LYANN SUPRIMIÓ LA URGENCIA DE SUSPIRAR EXASPERADA Y LARGARSE DE LA HABITACIÓN; SE SENTÍA MENTALMENTE DRENADA, Y PENSAR EN SU CAMA CREABA UNA ENORME TENTACIÓN DE DEJAR AL HOMBRE DE HIERRO CON LAS PALABRAS EN LA BOCA PARA IRSE A DORMIR. El silencio se había prolongado a casi treinta y cinco minutos... treinta y cinco tortuoos minutos observando a Tony Stark caminar de un extremo de la sala a otra, mareándola y desesperando a Lyann al punto de perder la cordura.
—¿Por qué no me dijo que involucró al FBI en esto?
Tony no detuvo su andar, pero sí la miró. Lyann entrecerró los ojos ante su intento de parecer impasible, casi burlándose.
—Estaba por hacerlo —le dijo—. ¿O acaso olvidaste la llamada que rechazaste esta mañana?
—No te atrevas, Stark. No me mientas a la cara —dijo Lyann en un gruñido bestial—. Que me tomes el pelo es inútil y un montón de mierda viniendo de ti.
—¿Y qué se supone que diga? ¿Eh?
—La verdad, para empezar. —Lyann se cruzó de brazos—. Desde el principio, Stark. Así nos aseguramos de cubrir los cabos sueltos.
—No existe tal cosa como un principio de todo. Esto no era un plan.
—Ah, ¿no? ¿Para qué querías que vigilara a Parker, entonces? ¿Por qué yo y no alguien más?
—¿Qué no es obvio? —Tony la miró incrédulo—. ¡Peter habría matado a Happy de un infarto!
—¿Y tú crees que es fácil trabajar contigo? Por favor —Lyann bufó—. Mira, Stark. Estoy cansada, me duele el cuerpo y tengo tarea que hacer. Si apresuremos toda esta farsa pronto podrás irte a cenar con Pepper y dejarme vivir mi miseria en paz. Dime la verdad. ¿Por qué tomarse la molestia con todo esto?
Tony la fulminó. Por fin paró de caminar.
—¿Necesito recordarte que, de no ser por mí, estarías a la merced de ciento diecisiete países? Todo esto —Tony señaló la sala de estar para hacer énfasis—, así es como muestro lo piadoso que puedo ser.
Lyann se echó a reír, lentamente, un sonido oscuro y frío.
—Oh, créeme, que ya he conocido la gloria de su piedad. ¿O será que usted olvidó Siberia? ¿Quiere que le enseñe la cicatriz que me dejó? Está bonita.
Lyann sonrió aun más al notar el cambio en Tony Stark, cómo todo su cuerpo se tensó y sus labios se entreabrieron, tomado desprevenido. Se regocijó con la vista, sin importar que una parte de ella, hundida en el fondo de su mar negro, despreció el hecho de hallar placer en el sufrimiento de otros.
—No me estás entendiendo, Lyann —le dijo el millonario con voz queda—. Esto es mucho más complicado de lo que crees...
Lyann era toda dientes ahora, y Pepper, que observaba todo desde un asiento cercano, sufrió un escalofrío al verla.
Si ella no la conociera, habría pensado que la chica se había convertido en un lobo y que sus dientes eran colmillos, blancos y filosos, listos para devorar.
—Oh, yo creo que no —ronroneó Lyann. Se estiró hacia atrás, reposando ambos brazos sobre el espaldar del sofá—. Yo creo que hasta un bebé comprendería perfectamente. No me interrumpas —bramó de repente, callando a Stark antes de que cualquier sonido pudiese salir de su boca.
—Me advertiste una y mil veces lo cuidadosa que tenía que ser ahora que mi encarcelamiento dependía de ti. Que no podía estallar y ser violenta. Luego Washington pasó y me vi forzada a actuar. Dijiste que no di una mala impresión y que por eso no estaba en problemas. Bien, perfecto.
—Pero, ah, aquí es donde está el fallo —Lyann entrecerró los ojos—: que nunca especificaste que no podía volver hacerlo. Los gobiernos no me quieren ver usando mis poderes, no me quieren ver asesinando ni causando estragos, pero si no doy una mala impresión y la gente se pone de mi lado, todo bien. ¿O me equivoco? —Lyann volvió a sonreír, lenta y felinamente—. ¿Quieres saber lo que pienso? Yo creo que este era tu plan todo este tiempo.
