24
Siento que después de ti cualquier beso en otra boca es un error .
Jarhat Pacheco.
Ya había pasado un buen rato desde que Jacob y Emma se habían ido con Sharon en busca del hueco. El señor Bentham nos había dejado a Enoch y a mi a solas en la biblioteca , y la verdad es que cada uno agarró un libro para evitar hablar. Aún me ardían las mejillas con tan solo pensar en nuestros besos. Su sabor estaba impregnado en mis labios con tanta fuerza que dolía .
- Estoy aburrido - se quejó él rompiendo el silencio .
- Yo igual - dije .
- Hablemos - me dijo soltando su libro - Cuéntame algo sobre ti .
- ¿ Qué quieres saber ?
- Lo que sea - respondió - ¿ A qué edad descubriste tu peculiaridad?
- Eso fue a los trece años - le dije - Necesitaba un lápiz, y cuando fui a por él, él vino a mi.
- Que locura - dijo riendo .
- ¿ Y tú cuándo lo supiste ? - pregunté .
- Debía de tener unos ocho o nueve años - contestó - Nací en una familia de funerarios y pasaba la mayor parte del tiempo entre muertos. Siempre sentí como si los difuntos me llamasen y sentía una fuerte atracción hacia ellos. Un día , cuando mis padres no atendían , le di vida a uno de los muertos. Mamá se desmayó cuando aquel hombre exigió volver a casa. Nadie podía explicar cómo había ocurrido aquello, ni siquiera yo mismo. Con el tiempo le agarré el truco y se me hizo más fácil moverlos a mi antojo. Debiste haber visto las batallas épicas que hice en la funeraria de mis padres . Pero esas cosas llamaban mucho la atención . Por ellos comencé a crear mis homunculus , eran más discretos y mucho más fáciles de hacer.
- Tienes una peculiaridad increíble , O'Connor - le dije .
- Eso es lo que puedo hacer - me dijo - tomar la vida de una cosa y dársela a otra , tanto si es arcilla como si es algo que había estado vivo y ya no lo está .
- ¿ En qué año naciste creador de homunculus ? - pregunté .
- Pues nací el 3 de diciembre de 1892 - respondió .
- ¡ Anda ya ! - exclamé - Yo nací el 24 de abril de 1899 ¡ Eres solamente siete años mayor que yo ! - una extraña alegría se apoderó de mi - Podíamos habernos conocido fuera de la vida peculiar.
- Pudiese ser, - dijo él - pero soy del este de Londres y tú de Luxemburgo,eso sin contar que luego te fuiste a Swansea .
- Pero pudiese haber ocurrido.
- Cuando Miss Thrush te acogió , Miss Avocent me había llevado con ella hacía seis años ya.
- Eres un pesimista .
- Solo soy realista - replicó - Estaba escrito que debías conocer primero a Victor .
- ¿ Qué tiene que ver Victor con nosotros?
- Mucho - respondió - Él fue tu primer amor, el chico que te enseñó a amar - explicó - Yo pretendo ser tú último amor, el que te recuerde como se siente estar enamorada.
Quedé de piedra ante sus palabras. Enoch me besó con tanto sentimiento que incluso temí estar soñando . Cuando nos separamos , sus oscuros ojos atravesaron los míos , expectantes en busca de una respuesta .
- Si me enamoro de ti, jamás podré volver a ser la misma persona - le dije con una lágrima bajando de mis ojos.
- Entonces no lo seas - respondió .
Enoch secó mis lágrimas, besó mi frente y me dio un abrazo . Él era una de mis mayores debilidades. Me costaba entender como podía haberlo llegado a querer tanto en tan poco tiempo.
- ¡ Ya están aquí ! - nos avisó Nim asomándose a la puerta .
Sin pensarlo dos veces , Enoch y yo corrimos por el pasillo siguiendo a Nim. El señor Bentham salió de una habitación y nos acompañó hasta la entrada . Ya casi era de noche . Jacob y Emma traían consigo un carrito de lavandería lleno de ropa sucia y sobre este, dos pequeños oseznos .
- ¿ Por qué habéis traído a estos torvos ? - dijo el señor Bentham sin ni siquiera detenerse a saludar - ¿ Dónde está el espíritu hueco ?
- Está aquí - respondió Jacob .
El chico nos hizo un gesto a Enoch y a mi para que agarráramos a los oseznos , y eso hicimos . Él y Emma se pusieron a retirar la ropa del carrito. Cuando terminaron de sacarlo todo, pudimos verlo. Se veía pequeño e indefenso , cubierto de sangre y lo que parecía ser pintura .
