082 | #RE-RETORNO
CINCO HORAS ANTES
La conversación con Jeill me ha dejado con la cabeza abierta. Es como si me hubiesen levantado literalmente la tapa de los sesos y ahora mis planes anduviesen dispersos por la calle.
¿Otra web? ¿Una red de ataques? ¿Dirty estaba en la mira desde antes? Evidentemente yo fui un nexo perfecto para que pudiere acceder a la información que necesitaba. O que buscaba. Yo no encontré nada en todo este tiempo, pero según dicen los viejos dichos, el que busca encuentra...
Podría decirse que yo estuve buscando a Jefferson por la mala manera desde que lo conozco y, en efecto, le terminaré encontrando por la mala manera. Debo saber quién es. Qué clase de persona es.
Si las acusaciones de Nahej son ciertas, Dirty está compuesta por un montón de hijos de puta y no me imagino el montón de contenido y proxis que circulan llevando material que podría considerarse inadecuado.
Y con inadecuado no me refiero a una chica que se graba masturbándose frente a la cámara de su portátil mientras pide a sus seguidores que le den like a sus streamings, tampoco a un negligente enfermero que le gusta grabarse haciendo actos de exhibicionismo en la misma camilla o consultorios donde muere gente todos los días.
Me refiero a cosas de lo peor: todo lo que podría satisfacer el apetito sexual de las peores perversiones.
Una página porno y aún más con el poder que implica Dirty, con millones de usuarios al mes, es la prueba de que no se puede saberlo todo acerca de una plataforma digital. Lo que puede empezar como un negocio a masificar, puede costarle la vida a más de uno.
Efectivamente sólo conocemos una capa superficial de la red.
Hace falta hurgar un poco más e ir jodiéndose la cabeza poco a poco para soportar lo que hay en las capas que se van develando. Como la cebolla. Más al núcleo, más ácida se vuelve y es a condición de que te haga llorar.
Tercer momento.
El millón de billetes verdes que me pagaron.
Empecé a trabajar para Dirty para cazar al imbécil que les estaba jodiendo. Hasta el momento sólo tuve amenazas para tomar distancia y que no termine ocurriendo lo que ocurrió. Es un maldito pero un maldito sumamente inteligente ya que tenía previsto cada uno de los movimientos que fuimos tejiendo en el camino. Quizá porque nosotros tuvimos gran parte de la culpa: dejamos evidencias en el camino de todo lo que íbamos haciendo y demasiado tarde captamos que en la vida, estamos rodeados de cámaras, micrófonos e internet. El ataque de los bloggers sirvió gracias a las exigencias de guardar silencio. Y es un movimiento que no sirve más ya que él irá directo a ellos para aventurar un próximo ataque; para entonces ellos ya no estarán con Dirty. Yo tampoco. Si esa web esconde algo que el tríptico de idiotas que la manipula no me lo han contado, juro que me encargaré de joderles la vida, no me importa que salga con el corazón liquidado luego de intentarlo.
El asunto es que una chica acababa de aparecer muerta bajo la incriminación de que un fan no había aguantado con masturbarse mientras la miraba y se fue directo a querer tocarla con sus propias manitas. La jodió. Ahora está preso. Pero he rastreado cada uno de sus testimonios.
Él llegó ahí con las coordenadas que alguien le envió acerca de dónde vivía la falsa doctora hot.
Una advertencia contundente, al igual que un puñetazo a la salida de una reunión que definía mi futuro profesional. Pero la saqué barata ya que fue un puñetazo, aunque podría haber sido un tiro en el medio de la frente.
Para entonces, necesité ayuda nuevamente, una vez que la amenaza fue directa en contra de mi madre y de mi familia.
Hubo una escansión. Un momento de pausa, con toda la importancia que ello supone. Un buen amigo que me pidió descargar un programa para que éste pudiese visualizar quién estaba, supuestamente, jodiendo a su hermana. Persona que, probablemente, no existe.
Y caí.
Cuarto momento.
Tenía mis datos, mi información más certera, el acceso absoluto a mi móvil, a mi tablet y mi computadora. Además, nadie alrededor de mí estaba a salvo. Cualquiera podía estarme hackeando sin saberlo concretamente. Basta recibir un extraño anuncio, reiniciar el dispositivo y ya alguien está mirándote por la cámara frontal de la computadora o el móvil.
Según las estadísticas de Natalie Hale, más del noventa y nueve por cierto de la población es susceptible de haber sido espiada por su propio celular. Y más del cinco por ciento, está siendo hackeada.
En este momento.
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PD: Este hijo de puta se está preparando..
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