ᴛʜᴇ ᴡᴇᴅᴅɪɴɢ ᴘᴛ. 4
La tarde había sido un tanto... Peculiar para los chicos nacidos en 1999.
Con sólo mencionar el hecho de que sus debates —por cosas insignificantes— de toda reunión habían escalado varios pisos en nivel de intensidad, llevando la situación a temas personales en más de una ocasión, era suficiente. ¿A quién se le ocurrió sacar el tema del aborto, después de todo? Sabiendo lo aguerridos que eran la mayoría en temas controversiales como ése, ¿qué necesidad había de poner el tema sobre la mesa?
Las cosas se habrían calmado un rato, poco después llegando los tres chicos restantes: Lucas, XiaoJun y Hendery, quiénes tuvieron que aguantar una bulla por arribar tarde. Luego de ello, llegaron sucesos un poco extraños, todos provenientes de la misma mesa: los 00 liners.
No tenían idea sobre lo que estaban tramando esos locos, pero temieron por su seguridad desde el momento que SeungMin se había puesto en ridículo, lo confirmaron con WooBin, y estuvieron más que seguros con la llegada de SooBin a su mesa, seguido por SanHa y pronto HaeChan. Gracias a eso, YeonJun había sacado uno de sus peores lados, Rocky estuvo inquieto algunos minutos —inquietud que se le bajó luego de una ida al baño—, y Mark tuvo dolor en sus orejas por un buen rato.
Malditos desgraciados, ellos solo querían tener una tarde normal por una vez —claro, como si la hubiesen tenido de todos modos—.
Aún así, ¿a quién le podría realmente interesar lo ocurrido entre estos alocados chicos? Entre palabrería y jotería, la tarde se fue más rápido de lo esperado.
Luces parpadeantes y música a todo volumen. Eso es lo que podría describir el ambiente de la fiesta en esos precisos instantes. Podía ser que no hubiesen tantas personas en la pista de baile como uno podría imaginar, sin embargo, su poderosísimo 1.67 no ayudaba mucho en ocasiones como éstas.
Hacía unos momentos, ChangBin se hallaba bailando junto a YeonJun y YeoSang, quiénes mágicamente habrían desaparecido apenas se había dado la vuelta. Un puchero se instaló en sus labios mientras trataba de buscar en sus alrededores entre toda la multitud. ¿Quién mandaba a los idols a ser tan altos? Maldita sea. La vida era piadosa con algunos y con otros era una maldita hija de perra.
De repente, una mano tomó su brazo, jalándolo repentinamente fuera de toda la conglomeración. Sus mejillas enrojecieron en el momento en el que supo a quién pertenecía esa mano. Y fue aún más intenso el color después de observar cómo se alejaban de todas las personas en la fiesta hasta llegar a un lugar un tanto oscuro, muy poco concurrido.
—Por fin podemos estar los dos juntos —las mejillas del otro también estaban pintadas de un tierno color rojizo—, solos.
Con un pequeño asentimiento de parte del más bajo, un silencio —atenuado gracias a la música y voces de fondo— se instaló entre ambos. No era nada incómodo, pero tampoco era acogedor. Ambos se sentían con un nudo en la garganta, esperando a ser desatado por las palabras que deseaban decir, más sin embargo, ninguno se atrevía a decir nada.
—Bueno —carraspeó ChangBin—, ¿qué lindo está el clima hoy, no?
Soltando una ligera risa nerviosa, Chan le miró con el ceño fruncido. ¿Estaba evadiendo hablar sobre eso?
—ChangBin —llamó—, me gustas.
—¿Eh?
La forma tan directa en la que se había expresado el mayor le dejó atónito. Sus ojos abiertos como nunca antes y brillando como si hubiera una galaxia en ellos. Sus mejillas y orejas estaban tan rojas que podrían explotar en cualquier momento. ¿Cómo se atrevía a jugar así con sus sentimientos?
—Puede sonar loco —comenzó—, pero desde hace como dos meses no puedo sacarte de mi cabeza —rió con algo de vergüenza—. Cuando les dije a SuBin, YoHan y YongHa me dijeron que estaba enamorado —sin darse cuenta, estaba haciendo más ademanes de lo normal—. Yo obviamente no les quise creer al principio, creía que solo era una atracción o algo así, pero —hizo una pequeña pausa, mordiendo su labio inferior— desde la videollamada grupal que hicimos la semana antepasada, pude decir que estaba, bueno, enamorado.
