II | Solo una investigación
LYANN LLEGÓ A LA PREPARATORIA MIDTOWN CON UN CAFÉ EN LA MANO, UN CUADERNO DE NOTAS ABIERTO EN LA OTRA Y CON SUS AUDÍFONOS PUESTOS. Estaba demasiado ocupada leyendo sobre las leyes de la termodinámica para fijarse en las miradas de los demás cada vez que ponía un pie en la escuela... O eso quería Lyann que creyeran los demás. Le importaba muy poco tener la atención de media preparatoria sobre sus hombros, de todas maneras, teniendo un estúpido examen de química del que preocuparse. Alcanzó su casillero, murmuró definiciones y autores de la química para sí misma y se terminó los restos de su café helado con rapidez, ansiosa.
Lyann pretendió estar buscando algo en el fondo de su casillero cuando Peter Parker y su mejor amigo Ned pasaron justo a sus espaldas.
Al menos esta mañana se dignó en llegar temprano.
Bufando contra sus propios pensamientos, Lyann se acomodó la mochila, se removió los audífonos y un pesado suspiro salió de sus labios al verse rodeada por los murmullos de centenares de estudiantes, deseando con todas sus ganas poder estar en cualquier otro sitio menos que aquel. Y ciertamente quería estar lejos de la escuela con el endemoniado examen que tenía. Echó un vistazo al pasillo, buscando a alguien, pero su celular vibró y se concentró en responder el mensaje de Pepper.
"¿Sabes dónde dejé las facturas del mes pasado que me llegaron anteayer? —Señorita Potts".
"Mesa de comer. Gimnasio —Lyann".
"Gracias, cielo —Señorita Potts".
—Isaac Newton puede definitivamente lamer el piso de mi parte —dijo MJ, apareciendo de la nada.
—Fallaste —Lyann alzó la mirada de la pantalla de su móvil—. Otra vez.
MJ pisoteó con fuerzas.
—Demonios. ¿Cómo rayos logras tú sorprenderme a cada rato?
—Pregúntale a HYDRA.
—Está en mi lista de cosas por hacer, gracias —MJ se apoyó del muro de casilleros—. Al menos dime que lograste memorizar la formula de la Tercera Ley del loco ese.
Lyann hizo una mueca, cerrando su casillero.
—Me entró por un oído y salió por el otro.
MJ bufó.
—¿La vieja confiable, entonces?
—¡A garabatear en el pupitre se ha dicho!
MJ se echó a reír y Lyann compartió su sonrisa.
Lyann conoció a la chica una semana después de haber ingresado en Midtown. Bueno, MJ se animó a hablar con ella, en realidad. Lyann refunfuñaba por milésima vez sobre lo absurdo que era toda la situación mientras pasaba el rato del receso dentro de la biblioteca, haciendo tarea por adelantado porque no tenía nada mejor que hacer. MJ, que estaba sentada a unas cuantas sillas de distancia en la misma mesa que Lyann, murmuró lo estúpido que era aprender francés si ni ella misma planeaba viajar a Francia a que le indiquen dónde quedaba el baño más cercano.
A Lyann le costó bajar la guardia. No era la primera vez dentro de aquella primera semana que varios adolescentes trataron de entablar conversación con ella, solo para humillarla después. Sin embargo, MJ hizo exactamente lo contrario y solo esperó a que Lyann se sintiera lo suficientemente cómoda como para responder, asintiendo cuando la exagente de HYDRA le preguntó si era verdaderamente necesario tener que transcribir cinco páginas de un libro que estaba en francés.
—Con ese profesor no se puede abrir la boca. Simplemente haz lo que te pida y te salvas de la reprobada de tu vida, créeme.
MJ simplemente hacía que las cosas fuesen... un poco tolerables.
—¿Qué hiciste el fin de semana? —le preguntó la chica una vez se acomodaron en un pupitre compartido. Apoyó la mejilla sobre una mano, bostezando en el proceso.
—¿Y tú lograste dormir luego de, qué, cuatro días caminando como un zombie? —replicó Lyann rodando los ojos.
