27
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos .
Jorge Luis Borges.
Estaba allí , estaba realmente allí . Sus hermosos ojos verdes me examinaban como si no pudiesen creer lo que veían . No pude evitar comenzar a llorar .
- ¿ Victor ? - dijo Enoch detrás de mi con la voz rota .
- ¿ Melina, Emma, Enoch, Abe? - dijo confundido .
- No, no soy Abe - respondió Jacob - Soy Jacob Portman, soy su nieto.
- ¿ Cuánto tiempo ha pasado? - preguntó .
- Más de sesenta años - dijo Emma .
Victor dio un traspié hacia atrás, como si el peso de tantos años lo hubiese golpeado en el pecho.
- Te sacaremos de aquí - aseguró Emma .
- He intentado salir un montón de veces - explicó - pero al parecer los barrotes son de algún material más resistente que el hierro, y yo estoy realmente débil .
Victor tenía una mancha oscura de sangre a un costado de su camisa blanca y varios moratones por su rostro .
- ¿ Qué te hicieron ? - pregunté preocupada.
- Nada grave - respondió - Solo es el resultado de más de sesenta años en prisión .
- Te creíamos muerto - dijo Enoch con amargura - Te lloramos durante años ¿ Qué fue lo que sucedió ?
- Cuando salí del bucle, fui raptado por un tal Golan - respondió - He pasado por cada sala de tortura de este infierno. No ha sido para nada agradable.
- ¿ Cómo te podemos sacar de aquí ? - preguntó Jacob .
- Las llaves las tenía el guardia - dijo señalando al wight muerto.
Enoch rebuscó entre los bolsillos del hombre y sacó un montón de llaves . Las probamos de una en una hasta que la puerta de la celda se abrió . Victor salió deprisa y nuestros ojos se encontraron. Fue como si el tiempo no hubiese pasado, como si aún estuviésemos en Swansea haciendo planes de un futuro juntos. Corrí hasta él y me envolvió con sus brazos. No me di cuenta de cuánto lo extrañaba hasta que comencé a llorar.
- ¿ Dónde están los demás ? - preguntó Victor - ¿ Dónde está Bronwyn ?
- Fueron capturados, al igual que las ymbrynes - respondió Enoch - Hemos venido ha salvarlos.
- ¿ Tienes idea de dónde pueden estar ? - le pregunté .
- Deben de estar en un pasillo más al fondo - respondió - Aquí solo estamos los pocos veteranos que quedamos .
- Entonces vamos - dijo Jacob.
Comenzamos a caminar , mientras llamábamos a nuestros amigos. En un primer momento no obtuvimos respuesta, pero luego nos comenzaron a llegar sus voces de todas partes. Ver sus rostros apretados contra los barrotes de las celdas fue un alivio inmenso. Allí estaban todos.
- ¡ Os dije que vendrían a buscarnos ! - exclamó Bronwyn.
Los ojos de la pequeña se posaron en su hermano mayor y se quedó petrificada. Rápidamente sus ojos se llenaron de lágrimas y soltó un jadeo .
- ¿ Victor ? - dijo
- Hola, Wyn - respondió él acercándose a la celda de su hermana.
- ¿ Victor ? - exclamó Hugh - Pero ¿ cómo es posible ?
-
Los wights lo raptaron, nunca estuvo muerto - respondió Emma emocionada.
Todos lanzaron exclamaciones de felicidad y dejaron caer alguna que otra lágrima. Nadie podía creer que Victor Bruntley estuviese vivo.
- ¿ Cómo nos habéis encontrado ? - preguntó Millard .
- Ya os contaremos todo - repuso Enoch - pero antes tenemos que encontrar a las ymbrynes y sacaros de aquí .
- ¡ Están al final del pasillo ! - anunció Hugh - ¡ Detrás de la puerta grande !
- Vais a necesitar la llave - advirtió Olive para luego señalar las llaves que sujetaba Enoch - Es la grande y dorada.
- Ahora saquennos de aquí - dijo Bronwyn.
- No tenemos tiempo - dijo Enoch entregándole el resto de las llaves a Olive - Libérate a ti y a los demás .
- No se muevan de aquí hasta que volvamos - les ordené.
- De eso nada - se quejó Hugh - Iremos con vosotros.
No había tiempo para discutir, por lo cual asentimos y nos pusimos en marcha mientras Olive continuaba con su tarea de liberarlos. Cruzamos la enorme puerta del búnker y nos encontramos ante una larga habitación rectangular, iluminada por unas bombillas de color verdoso. Oímos que alguien se movía , pero un archivador nos tapaba la vista. Avanzamos en silencio y alcanzamos a ver un trozo de bata blanca y la calva de un hombre. Seguimos adelante entre escritorios llenos de papeles y estantes con cientos de tarros que contenían un líquido negro con motas plateadas, al cual identificamos como almas peculiares . Nos asomamos y vimos al hombre sentado de espaldas a nosotros frente a una mesa. Este escribía algo mientras asentía con la cabeza .
