Capítulo nueve: ¡Jesús en bóxer!
Alaska.
14 de marzo, 2016.
Me quedo con los dedos suspendidos sobre el teclado. Bueno, se supone esta historia debería haber sido mi segunda súper novela erótica, pero ha terminado siendo mi súper corta, apasionada y dulce historia que solo consta de diez capítulos y al final terminé descartando escribir de Drake, no fui capaz.
Eso no quiere decir que no ame la historia que me he esforzado en escribir, de hecho, estoy muy encantada con ella. Sonrío mientras escribo la palabra: fin. Hay algo bueno sobre escribir historias cortas: no te enrollas, la inspiración viene fácil, no hay presión y disfrutas cada segundo de ello. Claro, lleva esfuerzo y ganas, pero es algo de lo que se nutre el lector y tú. Sin embargo, debido a la escuela, mis actualizaciones han sido muy lentas, cada dos semanas. Corregir la historia es una de las partes más fastidiosas sobre escribir y a veces estoy entre la pereza y tener que estudiar, pero ahora que la he terminado de escribir la historia, creo que haré un maratón hasta llegar al final.
Hay un sonido de toque en mi puerta y volteo encontrando a Alice entrando, ella se deja caer a mi lado y hago mi portátil a un lado. Esta historia no contiene mucho contenido sexual, es un equilibrio entre romance, drama y sexo en tan solo diez capítulos, es solo que estoy tan acostumbrada a esconder lo que escribo de mi familia, que ya resulta automático.
Mi miedo está en que lo lean y piensen que no soy buena, que solo me den palmaditas en la espalda, miradas desconcertadas y piensen que soy una soñadora hormonada escribiendo sobre lo que desconozco.
—¿Sabes ese nuevo animador que entró a Infonews al mismo tiempo que lo hizo Adelaide? —cuestiona luego de un silencio.
Me giro para observarla. Estoy asumiendo que habla de Austin, uno de los nuevos presentadores de Infonews que consiguieron cuando luego de cancelar el programa este fue comprado por otro canal y reformado. Todo lo que sé sobre Austin es que podría inspirar cualquier historia, juega mucho con el piercing de su ceja y es amiguísimo de Adelaide, la novia de mi hermano Jocker. No conozco mucho de él porque nunca hemos tenido alguna conversación duradera que no fuera derivada de la casualidad de estar con Adelaide o mi hermano.
Sin embargo, por alguna extraña razón, Alice decidió que no le agrada, cosa que no me sorprende, toda la vida mi hermana mayor ha sido así. Decide con una mirada que por alguna rara razón alguien no le agrada y puede cambiar de opinión con el tiempo... O no. El pobre Austin lleva un año en la lista de los no agradables y eso que realmente nunca han intercambiado más que aquellas palabras cuando sucedieron las cosas feas con Jocker.
—¿Austin? —pregunto para estar del todo segura.
—Sí.
—¿Qué sucede con él?
—Georgia quiere que se lo presente, no cree cuando le digo que no tengo ningún contacto con él. Parece que tiene un enamoramiento desde que lo vio en el programa.
—Ella y muchas más —río—. Podrías decirle a Jocker, aunque sería raro, supongo. Pero cualquiera cosa por cumplir el sueño a tu mejor amiga ¿No?
—No quiero molestar a Jocker.
—Uhm, seguro para Jocker sería extraño, pero siempre puedes decirle a Adelaide, no creo que ella tenga problemas, de hecho ella lo haría solo por divertirse y ver la reacción de Austin.
—No lo sé.
La miro, ella observa sus uñas con manicura perfecta porque recientemente se las ha arreglado. Lentamente sonrío como si uniera piezas en mi cabeza.
—¿No quieres hacer que Austin y Georgia se conozcan para posiblemente quedar enamorados por siempre y para siempre?
—¡¿Qué?! ¡No es nada cómo eso! —Frunce el ceño—. Solo pienso que mi mejor amiga podría aspirar a alguien mejor.
—¿Qué hay de malo con Austin? Es hijo de un importante investigador, uno que papá respeta mucho. Es atractivo, sexi, inteligente y ahora trabaja en la televisión. Y lo más importante, si es tan amigo de Adelaide, significa que es una gran persona, de buen corazón.
—No me agrada.
—Pero ¿Por qué?
—Porque no me agrada.
—¿Qué clase de respuesta carente de sentido es esa? —pregunto divertida.
