Capítulo único

Se encontraba en un ascensor relativamente pequeño, el ascensor de la empresa, con un decorado exquisitamente minucioso y decorados de oro retorcidos y naturaleza tan detallada que parecía real, si no estuviera pintada de color oro; se encontraba bajando hasta la primera planta por debajo del nivel de la tierra para llegar al bar de siempre, a tener la charla de siempre y disfrutar de un rato de calidad al lado de su barman favorito (porque no había otro y tenía que conformarse, pero el hijo de puta era un rancio tremendo). Un sonido agudo, pero no molesto, sonó en todo el diminuto espacio cuadrado en el que se encontraba antes de que las puertas se abrieran y revelaran un pasillo decorado con bellas plantas, bambús, una fuente y agua a los lados, parecía la entrada a un hotel de lujo. Suspiró pesadamente y sus dedos acariciaron los lirios araña de color rojo que adoranaban todo el pasillo al lado del bambú, situados en diferentes jarrones decorados elegantemente con huellas de conchas marinas y textura de almeja. Metió las manos en los bolsillos, olfateando un denso olor a tabaco en el pasillo, cuando llegó al final, giró a la izquierda, viendo la bella entrada de un bar con un mostrador decorado estratégicamente. No había mesas, tampoco sillas a pesar de que el espacio era considerablemente grande, las únicas sillas que había eran las que estaban delante del mostrador, irónicamente no solía ir mucha gente a ese bar, sus compañeros preferían irse al bar de enfrente, porque no les gustaba estar bajo tierra, tenía compañeros muy paranoicos...

Dos figuras se encontraban delante de él; una de ellas era el rancio barman y uno de sus compañeros, una sonrisa cruzó sus labios con cierto sarcasmo y tomó asiento al lado del mismo.

- Hola, Clyde.- saludó cruzado de brazos sobre el mostrador.

- Hola.- respondió seco.

- ¿Vas a pedir algo o solo una charla casual?- giró los ojos hacia Cartman y sonrió con malicia.- ¿Lo de siempre?- asintió con la cabeza en respuesta.

- ¿Sueles venir?- preguntó Clyde alzando una ceja.- Este sitio es lúgubre como la mierda...

- La mierda no es lúgubre...- hizo una mueca con el labio.

- No hablen de mierda en mi bar.- ordenó Cartman frunciendo el ceño.

Una carcajada silenciosa se escapó de sus labios, sus dedos se deslizaron por la mesa, jugando como si fuera un niño con los pétalos de un lirio araña rojo que se encontraba sobre el mostrador, al lado de un perturbador cuervo que lo miraba fijamente, pero estaba disecado.

- ¿Te gustan las plantas?- preguntó el castaño de ojos morados.

Desvió los ojos de la planta hacia Clyde y sonrió asintiendo con la cabeza.

- No le toques los huevos a Yurb, Kinny.- dijo Cartman empujando una copa elegante que parecía digna de un bar de lujo por la decoración de la bebida y el exótico color de la misma.

- No estoy tocando el cuervo...- miró mal al castaño al otro lado del mostrador.- Estoy acariciando los pétalos de la flor...- le sacó la lengua retrayendo la mano y cruzándose de brazos nuevamente. Giró los ojos hacia Clyde.- ¿Nos echamos un billar?- ronroneó curvando sus labios como un felino.

- ¿Con o sin apuesta?

- En este bar siempre se apuestan cosas.- informó Cartman.- Si hubieras venido antes, lo sabrías...- se encogió de hombros.

- Nadie viene a este antro...- murmuró con un tono aburrido.- Venga va...- se apartó de la mesa después de tamborilear sus dedos sobre la mesa y tomarse toda la bebida de un solo trago.- ¿Qué nos apostamos?

- La vida.

Clyde se quedó pálido y miró fijamente a Kenneth McCormick, que no parecía haber hablado en broma y se encontraba seleccionando uno de los palos, revisando la punta y sonriendo con malicia al ver que era adecuada para el juego, aun así agarró el taco para que la punta estuviera perfecta aun así.

- ¿Estás bromeando, verdad?- dos pares de ojos se posaron sobre los suyos, lo hicieron estremecerse y temblar un poco.

- ¿Tienes miedo? Solo bromeaba...- rodó los ojos.- Obviamente no nos vamos a apostar la vida, ¿Quién te crees que soy?- soltó una carcajada.

- Oh... ah... muy bueno...- se rio con incomodidad y tembló un poco carraspeando y agarrando uno de los palos, sin mirar siquiera la punta.

Cartman se movió de la barra en la que estaba apoyado al ver al rubio oro y al castaño decididos por jugar la partida independientemente de lo dicho por Kenneth; y caminó relajado hacia la mesa de billar. Había una especie de palanca que el castaño giró, activando un resorte interno de la mesa, para que las bolas de billar empezarán a girar en el interior de la máquina y llegarán hacia la misma zona en la que se encontraba el espacio en el que se guardaba la caja triangular para situar las bolas, así podrían iniciar con la partida.

- Y entonces... ¿Qué nos apostamos?- preguntó Clyde viendo como el castaño con ojos heterocromáticos situar las bolas con el número 8 en color negro en medio del triángulo.- Por cierto, ¿Por qué las bolas son naranjas o moradas?- preguntó.- ¿No deberían ser lisas o rayadas?