Entonces salimos y nos dirigimos a él. Emma extendió una mano dispuesta a quemar al hombre, pero justo cuando estaba por suceder, él se dirigió a nosotros .
- Hola de nuevo . Os estaba esperando .
Su voz resonó en mi cabeza y me dio un golpe sin manos. Era Caul, jamás olvidaría su voz.
- ¡ Dinos dónde están las ymbrynes ! - exigió Emma con un par de llamas en las manos .
El hombre se dio la vuelta y casi me desmayo . Su rostro no era más que carne derretida. No podía haber sido él quien había hablado, sus labios se habían fusionado entre sí . Aquel no era Caul.
- ¿ Dónde estás ? - grité furiosa.
- ¡ Eso no importa ! - dijo Caul a través del altavoz - Habéis venido y eso resulta mucho más sencillo que salir a buscaros.
- ¡ Tenemos un ejército de peculiares en camino ! - mintió Emma .
- En todo Londres no hay suficientes peculiares para formar un ejército - dijo Caul echándose a reír - Y no se preocupen, ahora mismo podrán ver a sus queridas ymbrynes.
El hombre desfigurado pulsó un botón y un panel se deslizó sobre la pared. Detrás había un cristal grueso y poco a poco empezó a distinguirse una estancia con aspecto de sótano, con un revoltijo de muebles y formas humanas en extrañas posturas.
- ¡ Es Miss Glassbill ! - chillé al distinguir a la ymbryne.
Miss Glassbill estaba sentada inexpresiva con sus dos icónicas trenzas simétricas a ambos lados de sus cabeza. A lo largo de los años, ella había visitado a Miss Thrush en muchas ocasiones. Golpeamos el cristal y la llamamos, pero ella solo se limitaba a mirarnos fijamente.
- ¿ Qué le has hecho ? - exclamé .
- Le hemos extirpado un poco de su alma - respondió Caul - Eso suele dañar el cerebro .
- ¡ Eres un canalla ! - gritó Emma.
- Solo me he llevado un poquito - dijo él - El resto de vuestras niñeras están en perfecto estado de salud.
Una potente luz se encendió en la sala y pude ver que las formas humanas en extrañas posturas no eran más que maniquíes. Pero entre ellos, amordazadas y atadas a sillas , estaban nuestras ymbrynes.
- ¡ Son ellas ! - dijo Enoch.
La luz se apagó de golpe, impidiendo que pudiésemos reconocer a alguien más que no fuese Miss Glassbill.
- Alma también está ahí - dijo Caul - No quiero tener que matarla, pero para que eso no ocurra necesito que me entreguéis lo que quiero.
- ¿ Qué es lo que quieres ? - preguntó Jacob.
- Solo un poquito de tu alma - respondió - Quiero solo lo suficiente para llenar un cuentagotas.
- La quieres porque crees que te ayudará a entrar en la biblioteca de las almas - replicó Jacob.
- Ya veo que has hablado con mi hermano - dijo Caul - Pues, finalmente he localizado Abaton y esta combinación perfecta de ymbrynes me han abierto la puerta . Pero te necesito, tú y yo pasaremos a la historia peculiar.
- Si obtuvieras es clase de poder, harías del mundo un infierno - contestó .
- Es cierto que he convertido en un infierno las vidas de quienes se han interpuesto en mi camino - dijo - pero ahora que casi he alcanzado mi objetivo, estoy dispuesto a ser generoso . Cuando yo esté al mando no volveremos a escondernos. Dominaremos el mundo y a todos sus habitantes. Permite que te sometan a la intervención , y cuando tenga lo que quiero os dejaré libres , y a las ymbrynes también.
- No pienso ayudarte - se negó.
- Así será más divertido.
Un potente timbre resonó y Jacob se puso más tenso que un hombre después de un día de trabajo.
- ¡ Está subiendo un hueco ! - dijo Jacob - ¡ Va a entrar en esa sala !
- Empezaremos con un solo espíritu hueco - indicó Caul - Si te encargas de él, te presentaremos a sus amigos.
- ¡ Déjanos pasar !
Una puerta se abrió en el cristal y nos apresuramos para entrar, pero cuando Jacob y Emma estuvieron dentro, la puerta se cerró impidiéndonos el paso. Entonces me quedé allí , entre Enoch y Victor, muerta de miedo y sin saber que hacer.
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