar.

—Bueno —el chico deposita un beso en mi sien y eso sí que me sorprende—. Llámame cuando sepas algo, ¿sí? Quiero estar ahí para ti.

Lo veo desaparecer al doblar la esquina del pasillo y en lo único que puedo pensar es...

¿Por qué siquiera querría quedarse?







—¿Ya no queda nadie? —pregunta Scott una vez que le aseguramos al sheriff que si sabíamos algo de Stiles, le llamaríamos y tras una pequeña charla motivacional del entrenador, quedamos completamente solos en los vestidores.

Se oye un estruendo detrás de mí y la puerta del casillero de Stiles cae junto a mis pies. Scott ya comienza a hurgar en su interior y nos pasa pertenencias de Stiles a Isaac y a mí.

—¿Lo encontrarás por su aroma? —pregunta Isaac,

—Es lo que haremos. Los tres juntos —le explico mientras tomo el abrigo que Scott me extiende.

—¿Por qué yo llevo el zapato? —Isaac hace una mueca.

Entonces pasa algo más.

Siento el tirón en el estómago y los vellos se me erizan, mis sentidos agudizándose de repente, y una gran parte de mí se relaja al ver a Derek en una esquina del vestidor, observándonos con aquella expresión suya que tanto conozco.

—Tenemos que hablar —dice él. Pero luego, ahí está la otra cosa que presentía.

Peter Hale sale de su escondite en una esquina oscura, sonriendo.

Todos nosotros tenemos que hablar.








Algo ruge dentro de mí.

O quizás soy yo.

Solo sé que los brazos de Scott me sujetan en mi contra para evitar que yo me lance encima de Peter Hale.

—¿Qué diablos es esto? —gruño por lo bajo, mis manos expulsando humo—. ¿Qué diablos es esto, Derek?

—Necesito que te calmes, Clark —dice él con tranquilidad.

Los casilleros vibran por un segundo ante mi gruñido.

—Mala elección de palabras, sobrino.

—¡Lo quemé hasta convertirlo en patatas fritas y tú lo mataste, Derek! Se supone que Peter Hale debe estar muerto. ¿Por qué no está muerto?

—Tienes que agradecerle a tu pequeña amiga rubia fresa por eso —canturrea Peter, claramente divertido—. Al final, sí la mordí antes de morir.

—¿Qué demonios significa esto, Derek? —interviene Scott.

Mi Alfa ladea la cabeza, un movimiento aburrido.

—Eso mismo pensé cuando te vi hablando con Gerard en la comisaría, Scott.

Lentamente, volteo a ver al chico.

—A juzgar por la expresión de Clark —masculla Peter—, ella no tenía idea, Scott. Cuidado, hoy está de mal humor.

Pateo un estante de cascos y el objeto cae encima del hombre, quejándose por los cascos que lo golpean.

—Gerard amenazó con matar a mi mamá —se defiende Scott—. ¿Qué querías que hiciera, Derek?

—Debo apoyar a Scott en esto. ¿Has visto a su madre, Derek? Es hermosa.

—Peter, cállate —gruñe su sobrino.

Isaac se inclina a mi oído, cuidadoso de no tocar mi piel humeante.

—¿Quién es ese tipo?

—¿Te acuerdas del tío psicótico de Derek del que te hablé? ¿El que mordió a Scott, mató a su propia sobrina y a muchos otros inocentes? ¿El que apareció en mis sueños para matarme? ¿El tipo al que le prendí fuego y Derek le cortó la garganta? —Isaac asiente—. Es él.

—Hola, un gusto —Peter asiente con la cabeza.

—¿Por qué está vivo? —le pregunto otra vez a Derek—. Y cómo.

—La versión corta es que Peter sabe cómo detener a Jackson —dice él sin dejar de mirarme—. Tal vez hasta salvarlo.

—Claro, porque tu tío es Dios Todopoderoso. Cállate, Peter —digo antes de que el hombre pudiera decir algo y me acerco a Derek—. No puede ser que, después de todo lo que nos hizo pasar, ahora nos estás pidiendo que confiemos en él.

Derek suspira.

—No les estoy pidiendo que confíen.

—¿Qué es lo que quieres, exactamente? ¿O se te olvidó todo lo que hizo? Peter mató a Laura.