- No es el típico billar, Clyde... Las mías son las naranjas.- dijo Kenneth sonriendo como un felino.- Me dan buena suerte...- le guiñó un ojo, y por la risilla de complejidad del castaño, Clyde frunció el ceño.

Kenneth tendría que evitar que las bolas naranjas cayeran, es decir, la máxima prioridad de Clyde era hacer que Kenneth perdiera todas las bolas naranjas para poder ganar la partida tirando la bola con el número 8; parecía contradictorio, pero Clyde entendió el mensaje, lo que no le gustó fue que ofreciera el juego, pero no lo dejara elegir el color con el que quería quedarse y qué color debía tirar para ganar al contrario.

- ¿Por qué tienes derecho a elegir? Tú ofreciste jugar, deberías dejarme elegir.

- Las bolas tienen una atribución, Clyde.- dijo Cartman con seriedad, retirando el triángulo negro y guardándolo donde antes.- El morado es el tuyo, no hay más discusión.

Clyde hizo una mueca con el labio y rodó los ojos.

- No eres más marica por aceptar el color morado.- Clyde frunció el ceño, ofendido por el tono de voz rancio y un poco arrogante que estaba usando el barman para dirigirse a él.- ¿Es necesario que mencioné las normas?- giró los ojos hacia Clyde, pues Kenny no parecía necesitar ningún tipo de explicación si tan habitual era que estuviera rondando por allí.

Una sonrisa demencial apareció en los labios de Kenneth cuando Clyde se negó a una explicación porque todo el mundo sabía jugar al billar.

- Bien, si te niegas a una explicación; empiezas tú.- miró a Clyde.

El castaño de ojos morados se acercó al tablero y golpeó la bola blanca, moviendo todas las bolas por la mesa, sin lograr que ninguna cayera, posiblemente porque no revisó la punta, y fue precisamente lo que hizo cuando vio las bolas moverse pero ninguna caer, y lo molestó bastante, pues eso le daba ventaja a Kenneth. El rubio oro se movió por el tablero, calculando su disparo, calculando la trayectoria y se posicionó con una mirada seria, apoyado en el tablero con una postura burlesca y casi sexualizada por el posicionamiento del cuerpo; Clyde se vio obligado a apartar la mirada por cómo había marcado el trasero, Cartman, por su lado, disfrutó de la vista sin perder detalle. Calculó unos segundos y entrecerró los ojos. Golpeó la bola blanca y tres bolas moradas cayeron a través del rebote en la trayectoria que realizó.

- Tú turno...- giró los ojos hacia Clyde.

- Te toca, tiraste tres bolas.

- Te dejo el turno...- movió la mano con indiferencia.

Clyde frunció el ceño por aquella seguridad y confianza que parecía tener el rubio oro y se acercó al tablero, pero repentinamente un mareo le hizo tropezar y agarrarse a la mesa de billar para no caer, incluso dejó caer el bastón y la copa que el rubio oro se estaba bebiendo, estuvo a punto de caer, si no hubiera sido porque el rubio oro la atrapó antes.

- ¡Hey! ¡No hagas trampas moviendo la mesa!- exclamó ofendido Kenneth.

- ¡Cállate, putón!

- No le digas putón.- ordenó Cartman frunciendo el ceño.

Clyde chasqueó la lengua contra el paladar superior, fingiendo que se encontraba perfectamente y se agachó para recoger el palo de billar. Bufó pesadamente y sacudió la cabeza ante otro mareo tentador que hacía que su cabeza diera vueltas. Logró concentrarse lo suficiente para poder hacer un disparo que derivó una de las bolas naranjas. Chasqueó la lengua nuevamente, aquella vez marcando un poco más la irritación y se apartó de la mesa un poco violento.

Kenneth movió su labio, como si fuera a decir algo, lo torció, haciendo una mueca. A su lado, Cartman lo observó detenidamente, pero al ver la sonrisa pícara del rubio plasmada en sus labios, devolvió la vista al tablero. Observando cómo se acercaba, dando un poco la vuelta a la mesa y se preparaba para golpear la bola blanca. Con un solo lanzamiento, derivó dos bolas moradas. Sonrió satisfecho al sudor los ojos hacia Clyde, un sudor frío empezó a bajar por su sien cuando Kenneth le dedicó una sonrisa socarrona.

- ¿Puedo pedir otra cerveza? Necesito concentración.

- Empieza a hacerte efecto los nervios, ¿eh?- murmuró Kenneth con picardía.

Clyde lo mandó a callar con un grito que hizo eco en gran parte del elegante bar. Kenneth ahogó una risilla.

- Bien, pero págame.- ordenó Cartman caminando hacia el mostrador y agarrando una de las cervezas.

Clyde no se movió del sitio, miraba fijamente las acciones de Kenneth para asegurarse de que no hiciera trampas; aunque Kenny no necesitaba hacer trampas, iba ganando de todas maneras. Cartman regresó con un botellín de cristal, el castaño de ojos morados le pagó con un par de monedas y le dio un largo sorbo para saciar las ansias. Una vez tragado, se acercó a la mesa una vez más. Sentía mareos muy intensos, pero lo achacó al consumo tan repentino de alcohol. Carraspeó. Sus manos temblaban y su vista no era capaz de enfocar la bola blanca que se encontraba apenas a unos centímetros de la punta del palo de billar. Tanto que acabó golpeando accidentalmente.

