XXI | Fin del libro
LYANN REGRESÓ A QUEENS EL DOMINGO SIGUIENTE; HABÍA NECESITADO MÁS TIEMPO PARA RECOMPONERSE Y SALIR PARADA SOBRE SUS DOS PIES, por lo que un día se convirtió en dos y dos en una semana completa, una semana llena de incertidumbre y temor por el futuro. La Lyann que ahora le regresaba la mirada cada vez que se postraba frente al espejo era una persona nueva, una desconocida, y al mismo tiempo, no lo era. Al mismo tiempo, esta nueva y extraña persona seguía siendo Lyann...
La diferencia residía en el hecho de que Lyann ahora podía visualizar el marco completo. Podía ver ambas caras de la misma moneda. Lyann ahora podía ver sus fuerzas, los pilares que la mantenían a flote, y podía ver sus debilidades, los centenares de monstruos con los que cargaba. Lyann lo podía ver todo.
Y Lyann tenía miedo.
La mayor parte del tiempo conocía el tipo de consecuencias a los que se enfrentaría, conocía los obstáculos que tendría que atravesar para llegar a la meta, sin embargo, esta situación era enteramente diferente. Lyann no lograba ver cómo esto cambiaba las cosas para su vida, para lo que le deparaba el futuro. ¿Qué debo hacer ahora? ¿Cómo prosigo desde aquí? ¿Hacia dónde voy?, se preguntaba.
Stark tenía la respuesta.
—Es simple. Tienes dos opciones —le había dicho el multimillonario mientras se servía una taza de café y leía un informe—: Puedes quedarte justo donde estás y no hacer nada... o puedes dar un paso y después otro, siempre hacia adelante.
En realidad, Stark parecía tener las respuestas a todo últimamente.
Así que Lyan estaba de regreso en Queens. Para la cena que le había prometido a Peter y su tía May. Con un pastel de limón que Pepper le entregó, alegando que era de mala costumbre llegar a una reunión con las manos vacías.
Suspirando pesadamente, Lyann ingresó el apartamento y subió hasta el piso de Peter. Tocó la puerta al llegar. Pasó el peso de su cuerpo de una pierna a otra y cuando lo notó, gruñó. ¿Por qué los nervios, Lyann? Pensaba que, si había razón alguna para estar ansiosa, debía ser porque estaba por cenar con Obama y no con la tía de Parker.
Pero el escenario era diferente y, para desgracia suya, Lyann pensaba que la situación era igual de importante.
La puerta se abrió de repente, tomándola desprevenida, y la boca de Peter formuló una redonda "o".
—¡Lyann! !¡Llegaste! —exclamó algo agitado. Lyann se preguntó qué había estado haciendo el chico antes de que llegara—. ¡Estupendo! Tía May, Lyann ya está aquí.
Se escuchó un revuelo y pronto la figura de May Parker también se asomó por la puerta. Le sonrió a Lyann mientras se secaba las manos con un paño de cocina.
—Hola, mi nombre es May Parker, soy la tía de Peter... aunque eso ya lo sabías —May soltó un bufido entonces—. Peter, ¿dónde estás tus modales? Deja a la chica entrar... ¡Oh! ¿Eso es pastel de limón?
Lyann parpadeó, casi sin asimilar que May le hablaba a ella.
—Ah, sí. Pensé que caería bien un postre después de cenar. —Un segundo después Peter pareció recordar que Lyann aún estaba esperando que la dejasen entrar, así que se hizo a un lado.
May se aproximó para tomar al postre de sus manos y justo en ese preciso instante el cerebro de Lyann hizo clic.
—Sé que ya me conoce por los medios y por el mismo Peter... bueno, por el Hombre Araña, pero aun así quiero que lo oiga venir de mí —dijo suavemente—. Mi nombre es Lyann... solo Lyann. Yo... bueno, estaba encargada de vigilar a Parker mientras él iba de aquí allá.
—Lyann era mi niñera, tía May —bufó Peter.
May suprimió una risa.
—¿Y qué tal te fue, Lyann?