—No me hagas parecer el idiota cuando lo recuerdo muy bien, Clark —los ojos de Derek brillan en rojo.

No me permito bajar la guardia a pesar de que mi Alfa quiere que me rinda, pero puedo permitirle todo menos esto.

A Peter no.

No otra vez.

—Entonces es cierto —dice el hombre en cuestión y solo en ese momento me permito desviar los ojos de Derek y observar la expresión calculadora de su tío—. Convertiste a Clark en tu Beta, de alguna manera.

¿Eso qué diablos quiere decir ahora?

—Pero lo conoces —suspiro y me alejo de mi Alfa—. Sabes que tu sobrino es tan terco como todo un Hale, así que hará lo que se le dé la gana. Incluso si eso implica escucharte a ti.

Me regreso con Scott, dejando que Derek tome la movida por lo que es.

Traición.

—Cuando vuelva a apuñalarte por la espalda, no digas que no te lo advertí, Alfa.









Una vez que Derek y Peter están al tanto de lo que sucedió al final del partido, deciden que es mejor investigar algunas cosas. Que Jackson se haya hecho daño a sí mismo tiene que ver con algún plan de Gerard Argent, por lo tanto, Peter ofreció alguna ayuda con unos registros que tenía guardado en la casa en ruinas de su familia.

Pero en cuanto Scott me ofreció acompañarlo a la morgue luego de que su madre lo llamara y le dijera que algo extraño estaba sucediendo con el cuerpo inerte de Jackson, no rechacé la oferta.

Quiero dejarle bien en claro a Derek que no quiero estar cerca de él, no con Peter aquí. Tengo el presentimiento de que Derek no cambiará de parecer tan fácil, pero su tío es un caso que no tiene remedio, y yo personalmente no quiero estar ahí cuando Derek se dé cuenta de que sus decisiones lo llevaron a otra trampa.

Así que acompaño a Scott a la morgue. Isaac también se une, claramente incómodo con la presencia del sociópata tío de Derek.

Pero lo que nos encontramos al llegar me deja completamente asqueada.

—¿Qué demonios le sucede?

Jackson, acostado sobre la mesa de observación y aun rodeado por la funda negra, está cubierto de pies a cabeza por densa capa viscosa y transparente. Es extraño y asqueroso y me pone la piel de gallina, pero lo que me deja completamente atónita es el leve movimiento de su pecho.

Jackson está... respirando. Vivo.

—No lo sé —balbucea Melissa, frotándose las manos nerviosamente—. Creía que ustedes me lo podrían explicar.

De pronto la cabeza de Jackson se mueve a un lado con un movimiento brusco que nos da un respingo a todos.

—¡Oh Dios!

—Mamá, ¿puedes cerrarlo por favor?

La mirada que Melissa le da a su hijo me hubiera dado risa si estuviéramos bajo otras circunstancias, pero la entiendo porque ni yo quiero acercarme a eso.

Suspirando, Melissa comienza a cerrar la bolsa con manos temblorosas, pero justo antes de poder cerrarla por completo nos damos cuenta de que la cabeza de Jackson se lo impide.

El chico inconsciente alza la cabeza abriendo su boca, mostrando los diminutos, negros y afilados dientes del Kanima y sisea.

—¡Mamá, ciérralo! ¡Ciérralo!

Melissa sella la bolsa con apuro pero cuidadosa de que Jackson no le mordiera uno de los dedos.

—Llama a Derek —ordena Scott y no dudo ni un segundo en tomar mi celular, marcando el número con dedos temblorosos.

Derek contesta al segundo tono.

—¿Qué sucede?

Hago caso omiso a su tono preocupado.

—Es Jackson —digo rápidamente, casi balbuceando—. Es como si Jackson, el Kanima o los dos juntos estuvieran... evolucionando.

—¿Cómo que "evolucionando"?

Le explico cómo luce Jackson y Derek se lo repite palabra por palabra a Peter.

Luego se genera una pausa.

—¿Derek...?

—Clark, tienen que sacarlo de ahí. ¡Sáquenlo ahora!

