061 | #ATRAPADO
—¡¿Qué carajos ha sido eso?!—me grita luego de que aparezca en la pantalla un cartel de "NIVEL TRES SUPERADO" y hayamos apagado el móvil.
Cuando difundimos la foto, le agregué un texto:
Ahora Yo Uno Dos Amores
—¡Y qué carajos ha sido esa descripción de la foto!—me dice. Corroboro que el móvil esté apagado mientras me suelta la cadena. Ambas manos me duelen, una por haber estado encadenada y la otra por los golpes que le di a Nick.
—Quería que difundiéramos una foto y cumpliésemos a rajatabla cada una de sus indicaciones—indico—, lo hemos hecho. Pero no ha indicado las condiciones en que debíamos tomar la foto. Si la miras de nuevo, parece que hemos sido torturados u obligados a llevarla a cabo. Que de hecho, no se aleja en absoluto de la realidad. Quiero que se note que nada de eso es por nuestra propia voluntad, que no nos hemos vuelto locos. No del todo. Quiero que vean más allá de una parejita más que difunde fotos hot. Quiero que lean más allá de la descripción en la imagen.
—Tú...—él lo piensa nuevamente—. ¿"Ahora Yo Uno Dos Amores"?
—¿Ya encontraste el mensaje oculto?
Cuando él se da cuenta, se agolpa contra mí y me besa. Esta vez, sin que ningún hijo de puta nos obligue a ello.
—Señor.
Nick atiende el teléfono fijo de la casa y me acerco al auricular.
—Malcolm, ¿alguna novedad?
—Hemos encontrado al Doctor Nahej. ¿Lo subimos al auto y llevamos hasta la empresa? ¿Dónde quiere que nos dirijamos?
—¡No!—me meto. Nick me observa nuevamente un poco confuso y me permite hablar con su guardia—: Malcolm, escúchame: tienes que llevarme cuanto antes hasta Jeill y conseguir que me conceda un momento para hablar con él. Tiene que ser en un lugar público y amigable. Como un café. Debemos tratarlo bien hasta que suelte información, será nuestro aliado en tanto quiera colaborar... Pero si llegase a tener algún tipo de conexión con El Virus, se nos termina toda la diplomacia con él. ¿Entendido?
—Entendido, señorita Hale.
Nick se vuelve al teléfono y noto la aspereza que produce entre nosotros cada vez que soy quien debe tomar el mando.
No obstante, él no puede apartarse de su lugar mandón:
—Por cierto, Malcolm: no vuelvas a llamarle "doctor" a Nahej. Él no es doctor... ni lo volverá a ser.
Llamo tres veces pero no hay respuesta. Siguiendo el consejo de Anabel, decido girar la manija y entrar; está sin seguro. ¿Quién se encerraría con seguro en su propio despacho?
El estudio de Jefferson es una de las tantas habitaciones en el edificio donde vive, que no conocía. Desde el primer vistazo, este lugar es un viaje al Siglo XIX: paredes atestadas de libros en muebles viejos, un reloj de péndulo hermoso de madera lustrada en una esquina donde se unen dos muebles de biblioteca. Hay un caos de libros viejos desperdigados en un escritorio, un juego de sofá y junto a una máquina de escribir con una hoja arrancada por la mitad.
Será un caos, pero un hermoso caos. Como él.
Nick está sentado en una silla frente a la máquina de escribir mientras sus codos están apoyados sobre el escritorio y sus manos cerradas en la cabeza como si contuviese que no reventase en cualquier momento.
Lo peor que traen los días largos es que parecen nunca acabar.
—¿Puedo pasar?—pregunto arrimándome desde la puerta. Finalmente lo hago y cierro a mis espaldas—. No te encontraba por ningún lado, me tenías preocupada. Hasta que le pregunté a Anabel y me dijo que sueles tener días en que te pierdes y lo más probable es que estés aquí sin decir una sola palabra. ¿Es eso lo que haces? ¿Encerrarte en ti mismo y en el silencio?
Me acerco a él. No se mueve. Me asusta un poco. Tiene la mirada perdida en las teclas de la máquina. Me acuclillo a su lado y coloco una mano en su espalda. Siempre me pareció una estupidez cuando las personas dan palmaditas a otras cada vez que le ven angustiados, pero en este instante no sé qué otra cosa hacer más que esto.
—¿Qué ha pasado?—le pregunto y es como si el horror en la sangre de Nick entrase en mis venas. El silencio no es más que una bomba que acumula de a poco lo que está vacío—. No puedes tenerme así, Nick. Quiero ser importante para ti, lo eres en mis planes y no te abandonaré si es lo que pretendes apartándote de todo el mundo. ¿Qué tienes?
No responde.
Miro la máquina de escribir. Ha tecleado algunas letras.
El trozo de hoja arrancado está en el suelo. Lo recojo, aliso y leo lo que dice:
Manifiesto de arrepentimiento.
Me arrepiento de haberlo negado. De haberlo escondido. De haber destruido.
Me arrepiento de haber dañado. De haber llorado. De haber reído.
Me arrepiento de las palabras que no pueden ser dichas. De los contratos que no pueden ser rotos. De los compromisos irrefutables.
Si hay una cara escondida en todo esto, es por mi total responsabilidad. Lo peor de todo está en que eso que se guarda, hace daño, pugna por salir y se va devorando todo alrededor.
Está empezando y ya parece no tener fin.
Las consecuencias están llegando.
Tarde o temprano tenía que pasar.
Tarde o temprano la oscuridad se tragaría el mar.
—Es hermoso, pero en parte me da miedo. ¿Qué significa esto?—le pregunto con la garganta cerrada.
Y él finalmente responde sin mover más que sus labios:
—Me enviaron una carta por email del Departamento de Asuntos Internos. Debo presentarme mañana a las nueve horas ante el Tribunal Disciplinario. También he recibido mil mensajes del hospital. El director me ha prohibido asistir mañana hasta solucionar todo el desastre que se ha generado. Y lo peor es que no tengo manera de argumentar o rebatir aquello de lo que se me acusa...que no es ninguna mentira. Y como si fuere poco, otros alumnos y compañeros del hospital han aprovechado el momento para hacer públicas sus quejas de maltrato y cosas de las que verdaderamente no tengo nada que ver. Ha salido la noticia en diarios digitales y en un noticiario esta tarde. Dicen que te violaba y te obligaba a mantener relaciones sexuales conmigo...—He olvidado respirar. Me he quedado sin aliento y el dolor me rasga el alma. Nick baja los brazos y me mira. Está pálido—. ¿Sabes lo que eso puede implicar? Sancionarán mi matrícula profesional, Nat. Sean ciertas o no tales acusaciones, el asunto ya tomó estatuto público y de eso no hay vuelta atrás. Estoy...jodido.
Una lágrima asoma en su mejilla y la angustia zanja un pozo profundo en mi interior.
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#LosJuegosDelJefe
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https://youtu.be/j1KAVSh6iUg
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