- ¡No le di! ¡No fue intencional!

- Le diste.- sentenció Cartman.

Kenneth se rio entre dientes, con cierta malicia. Y se sentó sobre el borde de la mesa de billar, posicionando su cuerpo adecuadamente y con un golpe tiró solamente una bola. Solo le quedaba una morada, además de la bola negra que Clyde había movido por el tablero como rebote accidental a la bola naranja que había movido, pero no tirado.

Clyde ahogó un jadeo, como si le faltara el aire, pero en vez de simplemente mostrar que estaba siendo víctima posiblemente de un ataque de ansiedad por ir a perder una partida que, por algún motivo no debería ser tan alarmante, se sentía como si al perder aquella partida fuese a morir de una forma o de otra.

Tenía un mal presentimiento.

Pero ahogó ese presentimiento tan venenoso que lo estaba alterando con un largo trago de cerveza hasta dejar solo un sorbo que se tomaría para el siguiente turno, si es que la partida no se terminaba...

Se acercó, con el cuerpo entumecido, con sus manos temblorosas, con los ojos un poco aguados, y entrecerrados, como si no pudiera ver bien, y aun con problemas para mantener el aliento en correctamente; y golpeó la bola, siendo una sorpresa traca de cuatro bolas tiradas. Kenneth parpadeó con incredulidad y giró los ojos hacia Cartman, este le guiñó un ojo y sonrió fanfarrón. Kenneth frunció el ceño, casi como si lo estuviera regañando por algo que, ciertamente, no había pasado, simplemente Cartman se estaba riendo un poco de él.

Cuando Clyde pensó que era su final, Kenneth falló el golpe, el propio rubio oro no tuvo reacción, de hecho solo apretó la mandíbula un poco y se frotó los ojos.

Clyde vio aquello como un posible golpe de suerte, o casi como si toda la confianza y seguridad se hubiera desvanecido repentinamente. El rubio oro se bebió todo el contenido de la copa que tenía a un lado en un solo trago. Soltando un suspiro largo, se rascó la nuca y volvió a frotarse los ojos.

- Parece que tienes una oportunidad, le diste a la bola perfecta...- se rio entre dientes captando la atención de Clyde que, interrumpiendo su golpe sin llegar a hacerlo, se quedó mirando al rubio oro con algo de confusión.- Me dejaste ciego de ambos ojos con el golpe que hiciste...- Clyde frunció el ceño sin entender.

- ¿Qué quieres decir...?- preguntó alzando una ceja.

- Oh... Cierto... Como te negaste a que explicara las reglas, no lo sabes...- se rio entre dientes con cierta malicia.- ¿Nos harías los honores, Cartman?- preguntó girando la cabeza hacia el castaño aunque estaba con los ojos cerrados.

Cartman carraspeó para aclarar su garganta.

- Uno. Los jugadores se turnarán a un golpe cada uno independientemente de si alguna bola ha sido derribada o no; si una bola contraria ha sido tocada o no, o si se golpea accidentalmente la bola negra con la bola blanca.- por ello Kenneth le permitió tirar aunque había colado tres bolas.- Dos, cada bola se atribuye a un órgano o sentido concreto del cuerpo, conforme la partida avance, los participantes irán perdiendo los sentidos poco a poco hasta que el último tire la bola 8, la cual está atribuida al corazón y al cerebro de quien sea que esté perdiendo la partida. Tres, en caso de estar empatados, el ganador será el primero que tire la bola negra y, por ende, haga que el corazón y mente de su rival se detengan. Cuatro, la partida no puede ser interrumpida hasta el final de la misma. Cinco, no se puede hacer trampas moviendo la tabla, pues las bolas solo interactúan ante los golpes de las otras bolas o de los palos de billar. Procedan con la partida.

Clyde estaba blanco como una estatua de marfil y bajó los ojos hacia la bola negra y hacia la única bola morada que quedaba, y después hacia las dos bolas naranjas que quedaban.

- No quiero jugar más.

- La partida no puede ser interrumpida.- repitió la cuarta regla.

- No puedes obligarme a seguir jugando...- ordenó Clyde fulminando con la mirada a Cartman.

- Fuiste tú el que aceptó jugar sin conocer las reglas...- remarcó el castaño cruzándose de brazos.

- ¡Vais a matarme!- gritó con desesperación.

- Haz el tiro.

- ¡No pienso seguir jugando!- gritó con el ceño fruncido.

Se alejó de ellos, dejando el palo de billar tirado en uno de los rincones del tablero y se dirigió hacia el pasillo con agua, bambú y plantas de lirio araña rojas, que parecían brillar con una intensidad y ser más abundantes que cuando entró, pero no le dio importancia. Apretó múltiples veces el botón del ascensor, pero no funcionaba, la luz ni siquiera se encendía. Maldijo en voz alta y empezó a golpear el botón con más fuerza.

- ¡Maldita sea! ¡Este maldito cacharro no funciona!- gritó haciendo eco en el pasillo.

Después de casi diez minutos de gritos ininterrumpidos, el castaño de ojos morados regresó a la sala principal y agarró a Cartman de las solapas de su traje de corbata, el uniforme del trabajo; y lo estampó contra una pared.

- ¡Activa el maldito ascensor! ¡Asesino!- gritó con escándalo.