—Es mi respuesta —Se encoge de hombros—. Así que, si Georgia pregunta ¿Podrías confirmarle que le pregunté a Jock y Adelaide, pero cuando le preguntaron a Austin, él se negó?
No puedo evitar reír de su extraña lógica y plan de acción, para mí es un poco claro: parece que le gusta al menos un poco Austin y que la idea de verlo con su mejor amiga no resulta nada agradable. Es algo que Alice jamás admitirá con facilidad, por lo que ni siquiera la molesto con ello.
—Está bien, pero siempre podrías realmente preguntarle a Adelaide y...
—No.
—Vale —río otro poco más.
Me sonríe. Alice y yo físicamente somos muy diferentes. Mientras a mí me encontrarás parecido con Jocker y papá, ella es más cómo Jackson y mamá. Siempre he creído que mi hermana es preciosa y despampanante de una manera que no puedes evitar notar.
—Ahora hablemos de Drake —cambia el tema de manera drástica.
—¿Qué?
—Sí, llevo un par de años queriendo tener esta conversación —aplaude de manera teatral—. Evidentemente te gusta y es obvio que eres su Hans favorita. ¿Qué está sucediendo? ¿Ha pasado algo? ¿Estás saliendo a escondidas con él?
Abro y cierro mi boca, me planteo negarlo, pero me gusta cuando Alice y yo tenemos estos momentos, además ella parece muy entusiasmada por saber. Así que termino cubriendo mi rostro con mis manos y ella ríe.
—Me gusta mucho —admito finalmente—. Siempre me ha gustado.
—Ow, tontita, no puedes evitarlo —se ríe y la veo entre mis dedos—. Es Drake ¡Por Dios! Los hermanos Harris son casi perfectos y toda esa tinta en Drake es deliciosa. Estaba escrito que alguna hermana Hans tuviera un enamoramiento por alguno de ellos, ya fuera los gemelos u Holden —bromea.
—Pudiste ser tú.
—Pero tú tienes mejor gusto que yo —se burla de sí misma, quito mis manos de mi rostro para arrojarle una almohada—. Entonces ¿Qué dice él?
—No lo sabe.
—Ya, porque Drake es así de tonto e inocente —sacude su cabeza—. Él al menos tiene que sospechar.
—Una vez...
—¿Si? —Luce ansiosa y sus ojos verdes claros, rayados con algún otro color que nunca identifico, se abren mucho.
—Nos dimos algo que no fue un beso —muerdo mi labio inferior recordando—. No sé, fue todo muy raro. Él acariciaba mis labios con los suyos, luego lo mordí y creo haber sentido su lengua, no era un beso —entrecierro mis ojos hacia ella—; pero luego apareciste y cortaste el rollo.
—Oh, soy una perra desgraciada arruinadora de los no besos que casi son besos. —Finge teatralidad haciéndome reír, golpea mi muslo con su mano—. Lo siento por ello.
—En su cumpleaños dijo que me quería y le dije que también lo quiero. Quizá hablamos de un muy distinto tipo de querer, pero sentí tanto cuando lo dijo —suspiro—, sin embargo, sale con esas chicas de su edad, incluso mayores. Yo apenas cumpliré diecisiete años, seguro me ve cómo una niña.
Una niña que escribe de sexo públicamente bajo un seudónimo.
—Aska, eres preciosa, de baja estatura, pero mira esas bonitas curvas que tienes ¡Eres hermosa! Tu boca es la perdición de los chicos, escuché muchos en la escuela que lo decían —se ríe—. De hecho una vez golpeé a unos chicos que hicieron una lista y te pusieron en el tope cómo la mejor boca para una mamada ¡Malditos idiotas!
—Qué idiotas —hago una mueca—, no me siento para nada halagada.
—Lo sé. El punto es que no eres invisible para ningún chico, es por ello que le encantabas a Caleb, lo traías loco. —Por Dios, lo último que quiero hacer es hablar de ese ser—. Bueno, aún está loco por ti, siempre me pregunta por ti.
—Uhm... —No me apetece hablar de él.
—Drake no es ciego, tienes que ser su gran tentación.
—No me hagas ilusionarme, siempre he sido sincera conmigo misma para saber que solo es un enamoramiento adolescente no correspondido.
Se acuesta hasta dejar su cabeza reposar contra mis piernas, espero y sepa que cuando se me acalambre la quitaré sin ningún gesto de ternura cómo tantas veces lo he hecho antes.
—¿Qué pasa con eso de que es el único que te lee?
