063 | #CuidaDeMí

 

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-Ven aquí, preciosa.

Escucho los disparos fuera la habitación y despierto horrorizada. Papá y mamá están despiertos, en el colchón viejo junto al mío y de mi hermana.

Afuera hay golpes, insultos, gente corriendo. La ventana está iluminada por el brillo azul de una patrulla de policía.

Corro a los brazos de papá y mamá se dirige al colchón en el suelo para despertar a mi hermana.

-¿Mamá...?-se espabila de a poco pero mi madre le pide que haga silencio.

Aunque mis padres intentan mantener la cordura, se les nota angustiados y desesperados.

Vuelven a disparar y mamá le tapa la boca a mi hermana justo antes de que grite.

-¿Qué pasa allá afuera?-le pregunto a papá, tiritando por el esfuerzo inmenso por no llorar o soltar un grito de auxilio.

-Shh, cariño. Haz...silencio. Estaremos bien.

Él me abraza al igual que mamá con mi hermana. Siento un beso suyo en mi cabeza.

Hasta que escuchamos las maderas crujiendo en la puerta.

-Papá...

Sus brazos se cierran con fuerza como si estuviesen a punto de arrancarme de su lado.

-Calma, cariño.

Cierro los ojos y las lágrimas caen hasta mis manos.

Escuchamos otro paso.

Y otro.

Y otro más.

Hasta que la puerta se abre de golpe y un láser rojo me ilumina el rostro.


Nick trae pañuelos de papel, un vaso con agua y un cuarto de pastilla.

Estoy sentada en el sillón de su estudio con una manta cubriéndome los hombros y las piernas.

-¿Segura que no quieres que vayamos al hospital?-me pregunta evidentemente angustiado.

-Olvídate del hospital-le pido. Recibo sus pañuelos y el vaso con agua pero no la pastilla.

-Tómate un cuarto de esta. Te hará bien-insiste con su pastilla mientras me sorbo la nariz pero me niego.

-En demasiadas ocasiones he tratado de esconder lo que me pasa tomando pastillas o jugando en Internet. No quiero más distracciones. He estado huyendo todo...este tiempo.

Nick se pasa una mano por el pelo y toma asiento a mi lado. Luego de que bebo un trago con agua, me pide el vaso y él se toma el calmante.

-Mierda-suspira apoyando su cabeza en el respaldar. Sigue con las mejillas rojas y los ojos hinchados. No sé qué hora es pero con seguridad que hace rato debiéramos haber estado durmiendo.

Al menos mañana no tenemos que ir al hospital, aunque sí presentarnos un poco más tarde en el Departamento de Asuntos Internos.

-¿Qué sucedió...luego?-me pregunta, volviéndose a mí.

Trago saliva y le sigo contando:

-Luego de que la policía nos descubrió, llevaron detenidos a mis padres y nos retuvieron en una comisaría a mi hermana y a mí. Resulta que el basural donde estábamos viviendo era un aguantadero para ladrones y comerciantes de drogas.

Nick frunce el entrecejo.

-¿Se enteraron ahí?-me pregunta.

Doy otro trago con agua.

-No-le digo-. O es probable que sí... Ahí mis padres negaron saber cualquier cosa de los hechos ilícitos que se estaban llevando a cabo, aunque junto a mi hermana tuvimos que pasar por casas de acogida durante unos días hasta que los hechos se aclararon. Quizá mis padres sabían qué clase de cosas pasaban en ese lugar, aunque si estábamos ahí era porque querían que tuviésemos un lugar donde vivir. Ante la desesperación, cualquier habitación cayéndose a pedazos era mejor que andar en la calle.

-¿Alguno de ellos....alguna vez...?

Niego rotundamente:

-Jamás me tocaron ni nos hicieron nada. Todo iba...no diré que bien sino normal. En cabales. La cosa se descarrió cuando entró la policía. Esposaron a mamá, me arrancaron de papá. Lo golpearon. Le pegaron a mi mamá delante de mis ojos. Los trataron de pedófilos y acusaron de proxenetas. Luego nos llevaron por separado y no nos creyeron una sola palabra ni a mi hermana ni a mí. Nos trataron pésimo. Además, esa noche mataron a dos que se opusieron. Uno de ellos tenía quince años.

Nick abre los ojos grande.

-Wao.

