081 | #RETORNO (Primera parte)


Una nota me espera en el asiento de atrás. La descubro un par de cuadras luego de que ya ha arrancado el coche.

Lamento que haya sucedido de este modo. Sólo espero que lo perdones, él no tiene la culpa de ser así.

Lamento también que le hayas conocido, creí que contigo las cosas serían diferentes.

Si te alejas, supongo que servirá de algo.

Cuida de ti ya que no cuidarás de él.

Al menos tienes la opción de elegir escapar. Yo no.

Anabel.

Por algún motivo no me sorprende.

En efecto, sólo se puede leer como una madre preocupada por el bienestar de su hijo. De su desquiciado hijo que tiene un maldito lío en su cabeza.

Pero, si me marcho, no es enteramente por él.

Si me marcho, no es porque un día se me volaron los pájaros y decidí llevarlo al límite.

Esto es una guerra.

No se me ha olvidado.

Dicen que soldado que huye surge para otra guerra, sin embargo...no estoy escapando, Anabel. O sí. De la única guerra que pretendo alejarme es de la que consume el alma de Nicholas. Pero, a fin de pelear en otra mucho peor.

Estoy en camino a encontrarme con mi verdadero enemigo.

Nick también lo es.

También jugó.

También me tendió sus trampas.

Pero si algo me ha quedado claro en este tiempo y luego de este día, es que él...no es el peor.

Algo más me espera. Esto aún no ha acabado. Estás ahí, lo sé, puedo presentirlo, has estado aguardando por mi todo este tiempo.

La cacería no ha hecho más que empezar, bebé.


¿Qué...carajos?

Salto de la pantalla al notar la escala de ingresos en Dirty durante los últimos días. En efecto, ha presentado un considerable subidón tras los escándalos del asesinato de Maddie y la novedad de última hora de que un vídeo se ha metido donde graban a una residente cogiéndose a su jefe.

Un pico de ganancias que sólo se pudo registrar años atrás, cuando uno de los socios dueños de la empresa violó las normas de seguridad y todos los acuerdos para meterse con una de sus chicas estrella.

Algo que le valió cualquier atisbo de reconocimiento. Su titulación profesional, su familia, su hijo. Todo. Lo perdió todo.

Es aquello a lo que Nick tanto le teme, el destino que horroriza y martiriza cada hora de su vida.

Siempre mantuvo a rajatabla la normativa de un currículum impecable, aunque nunca estuvo en sus planes enamorarse...si es que el amor es un sentimiento aceptable en su perverso modo de ser.

Se equivocó. Se fijó en la chica más errada que podría haberse cruzado en su camino...

De una hacker. De su alumna. De su empleada. De la persona que más expondría todo su devenir profesional.

Pero, ¿por qué no deja de lado las súplicas por un sueldo de mierda en el ámbito de la salud? Si tanto le preocupa el asunto de mantener su empresa, ¿por qué sostiene su investigación, su desempeño en dispositivos emergentistas? Dinero le sobra para tomar nuevos rumbos y viajar por el mundo.

Decisión que ya no está en su poder, puesto que un virus amenaza con arrancarle céntimo por céntimo, el dinero de su cuenta bancaria. Ya demostró tener el poder para hacerlo una vez.

Podría volverlo a hacer.

Y todo porque fui yo quien se metió en su cuenta.

Fui la hacker que le sacó un millón de dólares sin que yo misma supiera, mandando a parar el dinero a una cuenta bancaria fantasma.

Un doble ataque: a mí y a la de Jefferson. Me jodieron. Se metieron en mi computadora, en mi sistema, me dejaron completamente vulnerable y ajena al control de mis propios comandos informáticos.

Llevó casi diez años siendo la única capaz de manipular mi propia privacidad digital para que alguien se meta sin que me de cuenta y haga de las suyas, exponiéndome además frente a otros, ¿y se cree que lo dejaré pasar? Puede que haya hecho muchas cosas. Puede que me haya dejado al borde de un precipicio, que me haya ridiculizado con una jodida selfie o un video real, aunque cuya credibilidad le derribé en cuestión de horas gracias a una cadena de chicos youtubers con el talento suficiente para convencer a una buena millonada de viewers de que soy una persona libre y adulta de coger con quien yo quiera, pero...¿que se metan en mi computadora sin que me entere y expongan mis juegos anónimos para nada?

Oh, vamos, no seré yo quien se lo deje pasar.

Mucho tuve que ignorar para pasar inadvertida. Seguí trabajando. Estuve trabajando muchísimo, mi querido hacker con tal de poder localizarte. Con tal de saber quién mierda eres. Ya que no te animas a mostrar tu identidad, pese a que tengas en manos un plan maestro atacando a las superpotencias de la web haciendo resonar la superficie desde lo más profundo de la red.

Lo bueno de que siempre me gustó indagar en la privacidad de los demás, es que eso me otorgó cierta habilidad para encontrar rincones oscuros, para escabullirme entre las sombras y aprender a leer las coordenadas de un camino para descifrar de qué se trata cuando quieren joderme.

He aprendido, sólo con un interesante código binario, a distinguir cuando hay algo más allá de lo que cualquier persona puede ver. Ya evidencié a pedófilos, sicarios e imbéciles que quieren joder a chicas inocentes. Sólo a los que se metieron conmigo o personas que no deberían haberlo hecho. El resto es un mundo imposible de controlar unilateralmente, no obstante, sé moverme como una hormiga y realizar un trabajo específicamente al detalle.

Porque en tu camino te dejaste una fisura, querido Virus. Cometiste un error. Una equivocación.

Usaste información que te di de manera intencionada.


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