065 | #PROPUESTA
Veo que las noticias vuelan rápido. Ahora hasta sabe de qué manera le hemos nombrado.
Corroboro que el casco no tenga algún dispositivo que me haga explotar la cabeza en cuanto me lo intente colocar. No puedo demorar. Mientras programo el dispositivo que lo activa, busco rápidamente la carpeta en mi habitación con la documentación de Nick. No me sorprende ver el roedor peludo arriba de mi cama. Se ha apoderado definitivamente de mi casa.
—Espero que no estés trayendo amiguitos a casa—le digo amenazándole. No tengo tiempo de exterminarle.
Llevo la carpeta y me encuentro con que el casco está listo para ser utilizado. Programo el inicio. Sólo puede ser utilizado para un juego, nada más. Es para lo único que sirve y ha sido dispuesto de esa manera a propósito.
Me armo de valor y me lo pongo, jugándome literalmente la cabeza en ello.
Estoy dentro.
Mis oídos perciben los auriculares del casco y resuenan en mi cabeza una seguidilla de trompetas. No reconozco específicamente a qué pertenece pero perfectamente se podría adaptar a la Intro de un juego.
Cómo no me di cuenta antes, estoy dentro de su juego.
El escenario es un montón de tierra, calles de piedra, carretas tiradas, animales muertos con moscas y gusanos. Imagino el olor a podredumbre cuando me acerco a ellos pero no lo percibo. Hay chozas viejas destruidas, como si hubiese pasado un ejército y desmontado cada rincón de esta...aldea.
Bajo la mirada y miro mis manos. Son dos brazos digitalizados, como un cine en 4DX de altísima definición.
Intento quitar pastizal seco de una de las chozas que ha sido atacada y medianamente se sostiene en pie. Me sorprende no percibirlo al tacto, aunque el juego capta perfectamente mis intenciones. De pronto, mi rodilla golpea con algo y esto sí lo siento. Bajo la mirada. No hay nada. Hasta que caigo en la cuenta de que debo haberme dado contra la mesa del apartamento. Salgo de la choza vacía y camino tratando de trazar en mi cabeza el mapa mental de cómo está dispuesto cada rincón.
Una vez fuera, el sonido de las trompetas ha cambiado y hay arpas sonando en armonía con algún laúd. Conozco este último de los juegos de estrategia en los que solía participar en red cuando aprendí a desbloquear las computadoras municipales. Son usuales los instrumentos musicales de la Edad Media en esta clase de escenarios. Este, particularmente me hace acordar mucho a Age of Empires. Pero no hay guerrero, no hay trucos, nada de nada. Parece que un tornado ha arrasado y no han dejado siquiera un cadáver humano.
Exploro nuevamente el terreno y cuando ya estoy convencida de que no encontraré nada, hago el intento por quitarme el casco, hasta que oigo pisadas tras de mí...
Me doy la vuelta sobre la tierra. En efecto, alguien se está acercando a mí. Parece una persona digitalizada para ser adaptada a los gráficos de un videojuego.
Es una chica. Estatura media, cabello negro intenso, delgada, parece debilucha pero camina con una decisión que intimida. Está vestida con una túnica blanca al estilo grecorromano. Lleva una corona de laurel sobre el cabello.
—Qué tal, Natalie—me saluda.
Y yo no logro salir de mi asombro.
Su aspecto pese a ser un poco robotizado, no deja de impactarme. Es horrible...o asombroso. O terrorífico. Parpadeo varias veces pero sigue ahí.
Soy yo.
Es una versión de mí misma adaptada para este juego.
El escenario. La música. La ropa de esta chica. Que soy yo misma.
No cabe duda: El Virus ha creado un escenario ficticio que representa la guerra que se está llevando a cabo.
—¿Qué pasa?—me pregunta... El Virus con mi propia voz—. ¿Nunca te imaginaste como el personaje de un juego?
—Eres un...enfermo—le digo como si las palabras saliesen mordidas por mí.
Nat...digo, El Virus levanta sus manos como si fuese una marioneta coordinada en una réplica muy parecida a mí.
—Cálmate. No he venido a pelear. Sólo quería hablar contigo.
—Muéstrate a ti mismo, hijo de puta. No puedo creer que hayas robado mi...imagen y mi voz...
—¿A que no hice un gran trabajo?—la caricaturizada versión de mi se coloca las manos en los senos—. Hasta tuve un poquito de generosidad con algunos detalles.
—Vete a la mierda, idiota. Te encontraré, te rebanaré el pene y haré que te lo tragues.
—¿Por qué estás tan segura de que debiera ser un hombre?—su gesto inexpresivo habla y se encoge de hombros—. ¿Quién dice siquiera que deba ser una chica? Puedo ser una persona o ser varias. Puedo no ser una persona. Después de todo, creo que el nombre que me diste es bastante acertado para definirme.