En vez de Tony, fue Pepper quien jadeó:
—¿Cómo dices? —Lyann la miró y sintió compasión por ella al ver la confusión nublarle el juicio.
—¿Stark? ¿Te importaría darnos una explicación? —Lyann aún tenía aquella sonrisa en el rostro—. Dado que la señorita Potts aparenta no haber sido notificada al respecto.
Tony pudo verlo, lo mucho que ella estaba disfrutando arrinconarlo.
Pero Tony no trató de ocultar nada. Lyann ya lo había atrapado.
—Quería comprobar algo —dijo, evitando los ojos de Pepper.
—Hmm, me pregunto qué será eso. ¿Qué era eso que querías comprobar, Stark?
Tony maldijo para sí mismo.
Se sintió patético por querer esconderse tras un muro para huir de Lyann como si fuera un niño, cuando el más joven de todos en la habitación era ella, pero la Banshee solo tenía la apariencia de una adolescente, mientras que el resto era más viejo. Quizá hasta más viejo que el mismo Tony Stark, tomando en cuenta la travesía por la que la chica Evans ha pasado. Y era exactamente por eso que Lyann sabía cómo exponerlo con solo una simple mirada, aquellos ojos azules eran el mismo pasaje que conducía a una pobre alma a las fauces de un mar furioso, listo para destriparte de cualquier armadura para hundirte con él.
Pero Tony no se molestó en explicarse.
—Me da la impresión de que tú ya lo sabes, Evans —le dijo y se pasó una mano por el cabello.
—Me gustaría que venga de tu boca, Stark.
Tony volvió a mirarla... y fue tomado desprevenido una vez más al darse cuenta de lo que Lyann Evans verdaderamente quería.
Vengarse.
Vengarse por haberla puesto en esta situación en primer lugar, pues ella ya había deducido el por qué. Solo quería que Tony lo dijera en voz alta porque para él sería como un puñetazo al estómago tener que admitir lo que Tony ha intentado ignorar desde el día que trajo a Lyann a la Torre. Porque admitirlo en voz alta significaba enfrentar la realidad...
De que Tony pensaba que Lyann podría cambiar.
Y cuando lo hizo, cuando lo dijo en voz alta, que vio la mirada severa de Pepper suavizándose y la malicia danzar en los ojos de la Banshee, Tony no lo soportó más y se dejó caer en un sillón, sintiéndose repentinamente exhausto.
—Soy una asesina —siseó lentamente Lyann, paralizando a Tony en su lugar. Ella volvió a sonreír, pero aquella cosa carecía de emoción alguna—. Eso fue lo que dijiste. No sé por qué pones esa cara si sabes que es verdad. Así que dime, Tony. ¿Qué te hizo cambiar de parecer?
Tony no dijo nada. Sus labios se habían sellado.
Pepper también se dio cuenta.
—Lyann, creo que...
—No. Quiero saber. Necesito saber —Lyann volvió a mirarlo. Su sonrisa diabólica desapareció y ahora solo estaba el frío de su mirada, paralizante y filosa—. ¿Acaso te compadeciste de la pobre chica a la que disparaste frente a sus amigos? ¿Sentiste pena por lo que pasé? ¿Pensaste que me ibas a conmover al darme un techo y libertad suficiente como para andar por ahí? ¿Que te iba darte las gracias y ser leal como un perro? Dime, Tony. ¡Dime!
El millonario no le contestó y los oídos de Lyann comenzarlo a zumbarle, sangre corriendo deprisa, hirviendo de rabia. Chasqueó la lengua y se inclinó, tocó dos veces la superficie de la mesa de café que tenía enfrente y un holograma cobró vida, dividiendo a Tony de ella.
—Muéstranos el archivo, Friday —pidió con voz neutra.
Y ahí apareció él.
Jonathan Evans.
Si Tony estaba sorprendido de verlo, no lo mostró. Sus ojos, para alegría de Lyann, se endurecieron como rocas y ahora eran imposibles de leer.
Pepper, en la otra mano, ahogó una exclamación.
—¿Acaso es...?
—¿También esto fue planeado? ¿También querías que lo encontrara y por eso lo pusiste en tu archivero? ¿Qué insinúas aquí, Stark?
Tony suspiró, largo y pesado.
—Estaba tratando de darte una oportunidad...
—¿Oportunidad de qué?
—De vivir, Lyann —respondió el Hombre de Hierro con una delicadeza y sinceridad que tomó desprevenida a la Banshee—. Oportunidad de vivir una vida.
Lyann solo parpadeó.
