Encuentro directo con un demonio (6)
Caminaba entre las raíces evitando tocar el fango, salvaba entre las ramas y se colgaba de los árboles hasta llegar a territorio denso y duro. Fue ahí cuando un claro se extendió ante él con una pequeña casa escondida entre las copas de los árboles de cientos de metros de altitud, una casa que parecía encontrarse en una zona idílica, si tan solo todos los árboles que había a su alrededor no estuvieran podridos o muertos... en especial las glicinias. Un olor a sulfato le hizo arrugar la nariz, miró al agua, tenía esporas azules y verdes que brillaban un poco, no parecía ser agua potable, además de eso, el agua era turbia con un tono negruzco, tal fue fue eso lo que provocó la muerte de los árboles. De repente, se mezcló el olor horripilante del agua corrompida con un tenue olor a sangre, y aquello lo hizo estremecerse, miró hacia la casa y sus pasos se dirigieron rápidamente hacia ella, el olor a sangre debía ser abundante si fue capaz de detectarlo desde tal distancia...
O tal vez es que el olor estaba cerca...
Kenneth sintió como sus pies tropezaban y al intento de continuar con su camino sintió como perdía la gravedad y el equilibrio. El peso a su espalda cargando a su hermana desapareció repentinamente, la caja cayó estrepitosamente contra el suelo. Gritó el nombre de su hermana y miró alrededor con pánico, estaba colgado de cabeza desde las ramas de los árboles que se habían extendido desde la penumbra del bosque muerto. Se zarandeó como pudo, pero estaba agarrado desde las piernas hasta la cintura. El bosque se oscureció lentamente, la noche cayó sobre el claro y desde la penumbra apareció una sombra. Entró en pánico al ver cómo sus ojos azules brillaban, como la sonrisa de dientes afilados se curvaba con arrogancia y satisfacción al verlo colgado y Kenny temió por su vida. Sus pómulos y comisuras tenían leves manchas de sangre, su cabello ondulado y largo se ataba en una coleta despeinada, tal vez lo habían despeinado en un intento de escapar.
¿Aquello era...?
- Vaya, vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí...?- sonrió con cierta malicia.- Carne fresca...
¡... Un demonio!
- ¡Karen!- la llamó con miedo al verlo acercarse peligrosamente a la caja que se encontraba en su camino.
- Así que el olor a demonio estaba aquí...- olfateó y después pateó la caja hasta estamparla en un árbol.
- ¡KAREN!- Gritó abriendo los ojos en shock, especialmente al escuchar como ella se quejó de dolor en el interior de la caja y como la puerta se abrió y ella cayó del interior hasta el suelo.- ¡Hijo de puta!- gritó mientras sus ojos se volvían morados y el forcejeo se hizo más fuerte hasta ser capaz de romper las lianas y ramas que lo atrapaban.
Atacó sin pensar y de frente directamente al rubio de ojos azules que lejos de asustarse, más bien su expresión era aburrida y sarcástica. Un fuerte manotazo lo derribó al suelo y el demonio lo miraba de pie, con una expresión divertida en su rostro.
- Eres verdaderamente estúpido si pretendías atacarme con las manos desnudas...- se limpió las manos como si al azotarlo se hubiera ensuciado, su expresión estaba fastidiada y burlona al mismo tiempo.
Borró su sonrisa y desvió los ojos hacia la castaña de ojos morados, los cuales brillaron en un intenso color rosa antes de lanzarse a por él se forma desesperada y salvaje, atacándolo con una fuerza escalofriante, pero no fue rival para él, pues en poco tiempo, lanzarla contra una de las ramas no fue tan complicado, y la dejó inconsciente.
- ¡Karen!- gritó el rubio oro intentando recomponerse y levantarse para acercarse corriendo a ella.
- Oh, que dulce, ¿Acaso te preocupas por tu novia demonio...?- dijo de forma burlona dándole una patada con la rodilla principalmente en el estómago al rubio oro, este escupió saliva y sangre, pudo escuchar perfectamente como alguno de sus huevos se quebraban en ese golpe.- ¡Ja!- exclamó y soltó una carcajada.- Pobre iluso estúpido...
- ¡Es mi hermana, bastardo!- intentó incorporarse y atacarlo, pero cayó de rodillas, sus ojos morados perdieron el color y regresaron a ser azules, cayó al suelo boca abajo, agotado.
- Estúpidos humanos...- rodó los ojos.
Se acercó a él y lo agarró del cuello para alzarlo por encima de su tamaño aprovechando que Kenneth no alcanzaba su metro setenta y largo y tenía la ventaja y fuerza de poder levantarlo por encima de su cabeza y apretarle el cuello mientras sonreía sádico. Kenneth agonizaba e intentaba patearlo, pero solo sintió el aire en su cuerpo una vez más cuando lo dejó caer al suelo cuando apenas era capaz de respirar.