-Fue una verdadera mierda. ¿Entiendes ahora por qué no confío en la policía? Se pueden ir a la mierda, no los necesito ni lo haré nunca. Ese día, se me quedaron grabados cada uno de los nombres y legajos que pasaron por mis oídos o mis ojos. Cuando empecé a estudiar en los programas municipales algo de Informática e Internet, busqué detalle a detalle cada uno de los nombres que recordaba de las personas que trabajan para esa seccional de policía. Y una noticia. Resulta que los drogatas que vivían ahí con nosotros pasaban una coima mensual a los agentes de la comisaría para que les dejen vivir. Se retrasaron con los pagos, metieron presión a dos agentes y escupieron todo lo que sabían. La noticia no demoró en llegar a los medios. Ellos eran tanto o más hijos de puta que las personas que nos cedieron un lugar donde poder vivir.

-Mierda-Nick suspira. Le pido otro pañuelo de papel.

-Una verdadera mierda.

Por algún motivo, contarle todo este tipo de cosas, aunque sean horribles y dolorosas, me hace sentir un poco mejor.

No del todo pero intento que sí lo sea.

-¿Te sientes bien ahora?-me pregunta.

Me encojo de hombros.

Acto seguido él me quita el calzado y recoge mis pies en sus muslos. Sus manos se deslizan por la piel fría de mis pies y empieza a presionar con suavidad en puntos estratégicos. El placer es inmediato. Es mucho mejor que cualquier pastilla de Clonazepam.

-Ay, cielos, dónde aprendiste a hacer eso-le digo.

Él esboza algo parecido a una sonrisa. Parece estársela pasando tanto o mejor que yo haciendo el masaje. Las plantas de mis pies hacen que me relaje de inmediato y cierro los ojos.

-Creo que este tipo de cosas no se aprenden-comenta-, es como besar a alguien. Cuando lo haces por primera vez, no tienes un manual que te va enseñando cómo debes hacerlo. Pegas tus labios a los de la otra persona, si tienes un poquito de agallas los mueves y quizá haya algo de lengua pero nada más. La única manera de saber si lo estás haciendo bien es prestando atención a los gestos de la otra parte. Y yo noto ahora mismo que lo estás disfrutando.

-Claro que sí-ronroneo.

Él sigue masajeando y llega a mis talones. En mi cabeza le sigo dando vueltas a lo que sigue en el relato. Una jueza de paz asignó el lugar donde actualmente vive mamá con mi hermana y fue luego de andar por las casas de acogida ya que mis padres no tenían dónde llevarnos una vez que quedaron en libertad.

Luego llegó la nueva escuela. La secundaria. La preparatoria. Tony. Las fiestas. Las drogas. Los robos.

Y lo peor de todo.

Trago saliva e intento despejar los horribles recuerdos. Hay hechos que son como una mancha oscura en la historia vital de cada uno de nosotros.

Hasta que me armo de valor para enfrentarlo nuevamente...

-Nick-murmuro-, ¿cuándo podré saber de ti? Algo. Lo que sea. ¿Por qué escribes un manifiesto de arrepentimiento si no sería algo que sirva ante los decretos del departamento de asuntos internos o cualquier tribunal disciplinario que decidiere sobre lo que se ha difundido?

El suspira.

-A veces intento escribir-murmura.

-Y lo haces bastante bien.

No soy una experta de la literatura o la poesía pero me gustó mucho lo que leí, aunque ciertamente me ha dejado bastante preocupada.

-Escribo para exorcizar la angustia.

Eso no me lo esperaba.

Me incorporo y reposo una mano sobre las suyas, deteniendo su masaje por lo cual intenta huir a la conversación.

-Nick-murmuro-, quizá tu no lo entiendas o quizá sea yo quien lo logra entenderte a ti, pero necesito saber de ti. Necesito saber tu historia. Me tienes en ascuas, no conozco de ti, de tu familia, no sé nada de quién eres más allá de tu título doctoral y la empresa que mantienes. ¿Qué hay detrás del responsable y destacado doctor Nicholas Jefferson?

Él me mira dubitativo y finalmente lo suelta:

-Sólo una cosa. Sólo una cosa te diré y nada más, ¿estamos? Detesto las preguntas sobre mi vida. Y no lo he hablado nunca con nadie. Sólo una persona lo sabe pero nunca tuve que decírselo...

-Anabel-murmuro.

¿Qué tanto sabe ella de Nick Jefferson? ¿Y por qué aún así decide trabajar limpiando esta casa?

Nick me mira con sorpresa.

-Descuida-murmuro-, no me ha dicho nada. Le he intentado sonsacar información pero cree que tienes todos sus secretos bien guardados con ella.

-Lo sé-murmura.

Tomo sus manos y busco sus ojos.

-Confía en mí-le pido.

Él suelta aire.

Y también palabras:

-Nat... Anabel es mi madre.

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#LosJuegosDelJefe

https://youtu.be/j1KAVSh6iUg

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