Sintió el filo de una navaja en su garganta y al bajar los ojos del rostro de Cartman a un intento de mirar su nariz, vio una línea con un filo brillante que se apoyaba en su garganta, siguió la línea del brazo y vio a McCormick, sonriendo demencial, pero aún con los ojos cerrados.

Su respiración se volvió pesada.

- ¿¡Qué te crees que estás haciendo, demente!?- gritó con desesperación alejando sus manos del castaño de ojos heterocromáticos.

- Sigue la partida.

- ¡No pienso continuar jugando con ustedes, malditos dementes! ¿¡Acaso estáis compinchados!?

Kenneth no dijo nada, le tendió el afilado cuchillo de cocina al castaño y este regresó al mostrador. El rubio oro, usando el palo de billar y golpeando el suelo con suaves golpes que le hacían de guía, llegó hasta el borde de la mesa de billar, sin abrir los ojos en ningún momento.

- Una vez que todas las bolas han sido tiradas menos una o dos, en tu caso, tu ojo derecho, que es lo único que todavía funciona además de tu cerebro y tú corazón, solo te queda media hora de vida...- informó Cartman con una tranquilidad escalofriante.- Habéis pasado quince minutos jugando, y has pasado diez minutos gritando como un imbécil y tratando de hacer funcionar el ascensor... Solo te quedan cinco minutos de vida... Clyde Donovan...

La respiración de Clyde se aceleró y sus manos empezaron a temblar al mismo tiempo que sus ojos se llevaban de lágrimas con impotencia y dolor. Se tiró al suelo de rodillas y suplicó, mientras lloraba, que no lo matasen, que no quería morir, que tuvieran piedad... Todo aquello mientras Kenneth se apoyaba en la mesa de billar, con la respiración pesada.

- Deberían estarte fallando los malditos pulmones igual que a mí... ¡Deja de llorar, maldita sea!- gritó Kenneth sin abrir los ojos.- ¡Haz el puto lanzamiento antes de que los dos acabemos muertos por tu estupidez!

Clyde siguió llorando.

- Kinny...- el rubio alzó una mano, indicando que estaba bien, el castaño de ojos heterocromáticos no se acercó, su pequeña mirada de preocupación se convirtió en una mirada neutral una vez más.- Clyde Donovan, realiza el movimiento o me veré obligado a intervenir.- dijo con un tono seco.

Casi como si los sentimientos que había mostrado en la mirada que le dirigió a Kenneth no hubieran sido reales, y hubiera sido una mera actuación.

Clyde, al límite, se obligó a sí mismo a levantarse, haciendo uso del palo de billar como apoyo y se acercó a la mesa, con las manos y el cuerpo tan tembloroso y entumecido que no sabía si era porque estaba a cinco minutos de morir o por los nervios de que se estaba literalmente jugando la vida. Y justo al pensar en eso de "jugarse la vida" pensó en la apuesta que McCormick planteó al principio de la partida... Y se quedó congelado por un momento, pero realizó el movimiento, y aquello hizo que el rebote hiciera su magia y tirase, no solo una de las bolas, sino también la que McCormick debería haber tirado... McCormick sabía que iban a jugarse la vida... McCormick se rio como un psicópata cuando aceptó jugar sin saber las reglas... McCormick se rio como un loco cuando tiró la primera bola naranja... Cartman le guiñó un ojo a McCormick cuando había tirado cuatro bolas.

...

El juego estaba trucado...

...

Cartman y McCormick estaban compinchados...

...

Y en ese preciso y milimétrico instante en el que la bola morada caía al hoyo y empezaba a rodar tétricamente por el interior de la máquina hasta situarse junto a las otras bolas... Sintió que perdió la vista, que su mundo se volvía negro, y entró en pánico.

Sus gritos de horror como si estuviera viendo (en aquel caso viviendo) la película de terror más horripilante del mundo hicieron eco en todo el local. Así como sus lloriqueos. Y mientras eso sucedía, McCormick golpeaba con toques suaves la moqueta y madera de la mesa de billar, rodeándola hasta percibir tal vez la bola blanca cerca cerca. Una vez localizada la bola blanca, palpó con el palo la tela de la mesa de billar hasta detectar donde estaban tanto la bola negra, como la última bola naranja que quedaba en la mesa.

Inspiró profundamente y soltó todo el aire. Se posicionó, cargó el disparo, y golpeó la bola, no con mucha fuerza, solo gentilmente... La bola blanca rodó con la suficiente fuerza, golpeó la bola negra, y esta rodó directa a uno de los agujeros...

Una sonrisa demencial empezó a crecer en su rostro conforme la bola negra más se acercaba a su destino final.

Y cuando cayó, los agónicos gritos de Clyde...

Repentinamente se silenciaron...

Y su cuerpo cayó al suelo, rígido, silencioso, inerte...

Cartman ignoró ese hecho y miró fijamente a McCormick, algunas gotas de sangre cayeron de su nariz, casi como si hubiera recibido un golpe, se llevó la mano al rostro, concretamente a su nariz y se apoyó contra la mesa, dejando caer su peso contra ella; empezó a toser, casi como si se hubiera atragantado. El castaño inmediatamente se acercó a él y lo retuvo en sus brazos cuando perdió el equilibrio. Lo tumbó en el suelo, con la cabeza en su regazo, casi como si estuviera acostado en el suelo y Cartman fuera su almohada... Parte de la espalda estaba apoyada en su barriga, pero orientada hacia un lado, hacia uno de sus brazos...

