setenta y seis.

;

Jimin y Jungkook salieron del tren envolviendo las chalinas sobre sus cuellos y poniendo los guantes sobre sus manos, el sol acompañaba su estadía mientras el viento frío aún golpeaba sus cuerpos, dieron una vuelta en sus sitios mirando los rincones de su destino. La estación en donde su tren se había detenido era un lugar rústico, lucía como la estación de trenes de alguna película, era muy bella y sencilla. Jungkook no tardó en hacerle unas cuántas fotos a los lugares más coloridos dentro de la estación, Jimin lo veía con una sonrisa mientras buscaba algún otro lugar que Jungkook pudiese fotografiar.

Para su suerte en la estación había un puesto que vendía mapas del pueblo al que habían arribado, compraron uno y una pequeña guía para que su viaje no resultara en ambos extraviados en la cima de una montaña. Aunque sería gracioso de experimentarlo. Estaban con una muy buena compañía.

Jungkook había aprendido a leer mapas gracias a sus incontables viajes.

—Woa, parece que aquí no ha nevado.—Señaló Jimin, no había ningún copo de nieve sobre los árboles.

—A veces en ciertos lugares el clima es distinto.—Comentó Jungkook.—Pero igual hace frío.

—Todos estos días han estado fríos.

Pero tú compañía los hace cálidos. Pensó, pero no lo dijo.

La sonrisa que le daba a Jungkook todos los días tal vez se lo decía disimuladamente.

Jungkook le hizo una seña a Jimin para que le siguiera, una seña qué tal vez pudo haberla reemplazado con solo tomarle la mano.

Salieron de la estación y lo primero que Jungkook hizo fue tomarle una foto al letrero de bienvenida, trató de pronunciarlo en un susurro pues no sabía la correcta pronunciación, aún le era difícil, tal vez unos meses más en Berlín le ayuden en su pronunciación.

—Lübbenau.—Dijo Jimin, haciendo un enredo de su lengua, luego rió por ello, cubriendo su rostro con su mano envuelta con un guante rojo.

Jungkook lo miró de reojo y sonrió, las mejillas rojas de Jimin se asomaban por sobre el guante, demostrando el frío ambiente.

Su travesía empezó comprando pequeñas cosas de una feria artesanal que se había instalado justo en la plaza del pueblo, Jimin compró pequeñas artesanías coloridas que lucirían bien sobre sus muebles, aumentando la colección que había empezado de recolectar muchas artesanías de los lugares que atravesaba con Jungkook, así tendría un recuerdo material de los recorridos largos que tenía con Jungkook en Berlín.

Jungkook compraba también pequeñas artesanías pero se iba más por los libros, así podría practicar su aleman, también iba por bijuteria, coleccionando algunas cadenas para sus amigos y hermanas, aumentando las manillas sobre sus muñecas. Entre una mesita que exhibía sus productos Jungkook encontró un par de brazaletes del mismo color, claramente eran brazaletes a conjunto que se podría compartir con un amigo o...con alguien más especial, inconscientemente miró a Jimin que estaba a sus espaldas con un diccionario en la mano tratando de hablar con una mujer para que pudiera adquirir más objetos, sonrió de lado y compró ambos brazaletes.

No supo el motivo exacto, o mejor, no quiso admitirse el porqué compraba ambos brazaletes.

Se lo empacaron en una linda cajita, juntos, Jungkook lo tomó y después de agradecer lo guardo en su mochila.

—¿Ya terminaste de tratar de hacer una conversación?—Preguntó parándose al lado de Jimin, claramente riéndose por cómo Jimin buscaba palabras en su diccionario.

—Hey, no te burles, mejor ayúdame.—Se quejo golpeando suavemente el brazo de Jungkook.

Jungkook asintió ahogando su risa y empezó a hablar con la mujer, después de estar tanto tiempo en Alemania había aprendido algo, por lo menos. Compró las cosas por Jimin y ambos pudieron agradecer por el amable trato.

—Pareciera que cuando me hablan me están regañando.—Dijo Jimin riendo y guardando las cosas que había comprado en su mochila.

—¿Verdad? Tienen un acento fuerte, pero luego te acostumbras.—Sonrió.—¿Quieres ir cerca del río qué hay por aquí?

—¿Hay un río?

—Sip, está muy cerca de aquí, podemos ir caminando, si quieres.

—Vamos caminando.

No les importaba caminar millas y millas, no importaba que sus pies dolieran al final del día y que tengan que hacerse sus propios masajes en la planta, porque a pesar de hacer un largo viaje caminando; estaban juntos. Hablaban sobre cosas banales o simplemente contemplaban todo desde sus lugares. Lo importante era siempre estar juntos, pasar aunque sea un tiempo de sus existencias caminando lado a lado.

Jimin señalaba los pagos que caminaban cerca y los pájaros que volaban por sus cabezas, Jungkook trataba de sacarle una foto a todos los lugares bellos que viera.

Jimin se adelantó porque vio de cerca unos tulipanes, había agarrado mucho el gusto por ellos, corrió hasta ellos y se agachó para verlos de más cerca, admirando sus colores y lo bellos que eran.

