18 | Mi motivo, mi aire
Sol;
Mis pasos eran rapidos. No había demasiada gente en el lugar, y a pesar qué muchísima gente me veía por ser la hija de Matteo Balsano. No me ayudaba, no sabiendo que en cualquier momento me pasaría algo.
«Tino, apresúrate Tino».
Pero solamente habían pasado ni seis minutos que el se fue.
— Hola pequeña princesita,— nisiquiera tuve tiempo de girarme cuándo un hombre me tapó la boca.
Me quedé congelada inmediatamente, reaccioné y mordí lo mas fuerte qué pude su mano.
— ¡Maldita perra!,— dijó mientras yo solamente salía corriendo. Corria lo mas fuerte que podía, sin rumbo alguno.
Me agité al ver como ahora no solo él, sino dos venian de tras mío, y por pocó me alcanzaban. Cegada por los nervios y agitada intentaba llamarle a papá pero se me era imposible pues si paraba de correr, fácilmente me atraparían.
Sin fijarme cruze la calle, un auto conocido estuvo a punto de arrollarme.
—¡Sol!,— escuché que gritaron.
Pero sabía que eran ellos.
Mientras mis fuerzas se agotaban. Sentía qué de pronto caería al suelo, los había perdido, no estaban.
Cuidadosamente a pasó rápido intentaba llamar a mi padre. Pero alzó la vista y los veo.
¡No puede ser! Las ganas de llorar me llegaron, y no pude contenerme. Así como lloraba, también empece a correr. Les llevaba cuadra y media de ventaja, pero esa distancia se acortaba al paso de el trayecto, nisiquiera me dí cuenta que esa parte de Buenos Aires, era la más silenciosa. Agradecía que no fuese de noche.
Con la lágrimas corriendo igual que yo, me adentré hasta una pequeña calle. Suspirando y tratando dé calmarme limpiaba mis lágrimas.
«Mamá, papá. Los necesito, ¡Los necesito!» pasaba por mi mente.
Saqué mi celular nuevamente, llamé a papá, pero el no lo atendió. Mi madre posiblemente lo tenía apagado. Tyler estaba igual que mi padré. La abuela Lili le daría un ataque y no me ayudaría en nada. Mi cabeza estaba en blanco.
Mi corazón se paralizó cuando escuché pasos, y voces.
— ¡Maldita mocosa! ¡A dónde coñas se fue!.
— ¡La encontraremos! ¡Y me corto el pene si no la matamos!.
Y eso bastó para qué tapará mi boca evitando sacar un sollozo. Me sambuti mas en ese hueco. Luego estos pasaron corriendo. Y yo, pues yo quería morirme.
Entonces decidí llamar a mi padré por última vez.
Pero fue en vano.
Y lo intente muchísimas veces mas, con todos.
¡Justo ahora nadie me contesta!.
Nuevamente los tipos estaban al borde de el callejón.
Hablándose.
Y yo muriéndome.
—¿Pasamos acá?,— escuché decir.
— ¡Eres estupido! Ella no estaría ahí tanto tiempo! Es una muchacha, suele desesperarse.
— Yo voy.
Entonces sentí cono mi corazón empezo a latir mucho más de lo que ya hacía.
Unos segundos de silencio.
— Tienes razón, la niña millonaria no estaría acá soportando este olor tan...
Pero entonces, Mi celular sonó. Y Levin asomó por la pantalla.
— ¡Valla!,— escuché decir, y los pasos acercándose.
Era ahora o nunca Sol.
Y me desprendí de ahí corriendo a la otra salida.
— No estaba tan mal.
— ¡Corran estupidos!.
Sentía cómo pronto me atraparían. Y me alejarían de todos y de todo. Si bien escuché me matarían.
¡Dios No!...
Corriendo, cerca de salir por él otro lado, fuertemente choqué con un pechó fuerte.
— ¡Sol!,— escuché decirle. Y por su voz, ¡Era papá!.
Lo abracé sin pensar, y ví como tras el los cuatro guardaespaldas llegaron junto a él.
— Coña,— maldijo uno de los malditos.
Intentaron correr hasta el otro lado, pero otros cuatro hombres de papá aparecieron.
— ¡Joder!,— dijó uno preocupado. Y los tres giraron a ver a mi padre.
Quien me tenia abrazada, y viéndolos a ellos fijamente.
— Se metieron con la persona equivocada,— dijó papá.
— Balsano, porfavor. Perdonaos, suplicaos.
Papá alzó una ceja.
— Tengo cinco hijos, porfavor, no los dejes sin padré.
— ¿Y planeabas dejarme sin mi hija? No seas estupido,— respondió mi papá.
— Pues te dedicas a fabricar mas, tu esposa esta re buena,— dijó "en susurros" uno de ellos.
En especial el que tenía un tatuaje. En la cara.
— Ya saben que hacer,— dijó mi papá, me tomó de la mano y salimos de ahí.
Su camisa gris, estaba desarreglada. Su pantalón azul obscuro de vestir estaba casí intacto. Luego el me vió.
— ¿Estas bien?,— me preguntó parando de caminar.
Yo asentí al punto que mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas.
— Sol,— dijó mi padre al ver que quería llorar, me abrazó logrando que lo hiciera. Que llorará.
Enrollé mis brazos en su espalda, él arrulló mi cuello.
— ¿Por qué?,— pregunté.— No quiero mas esto.
—Cállate Sol, calla.
Dijó y seguía abrazándome.
— No me hago ni la mínima idea de el maldito martirio que sería perderte Sol, no viviría, estaría pero no viviría,— escuché de su boca, afirmando que el gran Matteo Balsano lloraba.
—Papá... yo... no... ellos... estoy...
— Tranquila, ya pasó todo. Gracias a Tyler estoy contigo, gracias a ese chicó. Hablaremos después, ahora solamente quiero abrazarte, y volver a casa, que Mar quedó llorando junto a Anna.
— Papí, ¿Tienes idea de quién fue? — pregunté.
— Julyanna, ella, solamente ella.
— ¿Volverá a pasar?.
— Me encargaré que no. Perdóname Sol, pero a partir de hoy. Uno de mis hombres sera tu guardaespaldas. Al menos mientras el problema con Julyanna se resuelva.
Yo asentí con la cabeza.
Y el me abrazó otra vez.
— No quiero perderte nunca Sol, jamas. Eres mi motivo, mi aire, devo de cuidarte más. Estos asuntos me agobian, me asustan— dijó— Tu madre, Mar y tú son mí punto más débil, quiero que estén conmigo siempre, quiero que estés conmigo siempre Sol. Siempre siempre.
Él besó mi cabeza.
—Te amo hija, te amo infinitamente.
— Yo te amo más, papá.
Como sé dieron cuenta, esto fue un capítulo con mucho amor de padré.
No enfoque nada con Tyler, ni nada.
Sol esta a salvo.
Y ahora todo va ¿Mejor?.
No olviden votar y comentar.
Bye.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top