- ¿Kinny? Ya se terminó... Respira...- el rubio oro no dijo nada, solo respiró profundamente por la boca, lento, pausado... Se limpió la nariz con una mano y suspiró pesadamente.- Relájate...- susurró con tranquilidad.

- ¿Cuánto me queda...?

- Acabas de aumentar tu esperanza de vi. . .

- ¿¡Cuánto!?- preguntó con desesperación. El ojo azul con morado del castaño brilló únicamente en morado y lo miró fijamente durante unos segundos, largos segundos.

- Dieciocho años, tres meses, una semana y cinco días...

La expresión del rubio oro se crispó y maldijo en voz alta haciendo eco en gran parte del establecimiento. Cartman no dijo nada más, solo lo mantuvo en su regazo acariciando sus cabellos con gentileza para tranquilizarlo.

- ¿¡Arriesgué la vida solo por dieciocho malditos años!?

- La siguiente vez seré yo...- El rubio oro repentinamente abrió los ojos y se enderezó rápido.- ¿Recuperaste la visión?

- ¡Ni se te ocurra!- gritó el rubio oro.

- Puedo manipular cualquier partida independientemente de las habilidades de cualquiera de los jugadores a los que me enfrente. Tú necesitas descansar...- el rubio oro lo miró encarnando las cejas con preocupación.

Cartman se acercó al cuerpo sin vida del castaño de ojos morados y se fue por el pasillo hacia el ascensor. Mientras, el rubio oro se quedó sentado en el suelo de aquel bar, al lado de la mesa de billar, a la cual apoyó su sien al dejarse caer hacia un lado. Suspiró profundamente y sus ojos se llenaron de pequeñas lágrimas que, pocos segundos después, empezaron a caer por sus pómulos. Al escuchar el sonido del ascensor y los pasos del castaño regresando, rápidamente se limpió la cara y disimuló las lágrimas. Se levantó de un salto y guardó las manos en los bolsillos.

- ¿Puedes levantarte?- el rubio oro asintió con la cabeza.- ¿Respiras bien?- asintió.- ¿Ves bien?- asintió de nuevo.- Me oyes, sientes el tacto, no pareces tener náuseas...- se acercó a la barra y agarró una rodaja de limón que, inmediatamente, se la puso en la boca al rubio oro, este arrugó su expresión y se apartó.- Y recuperaste el sabor...- se rio entre dientes con malicias cuando Kenneth lo miró con mala cara.

- Idiota...- bufó.

- ¿Vas a quedarte hasta que venga otro cliente o...?

- ¿Acaso tengo otra cosa que hacer además de esperar a que la próxima víctima aparezca y le podamos robar el alma para que pueda seguir viviendo a costa de los años de vida que podría haber vivido la víctima si no hubiera entrado en este purgatorio situado debajo de una empresa explotadora que hace trabajar a los clientes hasta matarlos y por eso vienen aquí?- rodó los ojos.

- Hmmm...- movió el labio haciendo una mueca y se rio con malicia.- No.

- En ese caso, ponme otro cóctel.

- Obviamente...- sonrió.- Con pétalos de lirio araña rojo.

- Como siempre, Cartman, como siempre...

Los dos se acercaron a la barra, el rubio oro se sentó en una de las sillas y se apoyó contra ella cruzado de brazos, mirando con detenimiento los bellos pétalos rojos de aquel lirio araña, sonrió embobado. Adoraba demasiado aquellas flores, tenían un encanto tan inquietante como una esencia maquiavélica y con un doble sentido. A su lado, el cuervo disecado lo miraba igual de inquietante, acercó los dedos corazón e índice para acariciar la cabeza sin que el castaño lo viera.

- No toques a Yurb, Kinny.- ordenó.

- No me estabas mirando.

- Pero sé que lo estás tocando...- se giró hacia él.- Ten...- le acercó la copa con un líquido con un tono que mezclaba un tono entre el color mandarina, la textura de la piña y la suavidad de las manzanas verdes, con cierto decorado en la parte de arriba que incluía, entre otros, frambuesas, arándanos y una rodaja de fresa.- Disfrútalo mientras puedas, alguien está bajando...

- ¿Tan rápido?- preguntó sorprendido. Cartman asintió.

Después de unos segundos, se escuchó el "clic" del ascensor que indicaba que la puerta se había abierto. Los pasos eran sordos, pues no se empezaron a escuchar hasta que no llegó a la sala principal.

- Buenas tardes, ¿Qué le pongo?- el cliente se encontraba observando el lugar con detenimiento, centró los ojos en el barman cuando le habló.

- Según la tabla de precios...

Aquella respuesta descolocó un poco al rubio oro, que inmediatamente giró los ojos hacia el cliente.

- ¿Eres nuevo en la empresa?- preguntó con duda, su rostro no le sonaba de nada.

Era un chico pelirrojo de ojos verdes y piel nívea llena de pecas que hacían contraste con su piel. Sus ojos estaban cansados y sin brillo, con unas ojeras alarmantes bajo sus ojos que trataban de ser ocultadas con maquillaje. Sus manos se veían frías y cansadas, sin fuerza, sus pasos eran fatigados. Pudo determinar tranquilamente que aquel chico estaba por caer dormido del cansancio en cualquier momento.