Mi voz sale con una carcajada ronca:
—Claro que eres un virus. Sólo debo encontrar la manera de sacarte de todo sistema operativo así dejas de hacer daño a las personas. Pero claro, tú y tu jodido resentimiento social está en contra del mundo. ¿Acaso te hicieron bullying cuando fuiste a la escuela?
—¿Bullying? ¿Escuela? ¿Qué es eso? Simplemente aparecí con este cuerpo. Lo único que sé es que debo cogerme al doctor más importante y trabajar para su página porno.
—Eres un...
Me agito hasta su cuerpo digitalizado para querer arrancarle el cabello virtual, sin embargo me detiene con una mano en alto:
—No te equivoques, Natalie. En este lugar está prohibido el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Si lo intentas, serás expulsada inmediatamente del juego.
—¿Qué dices? ¿Y cómo arrasaron con todo en esta aldea?
—Es un escenario, como bien debes saber. Lo creé de esta manera. Es alusivo a tu situación.
Devastada.
Mi situación es devastada al igual que todo lo que nos rodea ahora mismo.
—¿Entonces para qué carajos me trajiste aquí si no es para que pueda encontrarte y arrancarte los dientes?
—Demoraste en llegar—se explica—. Hace más de veinticuatro horas que estoy esperando a que entres al escenario para poder hablar contigo. Así que he debido apresurar un poquito las cosas. Supuse que te volverías a tu viejo apartamento luego de que hayas hecho a perderlo todo con tu jefe.
—Sólo he venido de paso. Ahora larga lo que tengas para decir porque estoy un poco ocupada tratando de atrapar a un hacker que me está jodiendo la carrera profesional y la vida.
Nat-Virus coloca los brazos en jarras.
—Bien—dice—. Me explicaré. Te traje con una intención. Quisiera hacerte una oferta.
Abro los ojos con evidente gesto de sorpresa aunque seguramente en la versión que El Virus está viendo de mí ahora mismo, debo ser una Nat inexpresiva al igual que su montaje.
—¿Tú...quieres hacerme una oferta...a mí? ¿Acaso quieres que...colabore a tu causa enferma y psicópata?
—Exactamente.
—Debes haber enloquecido si te piensas que haría tal cosa. ¿Qué me pedirás? ¿Que extermine a la humanidad completa? ¿Que salga con un lanzallamas a quemar personas?
—No sería mala idea, pero se me ocurren métodos más efectivos de exterminar personas en masa o ciudades enteras. Luego ideamos un Plan Maestro. Por ahora, quiero dejarte mi propuesta Nat...
Carajo.
Mi corazón se acelera.
Hasta que lo suelta:
—Quiero que te unas a mí. Que hagamos una tregua.
Retrocedo.
Es como si me hubiese dado una bofetada. Ella... O él, avanza.
—¿Qué...dices...?
—Formemos un equipo, Natalie. He descubierto tus estrategias tras cada movimiento. ¿Qué fue ese epígrafe en la última selfie? ¿Un pedido de auxilio? ¡Muy bien pensado! ¡Bravo! Entiende que eres fenomenal. Podríamos trabajar juntos. Te pagaré aún mejor del dinero que te da el proxeneta de tu novio. Seríamos los mejores hackers de la historia.
—¿Proxeneta? ¿Te atreviste a llamar "proxeneta" a Nick?
—Ya conoces a qué se dedica...
—Todas las personas que participan ahí lo hacen con su consentimiento. Él no es un proxeneta. Yo conozco gente que sí lo es, definitivamente no tienes una puta idea de lo que estás hablando. A mí me violaron a cambio de dinero, ¡no te haces una jodida idea de lo que es el proxenetismo! Seguramente que tú lo eres y por eso quieres que te ayude en esto pero olvídalo, imbécil. Te encontraré y te torturaré de tal manera que te haré pagar cada lágrima, cada dificultad. Todo el daño que estás causando.
A medida que he ido largando mis palabras, me he ido acercando más y más a esa imagen barata de mí, inexpresiva y digitalizada, con el rostro demasiado escuálido y cuadrado.
—Sólo te lo deberías pensar—me pide.
—¡Pensar y una mierda! ¡Es obvio que sabes de qué lado estoy!
—Te arrepentirás, Nat. No sabes contra quién te estás enfrentando.
—No. ¿Sabes? No sé en absoluto contra quién me estoy enfrentando, pero lo cierto es que se trata de alguien tan cobarde y tan despreciable que tiene los huevos suficientes de mostrarme su cara o su nombre verdadero. Pero ya que te gusta andar investigando a las personas, supongo que sabes que me gusta descubrir la verdad de las cosas.
—Exacto, por eso te elegí a ti. Y por supuesto que descubrirás la verdad. La descubrirás.
Acto seguido su mano virtual se levanta y me asesta una bofetada...
Que deja la pantalla en negro y me devuelve a la realidad.
____________________________
#LosJuegosDelJefe
#NickJefferson
#NatHale
#ElVirus
#ALCARAJOTODO
______________________________
https://youtu.be/j1KAVSh6iUg
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top