24 | Amor de moda

Las manos le empezaron a temblar, a la par que observaba a su padre. Dejo el vaso en la barra antes de que lo tirara. Observaba el nombre de Tyler en el movil, pero ni siquiera sabía que hacer, había quedado más que claro que no quería que el le volviese hablar. Pero no fue así, o Sol no lo explicó bien, o él no lo entendió.

«Porqué claro, si había quedado»

El celular dejo de vibrar.

«Llamada perdida de TYLER» aparecía en la pantalla.

No sabía sí tranquilizarse, devolverle la llamada «Porqué ella más qué nadie si quería escuchar su voz» o sentirse culpable. ¿Y si Luna tenía razón? Y si su madre tenía razón en todo lo que le dijo.

«Mi madre fue igual o peor con papá, nunca lo escuchó hasta que se cayó afueras de la mansión y quedó inconsistente» pensó Sol.

Estaba por empezar a andar, cuando de pronto nuevamente el celular volvió a sonar. Esta vez era Levin, pero inmediatamente colgó la llamada.  Nuevamente sonó, ahora sí era Tyler.

Decidida, salió de la cocina y subió rápidamente los escalones y entró a su habitación. Suspiró.

—Hola—, dijo Sol, cerro los ojos.

—Hola, Sol—, Sol abrió los ojos, no era Tyler, claro que no.

Era Kimberly.

—Te desapareciste de pronto, amiga—, Sol se tensó—, ¿Es por no estar tan indignada por lo que tu noviecito te hizo cuando estabas demasiado feliz en las Bahamas?

—¿Qué queres Kimberly? ¿No te aburrís de joder siempre? Supongo que no tienes más cosas que hacer.

—¿Por qué huiste Balsano? ¿Tan horrible se siente la decepción? ¿Tan horrible se siente que te cambien por otra?

Sol se resbaló pegada a la puerta quedando sentada en el suelo, sus ojos empezaron a llorar.

—La verdad sí, se siente de lo peor que té hayan cambiado por alguien que no vale absolutamente nada, una resbalosa que aún así sabia perfectamente que el chico andaba de novio, se le metió por los ojos y por todo donde pudo.

—Estas demasiado dolida, Sol. Estás celosa.

—¿Celosa? ¿De ti? No jodas, a quién le gustaría que medio mundo este hablando puercadas de ti, por meterte con un chico que ya tenía novia.

—El me buscó.

—No te quita lo puta, sabías que estaba conmigo—, dijo Sol, se sintió mejor—, ¿Sabes? Pensé que así como sos de delicada, eras orgullosa. ¿Por qué después de decir que tenías demasiados chicos tras de vos, te metiste con él?

—A la mierda Sol, pudrete. Te odio.

—Gracias, me alagas.

—Una cosa más, no seas descortés y felicítame—, Sol frunció el ceño—, Tyler ahora anda de novio conmigo.

Tyler ahora anda de novio conmigo.
Tyler, ¿Qué?

—Les deseo muchísima suerte, haber quien es la que te lo quita. Mándale un beso de mi parte.

Dijo para colgar y aventar el movil.

Se contuvo, paro de llorar. ¿Por qué llorar por un chico, teniendo todo? Unos padres maravillosos, una hermana hermosa, abuelos fantásticos. Tiene una familia hermosa, después de todo lo malo es una familia hermosa, las lágrimas derramadas por alguien que no te valoró, sale sobrando.

Sol salió de ahí y caminó hasta la sala, se sentó y tomo su trozó de pizza. Hablaban de mil cosas respecto a la fiesta de Sol, era en un mes. Esperando que todo los problemas estuviesen arreglados.

—Después de mañana, cuándo volveremos a verlos—, Mar se abrazó de Sol.

—Pronto hijita, pronto todo acabará.

Matteo arrugó la cara, el simple hecho de imaginarse otra vez lejos de sus princesas era enfermo para él. Mucho más teniendo a Julissa suelta.

De Julyanna aún no había rastro, como si se la hubiese tragado la tierra.

Noemí por su parte estaba en una guardería de tiempo completo.

Era hora de dormir, Luna acompaño a Mar a cambiarse, Sol entró a su habitación y recogió su celular, no le había pasado nada. Lo dejo en una mesita, y se sentó recargando la cabeza en la ventana.  Italia, lindo como siempre. Una pareja estaba sentado casi frente a Sol en el café de a lado, se tomaban las manos y reían, se pusieron de pie para despedirse, ambos se besaron en los labios y la chica se fue en el Uber.

No había pasado ni cinco minutos, cuando otra chica llego y fue directo a los labios del chico. La menté de Sol inmediatamente recordó a la chica que subió al auto.

La engañaban.

—¿Que clase de amor es ese?—, susurro observando el momento.

Eso no es amor, pequeña.

La voz de Matteo asustó a Sol, el se sentó frente a ella.

—Cuando de verdad hay amor, esas cosas no existen—, dijo Matteo—, las cosas no son como uno piensa siempre. ¿Quien dijo que si la chica que subió al Uber, verdaderamente es es la otra?

Sol lo analizó.

—Es cruel, uno entrega todo.

—Lo sé, por eso debes saber quién sí, quién no, y quién nunca—, Matteo suspiró—, Amor es estar a pesar de todo juntos.

—Mi mamá y vos.

—Sí, así—, él sonrió—, después de tantos problemas, si es tu destino, volverás a ese alguien a remendar todo lo que hiciste, a revivir ese amor, a hacerlo más fuerte.

—Mamá era terca, ¿cierto?

«Ujale, ni te imaginas»

—Demasiado—, dijo el italiano—, jamás había conocido a alguien como ella, tan única sin miedo a ser otra persona. Tan trasparente.

Sol sonrió.

—Cuando la conocí, cuando la choqué ví algo en ella que... no sé cómo describir—, Matteo sonrió—, Nadie hubiese imaginado que el rey de la pista, el que tenia de novia a la chica más popular terminaría completamente enamorado de la mexicana nueva. Después de demasiadas cosas con Luna, supe que era con ella que quería estar toda mi vida. Sabía que ella criaría a mis hijos de la mejor manera, y vaya que lo hizo.

Sol no sabía que decir, era verdaderamente mágico escuchar eso. Que tus padres se amen tanto, es un dilema, el poema más hermoso.

El amor, si existe. En el lugar menos esperado esta, cuando menos lo imaginas. Todos queremos a alguien que nos quiera sin buscar defectos en nosotros, sin necesidad de estar con alguien más.

Maldito amor de moda.

Poner cuernos.
Todo necesariamente en una red social.

Ella solamente quería que alguien hablara de ella, como su padre hablaba de su madre.

—Jamás me abandonarás, ¿verdad?—preguntó Sol.

—Jamás mi amor, jamás.

—No quiero perderte nunca.

—Es lo que menos quiero—, Matteo abrazó a su hija—, té prometo que siempre, el tiempo que respire estaré contigo, jamás te abandonaré mi pequeña luz. Te lo prometo.

Y ahí es donde Sol descubrió que solamente él le cumpliría esa promesa.

Que el amor de padre jamás te dejará caer.

Pensó que jamás podría esperar nada de un hombre. Pero el hombre de quién siempre esperó todo, y nunca le falló, la tenía entre sus brazos, ahora mismo.

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