024 | #Corrompida
Anthony.
Sé que es él.
Reconocería su respiración en cualquier lugar, en cualquiera de las maneras que anuncie su presencia.
Más aún si está tan cerca de mí, a mi espalda.
Está cerca y poco a poco, se avasalla contra mi cuerpo, dejándome paralizada por completo.
Sus manos recorren la piel crispada de mis brazos, es una dolorosa caricia sin más que una mera función exploratoria y de intimidación.
Hasta sujetarme de los codos con fuerza. Su boca se acerca a mi cuello y siento que todo en mi interior tiembla.
Pero también hay una parte de mí que se siente satisfecha de tenerlo cerca.
—Tony—murmuro con un hilo de voz.
Una de sus manos se desliza hasta mi garganta y presiona. Yo me vuelvo sobre un hombro y me encuentro con su gesto despiadado. Tiene los ojos inyectados, una sonrisa impostada en el rostro y el semblante ensombrecido.
—Tony, déjame mostrarte que puedo—la súplica sale de mi boca con un dolor punzante en mi garganta.
—Shhhh, no me digas estupideces. No podrás. No me sirves.
—Sí...Si puedo—su mano aumenta la presión en mi cuello.
Y mis palabras se encuentran al medio de un tropiezo, entre un "no me abandones" y "no me hagas daño".
Pero sé que lo merezco.
Sé que me infringe dolor y me duele. Sé que me detesto, sé que cada una de las desgracias que he tenido en la vida me las he merecido por ser la persona que soy.
Y él parece el primero en mostrarme cierto agrado luego de que la vida me haya golpeado con tanta fuerza.
—To...ny—jadeo—, no...me...hagas...daño...
Mi pedido lo deja paralizado.
Y abro los ojos.
Siento que me arden.
Siento que el desprecio hacia mí vira hacia él en cuanto noto quién es la persona que tengo en frente.
—¡NO ME HAGAS DAÑO!
Vuelvo a gritarle y despierto sobresaltada.
—Por todos los cielos, casi me matas.
Malcolm me empuja desde el asiento de al lado, como si pudiera impedir que me caiga al vacío.
Por mi parte observo hacia todas partes, tratando de localizarme a mí misma en el entorno. Vamos en auto. Regresando. Tengo el pen drive con la información. Sigo completa y he podido amenazar a un idiota, aunque ello me haya implicado una pesadilla.
Casi todo ha salido como esperábamos.
—¿Siempre eres tan encantadora para despertarte?—insiste con una ligera sonrisa de suficiencia.
—Sólo cuando estoy en buena compañía—mis palabras intentar tejer cierto sarcasmo, aunque temo que he expresado más de lo debido con esa extraña verdad en lo de sentirme en "buena compañía". Estoy con mi secuestrador, quien, además, está buenísimo y puede matarme si llegase a ser necesario. Lo cual no quita que sea encantador.
En medio de la culpa por pensar en él de esa manera y por deshacerme de las ganas por volver a besar a este hombre, está mi extraña búsqueda de cordura al saber que debería terminar mi carrera universitaria cual dejé a un paso de graduarme, sin embargo, decidí escapar para hacer realidad una de mis aspiraciones de encontrar criminales.
Mi hermana diría que nuevamente tengo mi aspiración de super heroína cazando perversos, a lo que me identifico más con una noción de "justiciera donde la justicia no existe".
A lo que nunca me acostumbraré es que la realidad tiene preparada sus tretas para todos; nadie puede escapar de ella.
Lo cual me queda aún más claro cuando vibra mi móvil y reviso quién está insistiendo.
Llevo mucho tiempo borrando los mensajes sin leerlos.
Aunque ver cómo empieza lo que está escrito, hace que esa coraza de hierro que tanto me costó armar, empiece a resquebrajarse...
Lo he perdido todo.
____________________
#LasMentirasDelJefe
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top