No perdemos tiempo y Scott e Isaac toman la bolsa, Isaac por la cabecera y Scott por la parte de los pies, y salimos con rapidez de la morgue. Voy adelante, atenta por si encontramos a alguien que nos pudiera ver mientras pasamos por el estacionamiento.

Estamos robando un cadáver. Estamos robando un cadáver. ¿Cómo diablos terminé robando un maldito cadáver? ¿Qué soy, una psicópata?

¡Pero ni siquiera esa cosa estaba muerta! Para ser honesta, nunca parece morirse. ¿Y si el Kanima es inmortal ahora?

Clark, concéntrate.

Hacemos una pausa en una pared y asomo la cabeza por el otro lado, notando a una persona pasando. Empujo a los chicos hacia atrás para volver a escondernos y solo cuando noto que la persona ya se había ido, seguimos el camino hasta el auto de Melissa.

De repente se oye un sonido seco.

Isaac dejó caer la bolsa.

Y a él le tocaba la cabeza.

Tal vez con ese golpe sí se haya muerto.

—¡Santo Dios, Isaac! —exclama Scott en un susurro—. ¡Date prisa!

Unas luces nos alumbran y una Tahoe negra se estaciona frente a nosotros.

Christopher Argent desmonta de ella.

—¡Mierda, mierda, mierda! —mascullo.

Scott me calla.

—Estás solo —le dice él al cazador—. ¿Por qué?

—Estoy más solo de lo que crees, Scott —suspira Christopher Argent.

—¿Qué es lo que quieres?

—No somos iguales —dice el hombre—. Pero sí tenemos un enemigo en común. Gerard se metió en la cabeza de Allison, igual que como lo hizo con Kate, y la estoy perdiendo. Y sé que tú también, Scott.

—La verdadera pregunta aquí es —interrumpo, depositando todo el odio que siento por él en cada palabra—: ¿Confía en que podemos solucionarlo?

Silencio.

Luego, Chris suspira.

—Sí, eso creo. Pero necesitarán mi ayuda.





Argent nos conduce a un sitio que acordamos con Derek, el mismo lugar donde se hizo la fiesta clandestina... y donde Derek mordió a la esposa del cazador para salvar a Scott, llevándola a su muerte.

La ironía.

Desmontamos y rodeo el auto para revisar el baúl donde dejamos a Jackson.

—Creo que dejó de moverse —les informo.

¿Será eso bueno o malo?

Camino hacia donde está Scott junto a Christopher Argent, sintiendo esa presión en el estómago que me dice cuando tengo un mal presentimiento sobre algo.

Otra ironía, sabiendo la batalla inminente que nos espera.

—Solo tolero tu presencia hoy porque le diste otra oportunidad a mi manada —le digo al cazador y Argent se voltea a verme—. Pero mi tolerancia sólo llega hasta cierto punto.

Clark —suspira Scott—. Por favor, no lo empeores.

Lo ignoro y fulmino al hombre cazador.

En el camino, me contó que durante el juego Erica y Boyd trataron de huir, pero los aullidos eran una trampa creada por Gerard y efectuada por su nieta, Allison. Los secuestraron y los torturaron para llamar la atención de Derek.

Argent los dejó ir.

—Lo mismo digo —coincide él—. Pero lo aprecio. No quisiera que mi hija también se quedara sin padre.

—Como si me importara una mierda Allison.

—Está siendo manipulada por Gerard, Clark —interviene Scott.

—Eso lo sé. Y le dije lo mismo, pero ella no me escuchó. Así que dejó de importarme.

—Allison sigue siendo una buena persona —Argent trata de convencerme.

—¡Allison atacó a Boyd y Erica esta noche para atraparlos! ¡Ella estuvo allí esa noche en la estación y estaba lista para atravesar el corazón de Derek con una flecha! —gruño—. Perdóname si no puedo creer lo benévola que es.

Me alejo pisando fuerte, pasando directamente junto a Peter.

—¿Morirías por él si fuera necesario?

Me detengo en seco.

—Sin pensarlo dos veces —me giro hacia él—. ¿Por qué? ¿Quieres intentar matarme de nuevo?

—Tal vez. ¿Quién sabe?

Me burlo.

—Supongo que me alegra que Derek tenga a alguien tan fuerte como tú para luchar por él —dice Peter, pero solo escucho pura mierda.

