veintinueve.
jungkook.
—¿Qué haces?
—Leyendo.
—Lo se, tonto.—Rodó los ojos, caminando hacia el sofá para tomar lugar a su lado.—¿Pero qué?
—La biblia.—Ahogó una risa.
—¿Por qué?
—No lo sé, quería ver si aún recordaba los versículos y me dio curiosidad leer sobre apocalipsis, tal vez podría llegar a entenderlo, pero aún no puedo.
—Habla sobre la caída del imperio romano.
—Lo se.—Asintió.—Eso me lo enseño...
Y callo.
Cerró el zíper de su boca.
Si mencionaba aquel nombre no sabía lo que provocaría en su vida.
La devastaría más.
—Ya veo.—Susurro Nayeon.—¿Por qué tienes una biblia?
—No recuerdo, supongo que me la traje como un castigo.—Se encogió de hombros.
—Deberías...de tirarla.
—No está permitido hacer eso, recuerda que es preferible regalársela a alguien.
—Si, pero...esa biblia, es la que tenías cuando vivíamos en Busan. No creo que...
—Sí, lo sé, no sé cuándo o cómo la metí entre el equipaje. Estaba buscando en el ático, revolví unas cajas y la vi ahí. Quise...quise volver a verla. Es una edición linda, siempre me gusto como es suave al tacto y como tiene esos pliegues rústicos.
—¿Que buscabas en el ático?
—Una cámara. Un álbum, pero no lo encontré.
Nayeon calló.
Suponía que la cámara y el álbum que buscaba era sobre las memorias de él y su ex novio.
—Están en mi casa.
—¿Enserio?
—Sí, tú las llevaste dentro de una caja cuando me ayudaste a mudarme. Me dijiste que no tenías el corazón para tirarlo y que era mejor que yo lo tuviera, así tú no te torturarías.
—¿Estaba ebrio?
—Sí, bastante.
—Es mejor así.
Cerró la biblia que tenía en sus manos y la dejó sobre la mesa de enfrente. Recostó su espalda contra el sofá soltando un suspiro pesado. Como si le doliera respirar.
Se sentía cansado, abrumado por las cosas que se había enterado.
Más roto de lo que ya estaba.
Habían sido días pesados en los que el recuerdo de Jimin le visitaba constantemente, que las palabras dichas le rodeaban y le ahogaban. Se sentía aún más hundido, como alguna vez ya se había sentido.
Era como un deja vu, sentir todos esos sentimientos de miseria, él ya los había sentido, antes de Jimin.
Ahora era un adulto y no un niño que sentía aquello, aquella miseria y culpa por cosas que él no pudo moldear al gusto de los demás. Otra vez las voces culpándole y señalándole se instalaban en su cabeza.
Lo único que le había logrado animar, de cierta forma, era hablar con Baekhyun, él era una mina de felicidad, le levantaba el ánimo con tan solo sonreír. Era de esas personas que con solo su presencia te ilumina el lugar. Se distraía hablando con él, haciendo llamadas y saliendo a comer de vez en cuando. Sentía como flores nacían de sus grietas.
Pero eran arrancadas en cuanto volvía a su realidad.
—¿Cómo te fue hoy?—Preguntó Nayeon.
—Bien. Fui con Yeri y Baekhyun a una tienda de ropa, nos dieron muchos descuentos solo porque había un stand de Yeri.
—Esa chica.—Rió Nayeon.—¿Después que hicieron?
—Fuimos a comer hamburguesas, Yeri pago porque había sido su día de cobrar. Por suerte ningún paparazzi nos siguió o algo parecido. Fue lo más discreto.
—Me alegro.—Sonrió.—¿Y...cómo es Baekhyun?
—Es...lindo, una buena persona, te encantará conocerlo.
—Ya lo creo.—Asintió sonriendo.—Si a ti te gusta a mi me gusta.
—Él no...bueno tal vez un poco.
Nayeon rió mientras pegaba su cabeza en el hombro de su hermano.
Ella creyó que cuando Jungkook se enterara sobre lo de Jimin sería un caos, que todo se iría a la basura y que tendrían que estar pendientes a todo lo que Jungkook haga, cuidándolo a qué no vuelva a pasar.
Pero se había equivocado.
O eso creía.
Porque Jungkook sabía disimular muy bien. Era un buen actor.
El mejor.
—Oí sobre el último álbum que sacó Jimin.—Habló Jungkook, rompiendo el silencio.
—Oh...¿Lo escuchaste?
—Solo dos canciones. Me pareció muy lindo el concepto que uso, solo vi la portada de su álbum pero luego investigué un poco más.
—¿Y...?
—Cada una de las canciones tiene su propia polaroid con un pedazo de la canción.
—Oi sobre eso.
—Y...muchas de las fotos que uso...s-son las que yo tomé durante nuestro tiempo juntos.
Nayeon tuvo que hacerse a la sorprendida.—¿Enserio?
—Sí.—Sonrió inconscientemente.—Él uso muchas fotos que representan lo que fuimos. Solo escuché dos canciones, la principal y la siguiente. Leí la letra de las dos...
—¿Y...que tal?
—Después de la letra de la titulada "We" ya no pude más.—Suspiró.—Después de leer la letra de esa canción al escucharla me llegaban recuerdos del principio de nuestra relación. T-todo se proyectó en mi cabeza mientras la escuchaba, lo volví a vivir.
Hablo mientras miraba a un punto perdido en la habitación. Hablaba tan vacío que podía escuchar un eco dentro de él.
—Kook...¿Estás bien?
—Sí.—Sonrió.
Se levantó del sillón tomando la biblia en sus manos y saliendo de la sala. Subió hacia el ático para dejarla en su lugar, oculto entre todas las cajas.
Se sentó en el piso de madera, con un vacío creciendo en su pecho, con el vacío consumiéndole poco a poco, pedazo a pedazo.
Recordar es volver a vivir.
Es volver a vivir esos días felices, donde creyó que duraría una eternidad.
Recordar era volver a vivir.
Volver a sentir cada sentimiento en la piel.
Volver a escuchar las promesas de papel que fueron tiradas al fuego después.
Volver a desenterrar como entre lágrimas se deshizo de la carga que había en su espalda mientras Jimin le tomaba de las manos.
Volver a sentirse seguro.
Recordar es volver a vivir.
Volver a recordar cómo su corazón fue arrancado y como su vida le fue arrebatada.
Volver a recordar que confío ciegamente.
Suspiro cansado. Recostó su espalda contra las cajas y sacó su celular.
En la soledad podía encontrar las fuerzas para hacer cosas que no podría.
Busco en el navegador las letras de las canciones de Jimin. Las leería.
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