- ¿ Qué le han hecho ? - dijo Bentham alarmado al ver tanta sangre .
- Fui yo - dijo Jacob - No tuve más remedio.
- Casi se come la cabeza de Jacob - explicó Emma .
- Pero no está muerto ¿ verdad ? - preguntó - Muerto no sirve de nada .
- Está muy débil - respondió el chico - No sé cuánto más va a durar con vida .
- Nim, llama a la sanadora ahora mismo - ordenó Bentham.
Nim salió corriendo a toda prisa luego de asentir unas cuantas veces con nerviosismo. Bentham nos guío hasta la cocina y nos ofreció galletas y frutas . Nos explicó que había llevado a cabo los preparativos necesarios para encender su máquina, lo único que faltaba era conectar al espíritu hueco.
- ¿ Puedes soltar ya a ese osezno ? - me dijo el señor Bentham.
- Lo siento - dije poniendo al pequeñín en el suelo - es que es muy adorable .
- ¿ Está seguro de que va a funcionar ? - le preguntó Emma al hombre.
- Todo lo seguro que puedo estar sin haberlo probado antes - respondió .
- ¿ Le hará daño al hueco ? - preguntó Jacob .
- Claro que no - dijo Bentham.
La sanadora entró a la cocina y me sorprendí al verla. Las únicas partes visibles de su cuerpo eran su ojo y su mano izquierdos. Parecía faltarle la mano derecha , y la otra mano la sostenía un muchacho de piel oscura. Este guiaba a la sanadora como si estuviera ciega.
- Soy Reynaldo - dijo el muchacho con acento francés - y esta es la Madre Arena. Yo hablo por ella .
La mujer se inclinó y le susurró algo al oído .
- La Madre Arena espera que estés mejor - me dijo el chico .
- Si, ya estoy mejor - me apresuré a responder - Muchas gracias.
- Necesitamos que cure a este - dijo Bentham señalando al carrito - Es un espíritu hueco. Es muy importante que le salvemos la vida .
La Madre Arena nos ordenó a través de Reynaldo que sacáramos a la bestia del carrito. Pusimos al hueco dentro del alto y profundo lavabo y allí limpiamos sus heridas con cuidado de no quitar la pintura que nos permitía verlo.
- Ahora bien, Marion - le dijo Bentham a la sanadora - no hace falta que lo cures por completo , solo necesitamos mantenerlo con vida .
- Sabemos lo que hacemos - dijo Reynaldo - Ahora va a hacer el polvo . Echaos atrás y procurad no respirar si no queréis quedaros dormidos.
Nos apartamos y el muchacho dejó a la vista lo que quedaba del brazo derecho de Madre Arena. Ella comenzó a frotarse el muñón con la mano izquierda y una arenilla blanca flotó en el aire . Reynaldo recogió la arena . Mientras más arena se creaba, más disminuía el tamaño del muñón de Madre Arena. Reynaldo devolvió la arena a la sanadora y esta le sopló un poco en la cara al hueco. La arena que utilizaba era parte de su cuerpo y por lo tanto existía una cantidad limitada, según nos contó Reynaldo. Cada vez que curaba a alguien, se desgastaba un poco más .
- Si le resulta doloroso ¿ por qué lo hace ? - pregunté .
- Lo hago porque es la manera en la que he elegido servir - respondió a través de Reynaldo.
- Eso es admirable - dije humildemente - Gracias.
La recuperación del hueco tardaría un poco, por lo cual nos retiramos nuevamente a la biblioteca , pero esta vez acompañados por Jacob y Emma.
- ¿ Realmente creen que nuestros amigos siguen con vida ? - dijo Enoch.
- ¡ Enoch O'Connor! - lo reprendí - ¿ Cómo puedes decir eso ? Claro que siguen con vida.
- Es que a estas alturas los wights pueden haber cosechado sus almas, o haberse dado cuenta de que las ymbrynes no les sirven de nada y haber decidido torturarlas - replicó el castaño.
- No ha pasado tanto tiempo - repuso Jacob.
- Cuando volvamos allí ya habrán pasado al menos cuarenta y ocho horas - dijo Emma contagiada por la negatividad de Enoch - Pueden ocurrir cosas horribles en dos días .
- No puedes pensar en esas cosas - le dijo Jacob - No tiene sentido atormentarse sin saber con seguridad que ha pasado .
- Tenemos un motivo para atormentarnos - dijo Enoch - Si pensamos en lo peor y termina siendo cierto, estaremos preparados para afrontarlo.
- Creo que nadie está nunca preparado para afrontar algo así - le dije .
- Tienes razón, pero hay que hacerlo.
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