—Pues Peter es un dolor de cabeza. No sé cómo lo hace, señora May...
Esta vez May carcajeó fuertemente.
—No me llames señora, por favor. Me haces sentir más vieja de lo que soy.
—Vamos, tía May, si te ves muy bien —animó Pete con una sonrisa cómoda.
May le revolvió el cabello.
—Me puedes llamar May. Solo May —le dijo a Lyann con un guiño. Lyann trató no pensar en el rubor que ahora le pintaba las mejillas—. ¿Qué tal si cenamos ya? Tengo mucha hambre, ¿ustedes no?
Se acomodaron en el comedor, una mesa redonda de cuatro sillas, y se repartieron la comida tailandesa que May ordenó.
—¿Entones ya no volverás a la escuela, Lyann? Peter me ha contado que te iba bien mientras estabas allá —comentó May con casualidad.
Peter, por el otro lado, se atragantó al masticar.
—Bueno, supongo que sí soy buena para estudiar —admitió Lyann antes de que Peter pudiese avergonzarse aún más con lo que sea que planeaba decir—. Pero... no. No volveré a la escuela. Nunca pude atender propiamente a una escuela y de poder hacerlo, lo haría empezando desde cero. Pero no lo veo posible y eso está bien.
May asintió.
—¿Y cómo te ha tratado Nueva York? Sé que es una ciudad abrumadora, pero somos buenas personas. No escuches lo que los otros digan, ¿sí?
—Nueva York está bien, nada especial que decir en ese departamento.
—Por alguna razón no me siento satisfecha con esa respuesta —May entrecerró los ojos.
—Tía May está esperando un cumplido muy cursi —le rectificó Peter a Lyann.
—Sí, bueno, lo cursi no es lo mío —se encogió de hombros, aunque la diminuta sonrisa en su rostro decía lo contrario—. Pero me agrada Queens, al menos. Brooklyn también. Ambos son agradables.
—¿El Capitán América no es de Brooklyn? —Lyann asintió—. Eso lo explica, entonces —May le sonrió.
Allí está ese rubor otra vez, pensó Peter. Nunca la he visto sonrojarse antes.
Como Lyann había dicho, Peter pensó que era agradable también.
—¿Qué más has estado haciendo entonces? Porque esas reuniones y conferencias a las que vas en mi opinión suenan muy aburrido.
—¡No tiene ni idea! —exclamó Lyann poniendo los ojos en blanco. May se rió, alentando su repentino golpe de confianza—. No me puedo quejar mucho porque a la señorita Potts le gusta salir a por bocadillos después de las reuniones si tiene algo de tiempo, pero cuando son reuniones con Happy... —Lyann soltó un exagerado suspiro y ahora Peter se echó a reír—. Happy no es para nada divertido.
—No dejes que Happy te oiga, no le gustará para nada.
—Ahora mírate al espejo y repite esas mismas palabras, bocón.
—¡Oye! —May carcajeó fuertemente— ¿Tú de qué lado estás? —le dijo, haciendo a su tía reír más. Peter luchó como pudo para suprimir su propia risa—. No tienes remedio, tía May.
—Es muy divertido molestarte, te pones a la defensiva e inflas las mejillas como solías hacer de niño —May le revolvió el cabello.
—¡Eso no es cierto!
Lyann lo apuntó con la punta de su cubierto.
—Lo acabas de hacer justo ahora.
—Si no me vas a defender, no digas nada —Peter la fulminó.
—¿Quién dijo que estoy aquí para defenderte?
—Oh, ella me agrada —dijo May entre pequeñas risillas—. Es la cómplice perfecta. ¿Y si me la quedo?
Peter soltó un gruñido.
—Por favor no.
May volvió a reírse, encantada, y su sobrino la siguió. Cuando Peter se dio cuenta de que Lyann lo observaba, ella también se echó a reír.
—Ah, Lyann, has vuelto.
Lyann alzó la mirada del libro que leía hacia Jonathan Evans.
—Sí, eso parece —Lyann se incorporó guardando el libro en su bolso—. Señor Evans, ¿puedo hablarle con libertad?
