★13
Capítulo 13—"Todo está bien ".
(Esperanza).
*P.o.V de Ryan G.
El entrenamiento estuvo bastante duro, ya que teníamos que rendir más adelante contra los dioses romanos (categoría en qué se dividen los grupos de baloncesto). Dioses romanos, egipcios, griegos y los faraones. Yo pertenezco a esa última. Jey nos presionó hasta la médula con correr alrededor, hacer abdominales y todo el estiramiento previo, y el calentamiento.
Irvin y los demás fueron para abuchear, gritar mantras de ánimo y sácame fotos como de costumbre para hacerlos stickers. Osea, sino lo hacían sería un poco raro. Y nuestro grupo de 5 fue reunido después de todo eso. Donovan que está conmigo en el equipo, y es mi compañero además de amigo fuera del instituto, me apoyó en toda la carrera mientras iba chiflando una melodía conocida. Cada uno de nosotros tenía su tabla de skate y la llevamos bajo el brazo. Austin por su parte (el nuevo miembro) nos dijo que se iba a comprar una tabla pero mientras tanto nos acompañaba en su bicicleta con canasto, muy parecida a la mía.
–¡Buen entrenamiento, ah sido la ostia!,—añade Jacob—, ¡Pero me eh cansado de solo verte!.
–Este ah sido particularmente agotador, estoy que no doy para más. Jey es un maldito, pero lo aguanto nada más porque parece un militar de guerra con su adoctrinamiento a fuerza de insultos. Básicamente, lo idolatro.—añado convencido de mí mismo.
–¡Toma agua, tengo un par de botellas y otro par en el refri de mi casa!, podemos pasar por allí de camino.—espeta Irvin haciendo saltar su flequillo negro carbón con hoyuelo a un lado de su mejilla.
Así que ahora nos dirigíamos por la calle hacía la mitad del parque para pasar a su casa junto con todos los demás. Cada uno sacando un tema distinto a relucir, contando anécdotas extrañas y cosas que nos habían sucedido.
Jacob contó que su gato se había metido en el inodoro porque padecía sonambulismo, la situación parecía un tanto confusa ya que no sabía si los animales podían ser sonámbulos. Así que sonreí y escuché lo que los demás opinaban. Irvin relató una historia: había comprado un par de zapatos, la chica que lo atendía le dejó una nota dentro la cual decía que era bonito, pero que parecía gey y que a pesar de eso, la llamara así podrían ir a una convención friki y comprar mangas. Dijo que jamás pisó la tienda de zapatos nunca más porque le perturbo un poco aquella propuesta. Ya que también la cajera lo había estado mirando durante todo el rato mientras lanzaba chiflidos por lo bajo.
Y así fuimos charlando de todo eso hasta llegar a la estancia del antes mencionado.
–¡Huele como chancho, no te has lavado el trasero hace tiempo ¿No Irvin?—, añade Donovan al entrar.
Nos reímos, y entramos al comedor, dónde justo al lado quedaba el living. Como una casa normal, con todo conectado. Una casa sencilla pero moderna.
–Hagan lo que quieran mientras no me tiren la play o la rompan bola de tarados, todo va a estar bien entre ustedes y yo.—añade serio.
–¡Tranquilo compadre, avisa cuando estén por llegar tus padres y nos largamos!—, ese es Jacob.
Entonces dejo de escuchar para tirarme al sillón en su lugar. En la única casa en la que no hay un mueble así es en la de Jacob, ese se sienta en el suelo y su casa parece un cuartel de tortura. Aún no hemos ido a la de Donovan porque dice que su abuela no quiere tratar con jóvenes y que le dan dolor de cabeza. ¡Abuela, pero si somos buena onda!.
Nos quedamos en su casa por como 4 horas y media, cada uno en sus cosas por increíble que fuera. También reproducimos un montón de música a todo volumen y nos llegó la protesta de una vecina desde el vecindario de al lado, su caniche estaba furioso y arañaba la valla de madera. Nos pareció gracioso junto con los insultos de la señora mayor. Jacob se burló y como un tarado dejó un tema de Eminem el cual escupía una lluvia de insultos pero en inglés. "Fuck You", "Motherfucker", "Son of a Bitch", "Bitch", "Sluth". Entre otros. Si eres un aprendiz de esta idioma, seguro ya te los sabes todos e incluso sabes otra lista más como para rematar en lo irónico del tema.
La señora anciana se fue hecha una furia en sus pantuflas con ojos y si atuendo que se asemejaba bastante al de un mago. Todos nos reímos a pesar de lo malo del asunto. Seguro iban a caernos una demanda pero estábamos en nuestro derecho después de un día duro. Eminem rimaba como un loco de remate dios de las métricas y nosotros estábamos felices de escucharlo. Irvin se sabía todas las letras casi, y rapeaba como un poseso gesticulando para no perder el ritmo. Nosotros lo abucheamos levantando las manos en son de "¡ánimo!", "¡ánimo!", "¡ánimo!". Una y otra vez.
Hasta que llegaron los padres de este y nos quedaron mirando embobados mientras otra ronda de música poco educativa se reproducía desde el parlante en la sala comedor. Donovan tenía los pies puestos sobre el respaldo del sillón y había embarrado parte de la cobertura que lo recubría.
–¡El rey de las rápidas!—, exclamó mientras la madre del pelinegro nos fulminaba. Llevaba un abrigo de piel, botas y las llaves del auto colgando de una mano.
–¡Hola chicos, no esperábamos verlos hoy aquí!—, añadió el padre animado.
La cara de Irvin era un poema. Las cejas juntas en una expresión de horror hasta que todo se quedó en silencio porque mi debida intervención: había corrido al parlante a apagar la música. Les hice un gesto a los chicos de "Hay que pelarnos", y ellos no entendieron, hasta que luego se levantaron lentamente de sus respectivos lugares.
–Ya se iban—, agregó Irvin serio.
Mientras se acomodaba la camiseta oversize y los vaqueros, nos acompañó hasta la puerta donde nos saludó a todos con un choque de puños y palmadas en la espalda.
–¡Reproduce música para la señora que molestamos hoy!—, añade Donovan—, Y saluda a tu mamá de mi parte.
–Yo le envio saludos a la tuya.—añade este.
Y ahí termina todo. El fin de un día cómico diría yo.
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