—Yo pregunté primero, Evans.
—Y yo me pregunto para qué te molestas en saberlo si sabes exactamente cómo paso mis fines de semana.
—Eres una chica famosa, mujer. Tienes que tener algo divertido que hacer.
—No cuando tienes a veinticinco gobiernos observándote, pero está bien.
MJ bufó.
—No me hagas muecas, jovencita, y comienza a escribir. Jenkins está por llegar y no quiero ver ese bolígrafo roto en mi nota.
Y así transcurrió la mañana, yendo de aula en aula, pasillo a pasillo, y durante el receso Lyann y MJ comieron en las gradas de la cancha de lacrosse. Se convirtió en su pequeña manía al las dos no querer estar cerca de personas, solo comían en la cafetería según el clima del día, aprovechando el momento rodeadas de gente para adivinar las personalidades de los demás. Bueno, Lyann obligaba a MJ a hacerlo.
Resulta que la chica era bastante buena analizando, lo cual, pensó Lyann, le ayudaría bastante si MJ fuese una agente.
MJ le comentó sobre la competencia del decatlón, que estará tomando lugar en Washington, de camino a su clase de historia. Al principio no solían compartir ninguna clase juntas, pero al tener a alguien que lograba tejer algunos hilos como Tony Stark hacía, Lyann pudo acomodarse mejor. Fue una de las condiciones que la Banshee puso ante el Hombre de Acero si quería que se "comportara como era debido".
Funcionó, pues para alguien con la tarea de vigilar a cierto chico que se hacía llamar el Hombre Araña como Lyann, tener a una persona tan observadora y atenta con MJ le sentaba tan bien como anillo al dedo.
—Parker dice que no podrá ir ala competencia.
Lyann frunció el ceño, sintiendo el interruptor de su curiosidad encenderse.
—¿Dijo por qué? —preguntó casualmente, fingiendo desinterés.
—Dijo que tenía que estar cerca en caso de que Stark lo necesite.
—Ah...
Claro, porque Peter Parker todavía esperaba la dichosa llamada del multimillonario.
Al recordar que cada mañana Happy siempre exclamaba lo frustrante que era el chico y sus constantes llamadas Lyann casi se encontró sonriendo, pero se detuvo mucho antes de que MJ pudiera darse cuenta.
Desventaja de conocer a alguien como MJ: fácilmente conoce todos tus secretos sin tener que abrir la boca.
Una vez más, Lyann demostró su profundo conocimiento en su clase de historia y cuando el último timbre del día sonó, la maestra Astrid la felicitó tanto a ella como a MJ por su desempeño. Ambas salieron del aula chocando los puños y decidieron reunirse en la casa de MJ para trabajar en su proyecto final de dicha clase, una exposición abarcando a diez personajes que destacaron en la sociedad del mundo.
Se despidieron luego tras pautar una hora de reunión y Lyann caminó hasta su casillero, sabiendo exactamente con lo que se iba a encontrar en el trayecto.
A Peter Parker saliendo listo para empezar su rutina de Hombre Araña.
"Camina más rápido. Iremos por hamburguesas —Happy El Gruñón".
Lyann rodó los ojos.
Tras pasar horas sentada en su escritorio terminando tarea, Lyann por fin pudo levantarse para dirigirse al gimnasio y liberar la tensión en su cuerpo contra el saco de boxeo. No hizo caso a las personas que hacían los preparativos para la mudanza y simplemente siguió su camino, saludando a Pepper cuando se encontraron en un pasillo y trató de no patear a Dedos de Mantequilla cuando movía una caja con su enorme brazo y casi le da en la cabeza. De si fue intencionado o sin querer, a Lyann no le importó, entró al gimnasio rotándose las muñecas e inhaló el aroma a goma y químicos de limpieza. Las luces se encendieron automáticamente y la voz de Friday le dio la bienvenida, a lo que Lyann pidió que reprodujera una playlist cualquiera y empezó su calentamiento al ritmo de Panic At The Disco.