El cerebro de ChangBin hizo cortocircuito. Su mente se puso en blanco y dejó de escuchar con claridad las palabras que decía el otro. ¿En qué momento había entrado en un mundo de ensueño, dónde parecía que sus deseos se volvían realidad? Claro, en este caso, sus deseos en el ámbito romántico, porque en otros aspectos la vida podía tratarlo como la mierda.
—ChangBin —la mención de su nombre hizo que su cerebro volviese a estar consciente de sus alrededores, levantando ligeramente la mirada para conectar con los ojos del más alto—, ¿te gustaría intentar tener algo?
Su corazón comenzó a latir a mil por hora. No podía creer lo que acababa de escuchar. ¿Era esa una declaración de su crush inalcanzable? ¿Una petición para salir juntos? ¿Una petición para ser pareja?
—¡Claro! —Exultó con una gran sonrisa en su rostro, pronto carraspeando y recuperando su compostura— Quiero decir, sí, ¿por qué no?
¿Qué mejor momento para confirmar ser una pareja que en una fiesta de boda, con Bang Bang Bang de BIGBANG de fondo? Ambos, con sonrisas nerviosas y corazones inquietos, se acercaron lentamente hasta quedar a pocos centímetros.
—¿Está bien que hagamos esto? —Cuestionó el menor, observando al más alto con algo de inseguridad invadiendo su mente; después de todo, esto de relaciones era algo nuevo para él.
—No lo sé —soltó, encogiéndose ligeramente de hombros—, pero si tú estás bien con ello, entonces lo estará.
—Entonces —bajó la mirada, mordiendo ligeramente su labio inferior mientras sus mejillas tomaban más color que nunca—, ¿podemos?
A los ojos de Lee Chan, Seo ChangBin estaba siendo el ser más tierno en todo el planeta. La forma en que sus ojos miraban algo avergonzados al suelo, la forma en que sus mejillas tomaban un lindo color carmesí, la forma en que sus labios se abultaban, la forma en que su flequillo caía delicadamente sobre su frente, todo era perfecto. Ese chico que tanto se esforzaba por hacerse ver rudo e impenetrable estaba frente a él, vulnerable, con el corazón latiendo como si recién hubiese corrido un maratón. ¿Qué más podía pedir en ese momento?
—Claro —musitó con dulzura.
Colocó su mano delicadamente bajo el mentón del más bajo, haciéndole levantar la mirada con gentileza para conectar sus ojos. Sus rostros se acercaban de a poco, ladeando ligeramente sus cabezas para permitir un mejor acceso al otro. Así, conectaron sus belfos en un inocente y dulce beso.
Un festival de fuegos artificiales estaba siendo llevado a cabo en el corazón de ambos. ChangBin se sentía tan pleno, feliz, tranquilo. ¿Desde hace cuánto no se sentía de esa forma? No quería que ese momento se terminara por ningún motivo. Quería permanecer con ese sentir para siempre. No deseaba volver a preocuparse por otras personas. Lo único que necesitaba era ver por su bien y el de su, ahora, pareja.
¿Por qué no todo podía permanecer así de lindo por siempre?
Sus labios se despegaron, pequeñas risillas tímidas atacando a ambos. Se sentían como dos adolescentes experimentando su primer amor. Podía ser que ambos ya hubiesen dado su primer beso antes, pero aún así, no podían evitar ese extraño sentir que les hacía cosquillear sus barrigas. El amor era tan extraño, tan inesperado.
¿Por qué no todo podía permanecer así de feliz por siempre?
Fuertes golpeteos en la puerta de un baño no tan lejano les hizo salir de su pequeña burbuja de amor.
¿Por qué todo tenía que salir mal siempre?
—¡Felix! —A la puerta de aquel baño, YangYang exclamaba, golpeando cada vez con menos fuerza la pieza de madera.
Habían pasado ya unos 5 minutos aproximadamente y Felix no daba señales de vida. Estaba seguro de que lloraba. Quería ayudarlo, darle su apoyo. Le dolía tanto el sólo pensar en esas mejillas pintadas repletas de lágrimas. ¿Por qué no podía hacerlo feliz? ¿Qué le faltaba? ¿Qué necesitaba hacer para ser suficiente?
—YangYang —escuchó una de las voces que más temía oír en esos momentos—, ¿qué ocurre?
—SeungMin, yo —se alejó de la puerta, mordiendo su labio. Estaba desesperado, pero debía ocultarlo—, no es nada.
