ɢɪᴠᴇ ᴏᴜʀsᴇʟᴠᴇs ᴀ ᴛɪᴍᴇ.

YeonJun había lanzado su celular lo más lejos de él que podía, incluso juraba que lo había escuchado chocarse contra la pared y, probablemente, romperse. De todos modos, en esos momentos no le importaba ni en lo más mínimo.

En su rostro podías ver una mezcla de emociones indescriptible. Sus ojos amenazaban con soltar agrias lágrimas, dedos pasaban múltiples veces por sus cabellos, una sonrisa se esbozaba en sus comisuras y podrías fácilmente ver sus nervios reflejados en los consistentes movimientos descoordinados de sus piernas.

No sabía cómo debía sentirse, tal vez se lo esperaba un poco, tal vez no. Faltaba poco para que SooBin y él llevaran un año de relación, recordaba con precisión el día y la hora, el lugar y las gesticulaciones de sorpresa en el hermoso rostro de su... Bueno... Ex pareja. Dios, se sentía tan extraño para él pensar que la felicidad podía durar tan cortos periodos de tiempo, que la felicidad podía depender de una persona a la que depositaste tu confianza y amor. Y bueno, volver a creer en ese cruel sentimiento gracias a ese chico con ligero parecido a un tierno conejito ahora lo consideraba uno de, tal vez, sus peores errores.

—YeonJun, abre la puerta, por favor.

Escuchó pronto la voz que menos hubiera deseado detrás de la puerta de su habitación que, en esos momentos, consideraba su refugio, su único lugar seguro.

Se levantó de su cama hecho un desastre psicológicamente -aunque también físicamente-, caminando hasta la puerta y abriéndola mientras sonreía como un maniático. No sabía qué cara mostrarle a él, ni siquiera la cara que debería mostrarse a sí mismo para demostrarse que tal vez no todo estaba perdido. Incluso dentro de él todo se estaba cayendo a cachos, desde las promesas, palabras y recuerdos que había formado con el alto chico delante de él, el cual, le miraba preocupado, con la boca abierta sin saber qué decir.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? —. No logró ocurrírsele otra cosa para romper el hielo.

—N-No, yo... —. Miró al suelo por unos momentos, luego tomando aire y mirando al otro a los ojos. —No es lo que crees.

—Deja de decir eso... —. Empezó a reír, asustando un poco al alto. —Sé feliz con YongBok, no tienes que aclarar nada, no me arrastres más a la miseria. —. Estuvo a punto de cerrar la puerta cuando SooBin puso su pie como traba.

—No, espera, hablo en serio. —. Trató de hacerlo abrir de nuevo la puerta.

—Yo también, no quiero verte por ahora.

—No, déjame explicarte todo.

—SooBin, no me tienes que explicar nada.

—Claro que tengo, no quiero perderte.

—Muy tarde, ya lo hiciste.

—¡YeonJun, escúchame!

—Te estoy escuchando y no dices nada más aparte de que quieres que te escuche. —. Abrió la puerta completamente e hizo contacto visual con el otro.

—Mira, sé que todo esto parece que simplemente te olvidé como si nada pe-

—Y no te culpo por ello, tu no controlas lo que sientes por otros.

—¡No! Maldita sea, no es eso.

—¿Entonces qué es? ¿Qué? ¿Quieres que me una a ustedes y hagamos una cosa poliamorosa? ¡No! Yo no estoy dispuesto a intervenir en su rela-

—¡No me gusta Felix!

YeonJun se quedó callado, mirando confundido y un tanto enfadado a SooBin.

—Ahora sé que fui un idiota al pensar que la idea que tenía era buena, pero me arrepiento, y lo siento. Felix y yo nunca fuimos nada ni nunca lo seremos. Yo solo te amo a ti, no a nadie más. —. Explicó, sus ojos se veían sinceros.

—¿Y qué fue eso del beso que todos decían? —. Cuestionó. —Y la historia de HyunJin...

—E-El beso fue real, ¡p-pero la historia no! —. Las mejillas de SooBin se ruborizaron al recordar el toque de los labios del australiano sobre los suyos. —M-Mi idea era hacerte pensar que te era infiel para luego darte una sorpresa, pero creo que salió todo pésimamente...

YeonJun lo miraba incrédulo. —D-De todas maneras me fuiste infiel, incluso conscientemente... —. Una lágrima resbaló por su mejilla mientras una pequeña sonrisa dolida se asomaba por sus comisuras.

—¡P-Pero no fue con la intención! —. Replicó.

—Intención o no, lo hiciste. Hubieras estado ebrio o sobrio, lo hiciste. Me... Me alegra un poco que lo admitas, pero de todas maneras, ¿en qué mundo hacerme pensar que me eres infiel es buena idea? —. Hizo una pausa, quedando un silencio entre ambos y SooBin mirando al suelo. —¿Te hubiera gustado que te hubiera hecho lo mismo? —. El otro negó. —¿Entonces en qué cabeza cabe que es buena idea? Dime, ¿¡en qué puta cabeza!? —. Algunas lágrimas ahora comenzaban a brotar y recorrer sus mejillas.

—No... No lo sé... Yo... Lo siento tanto... —. Se disculpó, su voz comenzando a sonar temblorosa.

—¿Sabes que un "lo siento" no arreglará todo, cierto? —. Soltó una ligera carcajada cargada de incredulidad. —Por dios, creí que eras mejor que esto. Pensaba que yo era el que tenía malas ideas en la relación.

—L-Lo sie-nto... —. Lágrimas salían de los ojos contrarios, algunos sollozos también.

—Yo... Necesito un tiempo para pensar, ¿sí? Solo... No quiero verte por ahora. —. Miró a otro lado, limpiando con sus dedos las lágrimas que rodaban por sus mejillas.

—En-tiend-o... —. Dijo el otro, asintiendo y yéndose sin más hasta su habitación sin agregar nada.

Mirándolo por cortos segundos, suspiró y cerró la puerta de su habitación, hundiéndose en su cama y mirando al tejado como si fuera una de las cosas más preciadas. Su mente seguía siendo un revoltijo, aunque estaba ligeramente más tranquila después de saber que SooBin no lo había cambiado y que solo había sido un estúpido plan sin sentido alguno. De todos modos, en su mente divagaba la opción de regresar o no. Si estos eran los planes para el "primer aniversario", no querría imaginar los demás. Si él había tenido una idea así, no le gustaría imaginar las demás que pudiera llegar a tener. Temía ahora salir lastimado de verdad. Realmente no sabía qué decisión era la correcta a tomar.

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