Hace hora y media que le informó a Stark sobre el típico día del chico Parker, solamente cambiando el relato por su sorprendente puntualidad aquel día, cuando, dependiendo de la actividad criminal con la que el Hombre Araña se encontraba, Peter se levantaba unos minutos más tarde de lo acordado con su alarma. El multimillonario, como siempre cada vez que Lyann arribaba con el informe, simplemente murmuró un gracias y, dado al ajetreo en la Torre Stark, siguió concentrado en la mudanza. Tras eso, Lyann no tuvo más remedio que ir a ayudar a Pepper con el empaque de algunas cajas antes de regresar a sus estudios.
Ahora, con unos guantes puestos y su querido saco de boxeo, Lyann por fin liberó la ansiedad del día.
Puño tras puño, patada tras patada, Lyann golpeó con más fuerza, se movió a su alrededor y usó sus reflejos, ojos fijos en el saco, oídos atentos al ambiente que la rodeaba y pies moviéndose junto al tamborileo de la música. Izquierdo, derecho; Lyann pegó una patada. Derecho, izquierdo; el sudor le bajó por el cuello. Doble derecho; se enfocó en respirar. A través de la música pudo escuchar voces fuera de la habitación, las luces titilantes de la ciudad que nunca duerme le saludaron al echar un rápido vistazo por la pared de ventanas y su propio reflejo le saludó cuando volvió a concentrarse en golpear, golpear, golpear.
Y contra todo, las imágenes regresaron.
Recuerdos.
La risa de Natasha le dijo hola, en su lengua pudo saborear el recuerdo de las galletas de Wanda y la filosófica voz de Visión le habló sobre las estrellas. Frustrada consigo misma, Lyann golpeó con más ganas. Sam corría en las mañanas con ella, Clint le mandaba fotos de su hijo Nathaniel y Bucky compartía la mitad de su sándwich. Gruñendo, sintiendo la ira crecer, Lyann soltó patadas, olvidando que la música ya no se escuchaba y lo único que podía oír era el zumbido de su sangre corriendo, rápido y feroz como el corazón que latía furioso dentro de su pecho.
Steve Rogers llegó después. Juró que la protegería.
De repente, Lyann se detuvo.
El saco de boxeo quedó balanceándose frente a su nariz y su respiración era pesada y ruidosa. Se arrancó los guantes, sintiendo sus dedos temblar, y todavía gruñendo como un animal se apresuró en llegar a la nevera junto a la puerta y sacó una botella de agua, vaciándola con cinco largos tragos. No funcionó; la rabia seguía ardiendo por dentro. Lyann se pasó las manos temblorosas por el cabello, tirando de la cola de caballo. Se dijo que tenía que respirar, que debía calmarse, pero su cuerpo solamente... ardía.
Estaba furiosa.
Siempre estaba furiosa.
Podías sentirlo, las ansias de liberarlo todo. De soltar rienda. Pero en vez de eso, en vez de destruir las ventanas, quebrar el espejo y dejar a un centenar de empleados inconscientes con su agonizante y terrorífico grito, Lyann se contuvo. Se tragó las ganas y las ahogó, suprimiéndolo todo, y como consecuencia sintió una sensación nauseabunda.
Tuvo que apoyarse de la nevera para no caer por el repentino mareo y se llevó una mano la pecho, acariciándose la zona. La rabia comenzaba a disminuir, pero que su lado más enojado se calmara al fin era el menor de sus problemas si llevaba dos meses sin usar sus poderes y ahora los efectos secundarios salían a la luz.
Lyann ya conocía el proceso. Empezaba con las náuseas, los mareos y los brotes de fatiga repentina de vez en cuando. Siempre era lo mismo. No obstante, Lyann no quería pararse a pensar cómo su cuerpo reaccionaría a más meses sin usar sus habilidades, cuando con los mareos y la fatiga tenía ya mucho de lo que ocuparse.
—¿Le tocaba al saco hoy?
Lyann giró sobre sus pies, encontrándose con Happy en el umbral de la puerta.