—¿Felix está dentro? —Intuyó, dejando sorprendido al chino— Supongo que es un sí.
Suspiró, acercándose a la puerta y tocando delicadamente. No tenía idea de qué ocurría, pero seguramente era algo malo.
—¿Bokkie? Soy SeungMin, abre la puerta, por favor. —Pidió, no recibiendo respuesta alguna. Frunció el ceño— Yang, ¿qué pasó?
—No tengo idea —suspiró (mentía, sí tenía una ligera idea sobre lo ocurrido)—, él sólo miró a un lugar, me dijo: “ya vuelvo” —citó—, y se vino corriendo al baño llorando. —Bajó la mirada, su pie comenzando a hacer círculos— Eso pasó hace unos minutos y no ha dado signos de vida.
Con una expresión extrañada, Kim se quedó observando con atención la puerta por unos instantes. Pronto, una solución eficaz llegó a su mente.
—Voy por Chan, espera. —Avisó, desapareciendo rápidamente entre la multitud en la pista de baile.
Inquieto, Liu esperó por otros cinco minutos. Trató de llamar al australiano un par de veces más, pero en ninguna obtuvo respuesta.
—¿YangYang?
Mierda. Mierda, mierda, mierda y más mierda. Se quedó paralizado por unos momentos, luego tomando la fuerza suficiente para voltear a mirar a su mayor, o mayores, mejor dicho.
—ChangBin hyung, ¿ocurre algo? —Con una nerviosa sonrisa, trató de sonar lo más normal posible.
—Creo que eso es lo que debería preguntar yo —replicó con una mueca—. ¿Ocurrió algo?
—Nada importante —farfulló, tratando de fingir su mejor sonrisa.
—¿ChangBin? ¿Dino hyung? —La voz de SeungMin se hizo presente, llamando la atención de los tres allí.
La mirada de Kim fue hasta las manos de los dos nacidos en 1999, las cuales, se hallaba entrelazadas. Oh, mierda. Si era lo que creía, Felix seguramente había visto algo que hubiera deseado no ver.
—¿Dónde está Felix? —Cuestionó Chan, llegando unos momentos después de SeungMin— Oh, hola YangYang, hola ChangBin, Dino.
Apuntando con el dedo, Kim indicó la ubicación del australiano menor. Bang no dudó ni un solo momento, acercándose y tocando la puerta mientras que ChangBin y Dino miraban con confusión la situación —especialmente el mayor—.
—Felix? —Llamó con suavidad, pero con el suficiente volumen para ser escuchado del otro lado— It's me, Chan, open up, please.
Sorprendentemente, la puerta fue abierta lo suficiente para que el mayor lograse entrar en el espacio. Después de su entrada, la puerta volvió a cerrarse, dejando a los dos australianos dentro.
—¿Qué le ocurrió a Felix? —Ignorante de todo lo que pasaba, la pregunta de Dino hizo que todos bajaran la mirada, incluso Seo, quién ahora parecía entender.
—Si es lo que creo que es —la voz de ChangBin sonaba algo temblorosa—, te lo explico luego, ¿sí?
Durante lo que restó de la noche, no volvieron a saber de ninguno de los dos australianos.
─̇❥ᰰຼ⭏ Capítulo bonito y feo a la vez, chau.
Estoy triste porque no alcancé a escribir todo antes y porqUE YA PASARON LOS CUMPLES DE CHANGBIN Y KAI Y NO PUBLIQUÉ NADA. 😭😭😭 Ah, igual falta uno o dos capítulos para complementar esto y después me pongo a escribir los cumpleaños, porque me da igual que ya hayan pasado, si los publico antes que acabe agosto, todo bien. 👿👌🏻
En otras noticias, debería estar durmiendo pq en menos de 5 horas tengo que despertar para prepararme para mi primer día de escuela. Y man, estoy en ✨pánico✨, tipo, no conozco nadie y ni siquiera voy a estar con mi grupo por culpa de los horarios de mis papás —es como, soy del 103, pero voy a estar con los del 101 /matarse—. 😎👌🏻 AAAAAAAA bueno, en fin, si no muero, ya me verán actualizar después y les cuento como me fue ya sea por aquí o en el siguiente cap JAJSJA.
Pero bueno, espero que ustedes estén mucho mejor de lo que yo estoy en estos momentos. Cuídense mucho, los quiero. 😔💕
사랑해요 여러분. ~ ♡
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