Por dentro se sintió ardiendo en llamas negras, más furiosa que nunca antes en su vida. ¿Cómo se atrevía él a decirle tal atrocidad? ¿Oportunidad de vivir? Eso él mismo se lo quitó en el momento que pisaron Nueva York.
—¿Y tú crees que él puede ayudarme? —Lyann apuntó al hombre que bien podría ser el gemelo de su padre, Tamlin Evans—. Ese hombre con una vida ordinaria, casado y con hijas es un profesor. Desde que se enlistó para la marina apenas intercambió un mísero hola con mi padre, y solo se vieron en el funeral de mi madre. Después de ahí no hubo otro tipo de contacto. ¿Y tú, Stark, por alguna estúpida, incrédula razón crees que ese hombre querrá a alguien como yo?
—Jonathan puede ayudarte a empezar de cero.
—Yo ya había iniciado desde cero, Steve...
—Lo único que hizo Roggers fue hacerte ver como una criminal...
—¡Yo ya era una criminal, Stark! Que el mundo haya creído las mentiras de Zemo demuestra lo mierda somos los seres humanos, cuando Steve Rogers no ha hecho nada más que demostrar una y otra vez cuán bueno de corazón es. —Lyann entrecerró los ojos—. Si somos sinceros, ni tú ni yo merecemos conocer a alguien como Steve.
Tony no comentó que él mismo dudaba de Rogers considerándolo como un amigo, dado a lo que le hizo. Cómo lastimó a personas a quienes Steve quería.
—Lo que hiciste, lo que provocaste al traerlo a él —Lyann señaló al holograma de Jonathan Evans—, fue atormentarme. Ahora no lo puedo sacar de mi cabeza. Yo, de entre todos en el mundo, tengo un familiar. Yo, con el pasado con el cargo, tengo un familiar que es un profesor. ¿Ves a lo que me refiero, Stark? Soy una asesina y él un profesor. Dos mundos completamente diferentes. No veo cómo eso puede funcionar...
Si bien lo que hiciste fue ilusionarme y pisotear mis esperanzas.
Pues no había manera de que Lyann pudiese crear una vida con alguien como Jonathan Evans. El peso de su pasado, de quien era—de quien todavía era—, era más grande que el mar, que el universo mismo. Ella era pura oscuridad, fría, demoniaca. Podrida. Sí, pudo encontrar paz en su sufrimiento gracias a la confianza que Steve Rogers depositó en ella, pero la sombra seguía ahí, alzándose sobre ella, cubriéndola como siempre lo hacía. Como siempre lo ha hecho.
Traer ese tipo de oscuridad consigo, dejar que arruine a alguien como Jonathan Evans...
No, mejor mantener la distancia. Era mucho más seguro para él y la familia que ha logrado crear.
—Es inútil que quieras invertir tu tiempo en una causa perdida como yo, Tony Stark, cuando Peter Parker vale mil veces la pena —suspiró Lyann, llamando la atención de Pepper como la del millonario mientras ella se levantaba y rodeaba el sofá en dirección al pasillo—. Lo que hiciste con él no solo fue cruel, sino injusto. Parker tiene mucho que demostrar y lo que pasó hoy fue un plan que salió mal. Volverá a suceder porque todos cometemos errores.
Lyann alcanzó la puerta. Tomó el mango e inclinó la cabeza, encogiendo los hombros.
—Y yo creo que cometiste un grave error al dejar a Peter ir tan fácilmente.
Lyann se marchó y no miró hacia atrás cuando tomó la motocicleta y anduvo por la cuidad que nunca dormía el resto de la noche.
Vaya capítulo este. Admito que estuve tensa el rato entero en que lo escribía. En realidad planeaba que Lyann y Tony tuviesen una pelea más acalorada, pero creo que esto funciona perfectamente.
La inspiración para este capítulo me vino de repente. Ni sé cómo decirles, porque en algún punto de la noche estaba haciendo tarea y cuando terminé, estaba escribiendo este capítulo sin darme cuenta. Y debo admitir que es uno de mis favoritos hasta ahora. Hay tensión y muchas palabras con un significado pesado aquí.
Me gusta. ¿Y a ustedes?
Todavía no empiezo el siguiente capítulo, pero ya sé lo que pasará y es más que un hecho que les gustará. Lo sé como sé que puedo respirar. Es muy posible que me siente o mañana o pasado para empezar a escribirlo.
Gracias por leer, por votar y comentar. Sus comentarios me alegran el día cada vez que los leo.
Love,
Wolf Queen
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top