—Fue un accidente —digo y el sonrojo natural en mí incrementa—. No lo planeé.
—¿Qué escribes? —Escucho la diversión en su voz—. Estoy asumiendo que es algo muy pícaro para que seas tan reservada y enloquecieras tanto ante el hecho de que Drake te leía.
Decido ser honesta porque Alice y yo somos hermanas muy unidas, estuve en su peor momento cómo espero estar en todos los buenos y sé que ella haría lo mismo por mí.
—He estado escribiendo romance, pero en última instancia debido a un reto con Romina, escribí una historia diferente. —Acaricio su cabello con mis dedos—... Yo escribí una historia con... Muchas escenas sexuales.
—¿Tú?
—Sí, eran muy sucias. Bastante.
—¿Y cómo...? ¿Acaso?
—No, no. Estoy bien virgen, cómo un continente sin descubrir. Cómo un planeta desconocido.
—De acuerdo...
—Pero tal parece que tengo mucha imaginación, en realidad no es difícil. Es como si quisiera escribir de lobos, lo imagino y surge.
—¿Drake leyó todas esas escenas?
—Sí y estaba tan avergonzada. Siempre pregunta en qué me inspiro.
—¿Es él?
—No, o sea, no todo. A veces me gustaría que algunas cosas sucedieran, pero realmente Cody nunca fue acerca de él. Es cómo un 52,99%.
—Estás en un grave caso de atracción. ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque siempre he temido que alguien descubra lo mucho que él me gusta; y sobre escribir, porque me da miedo decepcionarlos si no soy suficiente.
—No seas tonta. Seguro eres súper talentosa. Es más, para demostrártelo, yo que soy floja para leer libros largos, me comprometo a leerte... Si me lo permites.
Mordisqueo mi labio inferior pensándomelo. Mi hermana leyéndome. No tiene que ser obligatoriamente Caída Apasionada y tampoco debería temer mostrársela, después de todo, es Alice y lo máximo que puede hacer es burlarse de mí cómo lo hemos hecho por tantas cosas.
Y estoy segura de que Alice leerá más rápido un libro pícaro que uno lleno de momentos rosas que ella asegura no le pasan nunca porque los hombres son bastardos que lo máximo a lo que aspiran es a ser vibradores. Sí, mi hermana no tuvo una buena experiencia y eso la amargó un poco, trato de no juzgar su rencor debido a que no puedo sentir lo que experimenta ella cuando voltea atrás y ve a dónde la llevaron sus decisiones.
—Voy a darte la historia que me dio vergüenza que Drake leyera, mi historia sucia.
—Oh, eso estará interesante —se incorpora y pellizca mis mejillas—. Relájate, Aska. No me burlaré de ti.
—Pero no se lo muestras a más nadie. Promételo.
—Lo prometo.
—¿Qué prometen mis tías, papi? —dice una voz masculina fingiendo ser infantil. Alice y yo volteamos para encontrar a nuestro hermano Jack con la bebé Jaqueline en sus brazos.
Me pongo de pie con rapidez para tomar en brazos a mi regordeta, preciosa y tierna sobrina de ocho meses. Ella se aferra a mi hermano y lloriquea un poco cuando la tomo, pero acaba por reír cuando la hago girar. Siento que esta niña es la copia exacta de mi hermano, no hay pérdida o manera de dudar que es su hija, no es que creyéramos que Miranda la haya puesto los cuernos.
Jack besa mi frente y acaricia mi mejilla, es un hermano cariñoso y cómo papá si muchas chicas lo vieran, lo raptarían. Estoy segura de que Miranda vive con corazones en sus ojos cuando lo ve junto a Jackie.
Me siento en mi cama y Alice se acerca, besando la mejilla de nuestra sobrina; mi hermana luce feliz de verla, sin embargo, sé que hay algo agrio en el momento. No es que Alice no sea dulce y amorosa con Jackie, pero soy capaz de reconocer que algunos pensamientos se adueñan de su cabeza muchas veces cuando la sostiene.
—¿Cómo está la cosita hermosa de las tías? —pregunto en voz aguda y Jackie gorgotea mientras se mueve sin parar—. Te amo, cosita bonita.
—¿Bajamos? Miranda está abajo y Jocker viene en camino con Adelaide —dice mi hermano, luego le hace una mueca a Jackie y ella da un pequeño grito.
—Imposible negarme, pero yo la llevo —indico.