—El saco es mi mejor amigo. Siempre le toca a él —Lyann sacó otra botella de agua y la abrió—. Mis cajas ya están listas, si es a lo que vienes. Pepper hará que las pongan junto con las suyas.
—No era eso a lo que venía, pero bien, me ahorras saliva. Toma esto. —Lyann tomó la tableta que le extendía.
Sus ojos se fijaron instantáneamente en el video que se reproducía.
—¿Qué estoy viendo?
—Un intento de robo de hace unos minutos en Queens —explicó Happy. Lyann asintió y dio un trago a su botella—. Sigue viendo. Se pone interesante justo... ahora.
Los ladrones entraron, forzando la entrada sin problemas. Llevaban mascaras de los Vengadores. Pero, tal y como dijo Happy, lo importante no era su cómica manera de hacerse pasar por un corrompido equipo de héroes que ya no existía, sino el equipo con el que cargaban.
A primera instancia parecían dos aparatos de rayos láser, ya que al uno de los ladrones accionarlo, el láser perforó el metal del cajero con bastante sencillez, pero entonces otro tipo tomó otro aparato de esos, lo accionó y lo que lucía como un campo de fuerza brilló en púrpura, lo suficientemente fuerte como para extraer el metal perforado como si de un imán se tratara apareció en pantalla. Los ladrones comenzaron a tomar todo el dinero que podían.
Y el Hombre Araña hizo su aparición.
Lyann supo desde el momento en que vio esas armas que Peter no lograría detenerlos. Al menos no si ellos contaban con el factor sorpresa.
El equipo de rayos láser dejó de ser rayos láser. De la boca del arma salió un rayo purpura que destruyó una pared, el cristal e incendió una tienda al otro lado de la calle. El campo de fuerza era lo suficientemente impresionante como para paralizar al Hombre Araña en el acto, suspendiéndolo en el aire como si la gravedad no existiera.
Lyann repitió el video. Dos veces. Luego volvió a verlo, esta vez haciendo zoom a las armas. Frunció los labios, pensando.
—¿Quieres que investigue esto?
Happy asintió.
—Lo que sea que encuentres dáselo a Tony. Le llamará la atención.
Lyann asintió. Regresó los ojos a la tableta.
—¿Happy? —El hombre se giró a verla justo cuando estaba por salir—. Sabes que no puedo involucrarme en nada de esto, ¿no?
—Es solo una investigación, Lyann. Nada más.
Y así de fácil, el hombre se marchó.
Lyann repitió el video. Tamborileó los dedos. Sus ojos se entrecerraron otra vez al fijarse en las armas y su potencia.
—Investigar y nada más...
Peter Parker volvió a quedar suspendido y Lyann pausó el video. El campo de fuerza cubría su cuerpo entero, paralizándolo, y, según calculó, solo el que llevaba el arma en las manos podía controlarlo. Sus dedos tamborilearon otra vez.
—Sí, claro.
Y luego de medio siglo, Lyann Evans ha renacido de las cenizas, gentiles amigos. No voy a preguntar porque sé que la extrañaron tanto como yo y créanme cuando les digo que desde que netflix subió Homecoming, corrí directo a trabajar en Lyann. Estoy muy feliz con los resultados de este capítulo a pesar de que lo hice en media madrugada, con un dolor de cabeza y un cuello que me estaba matando.
Pero salió bien.
Ahora, para los que no saben por qué me tardé tanto en actualizar, fue más porque encontré fastidioso tener que buscar página online para ver la película y seguir la historia, cuando me salen millones de páginas nuevas y un posible virus que me dañe mi preciada computadora. Pero ya no hace falta nada de eso y ahora estamos seguros con netflix.
Díganme, ¿qué parte del capítulo les ha gustado?
Por el momento, Lyann está siendo la niñera de Peter aunque ni él mismo lo sepa. However, la acción viene por ahí, no desesperen.
Y hasta aquí por hoy, fellas. Gracias por tenerme paciencia y por amar a Lyann.
Love,
Wolf Queen
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