Jungkook le tomaba fotos a todo lo que él creía que era bello en el paisaje, por eso apuntó su cámara hacia Jimin, quien miraba con una sonrisa las flores y delineaba con su dedo índice sus pétalos.

Su costumbre de tomarle fotos a Jimin tal vez había vuelto. Junto a todos la sentimientos que jamás lo había abandonado, floreciendo como aquellos tulipanes y siendo acariciados por los rayos de sol, acompañados de las nubes y la noche.

Llegaron a las alturas del río, se sentaron a la orilla para descansar, aún el frío golpeaba contra sus mejillas. Jimin se sentó abrazando sus piernas contra su pecho mientras que con una rama hacia círculos sobre el agua. Jungkook fingió empujarlo logrando que soltara un grito bastante fuerte por el susto.

—¡Jungkook!—Regañó con la cara roja y tomándolo fuertemente del brazo que había hecho el intento de empujarlo.

—Mira tus mejillas, estás muy rojo.—Rió, sosteniendo la muñeca de Jimin.

—¡Pues claro! ¡Estabas a punto de empujarme!—Dijo golpeando suavemente el brazo de Jungkook.

—No te iba a dejar caer.

—Más te valía no dejarme caer.—Empujó del pecho a Jungkook acompañándolo en su risa.

Después de compartir risotadas se sentaron sobre el césped observando en silencio y dejando que el viento hable sobre sus orejas. Tiraban pequeñas piedras al río y también algún par de hojas verdes, trataban que los patos se les acercaran pero estos les daban la espalda mientras agitaban sus colas.

Después de estar sentados se cansaron de tirar piedras al río y se levantaron haciendo su camino de regreso hacia el pueblo para comer algo antes de irse. Después de hacer un recorrido oculto entre las flores perdieron el rumbo, no distinguieron sobre el norte y el sur, trataban de volver a su camino pero siempre llegaban al mismo lugar, tomaron la situación bastante bien; riéndose por cada vez que veían las mismas rocas amontonadas, se tomaron unas cuántas fotos entre los árboles y montañas mientras trataban de averiguar el camino devuelta al pueblo. Después de muchos intentos caminando en círculos reconocieron los tulipanes que Jimin se había detenido a oler y acariciar. Dieron un suspiro de alivio cuando entraron hacia el pueblo.

Aunque no hubiera sido algo malo perderse, estaban juntos después de todo.

Comieron de un carrito de pretzels porque no querían entrar a algún restaurante y llamar la atención, se compraron seis pretzels y los comieron acompañados de un jugo de naranja. Aunque no fuese un almuerzo bien elaborado estaba bien, porque sus estómagos estaban llenos de las mariposas que aleteaban sin control al verse a los ojos.

El día terminó con el sol escondiéndose entre las montañas, compraron nuevamente su pasaje hacia la ciudad y entraron a los vagones, yendo hacia los últimos donde pudieran tener privacidad.

Se pusieron a hablar sobre el pequeño viaje y sobre los distintos pueblos cercanos, muchos emblemáticos y otros muy turísticos. Jungkook propuso seguir con esta rutina de perderse entre el mapa y el vapor con una sonrisa.

—Oh, no creo que pueda...veras, mi estadía en Berlín va a terminar pronto y tengo que prepararme para un tour. Quisiera quedarme todo el tiempo para seguir viajando pero...mi agenda no me lo permite.—Dijo en un susurro con una mueca triste sobre sus labios.

—Tranquilo.—Jungkook sonrió, dándole calma a Jimin.—Tal vez después podamos hacerlo, todo se dará su tiempo, mientras tanto disfrutemos del momento. Y mucha suerte en tu tour, no te desgastes tanto.

—Conoces eso de mi, no me gusta parar hasta conseguir lo mejor.—Rió.

—Eres perseverante, siempre me ha gustado eso de ti, pero, cuídate primero a ti.

—Claro que lo haré, aprendí a priorizarme, no importa que ¿Cuanto tiempo te quedaras?

—No lo sé, posiblemente un poco más, me gusta estar aquí, podría incluso mudarme por completo y cambiar mi nacionalidad.—Rió recostándose en su asiento.

—Buena suerte con eso.—Sonrió recostando su cabeza en la ventana.

Ambos se miraron a los ojos desde su posición, viendo las maravillas que siempre encontraron en aquellos orbes, cafés y profundos, con una chispa dentro y con miles de estrellas relucientes. Todo era tranquilo a su alrededor mientras se observaban, el tren había partido y el paisaje por las ventanas empezó a moverse. Capturando sus miradas llenas de amor con montañas y un río prominente en su detrás.

El día había empezado con un sol en el cielo que no calentaba con sus rayos, pero el transcurso del día se convirtió en caluroso; no por el sol, sino por la compañía con la que gozaban.

El día termino nublado y gris, pero dentro del vagón en donde se encontraban había muchas luces, reluciendo de sus miradas, miradas dirigidas hacia el alma.

;





















;
esta es la última semana de este au :<

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top