—Llámame Jonathan, Lyann. Somos sangre, al fin y al cabo.
Lyann entrecerró los ojos, pero no hizo comentario al respecto. Camino junto a él fuera del campus universitario.
—Entonces...
—¿Cómo era Tamlin? —Ante la mirada que Jonathan le dio, Lyann procedió a explicarle—. No conozco su vida antes de... bueno, de todo. Nunca le gustó hablar de ello... ni tampoco me dejaba hacer preguntas. No me dejaba hacer nada, en realidad. Así que, ¿cómo era él?
Jonathan soltó un suspiro. Luego otro.
—El Tamlin vi crecer y el Tamlin que conociste no tienen mucha diferencia, si te soy honesto. Ambos eran reservados, increíblemente inteligentes y ambiciosos. Pero sí hay un punto de diferencia en el que Tamlin deja de ser el muchacho con el que crecí y se convierte en el hombre que el ojo público conoce hoy por hoy. —Jonathan miró a Lyann a los ojos—. Estoy hablando de tu madre.
—¿Leelie?
Jonathan asintió.
—Sí, Leelie, tu madre, fue el punto de partida... y la meta final.
De repente Lyann ya no quería saber más.
—La meta final que dices... Soy yo, ¿no es así?
Jonathan no contestó, pero no hacía falta. Miles de pensamientos corrían en la mente de Lyann a una velocidad imposible, mareándola. Estuvo inmensamente agradecida con Jonathan cuando tiró de ella hacia un pequeño parque y ambos tomaron asiento en el banco más cercano.
—Tus padres ya estaban casados cuando empecé a cortar lazos con mi familia, así que... sí llegué a conocer a tu madre. Ella también era de baja estatura como tú, solo lo digo por si te preguntas por qué soy más alto que tú. —Ante eso, Lyann puso los ojos en blanco—. Pero, sí, Leelie era una mujer excepcional, la viva definición de despreocupada, alegre, muy contrario a mi hermano. Polos opuestos, si así deseas llamarlos. Entiendo el por qué Tamlin se fijó en ella, pero no sé qué vio Leelie en él para enamorarse locamente de él. Ese sigue siendo un enigma para mí.
—Inicialmente, y como dijiste, Tamlin vio a Leelie como un objetivo por sus genes y después florecieron sus sentimientos por ella. De las pocas conversaciones que tuvimos donde yo no estaba completamente exhausto de su obsesión, Tamlin me comentó que al menos el cuarenta por ciento de la raza humana tiene genes mutantes, que solo necesitan un pequeño empujón, como él mismo lo describió, para activar la mutación. Leelie ya había activado su mutación, así que las posibilidades de que un bebé suyo naciera portando los mimos genes mutantes que ella eran altas. Tamlin amaba a Leelie, pero amaba a su trabajo más y usó el Suero para activar tu mutación.
—Leelie te amaba más de lo que amaba a su esposo. Es lo único que sé, ya que para ese entonces ya había cortado lazos por completo y estaba en Iraq. Admito que al volver no me interesaba saber de mi hermano y tampoco me encontraba bien; la guerra juega sucio contigo. Fue un tiempo después que me enteré de que Leelie había muerto, aunque no supe nada de ti; supongo que aún estaban... entrenándote. Luego, dos o tres años después, me di cuenta de que ya estabas por allí haciendo misiones y que eras como tu madre, pero... más.
Más.
Más.
Más.
—Tamlin había dicho eso antes, cuando le pregunté por mamá una vez —murmuró Lyann, observando los árboles del parque. Jonathan también apreciaba el follaje—. Dijo que yo era más de lo que había sido mi madre.
—Me da la impresión de que ese era Tamlin el famoso científico hablando y no el hombre que estaba enamorado. Pero Tamlin no era un mentiroso y sí tenía razón. Eres más de lo que ella era.
Lyann lo miró.
—¿Alguna vez... viste sus... dones?
—No, pero tengo entendido de que eran similares a los tuyos. —Jonathan le regresó la mirada—. Tengo muchas cosas más que decir de Tamlin, pero esto es lo que diré por el momento. Espero que haya podido responde tu pregunta.