—Lo suficientemente fuerte como para pelear contigo cuando intentes deslizar tus pequeñas mentiras piadosas en su oído, ¿quieres decir?

—Precisamente —sonríe Peter.

—¿Acaso Laura lo sabía? —pregunto entonces porque necesito saberlo.

Peter entiende lo que quiero decir.

—¿Que si sabía que podía volver de entre los muertos? No, no lo creo.

—Bien —digo—. Eso significa que ella nunca fue maliciosa como tú.

Peter permanece impasible.

—¿Sabes? Siempre me pregunté por qué eres como eres —admito y me acerco a él—. Tan decidido a ir en contra de todos, querías convertir a Derek en alguien como tú cuando era niño, pero una y otra vez te demostró que es el hijo de Thalia. Y luego ocurrió el incendio y obtuviste tu karma. Estuviste en coma, pero sobreviviste, y en lugar de cuidar de los únicos parientes que te quedaban, elegiste matar a tu sobrina y tomar el poder de Alfa. Intentaste construir lo que Thalia alguna vez tuvo, ¿y a dónde te llevó eso? Tan muerto como el resto de tu familia.

—¿Cuál es tu punto aquí, Hathaway? —gruñe el hombre lobo y sonrío.

Que se enoje. Es exactamente lo que quiero.

Que sienta mi enojo.

—Mi punto aquí —digo entre dientes—: es que lo lamento mucho.

Peter parpadea.

—Lamento haber dejado de preocuparme por ti y solo quería verte muerto. Lamento que dejé de preguntarme por qué eres así y descubrir una manera de ayudarte. Lo siento, pero ahora no me importas.

Él sigue observándome con los ojos muy abiertos.

—Supongo que es bueno tenerte de vuelta —digo en un suspiro y me doy la vuelta—. De esa manera, puedo descubrir lo que quieres ahora. Pero no te equivoques conmigo, Peter Hale —lo miro por encima del hombro—. Te mataré de nuevo en cuanto tenga la oportunidad.

Se genera una pausa. Y sé que Peter es consciente de la promesa en mis palabras.

La muerte certera.

—¿En dónde está tu Alfa, Hathaway? —dice Argent desde donde está.

Sonrío sin apartar los ojos de Peter, sintiendo el tirón en el estómago.

—Justo por allí.

Mi Alfa aparece corriendo justo frente a nosotros en cuatro patas, luego da unas piruetas y cae agachado, alzando la cabeza mostrando sus ojos rojos de Alfa.

Peter chasquea la lengua.

—Veo que todavía le gusta presumir.

—Lo sacó de tu familia, al parecer —le digo y el hombre resopla.

Derek escanea al cazador con ojos duros, desconfiados, alzándose en una gloria de poder para hacerle saber a Argent que no le tenía miedo.

—Vine por Jackson —le dice Christopher—. No vine por ti.

—Me temo que eso no me da mucho consuelo—Derek chasquea la lengua.

Una vez que les pide a Scott e Isaac que lleven el cuerpo de Jackson y todos se ponen en marcha es que Derek por fin me mira. Es una mirada fría y de piedra, pero sus emociones me abruman un poco.

Está aliviado de ver que me encuentro bien, pero se siente molesto y... decepcionado.

Por aliarme con un cazador en vez de estar a su lado.

—Una vez te dije que no todo el tiempo estaremos de acuerdo —le recuerdo suavemente—. Y claramente no estoy de acuerdo contigo aliándote con Peter. ¡Ni siquiera me has dicho cómo es que está vivo exactamente!

—Igual que no me has dicho todo lo que pasó durante la última luna llena, Clark —Derek me fija con la mirada.

¿Todo lo que pasó en la luna...?

¿Se refiere a James?

—¿Peter tiene desde la luna llena que regresó? —exclamo.

Derek suspira, exasperado.

—Un Argent, Clark. Te aliaste con un Argent.

—Y eso es solamente por hoy. Por lo que hizo por Erica y Boyd. Luego regresaremos a ser los felices rivales que éramos —mascullo con sarcasmo—. Argent quiere hacer lo que es correcto y sé que tú también, pero no creo que lo correcto sea unir fuerzas con tu tío.

—¿Por qué?

—Nada bueno puede salir de ahí.

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