Volvía a tenerlo en sus brazos (26)

El lugar entero se quedó en silencio, pero el eco rebotaba en todas las paredes como si quisiera regresar. Los acordes de la música eran tan punzantes y altos que anulaban por completo ese eco.

- Al menos cumplimos con el objetivo.- la rubia arrugó su labio con irritación y molestia, su rostro era una mezcla de sufrimiento, impotencia y furia por no poder actuar de forma violenta para detener los gritos.- ... Señor...- también existía un poco de resentimiento, miedo y rencor por posibles represalias que podrían haber sobre ella al tardar tanto en decir: "señor" para dirigirse hacia el demonio de un solo ojo.

Especialmente cuando estaba tan furioso.

El castaño giró los ojos hacia ella regresando a un rostro serio, pero aun con las venas marcadas en su sien y cuello. Sus dientes estaban afilados. Tanto como sus ojos. Pero todo eso se convirtió en una dócil y gentil mirada al menos durante unas décimas de segundo al observar al rubio en los brazos de la acompañante de la arrogante rubia. Tanta docilidad que incluso se planteó por unos segundos no castigar a la rubia. Su rostro volvió a la seriedad absoluta y con un solo paso, se encontraba justo delante de la pelirroja, esta vaciló y tembló, retrocediendo incluso un paso; más todavía cuando el grito de Estella, la pobre rubia que poseía el poderoso título de ser la tercera pata, empezó a agonizar en el suelo como si alguien la estuviera estrangulando, llorando y suplicando con voz ahogada mientras la inexpresividad del castaño indicaba la poca culpabilidad que sentía ante aquellos atroces tratos a sus compañeros, más bien esclavos... Los brazos de Red temblaron, pero fue capaz de entregar al rubio oro, quien definitivamente había quedado inconsciente por los gritos y la influencia nociva que causaba en sus oídos una vez estuvieron delante de él. Siendo tan débil en aquellos momentos que sentía la influencia de Cartman sobre él y era horrorosa. Realmente incluso ellos hubieran quedado inconscientes si no tuvieran tanto poder al ser arañados por Cartman.

- ¿Lo mataron?

- N-No señor... D-Despertó, pero volvió a quedarse inconsciente al entrar en este espacio, señor...- respondió la pelirroja con un ligero temblor en su voz.

Acomodó al rubio en sus brazos, contra su pecho, al estilo nupcial y una mirada fingida por encima del hombro, casi menospreciante fue la que le lanzó, casi como si la idea de secuestrar al rubio oro hubiera sido por capricho de los demonios y no una ordenanza; después de todo, ninguno de los presentes recordaba quién había sido él o porque lo quería en sus brazos con tanto esmero. Miró a los demonios que allí se encontraban, todos los que quedaban de hecho, y ordenarles que desaparecieran de su vista inmediatamente y solo regresaran cuando algo grave ocurriera, algo como una intromisión o un intento de los cazadores por recuperar al rubio oro. De hecho, mencionó que si alguno era capaz de matarlos hasta no dejar a ninguno, les daría un poco más de sangre, y eso los incentivó a todos para lanzarse como bestias salvajes y si fuera necesario derribar el templo entero hasta los cimientos... Solo por el insano deseo de ser un poco más fuerte... Y así convertirse en el favorito...

Aunque no importaba cuando lo intentasen, ese puesto estaría vacío porque nadie podría rellenarlo jamás...

Asintieron con la cabeza y todos desaparecieron. Con un par de pasos, apareció en el cubo, pero no sobre el mismo, para sentarse en el trono; sino en el interior del mismo, donde un enorme corazón arraigado al suelo, paredes y techo del mismo, latía provocando que el ambiente se llenara de música de cuerda, siguiendo el ritmo de su ira, de sus emociones, de sus sentimientos.

La música era gentil y relajada en ese momento.

Llenaba el espacio de unas ondas tranquilas y nostálgicas.

Dejó al rubio oro sobre una superficie suave y amoldada, no era una cama, pero podría ser algo similar a una cama, simplemente era un bloque acolchado con lo que parecía ser arena, como si fuera un puf gigante, pero más rígido, y no se deformaba tanto... Era una superficie de terciopelo, daba gusto acariciarlo, de color rojo. Esperó pacientemente las horas que fueran necesarias hasta que el rubio oro reaccionase, aunque fuera solo para girarse en el colchón y definitivamente relajarse sobre la tela.

- Tan dormilón como en los viejos tiempos...- dejó escapar un bufido rodando los ojos.

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Volver a despertar en aquel tormentoso espacio negro sin paredes o techo parecía ser un castigo psicológico por quedarse inconsciente al escuchar los gritos tan potentes e imponentes del demonio que era el origen de todo: Eric Theodore Cartman, el peligroso demonio de un solo ojo. Indudablemente, Kenneth asumía que parte de culpa el haberse quedado atorado en aquel ambiente de la inconsciencia tenía que ver con Kenny Johns y su reencuentro con Eric Cartman. Kenneth sabía perfectamente que Johns estaba atrapado en su cuerpo y mente, y que las posibilidades de salir o incluso controlar su cuerpo eran nulas, después de todo, podía ser muy buen actor, pero definitivamente la forma impotente en la que hablaba respecto a la muerte de Cartman eran claras evidencias de que no podía impedir que lo atacara. Y aunque en gran parte su cuerpo se sentía aliviado, al mismo tiempo se sentía disgustado.

Era una mezcla extraña de sensaciones, como si tuviera una especie de compromiso o promesa mental no dictaba, pactada o establecida en la que no haría algo que pudiera enfurecer al demonio y que eso lo llevara a temer por acceder a ese espacio de la inconsciencia y ser perseguido e indudablemente herido, por aquel demonio tan poderoso.

Especialmente cuando estaba desarmado, pues no tenía un solo arma a su favor con la que poder luchar en ese caso.

- Hey...- aquella voz en su nuca, cerca de su oído lo sobresaltó y retrocedió varios pasos dándose la vuelta.

Aquel demonio tenía la mala costumbre de aparecer a su espalda, como si le resultara divertido asustarlo. Nuevamente estaba sonriendo ampliamente, parecía que la sonrisa nunca se esfumaba de sus labios, sentía que algo malo pasaría al momento de que eso sucediera. Su forma humana ya le resultaba conocida, pero en ese momento su mirada se fijó en las sandalias...

- ¿Cuál es tu impresión del pode. . .?- sus labios se movieron con gentileza, pero fue interrumpido en mitad de la pregunta.

- ¿Eres una Oiran o algo por el estilo?

- ...- bajó los ojos a su ropa y acarició gentilmente uno de los pliegues del kimono.- Por supuesto que no...- negó con la cabeza como si resultara evidente.- No era de la alta cortesía, obviamente tampoco podía ser un aprendiz... ¿Te recuerdo que soy un varón?

- ...- carraspeó.- Perdón.

Escuchó una carcajada que le hizo centrar sus ojos en el rubio de ojos morados una vez más.

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Momento de conversación Kenny Johns - Kenny McCormick

:DDDDDD

Me gustaaaaaaaa :3

Aquí las opiniones ---------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1182 palabras]

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