Lyann lo observó por unos segundos, luego asintió.
—Gracias, aunque no creo que haga alguna diferencia —admitió ella—. El concepto que tengo sobre Tamlin Evans es muy diferente al tuyo. El hombre que conocí por ese nombre me hacía llamarlo padre, pero nunca lo fue. El hombre que conocí era cruel y porto las evidencias de su crueldad sobre la piel, en mi mente, en el mismo poder que tengo.
Jonathan asintió, aceptando sus palabras.
—Bueno, en cuanto a Leelie —le dijo—, lamento que no tenga nada más que recuerdos de ella que darte. Era una mujer encantadora y estoy seguro de que habría sido una madre maravillosa.
Lentamente, Lyann sonrió, serena.
—Sí, estoy segura de que sí.
Lyann no planeaba seguir indagando en la vida de quien había sido su padre por sangre y no por significado, planeaba ponerle fin a aquellos capítulos tortuosos que la perseguían desde niña y ante la paz que sentía por dentro, Lyann pensó que este era el momento en donde se despedía de la ardua vida que ha vivido hasta el momento. Hasta que su vida cambió cuando Steve Rogers irrumpió sin invitación alguna en la mansión de Tamlin Evans.
Lyann respiró hondo el aire fresco del parque, cerró los ojos y sonrió otra vez, exhalando.
—¿Te gusta el helado, Lyann?
—¿También te antojaste de ese camión de helados de allá?
—Oh sí. Vamos, así le compro unas paletas de fresa a mis hijas.
Lyann acompañó a Jonathan a comprar helados y al llegar al Cuartel General de los Vengadores, su libro estaba cerrado y un nuevo libro estaba siendo abierto.
¡Hola! Sé que tengo unos meses que no actualizo, en realidad este capítulo me dejó varada y no sabía si continuar con la dinámica entre Lyann, Peter y May o si seguir con una escena de sólo Lyann y Peter. Al final, surgió esta escena con Jonathan y Lyann que, a decir verdad, era más que necesaria.
En este capítulo Lyann le dice adiós a su vida de antes llena de dolor, sufrimiento y odio hacia su persona y aquellos que le hicieron daño. En este capítulo Lyann, de forma literal, le da un fin al capítulo final de su libro y empieza una vida nueva, un libro nuevo, un capítulo nuevo. Les aclaro esto por si llegaron a pensar que este era el último capítulo dado al título 😂.
Pero, aunque este capítulo me tomó tiempo desarrollarlo, estoy satisfecha con el resultado y el progreso que tiene Lyann. Mi pequeña no está tan pequeña como antes y estoy muy orgullosa de ella, estoy muy feliz de que esté aceptando las cosas como fueron y como son y no se resista a lo que la vida le arroje o le ponga en su camino. ¡Bien hecho, Lyann!
Ahora, creo que nos faltan dos o tres capítulos más para llegar al final de esta segunda entrega. Por lo visto, y como ya les he dicho antes, habrá muy, muy poco contenido romántico, pero, y vuelvo a recalcar, el romance es secundario en esta historia y lo importante es Lyann y su desarrollo como persona.
No les haré spoilers, pero para que no se molesten por la falta de contenido, sí habrá una que otra escena entre Lyann y Peter que insinúe algo más. Aunque mínimamente. También les recuerdo que esto del romance es algo que Lyann no ha experimentado en lo absoluto, así que quiero mantenerlo simple, inocente y privado, algo sólo para ella y no para el disfrute de los lectores.
Espero que lo entiendan 🤗.
En fin, gracias por esperar y ser tan pacientes conmigo. Se los agradezco mucho. ¿El lado bueno? Estamos casi entrado en Infinity War. ¿El lado malo? Eso significa que estamos entrando en la recta final y última entrega esta trilogía.
Pronto le estaremos diciendo adiós a Lyann y no estoy lista 🥺.
Una vez más, gracias por leer, por votar y comentar. Estoy en deuda con ustedes, mis queridos lectores.
¡Hasta la próxima!
Love,
Wolf Queen
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