- Gregory, ¡suficiente!
Los ojos de Kenneth apenas enfocaban, pero fue capaz de distinguir el cuerpo del demonio al lado del suyo, arrojado e inmovilizado, con una mano en el cuello, algo bronceada y sucia de arena y tierra, a continuación vio una espada clavada en el suelo, el brillante metal reluciente tenía una tonalidad amarronada. Siguió la línea del brazo con debilidad, pero apenas tenía fuerza para mantenerse consciente.
- ¡Ah~! ¡Chris! Qué bueno que llegas...- sus oídos dejaron de escuchar a partir de ese instante, lo último que recordaba antes de caer inconsciente fue al demonio sonreír socarrón con las mejillas rojas y los ojos cristalizados... por algún motivo...
Cuando recuperó la consciencia se encontraba en un lugar diferente a donde cayó casi muerto. Abrió los ojos lentamente para ver un techo de madera oscura, giró sus órbitas hacia la fuente de luz, un fuego a tierra encendido cuyas brasas calentaban el ambiente, curvas sinuosas que eran movidas por una pieza metálica, se estremeció al reconocer la figura del rubio moviendo esas mismas brasas, su corazón se aceleró, motivo por el cual el ser detuvo su acción y giró la cabeza hacia él, sonriendo con malicia.
- Chris... Despertó...- estaba desnudo del pecho, estaba lleno de marcas y cicatrices, lo cual le extrañaba al tratarse de un demonio cuyas heridas se curaban solas sin dejar marca, no entendía cómo era posible eso, pero rápidamente se puso una camisa anaranjada de botones y mangas de aristócrata.
Intentó incorporarse para alejarse de él y se dio cuenta de de su pecho estaba desnudo también, con varios vendajes, uno llamativo en su pecho, debió herirse en algún momento, vio a su hermana tumbada a su lado e intentó acercarse, pero al extender el brazo, la espada estilo katana de tonos marrones se clavó en el suelo, a pocos centímetros de su brazo, por lo que lo retrajo con miedo y siguió la línea recta de la espada hasta el poseedor de la misma, se incorporó con miedo ante la intimidante figura de más de metro ochenta que lo miraba fijamente como si no fuera la gran cosa, con desprecio.
- ¿Quién eres y a qué has venido?- su voz áspera y rancia lo acobardó.
- V-Vengo de parte de Leopold Stotch... T-Tengo una carta...- intentó buscar su ropa y su cuerpo se estremeció al ver esa misma carta en manos del demonio.
- ¿Esa carta?- preguntó con evidencia en su voz, el rubio demoníaco le entregó el papel en mano y cortó el sello con la katana, movió la hoja para extender la carta y apoyó el filo que no cortaba de la katana en su hombro, de canto, golpeaba su hombro con gentileza y movía su mano haciendo estiramientos al mismo tiempo que leía la carta manuscrita. La arrugó e hizo una bola con la misma, la arrojó hacia atrás, con tanta puntería que acabó en la hoguera.
Kenneth sintió miedo por un momento.
- Él es Gregory, un demonio; está amaestrado... es el perro guardián de la casa, os atacó porque entrasteis sin permiso a nuestro territorio.
- Sin excepción...- se encogió de hombros.
- Yo soy Christophe DeLorne. Ze Mole como otros prefieren decirme...- le tendió la mano para ayudarlo a levantar.
Estaba fuerte, no necesitó mucho esfuerzo y ni siquiera marcó mucho sus músculos para levantarlo sin que él hiciera apenas esfuerzo.
- No me gusta la idea de que el pringado cobarde de Leopold me mande gente cuando tiene miedo de su potencial...- fingió vomitar del asco y rodó los ojos.- Pero ya que estás aquí y sobreviviste a la paliza de Gregory, tal vez... Tengas un poco de suerte.
Kenneth sintió miedo por la mirada del demonio, burlona y maliciosa, miró al castaño, tragando saliva lentamente. Aparentemente Leopold era el líder, el hombre de la cicatriz en su ojo...
- ¿Por qué llevabas a un demonio contigo?
- Es mi hermana menor... Aparentemente, Eric Theodore Cartman...- sintió el filo de la katana en su cuello.
- Ni una palabra más.
Kenneth palideció.
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Amo demasiado la dinámica que tienen Gregory y Christophe en esta historia.
También amo demasiado el trasfondo que tienen ambos <3
Ya verán, ya verán uwu
Aquí las opiniones ------------>
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1499 Palabras]
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