- No.- negó.- Soy Kyle, del departamento de recursos humanos, bueno, lo que era el departamento de recursos humanos, lo han disuelto aunque sea ilegal hacerlo; y nos obligaban a trabajar como el resto de trabajadores por casi una jornada de 20 horas... Estoy en mi ridículo descanso de cuatro horas...

- ¿No deberías ir a dormir ya que tienes al menos un poco de tiempo para hacerlo?- preguntó Cartman cruzado de brazos sobre el mostrador.

- No puedo dormir.- respondió sentándose en una de las banquetas.- No cobro mucho, porque técnicamente ni siquiera estoy contratado y me están pagando una miseria en negro, aunque técnicamente debería ganar mucho más que en nómina, pero bueno...- suspiró.- ¿Qué es lo más barato?

- Agua, gratis. Lo siguiente es un refresco de burbujas... cincuenta.

- Qué barato...- murmuró con sorpresa.- Normalmente cuestan casi. . .

- No estamos en un "normalmente", chico.- rodó los ojos.- ¿Agua o refresco?

- Refresco, me despejará un poco.

- ¿Nunca duermes?- preguntó Kenneth mientras Cartman se giraba a buscar el refresco.

- Llevo casi una semana sin pegar ojo - admitió.- Ya no siento ni las articulaciones...- suspiró pesadamente.- Pero estoy bien, nada más entré aquí mi cuerpo se relajó...

Cartman rodó los ojos y acercó la lata refresco con un vaso, el cual tenía una rodaja de limón y hielo, empujándolo hacia el chico pelirrojo.

- ¿Tienes suficientes energías para una partida...?- giró los ojos los dardos que tenían colgados en la pared de detrás.

- No... Ahora mismo no tengo energías para nada. Aunque esté más relajado, si me pongo a jugar a los dardos siento que voy a perder la vista.

Kenneth y Cartman compartieron una mirada cómplice que apenas duró unas décimas de segundo. El castaño asintió.

- ¿El trabajo es muy duro ahí arriba?- preguntó.

- Bastante. Al no tener contrato, claramente te pueden explotar laboralmente y nadie sabe nada de ti porque técnicamente no estás registrado en la empresa y tampoco estás asegurado. Por tanto, tienes que tener un cuidado inhumano porque al mínimo problema, puedes buscarte la muerte, y no es que haya otra forma de escapar de esa empresa si no es con la muerte.

Cartman decidió hacer un movimiento arriesgado.

- ¿Y si ya estuvieras muerto?- Kenny lo miró fijamente y entrecerró los ojos, negando con la cabeza; Cartman le hizo un gesto con la mano para que se calmara, indicando que sabía lo que hacía.

- ¿Y cómo estoy hablando contigo?

- ¿Y si te dijera que estás en el purgatorio y por eso eres consciente de tu cuerpo?

- El purgatorio no existe.- negó con la cabeza.- Se lo inventó la iglesia Cristiana para sacarle el dinero a la gente de Europa de la Edad Media.- rodó los ojos y chasqueó la lengua - Soy judío, no creo en esas cosas...

- Hmm...- hizo una mueca.- ¿Y aun así te dejaste contratar irregularmente...?

- No todos somos expertos en economía.- frunció el ceño.- Se supone que soy abogado, pero estoy trabajando como un maldito esclavo porque me amenazaron de muerte a mí y a mi familia.

- Pues déjame decirte...- el pelirrojo entrecerró los ojos.- Esto es el purgatorio, estás muerto.

Kenny lo miró con los ojos muy abiertos. Kyle igual, pero un poco más pálido, rápidamente frunció el ceño, desconfiando de sus palabras... fue a reclamar, pero Cartman siguió hablando.

- Y a tu izquierda tienes a uno de los acompañantes del Dios de la muerte...- Kyle giró la cabeza hacia él y lo miró de arriba a abajo; Kenny tenía sus ojos puestos en Cartman, con una fría amenaza.- Que se encuentra aquí para juzgar tu alma, arrebatartela, y quedarse con tus años de vida si no hubieras empezado a trabajar en esta empresa.

Kyle seguía mirando al rubio oro.

- ¿Está borracho?- cuestionó.- ¿Tienes problemas mentales?

- ...- miró al castaño.- Me gusta pensar que sí...- rodó los ojos.

Cartman frunció el ceño.

- Pero en realidad tiene razón.- la expresión de Kyle se crispó.- Él es uno de los magnates del infierno, y yo una de las putas de Satán que se encarga de recolectar almas...- suspiró pesadamente restándole importancia.- Y para seguir usando un cuerpo humano, tengo que usar los años de vida de ese humano para mantenerme joven y deseable por toda la eternidad...- se encogió de hombros.

- Ustedes dos están dementes.- sentenció levantándose de la silla y alejándose un paso del mostrador.

Sin decir más, se dirigió hacia el ascensor. Kenny miró fijamente a Cartman.

- ¿Y tú se puede saber porque se lo cuentas? Ahora se va a negar a jugar porque sabe que voy a juzgar su alma.

- Quería ver su reacción al saber que está muerto y no puede hacer nada para revertirlo.- se encogió de hombros.

- Imbécil.

Kyle regresó después de unos minutos exigiendo saber porque el ascensor no funcionaba.