—Luego debes dármela, no la acapares —Se queja Alice. Jack ríe adelantándose al alejarse, Alice me sonríe—. ¿Cuándo me darás tu historia?
—Más tarde, promesa.
***
25 de marzo, 2016.
Estoy de pie frente a la puerta de los Harris. Muerdo mi labio diciéndome si tocar o no. Una ráfaga de viento casi me sube la falda de la escuela y eso sella el trato. En casa no hay nadie, Alice me dijo que no veríamos en nuestro hogar y resulta que llevo media hora esperándola.
Toco el timbre y me balanceo sobre mis pies, reconozco al gemelo que abre la puerta, incluso, aunque lleva un suéter cubriendo sus brazos.
—Hola, Dawson ¿Puedo esperar aquí a que alguien llegue a mi casa? —Le hago ojitos pestañeando continuamente, él sonríe.
—Seguro ¿Cómo podría dejarte desamparada? —Se agacha y besa mi mejilla—. Pasa adelante.
Le doy una amplia sonrisa antes de abrazarlo, lo suelto y lo rodeo, entrando. Veo que el sofá está lleno de un montón de libros junto a una laptop y hojas llenas de apuntes. Me giro hacia Dawson notando las bolsas en sus ojos.
—¿Tienes examen?
—En plural. Exámenes. Así que soy en este momento un zombie —estira sus brazos frente a él y camina tambaleándose—. Aska, cerebro. Comer.
—Pues busca a quién comer porque no seré yo tu bocadillo —río—. Prometo que no voy a molestarte, ni notarás que estoy aquí.
—No te preocupes, arriba está Drake. No estás atrapada conmigo y los libros. —Toma una profunda respiración antes de proceder a gritar— ¡Drake! Alaska está aquí y necesita entretenimiento ¡Mueve tu culo copión del mío! —Toma un respiro y me sonríe antes de gritar de nuevo— ¡Apúrate!
Volteo hacia las escaleras escuchando las lentas pisadas y lucho contra la urgencia de no dejar caer mi boca abierta cuando Drake sin camisa y estirándose, aparece. Me sonríe y pasa una mano por su cabello húmedo.
Alguien tomó una ducha y ese alguien no me esperó para enjabonarle el cuerpo.
—Hola, Drake —mi voz suena un poco chillona así que toso para aclararla.
Él flexiona el índice de una de sus manos pidiendo que me acerque. Dejo mi mochila a un lado y camino hasta él. Bien podría estar hipnotizada, porque en este momento lo seguiría sin duda alguna. Cuando me detengo frente a él, se agacha, debido a que está dos escalones por sobre mí, su rostro está a pocos centímetros del mío y sacude la cabeza dejando que gotas de su cabello caigan sobre mi camisa blanca de la escuela.
ALERTA DE SPOILER: la camisa se transparenta donde se mojó y no es el único lugar que termina húmedo por su culpa.
—Hola —susurra sin perder la sonrisa—. Justo estaba pensando en ti.
Ya sabes, me gusta la idea de Drake pensando en mí mientras se baña. Me lo tomaré cómo un halago sin duda alguna.
—¿En qué pensabas? —pregunto igual en un susurro.
—Ven, te lo diré en mi habitación —baja los escalones que nos separan— ¿Traes short bajo tu falda?
—Siempre. —Hay niños pervertidos en la escuela que siempre quieren pasarse de listos.
Me da una enigmática sonrisa antes de agacharse un poco, alzarme y hacerme gritar cuando pasa una de mis piernas por su hombro. ¡Jesús en bóxer! Estoy montando el hombro de Drake. Mis manos se aferran a su cabello que ahora humedece totalmente parte de mi camisa.
—¿Qué haces? —pregunto con temor a moverme.
—Soy un medio de transporte para mi habitación.
—No sé qué carajos ven mis ojos —escucho a Dawson y volteo a verlo—. No sé si alucino por la falta de sueño o realmente Drake te está cargando en una postura comprometedora. Cómo sea, estaré estudiando.
»Si mi copia mal hecha se pone insoportable, da un grito de auxilio y te rescato, Aska —concluye volviendo al sofá, pero lo veo sonreír. ¿Qué sucede?
Drake comienza a subir las escaleras y temo mucho caerme, mis dedos están aferrados con fuerza a su cabello, espero no estar siendo demasiado brusca con mi agarre. Me sonrojo sintiendo su hombro entre mis piernas.
Drake me está llevando a su habitación ¿Qué pretende? Supongo que lo averiguaré justo ahora.
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