- No puedes regresar porque no puedes revivir.- dijo Cartman cruzado de brazos.- Kenny debe juzgar tu alma en un juego, ya sean los dardos, el billar, los bolos, las anillas o lo que sea... Y si tú alma lo merece, reencarnarás, sino, caerás al vacío y de ahí, solo te espera el infierno...

- ¿Aún siguen con eso? ¡El purgatorio no existe! ¡Cuando alguien muere, no puede reencarnar!- exclamó con el ceño fruncido.

- En ese caso, si crees que no va a pasarte nada, ¿Por qué no juegas a una inocente partida contra él, uhm?- ofreció mirando al rubio oro.

- No.

- ¿Por qué? ¿Tienes miedo?- alzó una ceja el rubio oro.- ¿Tienes miedo a perder o tienes miedo a comprobar que realmente sí estás muerto?

- No estoy muerto y no tengo miedo a perder.

- ¿Entonces cuál es el problema de no jugar contra mí?- sonrió ladino.

- Es una pérdida de tiempo y en tres horas y media tengo que volver a trabajar. No tengo tiempo que perder.

- Oh, Kyle... créeme, tienes todo el tiempo del mundo una vez entramos aquí... Otra cosa es cómo se desarrolle el juego y según a lo que juguemos...

- No pienso creer en vuestras tonterías, dementes.

Kenny miró a Cartman.

- ¿Qué hago si se niega a jugar? Nunca se ha dado un caso de esos.- hizo una mueca con el labio.

Cartman suspiró pesadamente.

- Tengo que hacerme cargo personalmente, y odio tener que trabajar más de lo que tengo estipulado... Que conste que tengo que hacer tú trabajo, Ken...

- Fuiste tú el que le contaste todo, imbécil.

- Igual es tú culpa.

La expresión de Kenneth se arrugó con desagrado y algo de frustración. Rodó los ojos para recuperar la inexpresividad y continuó con su bebida con una tranquilidad inquebrantable. A su lado, Kyle lo miraba con el ceño ligeramente fruncido, sin entender la conversación, sin entender aquel pasotismo. Cuando giró los ojos hacia Cartman, lo último que sus ojos vieron fue un brillante ojo morado que le hizo perder la vista y una mano que se depositó en el centro de su cara, apagando su vista, sus sentidos, y su capacidad de movimiento, y acto seguido, cayó de espaldas al suelo, desmayado. Kenny lo miró desinteresado, sin expresión, sin emociones.

- ¿Infierno y reencarnación?

- Reencarnación.- emitió el castaño mientras el brillo de su ojo volvía a la normalidad, a ser un ojo marrón y otro azul.- Ve tú. Necesito un momento...

El rubio oro asintió sin protestar y se levantó de la silla para agarrar en brazos al pelirrojo y dirigirse al ascensor, depositando al pelirrojo sentado en una de las esquinas y apoyado en la pared. Pulsó el botón correspondiente una vez salió al exterior, el botón superior; las puertas se cerraron y la luz del ascensor empezó a subir...

Fue en ese momento en el que el rubio dibujó una gentil sonrisa y regresó por el pasillo, acariciando los pétalos de los lirios araña rojos. Se acercó al mostrador una vez más y se relajó en el asiento.

- Ya está...- musitó.- No he aumentado la esperanza de vida...

- Tienes dieciocho años de margen aún, Ken...

- ¿Qué son dieciocho años para alguien que ha vivido más de mil años?

- Touché...- se cruzó de brazos sobre el mostrador.- No haré otra vez lo que hice... si los superiores se enteran, podrían darme una buena paliza... No precisamente una física...

- Ya entiendo...

- Solo quería divertirme un poco...- se encogió de hombros.

- Igualmente...- se rio un poco entrelazando los dedos de las manos, apoyando los codos sobre la mesa y la barbilla en sus manos.- ¿La próxima vez juegas tú?

- Depende del margen de tiempo que tengas.

- Bien.- giró los ojos hacia la mesa de discos de viento, y una tentación acarició su mente, giró los ojos hacia el castaño y este pareció leer su mente, pues sonrió torciendo su labio.

Los dos se acercaron a la mesa de aire.

- No puedes matarme.

- Y tú no puedes enviarme al infierno. No tienes la autoridad de hacerlo...

- Oh, puedo debilitarte.

- Igual yo.- sonrió con maldad, entrecerrando sus ojos.

Los dos sonrieron con desafío y cuando el castaño activó la máquina, el brutal y épico enfrentamiento entre dos "inmortales" dio inicio.

FIN

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Hola a todos uwu

Primero que nada tengo que decir: "Yurb" significa "cuervo" en hebreo. ¿Por qué Cartman iría a tener un cuervo con un nombre en hebreo? Porque me gusta esa dualidad...

Y Kenny con los lirios araña <3

Adoro esa otra dualidad...

¿Y Kenny y Cartman siendo dioses / inmortales con el potencial de dominar el mundo?

JAHDJKDWEKDIEI Me gusta mucho la idea, pero la última parte ya no sabía ni como tirar... La verdad es que la última parte de este fanfic me ha costado bastante procesarlo y ha habido días en los que me rendí, porque no sabía como seguir y no continué, ósea, que fueron días totalmente perdidos en los que no escribí nada... Y hoy tuve la suficiente inspiración para poder finalizar la historia.

Un poco mal, lo sé, y forzado, también... Pero no es como que fuera capaz de finalizar la historia de otra manera, y lamento si el final es decepcionante...

Aquí las opiniones ------------------------->

Quiero saber vuestra opinión.

Otra cosa que tengo que decir antes de irme (más bien pedir) es si alguien tiene alguna idea o alguna petición en concreto sobre alguna pareja en concreto o algo (la trama ya sería capaz de pensarla yo), porque, sinceramente, no sé que escribir, y estoy un poco deprimida porque estoy sin inspiración para la cuenta primaria, pero SÚPER inspirada para la cuenta secundaria...

Lamento estar tan distante con esta cuenta últimamente *carita sad*

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line / Ecchisforlife

[5838 Palabras]

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P.D.: (Estoy escribiendo esto dos días después a todo lo que acaban de leer):

- Estaba pensando en escribir una historia de varios capítulos que tenga que ver, igual que "Guerra de Vampicántropos", con el tema de la dualidad de lobos y vampiros. Quiero saber vuestra más sincera opinión sobre esto, porque, sinceramente...

- Antes de empezar a escribir una historia que probablemente no os interese y tardar a saber cuantos meses en escribirla y que luego la recepción sea mala no, lo siguiente, prefiero evitarlo. He planificado toda la historia (de hecho, podría considerarse una versión alternativa a una historia que escribí para mi propio entretenimiento y que no me gustaba el desarrollo que esta historia tenía y decidí no publicarla, además, por la falta de desarrollo y el extenuante relleno que existe ene lla), solo faltaría escribirla basándome en los parámetros de esa historia original, pero quitando todo el cringe, el relleno y las cosas políticamente incorrectas que mi yo de 14 años consideró que era buena idea incluir (pedofilia, incesto, relaciones sexuales no consentidas, relaciones tóxicas, posesión tóxica, entre otras cosas que puede que os sorprenda, pero sí, en esa primera versión de la historia... literalmente... aparece XD), pero si no os interesa el tema, descartaré la idea o la dejaré apartada hasta que considere conveniente u oportuno.

- La trama sería aproximadamente algo como esto:

---> "Después de una ferviente lucha sin precedentes contra los vampiros, los lobos firmaron una paz contra los chupasangre, prometiendo que mientras hubiera paz, ningún lobo traspasaría la zona de vampiros, igual que ningún vampiro debería atravesar la zona de los lobos, el incumplimiento de esa básica norma haría que estallara un conflicto sin precedentes en el que cada uno de los implicados serían brutalmente asesinados y nuevamente se formaría una nueva guerra que duraría lo que tuviera durar hasta el exterminio de los agresores que quebrantaron la paz."

---> "Pero esta paz empezó a temblar desde el primer segundo que el hijo menor de la familia más fiel y leal al  líder de la manada, abrió los ojos por primera vez, siendo lo primero que sus ojos vieron, no fue a sus padres, a sus amigos o al propio líder de la manada que se encontraba presente, sino el bosque que delimitaba su hogar, del hogar de los vampiros... Y en él... El traidor de la familia que huyó por su cobardía y que desde mucho más allá de la frontera, observaba con orgullo como el nuevo cachorro nacía, cargando a su propio hijo en brazos..."

---> "Sin ser conscientes que ambos niños quedaron impregnados en los ojos mutuos a pesar de la distancia que los separaba... Y a pesar de la falta de madurez que existía entre ambos y que no se cumpliría hasta dos años después, cuando cumplieran los catorce años dado a su rápido crecimiento y procedimiento mental y psicológico..."

Obviamente la primera versión de esta historia incluye pedofilia e incesto, lo cual, ahora voy a entrar en tecnicismos turbios peeeeeero... en vez de tener un hijo (el traidor), era el el propio traidor quien tendría la relación con el recién nacido dos años después de su nacimiento, cuando tuviera 14 años... Lo cual hace la cosa todavía más turbia si tenemos en cuenta que el traidor tiene como 24 o así... AH, y sí, había incesto, así que el traidor resultaba ser el hermano del padre del crío, así que es su tío... LO CUAL LO HACE TODAVÍA MÁS TURBIO y no sé como mi yo de 14 años pudo escribir eso XDDDDDDD

Por suerte... En esta versión, que sería una versión estilo South Park y no con personajes de una serie que ya ni recuerdo cual es, pero que le dediqué un fanfic personal XD no habrá pedofilia, no habrá incesto, no habrá ningún tipo de agresión física, psicológica o sexual, y claramente las relaciones tóxicas de la historia original serán brutalmente eliminadas porque, en serio, la toxicidad superaba Chernóbil (o la relación de Cartman y Heidi en la serie), no sé ni como no me dieron ganas de vomitar al releer esa historia...

Como sea... si os interesa la trama, la escribiré, sino, no. Todavía no he empezado la historia, empezaré cuando ustedes me confirmen si quieren la historia o no uwu (votaciones abajo uwu)

Ahora sí, hasta aquí hemos llegado, espero que hayan disfrutado mucho de la lectura y espero que consideren la oferta de esta historia, sino la aceptan, de hecho, buscaré entre mis historias antiguas para hacer un re-write versión SOUTH PARK de alguna de las historias y tendré algo medio decente que publicar, espero/? XD

Aquí los que SÍ quieren la historia --------------->

Aquí los que NO quieren la historia ---------------->

Aquí los que son indiferentes y quieren proponer alguna idea ----------------->

[6627 Palabras]

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